Capitulo 6.
*Joey en multimedia*
Capítulo 6:
Pasado...
—¿Te encuentras bien? —pregunta Helen y con ello logra que salga de mi ensimismamiento.
Asiento —Estoy perfectamente —miento y sacó unos libros de mi casillero. Ojalá fuera así, pero me sentía como la mierda. Luego de que James dijera toda la verdad, me he estado torturando recordando sus palabras. ¿Se podía ser tan masoquista? Pues parece que si, ya que yo era de esa forma ahora. ¡Demonios! Sentía que no era más idiota, porque el tiempo no me daba para ello. Sonreí ante aquel pensamiento, estoy siendo demasiado patética en estos momentos.
—Mike quiere llevarme a cenar en nuestro cumple mes —me comenta y puedo sentir la emoción en su voz—. Así que necesito tu ayuda para elegir el atuendo ideal —advierte y asiento con una sonrisa.
—Vale, pero me deberás una salida al cine —le hice saber.
Continuamos nuestra charla de camino al salón, pero al pasar entre los alumnos podía sentir sus miradas divertidas sobre mí. Me costaba comprender a que se debía aquello, pero ignore por completo la sensación de que algo andaba mal.
La conversación se vio interrumpida en cuanto mi móvil vibró y lo saque del bolsillo de mi sudadera. No tenía registrado el número, pero sabía que lo que contenía el mensaje no me gustaría una mierda.
Quedé estupefacta ante las fotos que me habían enviado y algo dentro de mí se rompió en miles de fragmentos. Una lágrima rodó por mi mejilla y miré a Helen con una expresión de horror en mi rostro. Ella por su parte me arrebató el móvil y en cuanto vio las fotos se llevó una mano a su boca de la impresión. Sabía a la perfección quien había sido y porque lo había hecho. Pero esa parte ilusa se negaba a creerlo, le costaba hacerlo.
Mike llegó a mí, sin siquiera darme cuenta. Tomó mi rostro entre sus manos y me costó bastante asimilar sus palabras:
—Todo estará bien Oliv, pero le daré su merecido a Reed —advirtió, para luego alejarse. Y sí, por la conmoción de las fotos me costó comprender lo que mi amigo había dicho. Pero en cuanto sus palabras me golpean, salgo en su búsqueda. Sabía que haría y pensaba detenerle.
Le busqué junto con Helen, escuchando las risas de los estudiantes a mi alrededor. Disfrutando de mi desesperación y también de la humillación por la que acababa de pasar. James se había pasado de la raya, era una basura. Repartir aquellas fotos, que eran íntimas. Qué eran nuestras, de un momento que ambos habíamos compartido. ¿Pero que mierda pensaba? ¿Cuál era su puto problema? Pero eso no era lo peor, aún quedaba más y yo no lo esperaba. O al menos no lo imaginaba.
Cuando al fin dimos con Mike, logré impedir que cometiera una estupidez. Le convencí que no valía la pena, que James no valía que se ensuciara las manos. Qué ya habría tiempo de hacerle pagar lo de las fotos, pero que ese no era el momento. Qué le necesitaba, porque sentía que moría por dentro. Entonces sus brazos me rodearon y ese fue mi momento para llorar sin consuelo alguno. Las fotos fueron cuando lo hicimos por primera vez, él quiso tener recuerdos de ese momento y yo como idiota le dejé sacarlas. Ahora comprendía su insistencia por tenerlas y eso me dolió aún más. Creí que ya no tenía con que dañarme, pero como siempre me equivoqué. Pero lo peor estaba por pasar, ese no era ni la cuarta parte del resto de su plan o más bien del plan de Joey West...
Presente...
Sentí como algo —o más bien alguien— se lanzaba sobre mí y aplastaba mi pequeño ser. Mierda. ¿Quién se atreve a interrumpir mi preciado sueño? ¿Quién? Pero mi pregunta fue respondida en cuanto la risa de Sean resono en la habitación, debí sospecharlo. ¡Cabron!
—¡Sean Evans, deja de aplastar mi pequeño ser! —me queje, intentando sacarlo de encima. Pero el idiota fingia no oír mis quejas y se resistía a salir—. ¡Te odio¡ ¡Le diré a papá sobre las revistas que escondes debajo de tu cama! —amenace y tal parece que funciona, porque como el cobarde que es salió de encima de mí. ¡Al fin! Ya podía respirar con normalidad, es un cavernícola.
—¡Más te vale no abrir la boca Olivo! —me advierte y como siempre se burla de mi nombre.
—¿Olivo he? —inquiri y una sonrisa llena de malicia se adueña de mi rostro. Sean la comprendió de inmediato—. ¡Papá! —chille, huyendo de mi cama y habitación. Bajé las escaleras, como si de la hija de Flash me tratase y llegué a la cocina. Donde mi padre se encontraba junto a Amanda, su esposa. Ambos me sonrieron con calidez y devolví la sonrisa.
Pero recordando mi misión, intenté hacerle saber a mi padre el secreto de mi hermano mayor.
—Papá, hay algo que debes saber —comencé con rapidez, debía apresurarme o Sean impediría mi venganza—. Mi hermano tiene unas... —la mano de Sean tapó mi boca y así logrando que no contará nada.
—Qué tengo una cita, con una chica preciosa —termina y finge una sonrisa.
—Ya era hora que sentaras cabeza —se alegra mi padre, creyendo la mentira de mi hermano. ¡Por Dios! ¿Quién puede creer eso? Por supuesto, mi padre. Iluso.
Sean nos disculpa y me obliga a ir con él escaleras arriba. Una vez dentro de mi habitación, ambos comenzamos a reír escandalosamente. Así éramos de unidos, Aunque mi hermano me sobre protegía demasiado. Aunque no sabe nada de lo sucedido con James, si lo supiera le habría matado o roto cada hueso de su cuerpo.
Por algo Sean adora el fútbol americano, el cual es uno de los deportes más brutales de todos. Él ama usar la fuerza bruta y digamos que tiene con que tenerla. Es alto y su cuerpo es bastante corpulento. Sí, mi hermano es como un enorme oso. Vale, exagero. Pero si es enorme.
Él se parecía muchísimo a mamá, había sacado sus preciosos ojos azules y ni que hablar de su cabello negro azabache. En cambio yo, era parecida a papá. Castaña y de ojos del mismo color. Excepto porque soy un morena, pareciera que viviera en algún lugar soleado. Porque aparento estar bronceada.
—¿Y que haces aquí? Creí que no vendría hasta Navidad, que para eso falta como un mes —curioseo, para luego tirarme sobre mi cama. Mi hermano me imita y se acuesta a mi lado.
—Han suspendido las clases, las fuertes nevadas han ayudado —sonríe al decirlo.
—Genial, ahora podrás ayudar en la cafetería —dije con entusiasmo.
—¡Alto ahí Olivo! —advierte—. Sí, he vuelto. Pero no pienso ayudar en la cafetería y fin del asunto —asegura. Ruedo mis ojos ante el apodo que mi hermano usa en mi encontra, maldito inmaduro. Me pregunto, piensa en algún momento empezar a ser un adulto.
—Perfecto pequeña —me burlo de él—. Por cierto, he visto a Sam Bettley —comenté, dejando de lado el tema de la cafetería. Ya tendría tiempo para convencer a Sean o más bien de chantajearle.
—Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que vi a ese cabron —hay nostalgia en su voz y era cierto. Sean se había marchado a la Universidad y dejó a muchas personas atrás. Entiendo que a ambos aún nos cuesta superar la muerte de mamá, más allá de que han pasado varios años.
Cáncer hijo de perra.
Sí, cáncer terminal. Fue una sorpresa para todos, cuando nos enteramos y más por la edad de mamá. Y cuando nos dimos cuenta, había perdido su batalla contra esa enfermedad. A papá le costó horrores superar su muerte, le amaba y le ama demasiado. Aunque encontró otra persona para compartir su vida, sé que extraña a mamá.
—Deberías llamarle —le propongo—. Le harás muy feliz —admito.
—Vale, lo haré —acepta—. Por cierto. ¿Qué sucedió con James Reed el año pasado? —su pregunta me descoloca por completo. Mierda. ¿Cómo se ha enterado?
Me siento en la cama e intento idear una mentira. O al menos evadir el tema y así dejar por finalizado este tema. Temía que mi hermano le buscará y no sólo a ese idiota, sino a Joey West también. Le conozco a la perfección y Sean les haría pagar.
—¿A que te refieres con eso? ¿Le conoces? —evado su pregunta.
—Sabes perfectamente de lo habló. ¿Creías que no lo sabía o que no lo sabría jamás? Oliva soy tu hermano y prometí a mamá protegerte —me recuerda la promesa, solté un suspiro ante sus palabras.
La recordaba a la perfección, mamá se lo hizo prometer antes de morir y sé que él lo cumplirá siempre. Puede ser un idiota, también un inmaduro. Pero jamás olvida una promesa.
Respiro con bastante profundidad y así animarme a hablar.
—Vale —accedo—. Pero promete que no cometeras ninguna estupidez —pedí o más bien suplique.
—No pienso prometer una mierda —me espeta—. Si ese hijo de puta te lastimó, yo rompere cada puto hueso de su cuerpo. ¿Entiendes? —aclaró y yo temía eso exactamente.
Me armé de valor y le conté todo lo sucedido a mi hermano.
—¡Soltadme! ¡No subiré jamás! —me negaba, pero los idiotas que considero como hermanos hacían oídos sordos a mis peticiones.
—¡Demonios Paul! ¡Ya estás bastante mayorcito para esto! —se queja James, sin dejar de arrastrarme.
La gente que camina por el aeropuerto nos observa, no entienden lo que sucede. ¡Pero es fácil comprender la situación! ¡Me estaba resistiendo a subir al jodido avión! Sí, tenía miedo a volar. ¿Qué? Es un miedo normal, que me cuesta horrores superar.
—¡He dicho que me suelten, cobardes! —chille, luchando por soltarme y huir del lugar. Pero eran dos contra mí y aunque quisiera no podía liberarme. Joder.
—Paul tranquilo —interviene Danny, quien camina unos pasos delante nuestro—. Volar es uno de los medios más seguro de viajar —asegura y por mi parte bufo. Seh, claro. ¡Medio más seguro mis cojones!
—¿Acaso no han visto destino final? ¡Mueren en un puto avión! —les espeto e intento huir, pero fallando.
—¡Pareces un puto crío Benjamín! —me regaña Sam—. Además, es sólo una estúpida película. No seas marica —me recuerda.
—¡Por supuesto que no! ¡Esas cosas pasan en la vida real —me defendí.
—¿También pasa que la muerte les persigue si se salvan de un accidente? —pregunta con burla, James—. Hazme el favor de madurar, Bruce. —pide y por mi parte ruedo los ojos.
—Mira quién habla de madurar —replique.
—Si sigues así, te meteré atado al avión —advierte Danny con severidad—. La próxima, te haré tomar alguna cosa para que duermas todo el puñetero viaje —avisa y seguimos nuestro camino hasta el avión.
Tuvimos que viajar por una pequeña presentación en un bar y por eso heme aquí. Me había negado rotundamente a subir a un avión, pero no sé cual de estos idiotas metió algo en una de mis bebidas y dormí todo el viaje. Cuando desperté estaba en la cama de un hotel. ¡Creí que había sido secuestrado! El susto de mi vida me llevé, por culpa de esos cabrones. Joder.
La voz de una mujer anunciando que podíamos abordar nuestro vuelo, resono por todos lados y fue ahí que mis deseos por huir aumentaron.
(…)
Bajé corriendo del avión y me tiré al suelo una vez que logré salir de ese infierno. Habían sido las dos peores horas de toda mi asquerosa vida, iba a vengarme. ¡Por supuesto!
—Deja el drama, Ben —se burla James—. Sigues vivo —ríe al decirlo y yo le miro con peor cara de póker. Bastardo.
—Te odio, Cassells —masculle.
—En fin, ignorando al drama queen de Ben. ¿Alguien más tiene hambre? —pregunta Sam, pasando por mi lado.
—¡Vayamos a comer! —chilla Danny y el resto le apoya. ¡Malditos!
(…)
Estaciono mi auto en el estacionamiento de la cafetería, sí, la misma donde trabaja la pequeña castaña. ¡Sam insistió en venir! Además, el resto de idiotas le apoyo. Tal parece que Bettley le contó su plan y ellos quieren ayudar a la causa. ¡Dadme fuerzas para no matarles!
Todos bajamos y nos encaminamos hacia el lugar. Pero nos vemos interrumpidos, cuando dos chicos salen de adentro del local y tras ellos Olivia. Quien parece asustada y nerviosa por la situación.
—¡Sean! —grita y es ahí cuando lo reconozco. El hermano de la pequeña castaña, arrastra consigo al idiota de Reed—. ¡Sueltale! ¡No vale la pena! —pide, pero él ignora las peticiones de su hermana.
—¡Claro que vale la pena! ¡Se atrevió a lastimarte y pienso hacerle pagar! —sisea Sean, se nota por lejos que está fuera de sus cabales.
—¡Demonios Sean! ¡No seas idiota! —le espeta.
Aún no han notado nuestras presencias, pero me temo que deberemos parar esto. Pero todos quedamos descolocados, cuando la risa de James se escucha.
—Golpeame, lo merezco —su risa cesa y le pide a Sean que lo haga.
Entonces somos testigos del primer golpe lanzado por Sean y Reed no se defiende. Olivia pide a gritos que paré, pero su hermano hace caso omiso a ello. Suelto un suspiro cargado de frustración, no puedo hacer como sino pasará nada.
—Ayúdame a separarles —pedí a Sam y él asintió comprendiendo.
Ambos nos acercamos, Sam sostuvo a Sean y yo a James. Aunque me gustaría ver como le sacan la mierda a este imbécil, aún así no quiero que la castaña lloré y eso está pasando en estos momentos.
—No lo hago por ti —advertí a James, una vez que logramos sacarle a Sean de encima—. Lo hago por ella, porque no quiero verle llorar y eso es lo único que logras buscándola —le hice ver la situación.
Se soltó de mi agarre y me observó con molestia. Pero luego sonrió —Ella es mía, no lo olvides —dice con demasiada convicción.
Reí con ironía —Claro —negué con mi cabeza—. Sigue diciendotelo hasta que te lo creas.
Mis palabras no le gustan y se nota por su cambio de actitud. Sonreí ante eso, esa castaña se merecía algo mejor y eso no era él.
(…)
Así estáis vosotros porque al fin actualicé XD Perdonen la tardanza cielines, pero ya tenéis el capítulo <3 Espero os guste
Recuerden que hay grupo de Facebook: Lectores Vicky (Wattpad)
Espero sus estrellitas :3 Sus comentarios :3 Sus opiniones hacia el capítulo <3
¿Qué os parece si es historia entra a los Wattys 2018? ¿Creéis que tenga oportunidad?
Os jamo
—Vicky—
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