Maneras
<<A veces pensaba que jamás le llegaría a los talones siquiera a ese niño, bueno, al menos no era engreído.
—¡O-oye! ¡E-espera!— le gritó al ser que se mantenía en los aires con unas alas de murciélago bastante grandes para solo tener 13 años.
De su espalda, dos grandes alas de color blanco se alzaron con realeza para después levantar vuelo junto a su amigo.>>
Despertó, le era extraño soñar ese tipo de cosas, las escenas eran borrosas, no pudo identificar quien era.
—Oye México... ¿Está todo bien?— le preguntó Rusia, dormían en la misma habitación aunque en diferente cama, el eslavo noto que se veía algo... Confundido.
—Si... Todo está bien...— respondió, le dolía un poco la cabeza, le dedicó una sonrisa y se levantó de la cama.
—Saldre un momento...—
Rusia se quedó callado, se tiro de nuevo en la cama y miró al techo.
¿Realmente estaba bien tenerlo aquí?
Quiero decir, parece triste con todo esto, no creía que fuese justo mantenerlo aquí pero...
Allá parecía estar solo, la mayoría de sus hermanos tenían pareja, la mayoría de sus hermanos tenían cosas que hacer, todos sus hermanos... No eran iguales a él.
Suspiro, sabía que México era una meta inalcanzable, ese chico jamás de fijaría en él ¿Verdad?
—Tal vez...— nadó fuera de su cuerpo encontrando al mexicano jugando fuera del castillo.
—Deberia regresarle la memoria...—
[...]
El latino nadaba entre algunos arrecifes, parecían algo... Desanimados.
Uno en especial le llamó la atención, nadó con rapidez hacia este y lo observó de cerca.
Era gris, parecía tener varios años de vida y también varios de descuido.
—Si tan solo supiera cómo cuidar arrecifes te devolvería la vida pequeño...— lo tocó con suavidad, pues estas plantas eran frágiles, recordó cuando plato su primera flor, un Lirio morado, la llamo Xóchitl, valga la redundancia.
Cerro sus ojos, en su mente pasaban las escenas cuando estaba con USA plantando su vivero, también el día que le pusieron "Floreslandia" como se burló ese día.
También cuando estaba con España y sus dos hermanos Chile y Argentina presumiendo su trabajo con las flores.
Rusia no lo podía creer.
La noche se había literalmente iluminado, rayos de color dorado y algunos pocos de blanco recorrían el castillo y cada arrecife ahí presente.
Salió del lugar y nadó rápidamente hacia el mexicano quien seguía teniendo sus ojos cerrados.
—México...— susurro, el tricolor abrió sus ojos observando todo el espectáculo, sus ojos se abrieron sorpresa notando que el era la fuente.
Poco a poco las luces se fueron apagando dejando así, un lugar lleno de arrecifes coloridos y vivos, en especial el que tenía en frente.
—T-tu poder... Es la vida...— susurro el ruso con falda sorpresa, el ya lo sabía.
México ante tal sorpresa, cayó desmayado y rápidamente Rusia lo tomo en brazos.
La profecía se estaba acercando...
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