Cerezo.

Nota: Está obra fue creada de mis sentimientos encontrados por los eventos ocurridos en el manga, lean sobre su propio riesgo ya que contiene Spoilers del manga si no van al corriente con la historia de Bungou Stray Dogs. 

Con esto estoy añorando poder escribir como lo hacía antes de dichos sucesos. 

~Gracias



La casa estaba sola, igual que su corazón. Los problemas diarios le habían alejado, las persecuciones seguían pero no podía continuar, todo lo que podía hacer aquella noche era lo mismo que noches anteriores, llorar.

Lloraba esperando aliviar un poco de su dolor, lloraba esperando una respuesta, lloraba simplemente por qué dolía. Su esperanza se había marchado, su camino se manchó de sangre, sus ánimos, su contra, aquello que le hizo levantarse por primera vez, pensar que si había un mal, podía ser un bien, pensar que su vida tenía valor.

Ser fuerte, crecer, andar, era como un padre, mejor que un padre, era su esperanza, sus ánimos, su enemigo.

¿Qué tenía de especial esa noche?

Jamás lo sabríamos, solo el viento soplaba, la noche era más oscura y su llanto era más doloroso.

Sin dejarse separar de aquella prenda que le fue otorgada, se dejó abrazar en ella dejando sus lágrimas caer.

De la prenda negra, una bestia negra apareció haciendo al chico limpiar un poco sus lágrimas

-  Lo lamento

Expreso adolorido al ver aquella bestia negra.

-  Fue todo por mi

No era solo porque su enemigo dio su vida por salvar, lo fue por que sin él no hubiera salido vivo de allí, no era por nada de eso, no se sentía culpable. Quien lo mando al campo de batalla fue el mismísimo susodicho mentor, y peor aún fue, aunque no se le hubiese dicho, se hubiese lanzado a la batallada, así era él. Su legado era ser... El más fuerte.

-  Detente, duele. Detente...

No podía verle a los ojos a la habilidad, ¿Cómo explicarle a una habilidad que su portador falleció por salvarlo?

Esa noche, la tela negra dejo de ser una bestia y se convirtió en una puerta pequeña, algo que llamo la atención del menor, con las mejillas rellenas de lágrimas, sus ojos rojos y dudas en su mente, acerco su mano tomando la perilla de aquella puerta.

La abrió.

Era un precioso campo de pasto verde, el viento soplaba haciendo que se moviese todo, su cabello, su ropa, las hojas del árbol detrás de él, y sus lágrimas, las cuales caían incontrolables al verle.

No era el roció del campo, ni el olor a tierra mojada, tampoco era el árbol o una basurilla en el viento que pudo entrar a su lagrimal haciendo que su cerebro limpiase aquello y provocará su llanto. No, estaba seguro de lo que estaba viendo frente a él.

Atravesó esa puerta por dudas, y ahora solo se habían multiplicado

-  ¡AKUTAGAWA!

Grito con gran fuerza desgarrando su garganta.

El azabache solo tocio

-  Que ruidoso eres, Jinko

Sus rodillas cayeron sobre el pasto, no pudo soportarlo mientras su rostro se empañaba de llanto al verle

-  ¿Por qué?

-  ¿Por qué no?

-  Regresa...

-  Yo... Ya no puedo ir allí, Jinko.

-  Pero... Yo... Tú... Akutagawa... Por favor, vuelve conmigo

-  Jin-

-  Por favor

El azabache por primera vez vio esas lágrimas dedicadas a él, solamente a él. Su mano aun enguantada se estiraba para tomarlo, por más que se acercaba, no veía una disminución del espacio. Jamás hubo.

Comenzó a desesperarse, correr más rápido, lucho con todas sus fuerzas

-  ¡SOLO ACERCATE!

Grito desesperado, el mayor cerro sus ojos y brindo una leve sonrisa

-  Algún día, me alcanzarás. Por hoy, y primera vez, soy inalcanzable para ti.

El joven menor abrió sus ojos en una gran sorpresa, era cierto. Akutagawa siempre busco ser el mejor, se llamó así mismo "menos" que él. Y ahora, por primera vez, estaba feliz por ser inalcanzable por él, por quien le hizo llamarse "menos"

Lo entendía, claro que lo entendía.

El viento de aquel lugar soplo con mayor fuerza, comenzando a arrastras al menor devuelta a la puerta

-  ¡AKUTAGAWA!

-  Adiós, Jinko

El viento lo saco de allí con tanta fuerza que golpeo su cabeza con el ropero en su habitación.

La tela solo era tela.

Busco, busco, pidió, y pidió. Rashōmon solo obedecía a su portador.


ᴥᴥ•ᴥᴥ•ᴥᴥ•ᴥᴥ•ᴥᴥ•ᴥᴥ

Akutagawa respiro profundo, llenaba sus pulmones con aquel aire, un aire puro y sin daños, sin prejuicios o colaterales.

Estaba en paz.

Miro hacia arriba, estaba descansando debajo del árbol, sus flores color rosa le hicieron sonreír.

-  Jamás pensé tener el placer de hacer esto

Era cierto, siendo un mafioso ¿Quién pensaría que disfrutaría de beber té, debajo de un árbol de cerezo mientras sostiene un libro?

Ahora podía.

El viento soplaba cálido con una pisca de frescura que lo hacía perfecto, nada podía arruinarle su precioso final... Hasta que unos pies llegaron a su lado

-  ¿puedo sentarme?

¿Qué estaba ocurriendo? ¿Ni en su paz podía estar tranquilo?

Miro a su lado, eran unas botas negras, subió la mirada, aquella asesina lista para enfrentarse a cualquiera que quisiera quitarle su árbol. Y lo miro.

Sus ojos se abrieron como el día en que conoció por primera vez la calidez, como el día que lo sorprendió con su habilidad. Como el día cuando le dijo su verdad.

-  ¿puedo sentarme?

-  Jinko...

-  No podía dejarlo de lado. – Su sonrisa era encantadora, cálida y triste – Prometiste que ibas a matarme

-  Jinko... ¿Cómo?

-  Solo desee a la luna poder estar con mi destino

-  Que pésimo destino tienes

-  Lo sé. – Se sentó cerrando sus ojos – Es un mafioso.

Se tomaron de las manos, Akutagawa cerró también sus ojos, Atsushi inclino su cabeza en su hombro.

Los cerezos comenzaban a caer.





Gracias

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top