11•
De igual manera, Jungkook no pudo esconderse en su cueva por mucho tiempo, porque cuando fueron las once de la mañana, tuvo a sus dos mejores amigos irrumpiendo en su habitación sin permiso alguno. Él los habría estado evitando durante todas aquellas horas transcurridas; ignorando sus mensajes y demás. Y es que, ridículamente, deseaba deprimirse solo.
Por supuesto, él jamás podría darse el lujo de presenciar algo llamado espacio personal.
— ¡Hey! ¿Qué te pasa? — Cuestionó un ceñudo Park Seokjin cuando se dejó caer a un lado de la cama del pelinegro, siendo inmediatamente secundado por Taehyung .
— No es divertido cuando nos ignoras — acotó el ojicafé, echando su cabello pelinegro hacia atrás— . Se supone que somos compañeros de crímenes, en nuestro reglamento está establecido el no ignorar a nuestros hermanos. Si no puedes con ello, te vas.
— ¿Qué? — El castaño observó a Taehyung , una mueca por completo confundida— . ¿Podrías dejar de decir estupideces por una vez en tu vida?
Y tras aquella pregunta rebosada en orden, Taehyung se rio, pero por supuesto, quedándose en silencio casi de inmediato. Jungkook obviaba la presencia de sus dos amigos, aunque desde luego, su pensamiento había sido interrumpido hacía minutos, cuando ellos decidieron entrar groseramente a su santuario.
— ¿Realmente soy tan feo como para no llamar la atención de Jimin ? — Cuestionó de pronto, tomando por sorpresa a los dos chicos que lo observaban con extrañeza. Jungkook mantenía su mirada perdida, no por completo interesado en admirar los gestos que poseían los rostros de sus amigos. Todo permaneció en silencio, y Jungkook en su misma posición, pero cuando un bufido llenó el emplazamiento, él se miró observando a su castaño y (a veces) obstinado mejor amigo
— ¿Eres tonto?
— Lo es — respondió el pelinegro mayor, soltando una pequeña y traviesa risa. El ojiavellana rodó los ojos, levantándose de su cómodo puesto y tomando asiento, sintiéndose así menos intimidado.
— ¿Por qué te preguntas eso? — Volvió a preguntar Park Seokjin , mirándolo con un gesto ridículo, o al menos Jungkook pensaba aquello— . Digo, según lo que nos has dicho, lo tienes a tus pies. ¿Por qué no estarías llamando su atención?
— Porque..., intenté llegar a otro nivel, y él simplemente me dijo que no estaba listo. Es decir, había tomado una decisión; la decisión de dejarse follar. ¿Por qué se siente inseguro? ¿Estará pensando en arrepentirse?
Aquellas preguntas que abordaban desde la madrugada la cabeza del pelinegro, explotaron en el momento justo. Dos pares de ojos azulados observándolo con fijeza, y su pecho oprimiéndose ante la idea que comenzaba a formularse en su cabeza. Y es que no evitaba sentirse como un completo fracasado porque, después de todo, él no había avanzado nada.
O no mucho.
— Supongo que tiene mucho en qué pensar — murmuró Taehyung , mordiendo el interior de su mejilla. Cuando las dos miradas de sus compañeros se posaron sobre él, encogió sus hombros. Y es que Taehyung , a lo largo de toda aquella extendida e infinita amistad, posiblemente no hubiere dicho nada inteligente. Aquél parecía ser el argumento que marcaría la diferencia— . Está por casarse, y sí, aceptó tu propuesta, o al menos eso dio a entender, pero eso no significaba que estaría por completo preparado para la primera arremetida. Quizá él también quería hacerlo, pero por cuestiones personales no pudo llegar hasta el final.
»— Realmente dudo que sea porque no le gustas, o algo por el estilo. Desde luego que lo vuelves loco pero..., él podría necesitar tiempo. O quizá, tan sólo un pequeño empujón.
Ambos pares de ojos aún fijados en sí, y la pronta sonrisa de Park Seokjin extendiéndose deliberada por sus labios, para pronto dar una palmada al hombro de Taehyung y asentir en dirección a Jungkook , quien parecía por completo incrédulo ante las sabias palabras de su terrible mejor amigo.
— ¿Te tragaste a un consejero? — Jungkook preguntó con diversión, desapareciendo el gesto compungido que no habría podido dejar de lado desde la mañana.
— Sólo hablé hoy con el profesor Yoongi — soltó, moviendo su mano de manera despreocupada— . Puedes tener buen léxico y aprender a ser maduro con tan sólo intercambiar unas cuantas palabras con ese hombre.
— Dudo que puedas llegar a ser maduro algún día pero..., tienes razón — aceptó Park Seokjin , volviendo a mover su cabeza de arriba hacia abajo. Una risa jocosa escapando de la garganta de Jungkook y un pronto brillo alumbrando su mirada antes opaca.
— ¿Te refieres a que tengo razón en lo de que Yoongi es un sexy y sabio profesor o...?
El ceño de Park Seokjin prontamente se vio fruncido, y poniendo los ojos en blanco, escuchó la enardecida carcajada que soltó Jungkook . Al menos, agradeció que la estupidez de Taehyung lo hiciese reír.
— Ahora lo confirmo, jamás podrías haber dicho tales cosas como aquellas por ti mismo, amigo — Jungkook se calmó, limpiando una lágrima teatrera cuando el castaño admiró sus uñas en una actuación presumida y desinteresada.
— Bueno, ahora que te encuentras feliz, y que has escuchado el momento iluminado que tuvo el cerebro de Taehyung ..., creo que debes dejar de pensar cosas idiotas. Sí, puede que Jimin esté confundido y no por completo seguro de hacer esto que quieran hacer, o simplemente puede que sienta un poco de temor, pero sin duda alguna, tú llamas su atención. Así que propongo que te levantes, te arregles y vayas a la universidad a buscarlo. Como dice Taehyung, él sólo necesita un empujón, y tú eres la persona perfecta para dárselo.
El pelinegro de inmediato pensó, ¿debería hacerle caso a sus amigos? Él sabía lo tontos que llegaban a ser, pero sin duda alguna, solían tener razón en la mayoría de sus argumentos. O al menos Park Seokjin .
Él era un extremo caso perdido, y sabía que por sí mismo no hubiera podido solucionar ningún problema de aquella magnitud. Sólo podría quedarse en su cama acostado y llorando sus desgracias. Sin llorar realmente, claro está.
Cuando su cabeza comenzó a procesarlo todo, sonrió. ¿Cómo había podido llegar a sentirse de aquella manera tan patética? Había pasado muchos años luchando por conseguir a Jimin , y ahora que lo tenía, ¿pensaba de más? Por supuesto que no, y prometía no volver a dejarse llevar por sus tontas emociones.
Él volvería a ser insistente, y si era necesario, muy pesado. Todo esto porque, y aunque el rubio lo negase, Jungkook sabía lo mucho que a Jimin le encantaba el que él lo molestase.
— Iré — cedió el pelinegro, sus cejas disparándose hacia arriba cuando sus dos mejores amigos chocaron las manos en una celebración aniñada— . Y prometo no volver sin haberlo hecho mío.
— Eso, sabemos que lo lograrás — animó el pelinegro ojicafé, desparramándose en la cama del más alto cuando éste se puso de pie y caminó hacia el baño— . Ahora apresúrate. No todos los días tienes la oportunidad de follarte a Jimin en un salón de clases.
— Taehyung , por favor — se rio Park Seokjin , rodando los ojos y cogiendo el mando a distancia para encender la televisión. Jungkook parecía no prestar atención a ellos, pero realmente estaba escuchándolos. Deshaciéndose de su ropa e introduciéndose velozmente en la ducha, sintió la emoción recorrer su cuerpo entero. Y es que aunque sonase patético, Taehyung tenía razón.
— Y ¡oh, Jungkook ! — Llamó Taehyung , gritando más alto de lo necesario— . Será mejor que te des prisa. Escuchamos a Jimin hablando por teléfono, suponemos que con su fea prometida. Él le decía que la llevaría a almorzar. Debes llegar con él antes de que sea demasiado tarde.
Los corredores comenzaban a quedar vacíos, de igual manera, Jungkook sabía que no podía confiarse demasiado. Con un leve trote, él revisó todas y cada una de las aulas en las que, posiblemente, su profesor favorito estuviera dando clases. O terminando, por supuesto.
— Qué dramático — y con aquella última respuesta de Jungkook , la conversación cesó. Sin embargo, Jungkook se sintió sofocantemente celoso.
(...)
Los corredores comenzaban a quedar vacíos, de igual manera, Jungkook sabía que no podía confiarse demasiado. Con un leve trote, él revisó todas y cada una de las aulas en las que, posiblemente, su profesor favorito estuviera dando clases. O terminando, por supuesto.
Esperaba que realmente no fuera demasiado tarde, y su corazón palpitaba a la velocidad de una estrella fugaz al pensar en que podría no encontrarse con Jimin en la universidad, junto con la emoción extrema de poder terminar de cumplir su mayor sueño.
Acostarse con Jimin ..., o en este caso, follarlo contra el escritorio.
Cuando sintió sus manos comenzar a sudar, se preocupó de sí mismo. ¿Acaso estaba nervioso? El sólo pensarlo le sacó una risa inmediata, y llegando al último salón del piso tres en el edificio, respiró con profundidad. Al momento de abrir la puerta, sintió el corazón en los oídos, y éste de inmediato intentó salir por su boca cuando observó al precioso hombre por completo concentrado en unos exámenes sobre su escritorio.
— Permiso — llamó, pronunciando con voz grave cuando cerró la puerta tras de sí. Las ansias recorriendo su anatomía entera y la excitación anticipante abrasando sus pulmones, impidiéndole prontamente la respiración. Cuando la preciosa mirada miel se elevó de su trabajo, presenció las ligeras mejillas sonrojadas que se hicieron notar.
Definitivamente, aquello fue un buen recibimiento.
— Señor Jungkook — murmuró el azabache, peinando su típico mechón de cabello detrás de la oreja; sonrió— . Que sorpresa, adelante.
— Gracias — Jungkook sonrió, un gesto lleno de lascivia cuando se aproximó al escritorio y recostó su cadera de éste, sus ojos conectados con los contrarios.
— No te vi este día..., creí que no habías asistido a clases — murmuró, mordiendo el interior de su labio cuando se sintió demasiado avergonzado. La sonrisa del pelinegro extendiéndose y la mirada miel bajando para encontrarse con los papeles aglomerados en sus manos.
— ¿Estás al pendiente de mí? — Cuestionó, una mirada divertida cuando sintió la lujuria comenzar a trepar por su garganta, no pudiendo ser retenida por varios minutos más. Jungkook se mordió la lengua, deseando poder esperarse un tiempo adicional. Luchando por ello— . Que interesante, vaya.
— No, no es eso — dijo de inmediato, elevando nuevamente su mirada y sintiéndose prontamente ahogado. Percibió el calor abrasar su rostro y odió el momento en que el sonrojo furioso se apoderó de él. Jungkook se rio encantador, derritiendo el interior del joven profesor, y haciéndolo desear cada segundo el que rompiera la distancia entre ellos y le comiese los labios.
— ¿Entonces qué es, profesor Jimin ? — Interrogó, un tono jocoso cuando elevó sus cejas sugestivamente, haciendo que el rubio soltase una risilla nerviosa. Desde luego, queriendo devorarlo en aquel justo momento, y evitando cometer una completa locura.
— Y— yo, — comenzó, gesticulando con sus manos, notándose completamente nervioso. Aquello encendió aún más la chispa de deseo que arremetía y quemaba el cuerpo entero de Jungkook , quien tras relamerse los labios, se inclinó lo suficiente hasta poder coger el rostro precioso entre sus manos y acortar el espacio innecesario. Probando los suaves y expertos labios del rubio, una vez más.
Los latidos del rubio de inmediato imitaron a los de Jungkook , quien percibía su corazón completamente loco. Desde luego, después de una exagerada depresión la mañana entera, la mejor cura no era nada más que los labios de Jimin besándolo de aquella deliciosa manera que había echado de menos. Porque, por supuesto, después de aquel primer beso, Jungkook no pudo sacar la sensación maravillosa de su boca.
Dejándose llevar, él ojimiel cerró sus ojos y se deleitó con el insuperable beso que estaba recibiendo. La textura de los labios de Jungkook era completamente suave y adictiva, y su lengua cálida acariciaba la suya propia casi con malicia. Sus respiraciones se escuchaban agitadas y la temperatura estaba comenzando a subir. Jimin no había pensado del todo en aquello; por supuesto, él aún se encontraba inseguro, pero le era inevitable resistirse ante tal hombre pues, no se cansaría de admitir que Jungkook era estúpidamente precioso.
Empujando la silla hacia atrás, Jungkook buscó una mejor posición para seguir devorando la boca de su profesor, sin siquiera separarse un milímetro y jadeando en la cavidad contraria. Sentía como su pantalón comenzaba a quedar apretado, y es que millones de imágenes surcaron por su cabeza. Jimin desnudo. Jimin gimiendo. Jimin siendo suyo.
— Me calientas tanto — murmuró Jungkook entre besos, hundiendo sus dedos en el sedoso y largo cabello negro. El excitante chasquido de los labios al separarse endureciéndolo de una manera sobrehumana, y el deseo de terminar con todo de una vez, apoderándose de él. Sabía que ésa vez, Jimin no podría escaparse— . Necesito tenerte, Jimin .
— Hm — jadeó el rubio, sus ojos abriéndose y admirando el gesto lujurioso que poseía su alumno. Su cuerpo entero temblando ante el pronto deseo que lo acarreó, y las manos del pelinegro bajando por su torso y acariciando sus pezones por encima del suéter que llevaba aquel día— . Yo..., te deseo tanto. Joder.
En definitiva, aquella fue, posiblemente, la mejor confesión que pudo haber escuchado Jungkook en sus veintiún años de vida. El descontrol de inmediato se apoderó de su cuerpo, y su boca haciéndose dueña de la contraria logró ocasionar estragos en el estómago de Jimin . El profesor encontrándose irremediablemente duro, y sus conceptos básicos de moralidad yéndose a la mierda. Él no se opondría esta vez, y desde luego, no escaparía.
De igual manera, su pensamiento se vio interrumpido prontamente, al igual que el ardiente beso. Cuando la melodía del teléfono del ojimiel se hizo resonar, Jungkook se vio en la obligación de coger un poco de distancia, aunque no una por completo absoluta.
Los ojos del rubio completamente cristalizados, cuando cogió el móvil y admiró el mensaje emergente en la pantalla. Por supuesto, no pasando desapercibido por Jungkook .
Amor:
"Estoy lista, cariño. Te espero."
— Mierda — jadeó, la pronta agonía llegando a su cuerpo cuando las palabras escritas de Zoe lo noquearon. Él la había citado, y ahora no sabía qué hacer. De igual manera, los celos en el cuerpo del pelinegro se volvieron irremediablemente obvios, y evitando que el rubio se diese cuenta de ello, comenzó a plantarle besos por todo el rostro.
— Dile que te ha surgido un compromiso — susurró Jungkook , sonando despreocupado. Por dentro, él estaba completamente nervioso— , que luego se lo compensarás.
— No puedo hacer eso, Jungkook — dejó saber casi enseguida, su voz sonando entre cansada y lujuriosa pues, el pelinegro sabía lo que causaban sus dulces besos en el comportamiento de su profesor— . Se lo prometí...
— A mí también me lo prometiste — dijo, separándose para mirarlo a los ojos. Las perlas mieles admirándolo con casi desconsuelo, y el labio hinchado y rojizo quedando atrapado entre los blancos y pulidos dientes— . Me prometiste que la próxima vez no escaparías..., o al menos, te lo prometiste a ti mismo. ¿Irás en contra de tu palabra?
De igual manera, deseaba como el demonio que Jungkook lo jodiese en aquel preciso instante porque, realmente, no pudo dejar de soñar con ello. Pero tenía un compromiso que no quería ni podía romper. Zoe.
El rubio de inmediato desvió la mirada. Sabía que las que soltaba su alumno no eran más que ciertas, pero la culpa en su interior comenzaba a carcomerlo de una manera imposible. Él pensaba que con invitar a Zoe, evitaría sentirse tan ridículamente mal; pero también sabía que aquel concepto era no válido.
— Si te quedas, la pasarás mucho mejor — acotó Jungkook , volviendo a besar el rostro del azabache, recorriendo su oreja con la punta de su lengua— . La pasaremos mucho mejor.
Desde luego, la cabeza susceptible y la tremenda calentura que cargaba encima el rubio, le hicieron tomar una rápida decisión. Sabía que una oportunidad como aquella no se presentaba en cualquier ocasión, y pensó que ya tendría tiempo para sentirse mal por engañar a su prometida. Pero simplemente, él no podía seguir posponiéndolo porque de así hacerlo, terminaría por volverse completamente loco.
Tecleando una rápida declinación en la pantalla de su teléfono, lanzó éste a cualquier lugar, y transformando su mirada preocupada en una por completo llena de plena excitación, mordió su labio de manera provocativa. Si quería hacerlo, debería provechar al máximo, y cuando la sonrisa pícara y ganadora se extendió por los labios carnosos del pelinegro, él supo que estaba irremediablemente perdido.
— Quiero que me folles, Jungkook .
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