Mientras yo imaginaba esa escena que para muchos seria grotesca y aterradora, no pude evitar soltar una pequeña risa que llamo la atención de mi profesor de álgebra

—Señor Jones... ¿Se puede saber que le es tan gracioso?—

Todos fijaron su mirada en mí, me sentí muy avergonzado.

—Vamos, cuente su chiste o puede ir a hablarlo con la directora.— Dijo él, sosteniendo la tiza gastada de tanto escribir.

—No... No es nada.—dije bajando la mirada apenado mientras se oían carcajadas contenidas provenientes de todo mi grupo.

Resguarde mi risa y puse mi mentón en el pupitre, con los ojos a punto de estar completamente cerrados, apoye el resto de mi cabeza y me quede dormido.
Tan pronto como lo hice, regrese al sueño de hoy a la mañana, ese planeta con seres extraordinarios, incluyendo a ese horrible y huesudo monstruo que esta vez empezó a echarme el ojo.
Me subí a una de las montañas rusas luego de una larga fila.
Las subidas y bajadas me terminaron mareando.