Song 017
Song 017
I Want To Break Free-Queen
"I want to break free,
I want to break free,
I want to break free from your lies,
You're so self-satisfied, I don't need you..."
Emma abrió los ojos lentamente, parpadeando contra la tenue luz que iluminaba la habitación. Al principio todo era un borrón, pero pronto se dio cuenta de dos cosas muy claras: estaba en una casa y estaba vestida con el traje más ridículo de dama de honor que había visto en su vida. La seda rosada y las flores bordadas eran casi insultantes.
Miró a su alrededor, alarmada, y descubrió que estaba atada a una silla. Justo a su lado, Zoe, igualmente ataviada con un atuendo parecido, la observaba con una expresión sarcástica en el rostro.
-Por fin despiertas -dijo Zoe con un tono de ligera exasperación.
Emma frunció el ceño, todavía aturdida.
-¿Dónde estamos? ¿Qué pasó?
Zoe bufó, claramente frustrada.
-Jade. Nos secuestró y nos trajo aquí.
Emma sintió una oleada de rabia y miedo al escuchar ese nombre.
-¿Cómo te atrapó? -preguntó, desesperada por entender lo que había ocurrido.
Zoe alzó la mirada al techo, como si estuviera recordando un momento particularmente irritante.
-Estaba regresando de correr... ya sabes, en plan atlético y todo. Y de repente, ¡bam! -Hizo un gesto dramático con las manos, aunque las tenía atadas. -Tenía un saco de papas cubriendo mi cabeza. ¿Quién demonios usa un saco de papas?
Emma soltó un suspiro pesado, pero antes de que pudiera decir algo, Zoe continuó, quejándose:
-Y ahora estoy aquí, vestida como un maldito chicle, atada a una silla. Por cierto, necesito ir al baño. ¿Tú no?
Emma ignoró el comentario y empezó a tirar de las ataduras que sujetaban sus muñecas. Se esforzó en soltarse, pero los nudos estaban demasiado bien hechos.
-No puedo creerlo... -murmuró mientras miraba a su alrededor en busca de Rodrick.
-¿A quién buscas? -preguntó Zoe, aunque sabía la respuesta.
-A Rodrick. Jade lo tenía cuando... -Emma dejó la frase sin terminar, su respiración temblando al no encontrarlo por ninguna parte.
Zoe la miró, algo incómoda ante su reacción, pero finalmente rodó los ojos.
-Tranquila. Seguro que también está aquí... en algún lugar -dijo, aunque la duda en su voz era evidente.
Emma cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de mantener la calma mientras un escalofrío recorría su cuerpo. Dondequiera que estuviera Rodrick, esperaba que estuviera bien.
La música nupcial resonaba por la casa, un sonido completamente fuera de lugar en ese escenario polvoriento y decadente. Emma y Zoe giraron la cabeza, desconcertadas, y se quedaron boquiabiertas cuando Jade apareció en la habitación arrastrando a Rodrick atado a una silla. Él también estaba vestido de manera ridícula, como si fuera el protagonista de una boda absurda: un esmoquin negro con detalles desparejos y un moño torcido. Jade, por supuesto, llevaba un vestido de novia completamente blanco que parecía robado de una película de terror romántico de bajo presupuesto.
-¡Emma! -exclamó Rodrick, preocupado pero visiblemente aliviado al verla.
-Tranquilo, yo también estoy bien -dijo Zoe de manera exageradamente sarcástica, mirando a Rodrick con los ojos entrecerrados. -Gracias por preguntar, qué dulce de tu parte.
Rodrick abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera, Jade soltó una carcajada teatral.
-¡Mis queridos invitados! -dijo, extendiendo los brazos con dramatismo. Su mirada recorrió a Emma, Zoe, y... un grupo de frutas perfectamente alineadas en la esquina, todas con pequeñas pelucas de colores y unas cuantas caras dibujadas con marcador. -Gracias por asistir al evento más importante de nuestras vidas.
Emma y Zoe intercambiaron una mirada incrédula, mientras Rodrick susurraba:
-Por favor díganme que estoy soñando.
-Bueno, técnicamente estás viviendo una pesadilla de mal gusto. Pero ánimo, campeón -le respondió Zoe con una sonrisa amarga, mientras seguía forcejeando con sus ataduras.
Justo en ese momento, un joven que lucía visiblemente agotado y con la camisa desabrochada por la mitad apareció en escena.
-¿Lista para la ceremonia, Jade? -preguntó en tono monótono mientras hojeaba unos papeles arrugados y bostezaba.
Zoe le lanzó una mirada esperanzada.
-¡Oye, tú! ¿No piensas ayudarnos?
El chico apenas le dedicó una mirada cansada antes de responder:
-Nah. Mi prima me pagó. Estoy aquí para casarlos. Por cierto, será legal en algún lugar de Marruecos, o eso creo.
Emma rodó los ojos mientras Jade sonreía aún más amplio.
-¡Perfecto! Empecemos, primo querido.
Mientras el chico sacaba un certificado de matrimonio (que claramente había imprimido con prisa), Rodrick miró a Emma y luego a Zoe, claramente angustiado.
-Esto no puede estar pasando.
-Tranquilo, Romeo, estamos trabajando en salir de aquí -replicó Zoe con desdén mientras Emma tiraba de los nudos.
-Queridos hermanos y hermanas, frutas y verduras -comenzó el primo de Jade con voz cansada -hemos venido aquí para unir a estos dos locos tortolitos en matrimonio sagrado... o algo así.
Zoe jadeó, casi indignada.
-¿Acaba de llamarnos frutas y verduras?
Emma asintió con una mirada resignada.
El primo continuó leyendo el discurso de la ceremonia de manera automática, mientras Jade bailoteaba de la emoción. Cada vez que algo sonaba fuera de lugar, ella completaba con aplausos entusiastas y una mirada completamente desquiciada.
-Si alguien tiene algo que decir en contra de este matrimonio, hable ahora o calle para siempre...
-¡Nos oponemos! -gritaron Emma, Zoe y Rodrick al unísono, tratando de alzar sus voces por encima de la música nupcial.
-Oh, cállense, están aquí como espectadores, no como críticos -respondió Jade sin mirarlos, agitando la mano como si apartara una mosca molesta.
El primo suspiró, claramente incómodo con todo el espectáculo, pero continuó.
-Por el poder que no sé si tengo, los declaro-
De repente, la puerta se abrió de golpe, golpeando la pared con fuerza. Una mujer mayor, pequeña pero formidable, irrumpió en la habitación. Su cabello plateado brillaba bajo la luz tenue, y apoyaba las manos en un bastón que parecía más útil como arma que como apoyo.
-¡¿Qué demonios creen que están haciendo?! -exclamó, con una voz tan autoritaria que Jade se quedó congelada en el lugar.
-¡Abuela! Esto no es lo que parece... bueno, sí lo es, pero-
Sin esperar una explicación, la anciana alzó el bastón y golpeó al primo en la cabeza.
-¡Esto es lo que te enseñé? ¿A ayudar en las locuras de tu prima? ¡Idiota! -gruñó mientras el primo retrocedía, frotándose la cabeza y balbuceando excusas.
-¡Pero abuela, me pagó!
-¡A tu habitación! -espetó la anciana con una autoridad inquebrantable. Luego se volvió hacia Jade, que había empezado a deslizarse hacia la puerta.
-Y tú, joven loca, ¿qué pensabas hacer? ¿Arruinar más vidas? ¡A tu habitación también!
-¡Pero abuelaaaa! -Jade arrastró las palabras como una niña de cinco años mientras salía, refunfuñando.
La anciana los observó marcharse con los brazos cruzados, sacudiendo la cabeza con desaprobación antes de dirigirse hacia Emma y Zoe.
-¿Van a quedarse ahí amarrados todo el día? ¡Mocosos inútiles!
Rápidamente los desató, y en cuanto Zoe quedó libre, salió corriendo.
-¡Permiso, necesito el baño! -gritó mientras desaparecía por el pasillo.
Rodrick, todavía algo conmocionado, se acercó a Emma y la envolvió en un abrazo lleno de alivio.
-Pensé que nunca volvería a verte.
-Bueno, estoy aquí. Gracias a la abuela del año -respondió Emma con una sonrisa cansada mientras lo apretaba un poco más fuerte.
-¡Largo de mi casa antes de que cambie de opinión y los encierre yo misma! -gritó la abuela, agitando su bastón para enfatizar su punto.
Ambos salieron lo más rápido que pudieron, prometiéndose nunca volver a ignorar nada donde apareciera Jade.
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