• 11 •
Una historia del pasado, casi 100 años antes de que sus miradas se encontraran por primera vez en aquel puente
Un estruendo resonó como si de una explosión de grandes plenitudes se hubiera llevado a cabo, pero la realidad era bastante distinta
- Eres un desgraciado – Si, la explosión había sido Chuuya lanzando a alguien contra una puerta, reventándola en miles de pedazo en el proceso – ¡Porque finges que no la conoces, asqueroso bastardo! – sin más lo siguió golpeando
Albatros se asomó entre los restos de la puerta junto a una chica que tenía la marca de una bofetada en el rostro
- Auch – comento locura al ver la golpiza que se estaba llevando el chico
- ¿Por qué esta tan enojado? No lo conozco – murmuro la chica secándose algunas lágrimas del rostro
Albatros suspiro ante la pregunta
- ¿Te llamabas Yokio? – comento, ganándose un asentimiento de la chica –Yokio-chan... ¿Recuerdas que tu novio estaba besándose con una chica en una de las mesas de al fondo? – pregunto sin tacto a la triste Chica - ¿Y recuerdas que luego llegaste y trataste de enfrentarlo y te ignoro como si no existieras? ¿Y qué te golpeo e insulto porque la otra mujer lo abandono? Si no recuerdo mal te llamo molestia y rígida
- Como olvidarlo...- farfullo con los puños apretados
- Bueno, a mi amigo aquí presente últimamente lo alteran que ignoren y lastimen a otros – señalo a Chuuya que tenía los ojos llenos de furia
- ¿Vivió algo parecido?
- Si, algo parecido
El pelirrojo suspiro, dejando de golpear al chico, pero manteniéndolo en el suelo con uno de sus pies
- No juegues con las personas así, y de paso, no menciones mi nombre en vano
- ¡Ni siquiera te conozco! – se quejó el lamentable sujeto, tratando de quitarse a Chuuya de encima, pero este solo lo piso con más fuerza
- ¿Ah? – el pelirrojo dejo de pisarlo solo para levantarlo por la camisa con una fuerza poco común para un chico con rasgos tan elegantes y mucho más pequeño que el hombre al que sujetaba– Te escuche hace solo 5 minutos jurar amor eterno a una chica, maldición, seguro le dijiste lo mismo a esa linda chica, demasiado linda para ti que golpeaste
- ¿Ana? – comento el hombre confundido
- No, la otra
- ¿Sakura?
Chuuya entrecerró los ojos ante eso, dándole otro golpe en el labio
- Yokio – recalco, así que había otra pobre victima involucrada con este tipo - ¿Cómo te atreves a ignorarla en mi presencia? – Y no solo eso, la cereza en el pastel fue que la golpeo con fuerza en el rostro para sacarla de su vista
El hombre escupió hacia un lado la sangre que se comenzaba a acumular en su boca
- Incluso si fue así, no tienes porque entrometerte, solo me divertía – se quejó tratando de zafarse del agarre del pelirrojo, pero este solo lo sujeto con más fuerza
- ¿Es divertido para ti golpear a alguien más débil que tú? – la voz de Chuuya sonó extrañamente suave logrando que el chico se estremeciera - ¿Puedo copiar esa diversión?
- ¡Me equivoque! – se quejó de inmediato buscando a la chica con la mirada – Lo siento mucho
La chica se encontró con su mirada antes de suspirar
- No vale la pena seguirle pegando, es basura – señalo
- Tienes razón, ¿Qué tal si te invito un trago? – comento Albatros guiándola de regreso al bar, sabía que su amigo tenía para un buen rato
- Esta bien – la chica se dejó llevar con sus ojos llenos de tristeza
Chuuya espero a que había desaparecido de su vista antes de continuar con el castigo que estaba impartiendo, solo deteniéndose un buen rato después
- Ahora que te golpee, puedo permitirme sentir pena por ti... ¿Cómo es que te llamabas? – comento Chuuya sentado al lado del tipo, quien no podía siquiera levantarse del suelo, pero que no pudo evitar mirar con cierto respeto al chico sentado a su lado
- Kei... - farfullo
-Ya veo, una de esas chicas a las que lastimaste era la persona que estaba destinada a ser tu compañera de vida ¿Sabes lo afortunado que eres por ello? Y ahora la perderás por idiota – comento Chuuya con cierta decepción
Kei, lo miro sin entender ¿Por qué este chico ahora le hablaba como si de filosofía se tratara? Aun así, cerro sus ojos quedando inconsciente sin comprender que esas palabras estaban llenas de una triste verdad
- Puede que sea mi culpa por escuchar conversación a escondidas – se murmuro a si mismo amor, mirando con una mueca hacia la puerta que acaba de romper, si el dueño no estuviera ya acostumbrado a sus tendencias quizás hubiera sido un problema – Pagare los daños – comento a penas entro al lugar consiguiendo un simple asentimiento del dueño - ¿Y la chica?
- Se marcho hace una hora, no se veía nada bien – comento Albatros mirando de reojo a Chuuya, para haber bebido dos botellas de vino, sí que podía dar una paliza – Realmente te agradece todo lo que hiciste por ella...
- Creo que me pase un poco – señalo amor, tuvo la mala suerte de tocar un tema algo delicado para él
- Por otro lado ¿Lo dejaras ahí? – Albatros se inclinó hacia atrás mirando al hombre inconsciente en medio del pavimento
- ¿Estas preocupado? – espeto sentándose en uno de los banquillos
- No, pensaba que sería más divertido si lo tiras al lago – sus ojos resplandecieron por un segundo
- Sigo siendo amor – En realidad, Chuuya no pensaba hacerla más daño del que ya le había hecho – Y yo amo a todo el mundo
- Tienes sangre en la cara, "amor" – comento Albatros señalando su mejilla, seguro la sangre había salpicado mientras golpeaba al chico
- Y tendré más si no dejas de molestarme – gruño el pelirrojo, limpiándose con una servilleta el rostro – Ahora puedo terminar mi vino – susurro dejando ir la ira de sus ojos y permitiendo que esa tristeza que lo acompañaba desde hace tiempo se apoderada de sus facciones
- Chuuya...- Albatros no sabía cuándo su amigo comenzó a verse tan... agotado – Se que es raro que lo escuches de mí, pero... deberías dejar de beber tanto, en realidad, te iba a detener, pero justo comenzaste a golpear a ese sujeto
El pelirrojo suspiro ante eso, jugando con la botella de vino, hasta él lo sabía, que estaba bebiendo demasiado... antes beber era en busca de una diversión, pero ahora era para que lo ayudara a dormir... que lo ayudara a que el tiempo pasara más rápido... Si, no tenía como excusarse de su claro alcoholismo, pero... ¿Qué más podía hacer? Su problema no tenía solución...
Al menos... él no la había encontrado
- Es divertido beber, siempre me lo dices – argumento
- Lo es, pero solo cuando la otra persona esta despierta para ver sus payasadas, tu caes inconsciente – Albatros tenía un punto
Chuuya sonrió un poco ante eso
- Eres un buen amigo – fue todo lo que pudo susurrar, los últimos años, había sido ese apoyo incondicional... teniendo eso en cuenta no podía quejarse
- Soy genial – se quejó Albatros quitando la botella de vino de Chuuya para beberla de un solo trago evitando de este modo que siguiera bebiendo – Y por eso deberías hacerme caso en que en estos momentos el alcohol no es nada bueno para ti, te ves feo como alcohólico
Chuuya le sonrió apoyando su mandíbula en su mano
- Busca otro insulto, sé que incluso así no soy feo - si bien su cabello estaba todo desaliñado y su camisa toda arrugada, no había modo de quitarle el encanto a Amor
Albatros hizo una mueca de desgrado
- Tu personalidad autodestructiva es fea – termino por decir
Ante eso Chuuya frunció el ceño...
- ¡Yo te he dicho eso miles de veces! – gruño enfadado - ¡No te atrevas a decírmelo de regreso!
- ¿No has pensado que soy autodestructivo por estar a tu lado? – se defendió Albatros
- ¿Por mi culpa? – susurro el pelirrojo con una extraña mirada en su rostro
- Amor es autodestructivo cuando estas en tu estado – comento con una extraña seriedad para locura – No es de extrañar que lo contagies
Chuuya sonrió levemente, aunque no era una sonrisa de felicidad, apoyando su cabeza contra la barra del bar con su mirada perdida
- Lo soy ¿Verdad? – susurro como si esas palabras hubieran dolido más de lo que deberían
Albatros lo miro sorprendido
- Bien, estas muy mal, Chuuya normalmente me hubiera mandado a la mierda – comento dando unas palmaditas en la espalda a amor
- Estoy bien – murmuro el pelirrojo sin levantar la mirada – Solo estoy algo cansado...creo que me iré por hoy
Locura asintió observando como su amigo se iba con solo una sonrisa de despedida, Chuuya había cambiado, ya habían pasado 29 años desde que su estado se volvió así y solo no mejoraba, era casi como si se estuviera marchitando, lo peor es que no podía hacer nada por él...
- ¿Cuál es la cura para un corazón roto? Para buscarla para ti, amor – fue lo que no pudo evitar preguntar hacia Chuuya, quien se detuvo para mirarlo por un largo segundo
- Tiempo y no quedarse solo, ya haces un gran trabajo solo acompañándome – fue su suave respuesta, la sonrisa en sus labios ahora era sincera
- Que remedio más imbécil ¿Por qué no podía ser con alguna operación médica o quitándote el corazón ? – exclamo locura
Chuuya se rio divertido ante eso, saliendo del bar con una sonrisa que hace tiempo no tenia en sus labios, en realidad, si sabía la cura para un corazón roto... bueno, más o menos ¿Si amor no lo sabía quién más?, pero era mucho más sencillo aplicarla a los demás que a sí mismo, maldición, él no quería sanar su corazón por mucho que doliera y seguro muchas personas pensarían igual que él, porque de algún modo... significaría negarse a uno mismo
Mientras pensaba en ello bajo su mirada hacia su dedo anular, lleno de ansiedad y miedo... quería que el hilo apareciera para saber qué muerte estaba en el mundo humano... quería que el hilo estuviera para poder verlo y saber que estaba bien... quería que el hilo apareciera para poder ver si esta vez su alma gemela podía verlo o al menos escucharlo
Pero, al mismo tiempo no quería que apareciera... no quería ver a muerte sufriendo sin que el pudiera hacer nada... no quería verlo tratar de morir una y otra vez... no quería sentirse como un inútil
Sus manos comenzaron a temblar ante los recuerdos de los últimos años... miro sus manos teniendo la breve ilusión de ver sus manos llenas de su sangre y sus uñas destruidas. Siempre que trataba de detenerlo, que trataba de aferrarse a él para que se detuviera sus manos terminabas destruidas por la barrera que lo rechazaba.
Una y otra vez no logro detenerlo
Una y otra vez tuvo que ver como la mitad de su alma trataba de acabar con su vida
Una y otra vez su voz cayo en el olvido
- Quizás...la próxima vez lo logre – susurro apartando la mirada de sus manos, sus bellos ojos azules estaban cristalizados, pero aun así se esforzaba por no llorar, no lo había hecho ni un solo día desde que conoció a muerte por mucho que lo necesitara...
Amor no podía llorar... no, eso estaba mal... Chuuya podía llorar, pero por ningún motivo debía hacerlo, cosas malas pasaban si amor lloraba, después de todo, nunca se debe llorar por alguien a quien amas con sentimientos dolorosos, porque eso significaría que le estas deseando infelicidad, que le estas deseando un camino lleno de espinas. Y esta ley se aplicaba más que nunca con Chuuya, así que, sin duda sería muy extraño verlo llorar por algo más que no fuera felicidad
Aun así, amor había pasado por varias cosas dolorosas en su existencia, en realidad, estaba algo orgulloso de seguir adelante con un corazón cálido y con la vista en alto, nunca maldeciría su deber como la entidad del amor ¿Cómo podría? Amaba su trabajo, amaba poder acompañar a cada persona sin importar quien fuera... si, realmente amaba poder ayudar de un modo a otro a las personas, pero ahora... sentía que era realmente injusto que por ser amor no lograra acercarse a alguien
Si, sin dudas tenía que dejar de buscar a muerte cuando bajaba al mundo humano... porque casi siempre se encontraba con una escena que solo destruía a su ya roto corazón.
El problema era que, aun comprendiendo que no debía ir tras él, solo pudo sonreír con calidez al ver como poco a poco el hilo rojo se formaba frente a sus ojos. ¿Era un acosador de muerte? Si ¿Tenía problemas con ello? No, hasta que no tuviera una conversación con él no pensaba dejar de buscarlo por más doloroso que fuera. Sin más, cerro sus ojos, imaginado a la persona a la que quería ver para poder teletransportarse a su lado
Sonrió aliviado al notar que apareció a las orillas de un lago, aun así, miro nervioso a su alrededor buscando con la mirada a muerte, esperando que en realidad no estuviera frente a otra escena de suicidio. Pero, para su alivio, su alma gemela solo estaba recostado en el pasto con sus ojos cerrados, parecía estar durmiendo en un lugar tranquilo con un libro descansando sobre su pecho, como si hubiera dormido mientras lo leía
- Hola...ha sido un tiempo- exclamo Chuuya con su voz temblando, no siempre fue así, en un principio su voz sonaba firme cada vez que trataba de hablarle, pero conforme pasaba el tiempo su voz se volvió temblorosa por comprender que el sonido no sería escuchado.
Esta vez no fue la excepción, aun así, el pelirrojo camino hasta llegar a su lado, sentándose en silencio a su lado
- Si fueras más feo creo que me sería más fácil olvidarte – señalo luego de unos minutos, admirando las facciones de muerte, queriendo tocar su cabello, pero comprendiendo que solo terminaría herido – Es injusto ser así de guapo – se quejó, regalándole una sonrisa – Me quedare a tu lado otra vez, no pienso pedirte permiso, creo que ya nos hemos encontrado lo suficiente como para que tenga que pedir permiso – argumento, atrayendo sus piernas contras él para poder apoyar su mentón en sus rodillas – Y de todos modos... no es como si pudieras verme o escucharme ¿No soy el acosador perfecto? – aun cuando tenía esa leve sonrisa, sus ojos se tornaron tristes, había tantas cosas que quería decirle pero no quería que no fueran escuchadas – Solo... me quedare aquí para acompañarte – como lo llevaba haciendo los últimos años, incluso luego de cada suicidio, se quedaba a su lado cuando su alma gemela despertaba sin haber logrado su objetivo, como se quebraba por ello...
El tiempo paso sintiéndose más corto de lo que debió haber sido, pero Chuuya solo se quedó a su lado tarareando melodías sin letra que esperaba le dieran algo de paz a muerte.
Mientras estaba en ello, el libro en que muerte había estado leyendo cayó al suelo por un fuerte viento que rápidamente desapareció, ignorando el titulo referente al suicidio, su mirada se quedó fija en un nombre escrito con una bella caligrafía
- Dazai Osamu – susurro con una sonrisa naciendo en sus labios, era entrañable que escribiera su nombre en el libro, como alguien que realmente temía perderlo y que no se lo devolvieran, hablaba mucho de la personalidad de muerte – Yo... no quería saber tu nombre así – murmuro finalmente recostándose al lado de muerte con una triste mirada – Quería que tú me lo dijeras y luego yo podría decirte que mi nombre es Nakahara Chuuya... y luego... podríamos conversar de algo... de lo que sea, tengo muchas anécdotas interesantes y sé que tú también – se mordió el labio con fuerza – Y entonces podría decirte... que no estás solo, que no tienes que seguir tratando de acabar con tu vida con tantas ganas...que puedes quedarte conmigo todo lo que quieras - No importaba que en realidad no pudiera morir, lo importante era que, el suicidio era sin duda la perdida completa de toda esperanza – Por favor, solo necesito un minuto, para conversar contigo... sé que no será suficiente, pero poder vivir con el recuerdo de ello -Chuuya si se amaba, sería capaz dejarlo ir si muerte no lo quería, si lo rechazaba... o eso se decía a sí mismo, después de todo, aun siendo amor... siempre estuvo tan solo como Dazai, quizás por eso eran perfectos el uno para el otro - Necesito seguir adelante y no puedo hacerlo si no sé qué estarás bien – termino por decir, no eran solo palabras de parte de su alma gemela, sino también, de Amor
En ese momento Dazai abrió los ojos, y pareció por un segundo encontrarse con la mirada de Chuuya, pero, luego solo se incorporó a una posición sentada, ignorando por completo que había alguien más a su lado, tomando entre sus manos el libro antes de desaparecer del lugar, desapareciendo junto con él, aquel hilo rojo que Chuuya siempre esperaba ver
Amor suspiro, sin levantarse del suave pasto, admirando el cielo nocturno perdido en sus pensamientos ¿Este era el intento ochenta de hablar con él? Si, o quizás fueron más intentos, ya no lo sabía con certeza.
Aun así, le gustaban estos momentos en los que simplemente podía sentarse a su lado y acompañarlo, le gustaba verlo leer o sonreír levemente por distintas cosas, pero... conforme pasaron los años, su alma gemela fue perdiendo su sonrisa y aquella emoción por cosas que parecían gustarle, estaba sufriendo... estaba tan solo...
Ese día escucho el sonido de un quiebre, no sabe que fue, quizás su corazón o quizás alguna rama en el bosque, pero las lágrimas escaparon sin que pudiera contenerlas, todo esto... era tan doloroso, su mirada se quedó fija en el cielo
- Yo ...no debo- sollozo, cubriendo su rostro con sus manos, tratando con todas sus fuerzas que las lágrimas dejaran de salir, pero es como si realmente algo se hubiera roto dentro de él...
... El sufrimiento que estaba sintiendo era algo que ya no podía aguantar
G
racias por leer ❤🥰
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top