21•
Los días habían sido frígidos e insípidos. Jungkook había intentado mantenerse fuerte, robusteciendo su capa exterior que tan bien solía cubrirlo en los tiempos difíciles. Sabía que de alguna manera, el extraño juego que mantenía con Jimin , no estaba en su mejor momento; y aquel ruinoso sentimiento en su estómago lo hacía querer golpearse el rostro contra bloques de cemento.
Las ansias en su anatomía desbordaban totalmente, y supo que no lograba sentirse de aquella manera desde el momento en que se enteró, por boca de Min, que Park Jimin acababa de comprometerse. Aunque de por sí, el pesar que percibió en aquel instante pasó desmesuradamente rápido. Cuando su optimismo y persistencia vencieron.
De igual manera, él sabía que aquellos dos estaban perdidos, y no supo qué hacer para llevar a cabo la situación que momentáneamente se le presentaba. Evitaba sentirse patéticamente mal, pero sin embargo, se le hacía malditamente complicado. El recordar el llanto entristecido que soltó su profesor en su pecho, le causaba un malestar irremediable, y el pensar que todo era su culpa (aunque sabía que el rubio mantenía el cincuenta por ciento de ella), le hacía sentir un asqueroso bastardo.
Él no se encontraba feliz con la presencia de Zoe, y si pudiera, desearía exterminarla del mundo. Sus sentimientos eran bazofia, pero cuando comprendió que, él realmente se estaba metiendo en una relación formal de una década, supo que quizá había entrado en terreno peligroso. Aunque no era un esencial secreto.
Por supuesto, su cerebro era lo suficientemente calculador como para saber las consecuencias de aquella clandestina relación; igualmente, jamás imaginó que lograría sentirse completamente perdedor, justo como lo hacía actualmente. Antes, su objetivo era acostarse con Jimin , hacerlo suyo. Ahora, el significado de aquellas dos palabras había cambiado radicalmente. Park era suyo, pero desde luego, no para siempre.
Y él quería que lo fuera. Jodidamente.
El pronto distanciamiento que se había creado entre ambos hombres fue de alguna manera reparador. Jimin había logrado mejorar en su estado de salud, mientras que Jungkook dedicó su tiempo libre a estudiar, y no a pensar locamente en su caliente profesor (aunque aquello se ponía en duda). La prueba había sido presentada, y el pelinegro se encontraba comiéndose las uñas; él necesitaba aprobar, pero su mayor preocupación no era ser expulsado de la universidad sino que, de así serlo, él dejaría de ver a Park Jimin. Y por Dios, aquello sería lo peor que podría pasarle en la vida.
Igualmente, durante aquellos días de eterno duelo, Jimin y Jungkook se sintieron de alguna manera incompletos. El rubio sabía que había herido los sentimientos de su alumno, así Jeon no quisiera darlo por hecho; lo sabía porque, sin duda alguna, también había logrado herir los suyos propios. Sentimientos que, desde luego, él no sabía que poseía. Sin embargo, la confusión en la cabeza de Jimin crecía cada vez más, de maneras inauditas. Ya no lograba sentirse satisfecho con la compañía de Zoe, y aquel engorroso sentimiento lo hacía entrar en un ligero pánico. Jungkook había dado un giro de ciento ochenta grados a su vida, y no logró más que volverse un patético hombre.
Tan patético como solía serlo en su adolescencia.
La ausencia de mensajes y comentarios coquetos, hizo a Park sentirse como una vil basura. Su mejor decisión no había sido llorar como Magdalena con Jungkook presente, mucho menos dejar a demostrar el inmenso amor que sentía hacia su prometida; pero de igual manera, fue imposible detenerlo. Él se sentía avergonzado, y esperó que Jeon lo entendiese en su mensaje de disculpa, pero sabía que Jungkook jamás podría hacerlo. Tenían pensamientos diferentes, ideales diferentes, y desde luego, el pelinegro no se encontraba en insufribles apuros, como el azabache lo hacía.
Cuando Jungkook notó que moría ante el pronto abandono que él mismo había creado, creyó que lo mejor sería mandar a la mierda todas sus preocupaciones, tocar la puerta de su profesor y follarlo con fuerza contra la pared. Sin embargo, y aunque aquella idea hubiera sido recontra fabulosa semanas atrás, él sintió que no era lo correcto.
Sabía que su ridículo enamoramiento estaba yendo demasiado lejos, pero decidió que no le importaba, porque desde luego, a Jimin tampoco lo hacía. No le interesaba. Nunca le interesaría.
Al instante que la presencia de Park abordó el salón y las risas enardecidas de sus compañeros resonaron ante las despreocupadas conversaciones, Jeon sintió que perdió el aire. El mirar al rubio cada día le resultaba un poco más complicado, teniendo en cuenta su actual situación. Veía el arrepentimiento tintado de perdón en los ojos amielados, pero por alguna razón, su corazón había tomado la deliberada decisión de permanecer duro. Jungkook sabía que Jimin era una víctima más del juego en el que se encontraban, justo como él, pero su cuerpo había reaccionado de una manera inexplicable. Quizá, él tan sólo estaba protegiéndose del dolor.
Sin embargo, y teniendo en cuenta la debilidad que atiborraba el sistema del pelinegro, Jeon estaba seguro de ceder una vez más al tan sólo escuchar la melodiosa voz de su bello profesor, dirigirse a él.
— Buenos días, chicos — murmuró Jimin , mordiendo su labio con vergüenza cuando admiró la presencia de Jungkook . Taehyung y Seokjin queriendo hablar con él, y él evitando centrarse demasiado en la charla que ellos mantenían. Su cabeza malditamente perdida, y sus ojos avellanados posándose premeditadamente sobre el rubio— . Hoy no podré darles clase. Debo irme.
De inmediato, y tras sentir las atenciones puestas en él, Jimin admiró el pequeño murmullo celebrativo que expresaron sus alumnos, y sonriendo de lado, aclaró su garganta. Podía sentir una punzada terrible en su cabeza, y el tan sólo pensar que tendría que reunirse con su familia en media hora, le hacía querer cavar una tumba y enterrarse. De igual manera, su cuerpo se sentía inmune a malos sentimientos; sentimientos que no tuvieran nada que ver, claro está, con Jeon Jungkook . Porque con él, estaba todo mal.
De alguna manera, deseaba lanzarse a los brazos del menor, rogando un poco de la atención que había menguado los últimos días. Quería acercarse a él y demostrarle la felicidad que sintió al momento de corregir su prueba, y también, la excitación que causaba en su cuerpo con tan sólo un absurdo pensamiento a su nombre. Cuando Park se dio cuenta de sus reales pensamientos, perdido, él sacudió la cabeza, y sonriendo heridamente ante la extraña pregunta que rondaba en su cabeza, supo que debía darse prisa o llegaría tarde a la junta.
¿Qué estaba haciendo Jeon Jungkook con él?
»— Les entregaré los exámenes y podrán retirarse — dijo, cogiendo la pila de hojas en sus cuidadas manos y recostándose del escritorio, para pronto posar su mirada en el papel blanco— . Hubo notas terribles. Confío en que pueden esforzarse un poco más.
Tras aquellas palabras, los orbes mieles viajaron fugazmente hacia su desastroso alumno. Jungkook bajó la mirada, sus manos juntas y un gesto preocupado en sus labios. Ante aquello, el rubio sonrió enternecidamente. Y es que tendría que darle unas clases de auto— confianza al chico.
Mediante las personas cogían su prueba, el salón comenzaba a quedarse vacío, y cuando los labios del rubio pronunciaron el nombre de Jungkook , la sangre corrió velozmente por sus venas y su corazón rebotó erráticamente dentro de su pecho. Jimin pensó que quizá, aquella sería su oportunidad, pero no lo fue. Las cejas del pelinegro elevándose al ver el diez plasmado en la hoja, y sus ojos ignorando en todo momento a los contrarios, deseosos de echarle una mirada y por consiguiente, hacerle saber lo contento que estaba su poseedor, por él.
Jungkook salió del salón, sin siquiera decir nada más. Y Jimin se apreció malditamente frustrado.
¿Así era como se sentía Jeon antes? Pues, era jodidamente desagradable.
Jimin de inmediato supo que debía hacer algo para arreglar lo que él mismo había causado, de ese modo, cuando terminó por entregar todas las pruebas y recogió sus cosas, corrió los por pasillos, preguntando desesperadamente a los universitarios que por allí rondaban, el paradero de Jeon Jungkook .
Cuando estuvo en el estacionamiento y admiró al chico pelinegro subido a su moto, con sus mejores amigos pareciendo animarlo, él tomó una respiración profunda, peinando el cabello alborotado y calmando su atormentado trote; sin embargo, no su agobiado corazón.
— Mira a quién tenemos aquí — canturreó Seokjin, palmeando el hombro de su amigo cuando Jimin mordió el interior de su mejilla, volteándose sobre sí para clavar la mirada en la contraria. Jimin exhaló con exageración, relamiendo sus labios y encogiendo sus hombros ante las miradas punzantes de ambos cafées.
— A ver si le quitas la depresión que carga — bromeó un alegre Taehyung, poniendo los ojos en blanco cuando Jungkook le dirigió una mirada punzante y amenazadora— . Será mejor que los esperemos por allí.
Cogiendo el brazo del castaño, lo empujó escasos centímetros de distancia, alejados. Desde luego, ellos no querían perderse de lo que fuere, pasaría entre su amigo y su profesor de Lengua. Y cuando Jungkook sonrió de manera cómplice, supo que efectivamente, no se lo perderían.
— Qué sorpresa — intentó sonar jocoso, sin embargo, Park notó el ligero matiz incómodo que desprendía su voz— . ¿Pasó algo? ¿Acaso se equivocó poniendo mi nota y quiere que le devuelva el examen?
— Um, no — Jimin arrugó la nariz de forma graciosa, e intentando aligerar el ambiente, sonrió de manera alegre— . De hecho, quería felicitarte. Fue realmente sorprenderte encontrar todas las respuestas buenas.
— Sí, supongo que debe serlo de una persona que reprueba hasta dos más dos — soltó, su voz sonando desinteresada. El rubio prensó sus labios, recordando que no tenía mucho tiempo.
— Sé que eres listo, tú también lo sabes — asintió, echando un rápido vistazo a los amigos atentos del menor, negó con la cabeza e intentó pasarlos desapercibidos— . Fue sorprendente, pero de igual manera, muy gratificante. Es bueno para un profesor saber que transmite el conocimiento a sus alumnos.
— Estudié por mi cuenta — admitió, vacilando. La boca de Jimin se torció en una mueva indignada. Sabía que Jungkook quería destruirlo, pero también tenía en cuenta que aquello no estaba lleno de nada más que resentimiento. Un buen resentimiento— . Pero de igual manera, supongo que usted podría llevarse un poco de crédito al respecto. Realmente no me importa. Hagamos creer al rector que usted es un muy buen docente, para eso le pagan, ¿no?
— Sí — afirmó, cerrando sus ojos por escasos segundos, para luego soltar el aire retenido. Por supuesto, él podría soportar la extrema coquetería atrevida que solía propiciarle Jeon, pero que diera pasos agigantados hasta herir su orgullo, no le agradaba en lo absoluto. Haciendo oídos sordos a los absurdos comentarios que soltaba su alumno, como antes solía hacerlo, él sonrió de nueva cuenta— . Sólo quería decirte que me alegró ver tu esfuerzo. Es bueno que te hayas dedicado a pasar esta prueba, aunque no deberías hacerlo simplemente por una amenaza de expulsión que recae en tus hombros. Siempre deberías aplicarte.
— Gracias, lo tendré en cuenta — afirmó, guiñando un ojo de manera pesada.
Jimin frunció el ceño, pensando que Jungkook era más inmaduro de lo que en su principio, él imaginó. Negando con la cabeza y evitando seguir humillándose de la manera en que lo hacía, mandó su parlamento de intentar arreglar las cosas al demonio, y dándose media vuelta sin siquiera decir otra palabra, él se dispuso a irse. Sin embargo, sus pies quedaron atados al piso, y relajando su rostro encogido, cerró los ojos de manera pacífica, dando vuelta una vez más y encarando al muchacho sobre la motocicleta. Éste poseía un gesto divertido, el cual le hizo querer abofetearlo; a pesar de ello, no hizo nada.
— Escúchame, Jungkook — comenzó, ignorando las miradas atentas que prontamente se dirigieron a él, por parte de Jin y Kim— . Sé que cometí una estupidez, y también sé que te pedí disculpas por ello pero aun así, no eres capaz de aceptarlas. No importa, realmente lo siento, no quería que esto pasara y lo sabes. Yo no estoy del todo bien, pero sin embargo no quiero que..., um, esto acabe. Lo admito, no sé lo que siento, estoy muy confundido, me deprimiré con frecuencia y en menos de un mes y medio estaré casándome, pero realmente cuando comienzo con algo, no quiero dejarlo y—
— Quise darte un espacio, Jimin — interrumpió, su gesto encontrándose prontamente serio y su garganta con un nudo indescifrable. El órgano dentro de su pecho rebotando con una ferocidad admirable, y las palabras dichas por su profesor, resonando fuertes en sus tímpanos— . Y estaba esperando que me dijeras eso. Que no quieres acabar, porque yo no estoy dispuesto a hacerlo.
Ante la voz profunda y formal, Park irguió la espalda. Escalofríos incontenibles recorriendo su espina de aquí para allá, y sus mejillas comenzando a calentarse prontamente. De inmediato, un alivio desmesurado acarreó su cuerpo, y cerrando los ojos de manera aliviada, apoyó su mano en la plateada carrocería de la motocicleta. Aquella fue, posiblemente, la mejor noticia que alguien pudo haberle dado en mucho tiempo, y sonriendo de manera espontánea, abrió sus ojos para fijarlos en los contrarios. Jungkook parecía alegre, sin embargo, aún había una pizca de tristeza pintando sus preciosos orbes achocolatados.
— Entonces... ¿Eso quiere decir que estamos bien? — Preguntó, un tono más bajo cuando escuchó ruidos vergonzosos por parte de los otros dos espectadores. Jungkook encogió los hombros.
— Dímelo tú.
Tras aquellas palabras, Jungkook se inclinó lo suficiente como para coger con su mano la mejilla de Jimin y plantar un pequeño pico en sus labios, causando que las mejillas del mayor terminasen por explotar, al igual que lo hicieron las carcajadas de Seokjin y Taehyung.
Admirando a su espalda y cerciorándose de que nadie había notado el afectivo momento, Jimin mordió su labio con extraña emoción, y caminando hacia atrás, encogió el cuello de manera ansiosa— . Debo irme. Supongo que..., ahora te escribo.
— Claro, bebé.
Y admirando como el precioso rubio se iba, con las mejillas potentemente encendidas, Jungkook descansó sus brazos en los aceleradores de su moto. Sus amigos sonriendo contentos, y felicitaciones alegres llegando a él cuando el cuerpo de Jimin terminó por perderse. Suspiró lleno de alivio, aunque de por sí, la completa paz llegaría a su cuerpo cuando Jimin terminase su relación con Zoe.
Para siempre.
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