Dawn
La eriza miraba la ventana con unos ojos obscuros, sin brillo, sin sentir absolutamente nada, y es que aquella Amelia Rose se había extinguido por completo de ese cuerpo. O eso creía.
Ahora solo era uso de la cosa que se encontraba dentro controlando su cuerpo, como si fuera una muñeca. Por fin podía ser libre pero había algo que ella quería, y era volver a casa.
"¡¿Por qué me haces esto?!"
Las palabras de Amy alarmaron a la cosa, ¿Cómo es posible que su voz aun siguiera viva?, si ahora su cuerpo le pertenecía, pero bueno. Aun lo quisiera no podría hacer algo.
- Tu no lo entiendes, ¡Soy libre!, ¡Esos estúpidos humanos no me volverán a tener en su estúpido laboratorio!.- Hablo la eriza, parecía una loca hablando consigo misma mientras guardaba sus cosas en una mochila que venía de regalo en la caja.
"¡Tu no mereces ser libre!, me volviste un monstruo".
- No eres la primera que se enfrenta a mí, te has aferrado mucho por lo que escucho, puedes hablarme, siéntete afortunada, cuando termine mi plan te devolveré tu cuerpo, solo tienes que cooperar.
"¡Nunca ayudaría a algo como tú!".
- ¿Algo?, te recuerdo, ahora puedes decirme Amelia Rose. ¿No lo ves?, ahora soy tu; Por ahora.- Le contesto mientras abría la puerta del baño y se miraba en el espejo, el peinado no le gustaba en lo absoluto.
"Deja de decir que eres yo, jamás lo serás, mis amigos se darán cuenta de esto tarde o temprano, ¡Ya lo veras!."
Contestaba la verdadera Amy en pensamientos mientras la cosa seguía mirándose en el espejo.
- En ese caso, ¿Cómo me llamarías?.- Pregunto divertida.
"Ni siquiera puedo pensar en un nombre para ti".
- Oh linda, dime Dawn.- Agarro un cepillo y comenzó a acomodarse las púas que simulaban ser cabello.
"¿Dawn?, espera, ¡¿Qué le haces a mi cabello?!"
- Lo estoy mejorando, odio como se ve, tan adorable.- las puntas quedaban un poco hacia arriba, le gustaba, camino de regreso y saco las cosas de la caja mirándolas con curiosidad.
"Deja mis cosas" La voz de la rosada retumbaban en la mente de Dawn, cosa que no le importaba mucho, había estado durante años en un laboratorio, usada para los experimentos humanos, controlando y usando cuerpos para satisfacer a los humanos.
- Son nuestras cosas. Ahora cállate y deja me pongo linda, ¿Nos ponemos lindas?, como quieras llamarlo.- Entró de nuevo al baño con un pequeño estuche de maquillaje.
"¿Cómo es que sabes maquillarte?"
- Estuve años en ese contenedor, ver a las mujeres científicas un par de veces hacer algo con esto, me enseño un par de cosas.- Tomo un labial rojo obscuro y pinto sus labios con perfección, ese color era perfecto para su tono de piel.
"No puedo creer que estés haciendo esto, ¿Qué ganas con hacerlo?, ¿Cuál es tu verdadero plan?".
- Como dije, no lo entenderías.- Coloco un poco de polvo y rubor en sus mejillas, alargo sus pestañas y puso una sombra obscura en sus parpados, se veía realmente hermosa.
"Estoy dispuesta a escucharte toda la noche y lo que resta".
La voz consiente de la peli rosa seguía molestando, Dawn sabía que ella no se detendría hasta escucharla, había visto en sus recuerdos. TODO, sabía que la eriza era obstinada.
- ¿Quieres saberlo?, me volveré tu por completo, quiero estar viva de nuevo, ¡Tú eres mi cuerpo ahora!, me diste pelea, te admiro. Pero sabes pensaba en buscar otro cuerpo que me satisficiera, pero veo que el tuyo no está nada mal.- Dijo una vez quitándose la ropa que traía, observaba con lujuria el cuerpo de la eriza.
"¡NO HAGAS ESO!, ¡¿Qué tal si alguien entra?!"
- Relájate, nadie va a entrar, y de ser así lo mataremos no te preocupes.- Reía con malicia mientras tomaba una nueva ropa, unos jeans apretados que levantaban su trasero, una blusa de color verde militar que dejaba ver un poco su abdomen, con un escote que dejaba sus pechos al desear, unas botas color café y una pequeña chaqueta de color negro.
Sin duda quien hubiera elegido la ropa tenía un buen estilo, la hacían ver más ruda, más sexy, y Dawn lo aprovecho todo al máximo con ese nuevo estilo de cabello y ese maquillaje.
- Bueno, ¿Qué quieres hacer ahora?, que tal si vamos a molestar un poco a los guardias, o tal vez a esos niños que nos miran todas las noches.- Se preguntaba juguetona.- ¿Y si vamos a un club nocturno?, escuche una vez a alguien hablar de eso. Sin duda suena interesante y excitante.
"Escúchame bien Dawn, ¡No iras a ningún lado!, ¡Mucho menos a un club nocturno!, no quiero que mi cuerpo sea manoseado por un desconocido!".
- Pero si ya no eres virgen, ¿cierto?, ¿Qué te preocupa?.- Salió del baño guardando lo utilizado en su mochila.
"¿C-como sabes eso?"
- Lo vi en tus recuerdos, dios de solo recordarlo me llega a la mente, ¿tan bueno fue?, me gustaría intentarlo con él algún día.- Sonrío coqueta ante la idea de ser tocada por esas manos azabaches. Aunque bueno, no es su cuerpo.
"¡Maldita sea deja de imaginarlo!"
Una carcajada salió de la boca de la peli rosa, disfrutaba hacer molestar a la verdadera Amelia. Pensó por unos segundos, quedarse en ese cuarto la hacía sentirse igual que cuando estaba en aquel contenedor.
Sus ojos se apagaron de nuevo, se acercó al balcón y abrió la puerta, ya quería que el sol saliera y así poder encontrarse con los amigos de la eriza.
¿Cómo debería actuar ante ellos sin causar más sospechas?, Tal vez solo debía dejar que las cosas fueran por partes.
"¿Vas a escapar?".
La voz de Amelia le pregunto, sonrío ante la preocupación de la eriza y suspiró mientras recargaba ambos codos en el barandal.
- Acaso....¿Quieres escapar conmigo?.- Su voz sonó de forma sensual, algo que le sorprendió a la verdadera Amelia.
"Claro que no, estoy preocupada por mi cuerpo. Es mejor que no te acostumbres a usarlo, volverá hacer mío en cuanto encuentre la forma de salir".
- Sigues con eso.- Suspiro de forma enojada y su ceño se frunció.- ¿No entiendes que jamás volverás?; ahora somos una te guste o no.
"Eso significa, ¿Qué no destruirás la ciudad?, ¿No mataras a nadie?, solo quieres vivir".
- ¿Eres tonta?, no voy a destruir la ciudad ni el mundo, como tú lo dijiste, solo quiero ser libre, vivir de nuevo, matar a alguien no te lo puedo asegurar del todo. Hay cosas que quiero arreglar con ese científico.
"¿Harry?"
- Él es el verdadero monstruo de la historia, el....acabo con todo lo que tenía.- Apretó la mandíbula con impotencia y furia. Recordar el pasado era algo que para Dawn significaban miles de apuñaladas.
La conciencia de lo quedaba de la verdadera rosada se mantuvo pensativa, ¿Por qué Harry era el verdadero monstruo?, ¿Qué paso en realidad?.
- ¿Sera verdad que el pasto es tan suave como dicen?.- Dawn se subió a los barandales del balcón y miro un árbol cerca, por el mismo en el que la Tejón se había lanzado una vez.
Se balanceo de rama en rama hasta caer al suelo como si nada, se sorprendió ante la agilidad de la eriza, sin duda era un buen cuerpo. Una buena decisión. Toco el pasto con las manos, se sentía frió, fresco, el olor era magnifico.
El cielo la estrellas, ¡Todo era magnifico!, sin lugar a dudas no volvería a ese laboratorio jamás. La pequeña conciencia de Amelia veía como Dawn, en su cuerpo, se divertía bastante al estar en un patio. Si, la hizo sufrir con los repentinos cambios para controlar su cuerpo.
Pero se comenzaba a preguntar si realmente Dawn la "Cosa" era tan mala como pensaba.
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