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ELLA ES UNA DIOSA
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         Tal vez no debió de acercarse a Daemon. Fue una mala idea y se dejó ganar por su... ¿orgullo?

         Ahora se encontraba aprisionada en una habitación por su idiotez. Una habitación linda, por si acaso. No lo va a negar. Todo a su alrededor es muy... ¿vintage sería la palabra correcta?

         No puede ni siquiera salir sin que los dos guardias de Capas Doradas le impidan el paso hacia el exterior. Así que lo único que puede hacer es echarse en la suave cama y cerrar los ojos para terminar ese sueño de una vez por todas.

         Pero no funcionó.

         ¿Acaso había caído en coma o se había muerto? Porque no estaba preparada para morir, todavía le faltaba un montón de cosas por experimentar.

         Y si estaba dentro de la serie, ¿en qué tiempo se encontraba?

         A juzgar por el corte de cabello de Daemon, significa que acababa de llegar de la guerra con esos cangrejos que no recuerda el nombre. ¿O ya habrá pasado el encuentro caliente con Rhaenyra? ¿Ya fue exiliado?

         Su cabeza empezaba a doler. Y el estrés en sus hombros no pasaba desapercibido.

         Se levantó de la gran cama y recorrió nuevamente la gran habitación. Se detuvo cuando vio un espejo al lado de telas rojas. A diferencia de los espejos de su dimensión, este parecía de oro y carecía de nitidez, pero a pesar de eso se podía visualizar la silueta, borrosa, pero ella no era nadie para ser exigente.

         Se dio cuenta que su rostro era diferente, más bien todo en ella era diferente.

         En su realidad no tenía el cabello rojo como ahora, sino que era de color oscuro, negro, para que entiendan mejor. Era de tez blanca, pero no a tal punto de llegar a un tono pálido como ahora. Tampoco era sumamente delgada. Tenía sus kilos extras, pero ahora todo aquello había desaparecido.

         No era ella.

         Un millón de preguntas le vino a la cabeza, y ninguna de ellas pudo ser respondida.

         No sabe cuántas horas pasaron. Pero fue consciente que la noche ya había caído.

         Y fue un alterado Daemon quien irrumpió en la habitación con total irritación haciendo que Adira caiga de la cama.

         Daemon visualizó como aquella pelirroja se escondía a las orillas de su cama.

         Había decidido esconderla en su habitación hasta que la boda de su sobrina terminara. Luego del matrimonio la llevaría con el Rey, pero su hermano había caído desmayado, de una enfermedad que lo carcomía lentamente.

         A Daemon le causó curiosidad como la mujer que se había plantado valientemente contra él en la mañana, se escondía como un conejo asustadizo tras las faldas de su cama.

        ¿Realmente era una diosa? ¿O solo jugaba a ser una?

         —Tienes suerte—murmuró tajante—. El Rey ha caído contra su enfermedad.

         Adira se dejó de esconder cuando escuchó las palabras del hombre.

         —¿Qué le sucedió a Viserys?—no pudo evitar que de sus labios saliera esa interrogante.

          Se maldijo mentalmente por abrir su bocota.

         —Recuerdas en que reinado estás, pero no sabes porque los demás dioses te castigaron.

        Carajo.

         Cuando fue traída a la fuerza y a rastras, había dicho que no recordaba lo sucedido antes de parecer en el mundo de los mortales.

         —No recuerdo qué fue lo que hice para que todos se enfadaran conmigo—fue lo que dijo.

        Una pequeña mentira, pero que hora se vería estropeada por su metedura de pata.

       Daemon se acercó a ella con aquellos pasos que solo significaban peligro. Adira a las justas pudo retroceder antes que el Targaryen arremetiera contra ella, agarrándola del mentón con brusquedad.

         —Dime quién putas eres—demandó saber.

         Adira ni siquiera le dio tiempo al peliblanco de volverla amenazar. Pues levantó su brazo izquierdo de forma recta y lo giró hacia su derecha, logrando que Daemon la soltara del mentón para que se agarrara su muñeca lastimada. Si bien aquella técnica podía ocasionar una fractura en tu muñeca, se necesitaba de suficiente fuerza para lograrlo.

         Adira no fue tonta, pues se alejó del Targaryen y puso un sillón entre ambos.

         Lejos de mí, dragoncito.

         —Soy Madre—estúpido animal. Acarició su enrojecido mentón bajo la mirada furiosa de aquel hombre violento.

         Pequeños pinchazos alrededor de su cuello hicieron que la pelirroja se abstuviera de insultar al peliblanco que se encontraba en frente suyo.

        Debe de ser el estrés. Lo atribuyó.

         —Quisiera irme de aquí—soltó la mujer mientras sobaba su cuello con una mueca en su rostro.

         —Se te cortará la cabeza por entrar a la Fosa sin permiso y causar problemas el día de la boda de la heredera al Trono de Hierro.

         Ay, tan lindo el niño.

         Un dolor mucho más fuerte atacó, ocasionando que cayera al suelo.

         Al menos sabía en que parte de la historia se encontraba, pero el dolor en su cuello era demasiado persistente y fastidioso de soportar como para comenzar a planear algo para que pudiera salir de ahí.

         Daemon se acercó a ella para tomarla del brazo y llevarla a su celda hasta que el Rey decidiera que hacer con ella. De manera violeta la agarró del antebrazo para levantarla, ignorando los quejidos que soltaba de vez en cuando.

         —¡YA BASTA!

         No fue el grito de Adira que hizo que Daemon se detuviera a centímetros de la puerta, ni tampoco el fuerte rugido de dragón que se llegó a escuchar hasta sus aposentos. Sino fue el hecho de ver los ojos avellana de la chica cambiar por un naranja que le hacía recordar a las llamas.

         Daemon ni siquiera se molestó en sujetar el cuerpo de Adira cuando cayó inconsciente. Dejó que el pálido cuerpo de la mujer cayera sobre el piso de concreto duro y frio.

         Soltó una maldición cuando vio demasiados sucesos que apoyaban la idea de que aquella chica de cabellos rojos pudiera ser una de los siete dioses.

         Despertar bajo la protección de un dragón que jamás tomó un jinete en su larga vida ya era demasiada suerte. Infiltrarse en la Fosa también era complicado. Los dragones y los guardias la hubieran matado si la hubieran visto. Pero a pesar de todo eso, había sabido llegar a la parte más al fondo del lugar.

         Y ahora, los ojos de aquella mujer misteriosa brillaban como el fuego cuando Sheepstealer era sometido por los criaderos de dragón en la Fosa.

         —Mierda.

         Mierda y más mierda.

         Las cosas ya estaban turbulentas desde que su hermano había nombrado a Rhaenyra como su heredera. Y ahora solo le faltaba que una diosa de los siete bajara a hacer caos en su mundo.

         Si el pueblo se enteraba que La Madre se encontraba pisando el mismo suelo que ellos, podían levantarse en una rebelión religiosa para poner a aquella pelirroja en el trono.

         Los Targaryen eran los más cercanos a los dioses, pero no eran dioses. Eran humanos que domaban bestias. En cambio, ella...

         Salió de su habitación directo al salón donde las Capas Doradas descansaban. No quería que el rumor de que una diosa había llegado al mundo se corriera por el castillo.

         Pero ya era demasiado tarde. Porque las mujeres podían ser chismosas, pero los hombres podía serlo el doble.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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Sabemos que Adira se sabe defender ♡

Y Daemon, no tienes a una damisela que se quedará quieta cuando intentes someterla 😈

Por cierto, ¿ya vieron que Adira ya le puso un apodo a Daemon? Dragoncito

JAJAJAJAJ bueno... próximo capítulo tenemos encuentro con el viejo Viserys

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Este capítulo está dedicado a LurCr4

Gracias por comentar y votar en mi historia, linda ♡

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