👑 ፧ 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲 • ✦⁾
El atardecer se hacía presente, iluminando todo el lugar con tenues rayos de luz muy cálidos que entraban a través del cristal. Jungwon siempre suele quedarse cerca de la ventana para disfrutar de esos últimos rayitos del sol, pues para él son los mejores.
Sin embargo, ese día en cuestión no lo estaba disfrutando mucho. Jay había salido por la mañana (avisándole, claro) y desde entonces no lo ha vuelto a ver. No sabe qué estará haciendo, pero en ese solitario día, Jungwon no ha dejado de estar pensativo y soltar suspiros al aire.
Se notaba la ausencia de Jay, porque incluso cuando solo estaban ahí sin decir nada, Jungwon era capaz de notarlo y sentirse acompañado, pero ahora no lo estaba. Y que siguiera sin aclarar sus sentimientos solo empeoraba sus pensamientos.
Con decirles que intentó leer algún libro de Solon para entretenerse y no pudo porque su mente estaba llena del mayor se hacen una idea del lío mental que tiene Jungwon.
Recién nota que odia la soledad. O quizás estaba siendo algo dramático, pero no podía evitarlo. Al percatarse de que quedaban unos pocos minutos para que el sol desapareciera por completo y Jay seguía sin volver, Jungwon tenía ganas de llorar, ¿cuando volvería?
Y como si sus plegarias fueran escuchadas, notó un toqueteo en su hombro, haciéndolo voltear y encontrándose con un muy elegante Park. Su pelo estaba bien peinado hacia un lado, dejando su frente algo descubierta; llevaba una gabardina negra de lujoso aspecto, con unas pequeñas flores rojas en los bolsillos de esta; y como toque final, unos guantes de cuero negro que no llegaban a la muñeca.
—¿Vamos ya a dar ese paseo? —cuestionó con un tono de voz suave acompañado de su sonrisa angelical mientras mantenía la mano alzada delante de Jungwon con la intención de que este la tomara.
Jay ya le había afirmado que no era un ángel. Pero, diablos, Jungwon sigue pensando que sí lo es, y con esa apariencia lo parece aún más. Incluso puede ver un aura brillante alrededor de él.
Luego de unos rápidos segundos admirándolo y asimilando que Jay había regresado, Jungwon no se molestó en preguntar a qué se debía su tan cuidado aspecto, él simplemente se abalanzó a sus brazos en un necesitado abrazo luego de horas sin sentirlo. Tan necesitado que no se dió cuenta de ello, pero sus manitas se aferraron con fuerza en la espalda del mayor.
—Ya estoy aquí, siento la tardanza —comentó Jay al hacerse una idea del porqué el castaño estaba así. Y viendo que este no planeaba romper el abrazo, no pudo evitar reír con ternura—. ¿Ahora eres tú quien tiene el celo?
—Yo no puedo tener eso —balbuceó—. Pero sí quiero los mimos, fueron muchas horas sin tí.
En respuesta, Jay lo tomó de la cintura y lo alzó para poder llevarlo al prometido paseo, sonriendo satisfecho cuando Jungwon lo rodeó con sus piernas para no caer. Una vez seguro, empezó a andar tranquilamente.
—Ya, ya, perdona, me llevó más tiempo del que creía, pero créeme que valdrá la pena, ahora lo verás —avisó mientras avanzaba por el pasillo.
Sus palabras activaron por completo la curiosidad de Jungwon—. ¿Qué hiciste?
—No seas impaciente, Yang —rió.
—¿Al menos puedo preguntar de dónde viene usted tan elegante, Sir Park? —su tono sonaba algo divertido. Después de todo es inusual ver a su compañero así vestido.
—¿Te gusta?
Jungwon asintió—. Te ves bastante bien, pareces de la aristocracia.
—¿De verdad? Tal vez debería lucir así más seguido.
—Oye, que te veas bien así no quiere decir que debas usarlo más veces, solo lleva lo que te parezca más cómodo.
Jay rió por el comentario—. ¿Insinuas que no quieres que me vea bien? —preguntó con un tono burlesco.
—¡No es eso! —se apresuró a responder el menor—. Digo que hasta con el pijama te ves genial, no necesitas seguir un estilo.
—Suena halagador viniendo de alguien que se pasa el día en pijama.
—Es cómodo, no puedo evitarlo.
—¿Hoy podrías hacer una excepción? —cuestionó al soltar a Jungwon con cuidado, no dejando de sujetarlo hasta que este estuviera estable. Luego señaló al traje blanco que había en la silla cuidadosamente colocado para una mejor presentación.
Jungwon se acercó con curiosidad, tocando un poco la tela procurando no mancharla, notando rápidamente la calidad de esta—. ¿Cómo lo conseguiste? —preguntó con asombro.
—Secreto —respondió haciendo la señal de silencio—. Póntelo, te esperaré fuera —avisó antes de salir del hogar para dejarle algo de privacidad.
Aunque realmente no era tan necesaria, nunca se preocupaban por la privacidad a la hora de cambiarse. De por sí se bañan juntos por lo que nada de eso les importa. Por eso Jungwon pensó que tal vez Jay tenía algo especial preparado, y de ahí toda esa inusual situación.
Lleno de curiosidad, se vistió rápido para no tener que esperar más. Sin embargo, al mirarse en el espejo no pudo evitar quedar embobado por su apariencia.
Se veía lindo, y el blanco le daba una apariencia bastante inocente, tanto que incluso empezó a dudar si realmente el espejo lo estaba reflejando a él. No sabía que el blanco le favorecía tanto hasta ahora, definitivamente Jay tiene buen ojo para elegir la ropa.
Y así salió del hogar, algo avergonzado y nervioso por enseñarle al mayor su aspecto. Esperaba algún comentario de su parte, pero Jay solo se quedó mirándolo completamente callado.
—¿M-Me veo mal? —balbuceó con timidez mientras jugueteaba vergonzosamente con un mechón de su cabello.
Jay tomó una de las flores que había en su propio bolsillo y la puso con cuidado en la cabellera castaña del contrario, dándole una imagen incluso más tierna—. Te ves mejor de lo que esperaba.
—M-Me siento como un príncipe.
El mayor rió por el comentario—. Eres un príncipe —soltó con obviedad—. Uno muy lindo.
Jungwon se ruborizó—. Incluso estando en palacio no me sentía como uno...
—¿Ah, no? —el menor negó, y en respuesta Jay le tomó de la mano, acercándola lentamente hacia su rostro—. Pues hoy le haré sentir como el príncipe que es y siempre fue, príncipe Yang —soltó antes de plantar un rápido beso en el dorso de esta.
El que usara un lenguaje formal fue como un ataque directo para Jungwon, quien jamás recibió respeto alguno a pesar de su puesto en la realeza. Solo Soobin parecía respetarlo, pero este de por sí era muy formal con todos. Cuando venía de Jay se sentía algo más íntimo, y no era para menos teniendo en cuenta la afirmación indirecta de este sobre dedicarle todo su tiempo lo que resta del día.
—E-Estoy ansioso por saber qué planeas —admitió el castaño.
—No se preocupe, ahora lo sabrá —aún sin soltar su mano, empezó a caminar tranquilamente.
Con el hermoso atardecer de fondo llegando a su fin, ambos jóvenes estaban caminando por el bosque, uno vestido de negro y otro de blanco, como el Yin y el Yang, como el bien y el mal, como un par de contrarios destinados a estar unidos en ese lindo contraste entre un "Príncipe de Procelana" con una "Bestia Alada", una combinación de lo más curiosa.
Y mientras Jungwon estaba distraído intentando calmar los rápidos latidos de su corazón a la vez que caminaba junto al menor, Jay se encontraba notoriamente emocionado por lo que vendría, aunque no puede negar que está algo nervioso al respecto.
—Llegamos~ —canturreó el mayor luego de apartar unos arbustos que daban a una zona abierta en medio del bosque.
Escucharlo hizo a Jungwon abandonar sus pensamientos, y una vez vio el lugar, sus ojos se abrieron por completo de la sorpresa.
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