👑 ፧ 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘂𝗻𝗼 • ✦⁾

—Con que este es el límite, ¿uh? —murmuró Jungwon cuando vió que no podía avanzar más—. Bueno, es mucho más terreno del que esperaba. 

Ese día finalmente decidió ir un poco más lejos de la zona alrededor de la casa, y tras varios kilómetros caminando, notó aquel campo de fuerza que ya había sentido con anterioridad en la torre. 

—¿Jong-ah? —preguntó al voltear y no verlo. No le preocupaba que no estuviera, el pelinegro suele ir a estirar las alas cada vez que el menor salía del hogar, solo que Jungwon no sabía dónde ni cómo. Lo perdía por completo de vista hasta que luego de una hora Jongseong volvía a casa caminando. 

El caso es que aprovechó la soledad para hacer algo que llevaba años deseando: acostarse en el césped. Sí, es un deseo bastante simple y tal vez infantil, pero para alguien que ha crecido en las alturas se trataba de un sueño hecho realidad. 

Y así corrió hasta donde había más césped y se abalanzó sobre este, llegando incluso a dar algunas vueltitas muy emocionado de sentirlo. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que pudo tocar el pasto? Puede calcular que fueron unos 14 años aproximadamente. Y no se había dado cuenta de lo mucho que amaba la naturaleza hasta ahora. 

Sentir la agradable brisa de la mañana en su rostro mientras sus manos se deslizan delicadamente por el suave césped, con el brillante sol en el cielo completamente despejado y el agradable olor de las flores y la tierra húmeda llegando a sus fosas nasales. 

Jungwon tuvo que pellizcarse para ver si realmente no estaba soñando, sonriendo en demasía cuando sintió el dolor. Había soñado tantas veces con ello que aún le costaba creérselo. 

Y con esa agradable sensación sumado al silencio que había alrededor —el cual únicamente era perturbado con el sonido de las hojas chocando, pero a Jungwon no le desagradaba eso—, cerró los ojos para un mayor disfrute. No dormiría, simplemente quería enfocar su atención en la respiración, dejar su mente en blanco y disfrutar del pacífico momento. 

Sin embargo, por un momento sintió una rápida sombra, como si el sol hubiera sido tapado por unos milisegundos. 

Curioso por ver qué había ocurrido, abrió los ojos encontrándose con que el cielo seguía despejado, haciendo que su confusión creciera. Mas no tardó en averiguar qué había ocurrido. 

Primero notó una fuerte ráfaga de aire que le hizo cerrar fuerte los ojos por unos segundos a la vez que su cabello se movió por la fuerza, y luego pudo divisar a Jongseong con las alas completamente abiertas en el cielo. 

Sus ojos se abrieron bastante, no queriendo perder ningún detalle del vuelo del pelinegro. El movimiento de sus alas era lento, y aún así iba muy rápido. Parecía todo un experto aprovechando la dirección del viento para hacer vueltas impresiones o aumentar la velocidad. Incluso en algún momento pudo mantener el vuelo estable pero completamente quieto. 

Jungwon nunca lo había visto volar hasta ahora, y no podía negar que Jongseong es bueno, demasiado bueno. Pero en lo que más pensaba era en la gran sensación de libertad que se debe sentir al volar. Viendo como Jongseong se divertía se hace una idea de cuán satisfactorio debía ser. 

Al percatarse de que se había quedado largos minutos admirándolo, apartó la mirada algo avergonzado. Cada día que pasaba descubría algo más del pelinegro que aumentaba la fascinación y admiración que le tiene. Se ve tan genial, tan mágico, tan libre... 

De repente, Jungwon se sintió algo decaído. Mientras Jongseong podía volar libremente a donde quisiera, él se encontraba atrapado, que aún teniendo un poco de libertad, Jungwon no se sentía del todo libre. Envidiaba un poco a Jongseong por ello, pero no se trataba de una envidia mala, simplemente al verlo volar no puede evitar pensar que le gustaría tener alas o poder levitar y sentir en primera persona esa satisfacción de la que Jongseong puede gozar. Tal vez así eliminaría un poco ese creciente sentimiento de enjaulamiento que apareció desde hace tiempo, pero Jungwon se negaba a admitir. Porque es cierto que está atrapado, pero no se puede quejar cuando antes era muchísimo peor. Y menos ahora que al menos si puede tocar el pasto. 

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dió cuenta de que Jongseong había descendido hasta que este lo tomó en brazos. 

—¿Q-qué? —preguntó en un intento de procesar qué estaba pasando. 

—Agárrate fuerte. 

Con ese aviso, Jongseong empezó a volar alto, y Jungwon se aferró fuertemente a él algo asustado pensando que este haría las mismas piruetas que estaba haciendo hasta hace unos segundos. 

Pero no fue así, Jongseong mantenía un vuelo suave y lento, algo que hizo a Jungwon relajar sus músculos y disfrutar de las vistas con el agradable aire de las alturas. Era muchísimo mejor que cuando sacaba la cabeza por las ventanas de la torre. 

—¡¡La casa se ve muy pequeñita!! —exclamó con asombro, causando que Jongseong riera de ternura. 

—Pues si supieras como te veías desde aquí arriba, parecías una hormiga. 

—Tal vez sí soy una hormiguita~ 

—Nah, no lo eres. Las hormigas pueden levantar hasta 50 veces su propio peso, y tú apenas puedes conmigo —se burló recordando una vez que Jungwon intentó cargarlo cuando Jongseong no quería levantarse de la cama. Logró alzarlo por unos pocos segundos, pero sus piernas cedieron y se dejó caer en el suelo con Jongseong encima. Fue muy humillante para Won, y ahora el pelinegro le recordaba ese momento cada vez que quería molestarlo un poco. 

El castaño hizo un pucherito frustrado—. En mi defensa diré que te había sujetado mal a propósito para no dañar tus alas. 

—Sí, claro~ —soltó con un tono sarcástico. 

—...Está bien, lo admito, soy una hormiguita que apenas puede levantar una vez su propio peso. 

—Eso es lindo. Tienes un punto por la sinceridad. 

Jungwon tardó un poco en responder. Se había quedado un poco pensativo intentando encontrar las palabras adecuadas para hacer una petición—. ¿Puedo... canjear ese punto? 

—Oh —Jongseong estaba sorprendido por la idea de Jungwon—. ¿Qué es lo que quieres? 

—Q-Que aumentes un poco la velocidad —respondió con timidez. Le daba vergüenza admitir que quería sentir algo de adrenalina. 

Satisfecho por la petición, Jongseong obedeció y aumentó la velocidad del vuelo, agarrando fuerte a Jungwon para que no cayera mientras él recorría todo el cielo. 

Jungwon gritaba con euforia entre risas. Ahora el viento le daba con más fuerza, y pudo confirmar que la sensación de volar es bastante agradable, llegando incluso a hacerle olvidar los pensamientos negativos. 

Emocionado por la experiencia, Jungwon cerró los ojos para concentrarse en la brisa y apoyó la cabeza en el hombro de Jongseong—. Gracias... —murmuró con una sonrisita adornando su rostro. 

—¿Gracias por qué? 

—No te hagas el tonto, Park, sé que eres muy atento. 

Jongseong sonrió como un estúpido enamorado aprovechando que Jungwon no lo observaba. 

Sí, había notado cómo Jungwon se desanimaba luego de verle volar, y no le hizo falta meditar mucho para saber al menos una pequeña parte de lo que pensaba. Por eso lo cargó en brazos para volar juntos y disipar cualquier sentimiento negativo que el castaño haya podido sentir.

No hay nada mejor que el viento chocando en sus rostros en un tranquilo momento donde solo existían ellos, sin preocupaciones ni pesimismo, simplemente el sonido de las plumas al batir las alas y un creciente amor que uno de ellos ya no podía controlar mientras el otro lo interpretaba como algo fraternal.

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