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- Me sorprende que no llegaras tarde – En realidad Kunikida no podía salir de su sorpresa al ver a Dazai ya sentado en la silla que le correspondía en aquella reunión, reviso varias veces su reloj, pero, si, definitivamente estaba cinco minutos antes de que comenzara
- ¿Qué quieres decir? Hace años que no he llegado tarde a estas reuniones – el castaño sonrió apoyando su rostro en la palma de su mano – Aunque preferiría estar colgado en algún árbol – extrañamente sus palabras estaban teñidas de cierta felicidad por la idea, aun cuando sus ojos no reflejaban nada que pudiera ser llamado una emoción real
- Sigues siendo tan desagradable como siempre, Dazai – comento Kunikida sentándose en donde le correspondía – Debería dejar de perder el tiempo y hacer algo constructivo
- Tiempo es lo que más tengo, Kunikida-kun, tú lo sabes bien – espeto jugando con el borde una de las vendas que cubrían sus brazos - ¿Quieres recuperarlo?
- ¿Cómo puedo recuperar algo que no existe? – suspiro acomodando sus lentes
Esas palabras hicieron sonreír con ironía al castaño
- ¿Ranpo-san no asistirá este año tampoco? - comento finalmente con una leve sonrisa – Quería preguntarle si moriré en algún momento cercano, así puedo aprovechar de los libros que quedan en mi biblioteca
- Ranpo-san dice que no está en su destino participar en estas reuniones, que lo busquemos cuando tengamos algo importante que decirle – En realidad eran reuniones tan especiales que solo podían asistir 4 personas... si, era extraño que una reunión fuera solo de cuatro personas, pero eran circunstancias especiales, esta reunión solo tenía permitido que ellos asistieran, siendo tan especial la circunstancias que solo se celebraba una vez cada dos años – Y ¿No estabas buscando a alguien con quien cometer un suicidio doble la última vez que nos reunimos? – Kunikida suspiro, ya se había rendido con esta conversación, y solo pudo mirar su reloj esperando que esta vez tardara menos en reconocer las razones por las que no podía matarse ¿Hace dos años tardo cinco minutos? ¿Cuánto seria esta vez?
- Me he rendido con ello – su suspiro estaba lleno de frustración por ello - ¿Cómo puedo suicidarme con alguien cuando nadie puede tocarme y yo no puedo tocar a nadie? – su mirada se quedó fija en sus manos – Se sentía vacío no poder tocar a alguien incluso en mi muerte – Kunikida lo miro con lastima al oír esas palabras, ciertamente la mayoría de las veces sentía compasión por la existencia de esta persona – En fin, a esa idea le faltaba algo además de un toque para que fuera un momento memorable – contesto Dazai dejando caer su cabeza contra la mesa – La muerte no es para nada divertida – dijo con ironía, tenía una sonrisa en su rostro, pero sus ojos reflejaban solo una gran apatía, era extraño, pero aun cuando esta persona siempre tenía una sonrisa en su rostro sus ojos solían solo tener emociones tristes o una sencilla resignación
Pasos apresurados resonaron por la habitación interrumpiendo a las dos entidades, quienes se giraron al mismo tiempo al ver entrar a la persona que faltaba por llegar
- Siento la tardanza – la voz de Atsushi resonó en la habitación, se le veía agotado y débil, pero, eso no significo que las personas en la habitación lo ignoraran, no cuando su voz tenía un sonido cálido que atraía la mirada de cualquier persona, bueno, menos Dazai, que al escucharlo lo miro con asco cubriendo sus oídos por el tono de voz
- No es problema, Atsushi, estas a tiempo – comento Kunikida mostrando su reloj
Atsushi sonrió con vergüenza, sentándose en la silla que quedaba antes de encontrarse con la mirada de su compañero de reunión
- Es amor, Dazai-san – comento sobresaltando al mencionado quien lo miro con aun más asco del que ya tenía – Alcance a escuchar... ya sabe... sobre lo que faltaba en su suicidio
- No digas lo que creo que vas a decir, Atsushi-kun – espeto con un puchero, logrando que el muchacho se riera divertido
- Hablo en serio, morir solo sin amor es algo que no tiene sentido ¿Con quién compartirías ese evento? – mientras decía eso una mariposa se posó en su mano, estaban en una habitación cerrada pero aun así una mariposa apareció mostrando su cariño hacia el chico – Creo que Dazai-san lo entenderá más que nadie
Esas palaras no tenían rencor alguno, pero aun así hicieron que Dazai alejara la mirada, siempre sentiría cierta culpa hacia Atsushi por ello, por otro lado... nunca había buscado al amor, muchos morían por él, pero muchos otros querían vivir gracias a él, y obviamente evitaría eso ultimo
- Deberías solo dejarme morir, Atsushi, si me arrebatas esta vida, la muerte dejará de existir y la vida será eterna para todos – comento con una sonrisa opacada
Atsushi lo miro sorprendido por ello, pero solo negó con suavidad con la cabeza
- La vida tiene un fin, Dazai-san, por eso es tan preciosa – su sonrisa se llenó de un brillo que iluminó la habitación en la que estaban, cosa que hizo que el castaño moviera su silla más lejos de Atsushi
- ¡No me toques con eso, Atsushi-kun! - espeto levantando sus manos en defensa contra ese cálido brillo - ¡Quiero morir no vivir!
- Fue sin querer – espeto avergonzado el chico
Kunikida que hasta el momento se mantenía en silencio mientras miraba un reloj, termino por interrumpirlos a ambos
- Atsushi-kun, sé que no lo ves desde hace tiempo y que lo aprecias mucho aun cuando este idiota te evita como si fueras una enfermedad, pero si queremos terminar rápido con esta reunión tienes que decirle esto - espeto Kunikida arreglando sus lentes, bien, si el bastardo vendado no se daba cuenta por sí mismo tenía que interrumpir -.... ¡Dazai, no puedes morir porque eres la muerte! ¡No me hagas perder el tiempo así! ¡La muerte no se muere! ¡Solo entrega tu informe y vuelve a tu trabajo!
- ¿Ah? ¿No eres tú el tiempo? – espeto Dazai mirándolo fijamente - Solo agrega más tiempo a la reunión
Kunikida lo miro enfadado
- Si hago eso se afectará el equilibrio de los demás, idiota, es lo mismo que pedirle a Atsushi que salve a todos los que están muriendo en estos momentos
Ambos siguieron discutiendo mientras Atsushi sonreía jugando con la mariposa en su mano
Si, está no era una reunión simple, estaban la muerte, la vida y el tiempo dando informes sobre como los seres vivos estaban funcionando, si había problemas o había algo que se debía controlar ellos tomaban las decisiones. Destino nunca había participaba porque no podía hablar de más, pero siempre era bienvenido a asistir
Asi que, siempre eran solo ellos tres, los más viejos, primero estuvo el tiempo, luego la vida y después la muerte. Sin ellos tres todo el equilibrio del mundo se derrumbaría, no es que no existiera más identidades, pero solo para ellos era obligación encontrarse, no tenían que rendir cuentas con nadie, así de poderosos eran
- ¿Por qué mejor no solo encuentra una razón para vivir, Dazai-san? Lleva demasiado tiempo tratando de morir que ya se le debe haber olvidado como vivir - comento Atsushi con suavidad, interrumpiendo al tiempo y a la muerte que estaban a nada de enfrentarse
- ¡No, no, no, no! ¡No quiero escuchar eso de la vida! ¡Deja de maldecirme! - se quejó Dazai en un berrinche - ¡Déjenme morir, corta mi tiempo Kunikida-kun!
- ¡¡La muerte no tiene tiempo, idiota, por eso llegas cuando menos lo esperamos o cuando ni siquiera te queremos cerca, por eso te odio, no sigues horarios!!!!! - grito golpeando la mesa
Ante eso Dazai se rio
- Pensándolo así, no es tan mal trabajo si puedo molestar a Kunikida - comento sonriendo bruscamente - Si, creo que seguiré tratando de morir para arruinar tus horarios
- Maldito...
- Bien, aquí está mi informe – interrumpió Dazai haciendo aparecer sobre la mesa un arma que Atsushi y Kunikida no habían visto en su vida
- ¿Y esto? – pregunto con curiosidad Atsushi, estirando su mano para tocarla, pero terminando por cubrir su boca con dolor y tristeza
- Esto es la nueva arma por la que se han estado perdiendo tantas vidas y mi trabajo ha aumentado, una nueva arma y guerra entre países – señalo Dazai con una mueca de fastidio - ¿Por eso estaban tan preocupados? El tiempo y la vida se acabaron más rápidos, pero no es porque haya estado matando indiscriminadamente, prefiero no bajar al mundo humano y dejar que sus vidas continúen según lo quiera destino – sin tener que ver el odio de los demás cada vez que perdían a alguien
Tanto Atsushi y Kunikida miraron con tristeza hacia el arma, casi sintiendo todo lo que se había perdido con ello
- Asi que era eso – comento Atsushi dejando ir la mariposa en su mano, la cual se alejó revoloteando – Nunca podre acostumbrarme a ello, por más que pasen los siglos – aunque todos en la reunión se veían jóvenes, ellos ya habían dejado de contar su edad
- ¿A mí? – comento Dazai con una sonrisa divertida
Atsushi negó rápidamente con la cabeza ante eso
- ¡No, Dazai-san! ¡Yo no odio la muerte! – era extraño que vida dijera eso – ¡Me refería a como lo culpan a usted por cosas que ellos causan! ¡Amo a los seres humanos, pero eso no les quita lo idiotas!
Dazai no perdió su sonrisa ante ello, solo bromeaba, no se llevaba mal con Atsushi aun cuando él tenía motivos para odiarlo
- Los amas aun cuando te hacen daño – termino por decir con curiosidad, con esa mirada que rara vez tenía una que demostraba que algo había llamado su atención – Amor...
- Los amo – repitió Atsushi con una tímida sonrisa - ¿Lo conoces? Me gustaría que lo conocieras... a amor
- No quiero, no hay nada interesante en el amor, y no es como si tú lo hubieras conocido Atsushi – dijo despectivo, no era la primera vez que vida lo instaba a conocer la entidad del amor
Vida no dijo nada ante esas palabras...mirando fijamente a Dazai antes de suspirar...No podía hablar sobre eso, pero...
- Pero como la muerte ¿No deberías saber cuánta gente muere en nombre del amor? – Atsushi uso su último argumento, cosa que hizo que los ojos de Dazai brillaran con un destello negro ¿Morir por amor?
La muerte, la vida y el tiempo preferían mantenerse lejos de los asuntos de las demás identidades, era una regla no escrita pero no estaba prohibido que los contactaran
- Ni se te ocurra intervenir en los asuntos de los demás, Dazai - Kunikida sabía que esto sería un dolor de cabeza
- Si, Kunikida, debo ir a intervenir en los asuntos de los demás – espeto emocionado con una gran sonrisa de burla al ver como Kunikida rompía con sus manos el reloj que sostenía
Gracias por leer ❤️😘
Esta si va a ser ñoñis, lo juro, y también es una historia cortita para aquellos que no le gusta leer tanto ❤️😘
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