Insuficiente.
La sala estaba sumida en un silencio muy, muy incómodo.
—Entooonces... ¿Quien empezó todo el incendio?— España tenía el ceño fruncido.
Cuando llego a la casa, fue tirado al suelo por todos sus hijos, algunos lloraban mientras que otro intentaban explicarle algo que no entendía.
Y, ahora estaban Colombia, Argentina, Chile y Perú en la sala de estar.
—Yo lo hice, quería hablar con México pero me salí de control y...— más lágrimas salieron de sus ojos, era muy extraño ver al tricolor llorar de esa manera.
—Esta bien, iré a... Hablar con Nueva España, los quiero detrás de mí.— el hispanohablante comenzó a subir las escaleras, caminaron por los grandes pasillos hasta llegar a la puerta del mexicano.
—¿Nueva España?— tocó suavemente la puerta para después abrirla y entrar junto con sus hijos
El lugar estaba oscuro y en silencio, el mayor de todos se encaminó hacia la cama donde había un pequeño bulto de mantas y almohadas.
—Oye, Nueva España tío, tengo que hablar con-
Se detuvo cuando destapó aquel montón de cosas, no estaba el tricolor ahí. Se adentro al baño, no había rastros de su hijo ni nada de ayuda.
Agitado, salió de la habitación, alertando a sus hermanos.
—No está... Nueva España no está.— los demás latinos se asustaron por su hermano, Argentina entro de nuevo, observando todo a detalle, hasta que llegó a la ventana.
—Maldición.— dice entre dientes cuando ve a su hermano adentrándose en el bosque.
—Va camino al bosque...— España asintió, junto con Chile, Perú, Colombia y los dos antes mencionados fueron en busca de México.
[...]
—¿Is pir qui ni tiinis pidiris? Tu puta madre.— dijo entre dientes caminando por los arboles de gran grosor.
Tenía en mano un arco y en su espalda las flechas por si acaso, de todos modos, no era bueno, según sus hermanos.
Escuchó un crujir detrás suyo y rápidamente tomo su arme y apunto al sonido, encontrando al que lo causo.
—Chingada madre USA, me asustas cabrón.— bajo la flecha y lo coloco en su lugar para después abrazar como saludo a su vecino.
—P-perdon, estu-ve co-corriendo.— se enderezó y comenzó a recuperar su aliento.
—Y pues... ¿Que pasó?— recobraron su caminata, el mexicano le explico todo le que había sucedido en su caso y porqué lo llamo de esa manera.
—... ¿Y si lo matamo-
—¡Es mi hermano!— le gritó asustado México ante la idea idiota de USA, quien solo encogió los hombros restándole importancia, lo haría de ser posible.
—Entonces... ¿Como vas con Filipinas? Ya son novios o que?— topo con algo invisible, cosa que provocó risa en Estados Unidos.
—¡Siempre te golpeas con eso!— le dijo entre risas el inglés, México le miró mal y se masajeó su frente.
—Ya ya pues, abre la chingadera.— USA hizo una grieta en ese lugar, denotando así un lugar diferente, lleno de flores de todo tipo que él y México habían plantado.
A lo lejos, su familia observaba, a ninguno de ellos les agradaba la familia de UK y Francia, pero al parecer, el mexicano es... Pues él.
—¿Pero que haces tío?— se pregunto España a si mismo, observando cómo ambos platicaban juntos, reían y al final, USA ayudaba al latino a recolectar semillas de flores.
—¡Gracias USA!— le dio un abrazo muy fuerte para después de correspondido por el inglés.
—¡¡Nueva España!! ¡Aléjate de esa cosa en este instante!— el estadounidense sabía que no le agradaba al hispano, se tensó, pues España le valía si era potencia o no, el atacaría a quien sea por sus hijos.
Alejo a USA de su hijo con un empujón y le dio a México a su hijo Colombia, los latinos se fueron dándole una mirada de odio al estadounidense.
[...]
—¡¿Que no entiendes que te puede atacar en cualquier momento?! ¡¡Personas como él no son confiables Nueva España!!— le gritó con fuerza al mexicano, quien solo lo miraba aburrido.
—¡Te lo he dicho mil veces ostia!— resopló enojado, en cualquier momento estallaría de furia.
—Es la última vez que vas con él.— sentenció.
—Confio más en el que en todos ustedes.— susurro lo suficientemente audible para todos, España detuvo su caminar.
—¿Que acaso no sabes que las personas cambian? Te quedaste años atrás, España.— México se levantó de su lugar lentamente, quedando con su mirada baja.
—Y mi nombre, es México.— se fue de la sala, su gran abrigo blanco y de mangas largas lo hacían destellar en el oscuro lugar de la sala.
Tal vez sea estúpido que casi todo esto hubiera sucedido por unas flores, pero, ¿Como te sentirías que tu proyecto de casi 2 años sea destruido por alguien solo así como si nada?
[...]
—¡Es imposible!— escuchó en la parte baja, era de de mañana, muy de mañana, tallo sus ojos para después intentar levantarse.
—¡Sabes bien que no podemos tomar tal riesgo!— se levantó de su cama para después ir a su armario por algo de ropa.
—¡Sabes bien que México es débil!— su cuerpo se tenso, la voz era de Argentina.
—¡No podrá soportar ni una pelea contra alguien!— Chile, ¿También tu?
—¿¡Quieres que te lo recuerde, padre!? ¡¡MÉXICO NO TIENE PODERES!!— Colombia parecía enojado, tomo rápidamente un cambio de ropa para después bajar con lentitud.
—¡Ponerlo en una misión sería un asesinato!— ¿Misiones? Jamás le habían interesado.
Llego hasta abajo, observando como su padre y sus hermanos peleaban.
—¡No es lo qu-
España se detuvo cuando observó a México detrás suyo, sus hijos lo miraron extraño, visualizaron a México para después palidecer.
—M-méxico, no er-
El latino retrocedió con su mirada frívola, ahora se daba cuenta, sobraba en esta familia.
Corrió lo más lejos que pudo de ellos, el bosque era denso, los perdería fácilmente.
Corrió y corrió durante mucho tiempo, ya no escuchaba los gritos de su familia por ahí así que se detuvo.
S
u caminar era lento, observando las plantas de todo tipo, sus favoritas eran las flores de todos los colores.
Su vestimenta blanca y con adornos dorados lo hacían resaltar en todos los lugares, es por eso que estaba ahí, su familia era muy reconocida debido a los asombrosos poderes que sus hermanos tenían.
Sin embargo, él era la oveja negra como quien dice.
A la sombra de su familia,su asombrosa familia latina.
Si tan solo tuviera el poder de la Tierra como Chile, quien podía separar de un solo golpe gran parte de un terreno.
Si tan solo tuviera el poder de Agua como Argentina, él podía utilizar el agua como arma en cualquier lugar, pues lo tenía en los tres estados, líquido, gaseoso y sólido.
O tal vez el poder del Fuego, como Colombia.
Si, solo era parte de una familia increíble.
Lo trataban genial, como una persona normal y como ellos, pero sabía que no lo era, era insuficiente en todos los sentidos.
Llego a su destino, un barranco donde las olas del mar golpeaban violentamente la orilla.
—Bueno... No es como si darme un chapuzón afecte a alguien.— sonrió cansado.
—¡¡Nueva España!!— escuchó gritos detrás suyo, al parecer, habían notado su ausencia.
—¡Gilipollas, aleja tu trasero de ese lugar hijo!— España llegaba con sus hermanos siguiéndolo de cerca.
Solo sonrió, no dijo nada, su cara estaba sumida en tristeza pero su sonrisa era sincera.
Todo sucedió en cámara lenta para el hispanohablante, ver cómo su hijo caía por aquel lugar y el hecho de parecer cada vez más distante y, finalmente, llego a ese lugar, pero su hijo ya estaba en el mar.
—¡¡MÉXICO!!— soltó un grito desgarrador mientras que sus los demás latinoamericanos caían de rodillas al suelo y soltaban lágrimas amargas ante la perdida de su hermano.
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