Inicio.
—Esto es humillante en todos los sentidos posibles...— bufo USA, el latino solo soltó una pequeña risita.
Rusia corría los más rápido que podía con sus dos piernas qué, justo al salir del agua, dieron forma.
USA y México se encontraban en sus brazos siendo suspendidos en el aire mientras el otro corría.
—¡Ahí están!— se escuchó detrás suyo, el trio de países sintió la adrenalina pasar por todo su cuerpo, el sudor paso por la frente del tricolor de blanco, azul y rojo quien apretó su agarre a los dos países.
—R-Rusia...— susurro México asustado mirando hacia adelante, donde el final de una montaña estaba, se aterrorizó más al notar que el otro no se detenía.
—¡R-Rusia! ¡Detente!— muy tarde, ya estaban cayendo por el gran precipicio.
¿Que tengo cara de morir en precipicios o que pedo? Se pregunto a si mismo México mié tras cerraba fuertemente sus ojos.
Los soldados ingleses se pararon cuando llegaron a ese lugar, una ráfaga de viento los recibió para después que dos pares de alas de murciélago se hicieran presentes.
Rusia movía sus alas con firmeza y majestuosidad, en sus brazos, México y USA estaban.
No perdió tiempo y voló fuera de ahí.
[...]
—¡Maldigo a toda tu familia!— gritó España a Inglaterra.
—¡Tu hijo es un imbécil! ¿¡Como pude confiar en ustedes?!— Francia suspiro.
—Mi hijo, USA, es bastante conocedor de dónde está su lugar, esto ha sido obra de ese asqueroso tritón, jamás me traicionaría.— cruzó sus brazos, se sentía seguro de su hijo, pues lo había criado bien a su parecer.
Bastante bien a decir verdad.
España y sus hijos no querían seguir luchando contra ellos, no tenían fuerzas ni ganas, así que simplemente se quedaron sentados en su sala, en un silencio incómodo.
Un pequeño escalofrío recorrió la espina dorsal de los presentes, al momento de que varios gruñidos se escuchaban.
—Parece que Canadá y Australia regresaron cariño...— dijo Francia.
De la puerta, el canadiense junto con su hermano aparecieron, el bicolor dejando una estela de nieve y el otro con un lobo en sus brazos.
—Hola, Mamá, padre, España y compañía, lamentamos la tardanza.— sonrió el de hoja de maple, dio un suspiro el cual todos pudieron notar pues su aliento se hizo visible ante las temperaturas en su país.
—USA, México y la otra cosa se encuentran al sur de la isla, por lo que pude escuchar y ver, se dirigen a tierras mexicanas...— Todos ahí guardaron silencio.
—¿Cuando...— pregunto España.
—En el momento en el que nos dijeron que escaparon, mandé a mis hijos a seguirlos de cerca...— explicó.
Su familia se sintió orgullosa de sí misma, pero, al terminar esa frase, la casa comenzó a moverse de manera brusca.
Estaba temblando.
Cada quien busco un lugar seguro donde pues las cosas frágiles caían desde todos los lugares, incluido el candelabro del techo.
Un rugido se escuchó en toda la tierra, cada rincón de ella tembló para después dar paso a otro fuerte gruñido.
Un remolino de aire se hizo presente y de este, un country algo borroso apareció, su sonrisa era cínica, giro para ver a cada país presente hasta detenerse en uno.
—La profecía ha dado inicio... Mi querido España...— Imperio Azteca comenzó a reírse.
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