ㅤㅤ𝗶𝗻 𝘁𝗿𝗶𝗯𝘂𝘁𝗲 𝗼𝗳 𝗰𝗵𝗮𝗿𝗹𝗼𝘁𝘁𝗲 ❟❟

CAPÍTULOㅤㅤㅤ9
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ㅤㅤㅤSE QUEDARON ALLÍ paradas por un momento, únicamente Nettie y ella.

Simplemente estaban allí de pie, contemplando al hombre que tenían delante. Peter, por su lado, no difería demasiado de ellas, pues se veía igualmente asustado. Los ojos de rubí parpadeaban, pasando de la cara de Nettie a la de Charlotte antes de repetir todo el proceso de nuevo. Su cuerpo estaba notablemente tenso, con los puños apretados y los brazos tiesos a sus costados, como si no estuviese seguro de si quería lanzarse hacia delante para atacar o mostrar diplomacia.

Entonces, Nettie tomó la decisión por él. Avanzó rápidamente, con sus rizos azabaches danzando sobre sus hombros de mientras que se movía para abrazar al hombre. Peter se estremeció por un segundo, y la pelinegra se movió con la intención de retirarse al sentir su perplejidad, no obstante, el inmortal se relajó rápidamente y atrajo a Nettie en un fuerte abrazo.

La de rizos oscuros apretó suavemente su cara contra el cuello de Peter, inhalando aquel aroma tan familiar. Tras un momento, se separó – ¿Tú también estás aquí para ser testigo?

La voz de Peter era áspera, tal y como Charlotte la recordaba – Nos lo pidió Jasper.

– ¿Lo has visto? – preguntó Nettie, con la mano aún apoyada en su pecho y sin alejarse del todo de él. Su expresión era la misma que la del avión, rozando el terror y el alivio. Eso le recordó a Charlotte que debía interrogarla más tarde, cuando los demás no estuvieran cerca para espiar.

Sin embargo, con un simple movimiento de cabeza, Peter respondió su pregunta. Su pelo de color rojizo y mechones lisos se despeinó aún más con aquel movimiento, aunque, tal y como lo recordaban, seguía teniendo ese cabello rebelde, que yacía algo rizado en su nuca y alrededor de sus orejas ligeramente puntiagudas - Nos lo pidió por teléfono. Dijo que nos lo explicaría más tarde.

Charlotte no pudo evitar el resoplido que salió de sus labios al oír eso. La mirada de Peter se posó sobre ella, con su cabeza ladeada, cuestionando silenciosamente aquella reacción. Charlotte se limitó a encogerse de hombros antes de responder – Es mucha la confianza que tienes en él. Jasper podría haberte enviado aquí para que te masacraran y no te habrías enterado.

– Jasper no haría eso – habló Peter, y luego se corrigió a sí mismo con una mirada oscura, dirigida únicamente hacia Charlotte –. O al menos, no me lo haría a mí.

Las palabras se sintieron como un golpe, pero la vampiresa las esperaba. En lugar de mostrarse dolida, se limitó a ladear la cabeza, dedicándole al vampiro una sonrisa condescendiente – Recuerdo haber pensado lo mismo una vez. No volveré a cometer ese error.

– Entonces, ¿por qué estás aquí? – la pregunta de Peter tenía su mérito, e hizo que Nettie se apartase del vampiro de cabello rojizo y volviese a acercarse a Charlotte. Su expresión era muy tranquila, como si en realidad se estuviese guardando sus pensamientos para sí misma.

– Yo se lo pedí – esa era la voz de Rosalie, que habló de mientras que daba un paso hacia delante, entrando así en la estancia con una mirada severa; una dedicada exclusivamente a Peter. Casi retaba al vampiro a que le llevase la contraria – La necesitamos tanto como a ti.

Los labios del vampiro se fruncieron en una mueca de inconformidad, no obstante, no dijo nada más. En su lugar, fue Nettie la que habló, asomándose desde detrás del cuerpo de Charlotte para mirar a Rosalie – ¿Vamos a encontrarnos con los demás?

– Sí, por aquí. – confirmó Rosalie, apartando su mirada de Peter y haciendo un gesto para que Charlotte y Nettie se dirigieran al comedor junto a ella.

Casi como si los recuerdos no fuesen suyos, a la mente de Charlotte llegó la primera vez que había visto aquel comedor. Acababa de ser sacada del sótano de los Cullen, autorizada a estar a cargo de la salud de Bella, que se hallaba en declive. Jasper se había sentado junto a ella y la había amenazado para que los ayudara.

No obstante, Rosalie en ningún momento se detuvo, sino que las condujo rápidamente desde el comedor hasta el salón principal. Allí, muchos vampiros estaban reunidos. Todos estaban situados en grupos, todos diferentes en la forma de vestir, pero a su vez tan iguales.

Y aún así, el primer aquelarre que llamó la atención de Charlotte fue el que tenía a un joven de rostro aniñado, acorde al cual, no podía tener más de quince años. Estaba sentado en uno de los sofás de los Cullen, con su mano entrelazada con la de una mujer de pelo oscuro, que miraba fijamente a un hombre que no paraba de despotricar. Ese debía que ser el líder del aquelarre.

– ¿Qué te parece? – la voz de Nettie sacó a Charlotte de sus pensamientos. La azabache arrastraba su mirada por la sala, posándose esta por un momento en un varón de pelo largo, aunque solo fue eso, un momento breve antes de conectarla con la de Charlotte nuevamente.

Sabiendo que todos los demás aquelarres de la sala estarían escuchando su conversación, Charlotte cambió rápidamente el idioma al español –. Nos mantendremos unidas, pero seremos amigables.

Nettie respondió con una asentimiento de cabeza y se movió por la habitación con fluidez. Charlotte también lo hizo, solo para, poco después, acabar sentada en un sillón en el que la pelinegra la acompañó tras un instante. Pasó menos de un segundo antes de que una mujer con brillantes rizos naranjas las mirara y decidiera acercarse.

– Soy Maggie. – saludó, y Charlotte notó una fracción de segundo después que era joven. Debía tener unos diecisiete años, más o menos. Aun así, muy joven para los estándares de Charlotte.

– Lynette. – dijo Nettie, extendiendo la mano para estrecharla con la de la joven. Maggie lo hizo alegremente, iniciando al poco una conversación, ante lo cual la castaña puso los ojos en blanco. Maggie y Nettie transmitían la misma energía, ese júbilo puro que era demasiado valioso y puro como para ser encerrado en la criatura que ambas eran.

– Siobhan. – dijo una voz tenue junto a ella, ante lo cual Charlotte giró la cabeza para contemplar el rostro redondeado de una mujer más mayor. Era parte del aquelarre de Maggie, o eso indicaba ese cabello de un rojo intenso, y tenía la mano extendida para estrecharla con la suya.

Charlotte esbozó una pequeña sonrisa antes de estrechar la mano de la mujer –. Charlotte.

Esto hizo que Siobhan frunciera el ceño y alzara sus cejas cobrizas – ¿Como la morena de antes?

– ¿Perdón? – preguntó Charlotte, haciendo que Nettie y Maggie detuvieran su conversación. Ambas se volvieron hacia sus respectivas compañeras de aquelarre.

¿Qué ha pasado? – preguntó Nettie, y por suerte lo hizo en español.

Dijo que había otra Charlotte – comentó la morena rápidamente, después se giró hacia Siobhan, hablando en inglés nuevamente –. No he conocido a otra Charlotte.

– Está con ese chico... – dijo Siobhan con el ceño aún fruncido, al decir eso se giró hacia el varón encaramado en la silla detrás de ella. Él ladeó la cabeza cuando la mujer le susurró algo.

– Peter – exhaló el varón, y se volvió para mirar brevemente a Charlotte, sin llegar a encontrarse con su mirada realmente –. La chica estaba con ese tal Peter.

Junto a Charlotte, Nettie se puso cada vez más tensa. Dirigiendo la mirada hacia la mujer, la morena de ojos dorados tenía una pregunta en los labios, pero Nettie se le adelantó, de nuevo en español – Hablaremos más tarde, ahora no es el momento de explicarlo. Es demasiado complicado.

Molesta, Charlotte se apartó de Nettie y volvió a dirigirse a Siobhan con una sonrisa incómoda en el rostro –. No la he conocido, pero ahora me aseguraré de hacerlo. Más sabiendo que tenemos el mismo nombre.

Si el otro aquelarre percibió la tensión en las palabras de Charlotte, no lo dejó entrever. De hecho, Maggie volvió a hablar con Nettie, y Siobhan y el varón se mantuvieron al margen, observando a los demás tal y Charlotte lo estaba haciendo.

Las horas avanzaron así, con los otros aquelarres dándose poco a poco a conocer ante Charlotte y Nettie. Bueno, sobre todo ante Nettie, dado su aspecto más amistoso.

Zafrina y Senna eran un aquelarre de lo más interesante, formado por dos vampiresas, ambas vestidas con finas telas y abalorios. Zafrina, al igual que Charlotte, se mantuvo en silencio durante el proceso de reunión inicial, de mientras que Senna se encargaba de hacer las preguntas a Nettie.

– ¿Tienes un regalo? – preguntó Senna con una sonrisa tímida en sus labios. Sin embargo, Charlotte comprendió que la pregunta tenía un significado más serio. Casi como si Senna estuviera preguntando cuán poderosas eran ella y Nettie.

Nettie soltó una pequeña carcajada, negando con la cabeza – No, pero Charlotte sí.

Al instante, Zafrina miró a Charlotte. Hizo un breve sonido inquisitivo – Muéstranos.

– No es algo que muestre – dijo Charlotte con los dientes apretados. Nunca le gustó mucho mostrar su don, sobre todo porque los demás no lo entendían. No era llamativo como el de Alice, ni tan invasivo como el de Edward –. Es más bien una sensación.

– ¿Como el de Jasper? – se trataba de una de las rubias de antes, Tanya, si Charlotte recordaba bien. Su aquelarre la seguía por detrás, la mayoría pálidas y hermosas, y casi todas rubias. Se sentaron ante Charlotte y Nettie en un sofá cercano.

– No – dijo Charlotte, y luego lo pensó mejor y confesó –, más o menos, en cierto modo. No puedo cambiar las emociones, ni sentirlas en ningún aspecto. Pero puedo aleccionar o maximizar los dones de los demás.

Los otros aquelarres escuchaban ahora, con una mirada destellante de curiosidad. Fue otro Denali el que habló esta vez, con el rostro brillante aún en su palidez no tan exagerada como la de las rubias – ¿Se puede transmitir mentalmente o solo con el tacto?

– Ambas cosas. – respondió Charlotte, tratando de mantener una sonrisa agradable.

– ¿Puedes...?

– Eleazar. – habló una morena junto al hombre de Denali, colocando suavemente una de sus manos en el brazo del varón y moviendo la cabeza con adoración. El varón, casi avergonzado, volvió a sentarse en el sofá. Aunque Charlotte sabía que si lograba quedarse a solas con ella, las preguntas le saldrían a borbotones como una fuente.

La noche avanzó así, con otros vampiros presentándose cada poco tiempo. Primero estaban Senna y Zafrina, un aquelarre con el que Charlotte podía ver grandes alianzas en el futuro. Siobhan, Maggie y Liam también se mostraron muy amables, de una manera respetuosamente reservada. Nettie también parecía disfrutar de su compañía, pero no tanto como con la de Kate y Carmen; las dos vampiresas pertenecientes también al aquelarre de Tanya y Eleazar. Después de ellas, a Charlotte le habló Amún, el líder del aquelarre egipcio, que estaba conformado por su compañera Kebi, y los vampiros más jóvenes; Benjamin y Tia. A Charlotte le agradó más Tia, sobre todo porque era silenciosa.

También estaba Garret, cuya vivacidad rivalizaba con la de Nettie. El vampiro, cada vez que Charlotte apartaba la vista de alguno de los otros testigos, estaba al otro lado de la habitación, charlando con una persona nueva cada vez. Todavía no se había acercado a ellas, pero si las miradas que le lanzaba a Nettie eran un indicio, no tardaría mucho en hacerlo.

Las presentaciones parecía que durarían toda la noche, con los Cullen dispersándose también entre ellos. Charlotte, después de hablar con Senna durante una hora, se puso de pie. Miró a Nettie por un momento, y le habló en español – Me voy fuera. Esto es demasiado para mí.

Nettie se limitó a asentir con la cabeza antes de seguir charlando alegremente con Carmen. La morena se abrió paso entre la multitud y deslizó la puerta de cristal que conducía al patio. Una vez que la puerta se cerró tras ella, la de ojos dorados apartó los rizos oscuros de su cara y se relajó.

Apoyó las manos en la barandilla y se inclinó hacia delante. Cerró sus ojos, y trató de controlar su nerviosismo ante tanta gente; después de años de estar sola, Charlotte aún intentaba recuperarse del grave aislamiento. Estar con los Cullen había ayudado, sobre todo porque había estado muy cerca de ellos constantemente. Sin embargo, los Cullen no estaban a la altura de las veinte personas diferentes que trataban de hacerle diferentes preguntas, entre las que Charlotte tenía que maniobrar enérgicamente para exponer algo, pero no demasiado.

Fue en ese momento cuando Charlotte apreció los diferente personalidad que tenía Nettie y ella. Cuando estaba bajo su dominio, María solía utilizar a Nettie para cumplir con el lado diplomático de las negociaciones. La pequeña mujer podía ganarse a cualquiera con solo unas cuantas sonrisas encantadoras y una risa educada. La pelinegra era tan hábil para conseguir lo que quería de los demás, que Charlotte estaba segura de que, si hubiese querido, Nettie podría haber conseguido que los Capuleto y los Montesco depusieran las armas.

No obstante, la morena no era como Nettie. No, Charlotte tomaba decisiones; era un soldado. Dirigía con mano dura, y no se centraba en las emociones como principal producto de supervivencia. Esa era exactamente la razón por la cual la morena necesitaba a alguien como Nettie a su lado. Alguien que pudiera suavizar las duras palabras de Charlotte, e interceptar sus órdenes para convertirlas en órdenes suaves y menos exigentes; solo así conseguiría que la gente las siguiera de buena gana.

Abriendo los ojos, se giró dispuesta a volver a entrar en la casa de los Cullen. Justo en ese momento, una morena salió también al patio. Su pelo, al igual que el de Alice, tenía un corte pixie, no obstante, el parentesco con Alice terminaba ahí. La mujer tenía un rostro en forma de corazón, con hombros anchos, labios gruesos y caminaba en posición de combate.

Charlotte se reconoció en la mujer al instante. Sobre todo porque había visto ese mismo comportamiento en otras cuatro personas a lo largo de su existencia; Jasper, Nettie, Peter y ella misma. Esta debía ser la Charlotte que Siobhan le había informado que había venido con Peter.

– Sabes quién soy. – habló la mujer con su voz ronca. Sus palabras tampoco eran una pregunta, pero Charlotte asintió de todos modos.

– Me han informado de que compartimos el mismo nombre. – dijo Charlotte, y echó los hombros hacia atrás mientras se apartaba de la barandilla del patio. Mantuvo su postura y mirada firmes, contemplando fijamente a la Charlotte número dos.

Charlotte dos sin embargo se rió ligeramente, casi como si lo que había dicho la morena le hiciera gracia. No obstante, cuando levantó la vista, sus ojos estaban ligeramente entristecidos – No me gusta sacar a relucir el pasado, pero creo que con el origen de mi nombre tengo que hacerlo.

El cerebro de Charlotte se detuvo por un momento, pero al poco volvió en sí y cuestionó con curiosidad – ¿María, entonces?

Charlotte número dos asintió con la cabeza, y entonces habló – Yo estaba allí, la noche en la que Jasper te llevó a la tumba.

El aire entre ellas se agrió al instante, sin embargo, Charlotte número dos continuó – Observé lo que María te hizo, la crueldad que te mostró por no tomar una vida inocente. Vi como Jasper la seguía desesperada y devotamente, aún cuando sabía que ambas habíais sido inseparables en algún momento. No había nada que yo pudiese hacer, y por eso, lo siento.

– No necesito disculpas. – habló Charlotte, y se dispuso a volver a entrar, pero la de corte pixie volvió a hablar una vez más.

– Así que tomé tu nombre – habló, y la morena se giró para mirarla fijamente, con expresión impasible. Charlotte número dos temblaba suavemente, casi parecía nerviosa, pero continuó con una voz mansa –. No tenía ningún poder en aquel entonces, ni para ir contra María, ni para ir contra Jasper, ni contra el ejército que tenían. Así que hice lo que tenía que hacer. Lo que pude. Tomé tu nombre como propio, para que nadie olvidara lo que hiciste por mí... para que yo no olvidara lo que hiciste por mí.

El miedo llenó el estómago de Charlotte, y algo parecido a la rabia se infiltró en su mente. Sin embargo, de alguna extraña manera, se armó de valor para preguntar – Eres ella, ¿verdad?

– Yo soy la chica que te negaste a matar – dijo la de ojos rojos con voz inestable. No obstante, aquello no era todo, había algo extraño en su mirada, y cuando volvió a hablar, su voz se notaba quebrada –. Yo fui por quien sacrificaste tu libertad.

Se miraron fijamente durante un momento, y Charlotte sintió un ardor detrás de su ojos. La presión era tan insoportable que tuvo que apartar la mirada. Una vez que miró a lo lejos, los pensamientos acudieron a la mente de la morena.

De hecho, no eran más que un duro hilo de pensamientos que recordaba haber tenido. Todos esos que alguna vez acudieron a su mente, esos en los que Charlotte deseó haberse retractado de su elección. Los pensamientos de arrepentimiento que llegaron a ella con el encierro, esos en los que se recriminaba el no haber matado a la estúpida chica cuando María se lo pidió. Esos en los que se echaba en cara el no haber matado a una chica inocente de la que nadie se acordaría.

Ante la gravedad de sus pensamientos, Charlotte miró a la mujer que había tomado su nombre no solo como munición contra María, sino como homenaje, y quiso enfadarse. Pero en lugar de eso, lo único que sintió Charlotte fue alivio.

Alivio por no haber matado a esa chica cuando le dieron la orden, porque ante ella había alguien que no solo había sobrevivido por sí misma, sino que esa chica había sobrevivido por las dos. Había sobrevivido porque a Charlotte no se le había dado la oportunidad, y esa era la mejor clase de libertad que la morena podría haber pedido.

– Gracias. – respondió Charlotte sin siquiera reconocer su propia voz. Era un extraño hipo de sílabas retorcidas y dichas mansamente. Pero eran crudas, reales y genuinas.

Los ojos de la otra Charlotte se abrieron de par en par, casi como si hubiera estado esperando la rabia de la mujer – ¿Qué?

– Gracias – repitió la morena sin vacilar y sin poder recordar la última vez que había pronunciado esas palabras ante alguien. Pero eso no era todo; tenía más cosas que decir, y estas palabras eran igual de sinceras –. Gracias Charlotte, por no olvidarme.

Un peso pareció levantarse de los hombros de ambas, y una corriente fresca acarició sus almas ennegrecidas. La oscuridad de sus mentes y cuerpos no se había ido completamente, nunca lo haría, pero el peso que allí se hallaba antaño, era más ligero ahora.

La de corte pixie se limitó a asentir con la cabeza y a apretar los labios en una pequeña sonrisa – Es un placer volver a encontrarte.

Fue sorprendente cuando una carcajada salió de la garganta de Charlotte – Es un placer tener por fin la oportunidad de conocerte.

– Supongo que ahora debería decirte mi verdadero nombre – se rió Charlotte número dos. La de ojos dorados abrió la boca para negarse, pero la mujer negó con la cabeza –. No, solo lo guardé porque no quería que nadie lo olvidara; no quería que nadie se olvidara de la persona a la que había pertenecido. Pero ahora estás aquí, has salido, has sobrevivido, así que vuelve a ti. Quiero que vuelva a ti.

Charlotte asintió con la cabeza, la presión se acumulaba cada vez más detrás de sus párpados – Entonces, ¿cómo te llamo?

– Geraldine – afirmó la de corte pixie, que dejó escapar un pequeño suspiro de alivio al decir por fin su nombre. Para cuando levantó la vista hacia Charlotte, sus ojos estaban brillantes e inmensamente felices –. Soy Geraldine.

Geraldine. Encajaba perfectamente.

– Encantada de conocerte Geraldine, yo soy Charlotte. – Charlotte habló, y le dedicó una sincera pero pequeña sonrisa a la mujer que tenía delante.

– Deberíamos volver a entrar – habló Geraldine, dejando escapar otra pequeña risa –. Peter ha estado paseando por el interior de la casa desde que le dije que iba a venir aquí para hablar contigo.

– Me pareció oír algo. – respondió Charlotte, y cuando Geraldine dejó escapar otra carcajada, ambas entraron de nuevo a la casa de los Cullen.

Peter, como había dicho Geraldine, la estaba abrazando un momento después. La de ojos rojos rió, apretando su cara contra el cuello del vampiro y susurrando algo que hizo que Peter levantara la cabeza para mirar a Charlotte. Lo miraba fijamente, incluso creía ver lo que podía pasar por respeto, y ante su intensa mirada, Charlotte se quedó atónita en la salida patio.

Al cabo de un momento, la morena atravesó la puerta y algo de todo eso le pareció un ritual. Como si  limpiara algo que no sabía que estaba sucio. Siguió las voces hacia el salón, con Peter y Geraldine caminando detrás de ella.

Una vez en el salón, Nettie levantó la vista e interrumpió su conversación con Garrett al sonreírle. Dirigió su mirada hacia Geraldine y Peter, poniendo una expresión de confusión, pero Charlotte se limitó a encogerse de hombros con suavidad.

La de ojos dorados condujo a Peter y a Geraldine hacia el sofá en el que se habían sentado Nettie y ella hace horas. Una vez allí, la pareja tomó asiento junto a Charlotte y observaron con duda a la pelinegra. Nettie le devolvió la mirada a Geraldine, esbozando una pequeña sonrisa que la de corte pixie respondió por igual, aunque algo frágil, como si temiera ser rechazada.

Sin embargo, la azabache se limitó a extender la mano –. Soy Lynette, pero puedes llamarme Nettie.

Geraldine estrechó su mano con la de Nettie y respondió – Soy Geraldine, y este es Peter.

Allí mismo, sentada junto a ellos, algo en Charlotte encajó. Peter y Geraldine sentados detrás de ella y Nettie apoyada en su hombro derecho se sentían como piezas perdidas que al fin encajaban. Charlotte sintió como si algo dentro de su pecho se removía, al girar la cabeza, colocó la mano en su lado izquierdo, en el que había un espacio vacío.

Como si se sintiese obligada a hacerlo, Charlotte levantó la mirada, contempló su alrededor sin buscar nada en concreto y conectó sus ojos con unos dorados y brillantes al otro lado de la habitación. Rosalie observaba como el aquelarre de Charlotte interactuaba sin problemas, con una expresión parecida al asombro en su rostro, y cuando sus ojos se conectaron, algo dentro de Charlotte cobró vida, y casi por arte de magia susurró;

Es ella. Dijo, y Charlotte lo creyó.

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⡛⡛ꪾꪷ͢꧇:historia original de seIcouth:🍲❟ㅤ

Lo siento muchísimo por habermeㅤ
tardado en actualizar, pero no lograbaㅤ
acabar el capítulo. No acababa deㅤ
estar satisfecha con el resultado.ㅤ
Aquí tenéis el tercer capítulo de laㅤ
segunda parte, en este, tenemos unaㅤ
historia para Charlotte/Geraldine,ㅤ
y encima tenemos tremendo final.ㅤ

Espero que os haya gustado esteㅤ
capítulo tanto como a mí escribirlo,ㅤ
tengo muchísimas ganas de leeros.ㅤ

Nos leemos en el próximoㅤ
capítulo, os amo un buen. ♡ㅤ

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