Song 010

Song 010

All I Want-Kodaline

"So you brought out the best of me, a part of me i'd never seen, you took my soul, wiped it clean, our love was made for movie screens"

Emma caminaba por los pasillos de la escuela, tratando de concentrarse en sus pensamientos y alejarse un poco del torbellino emocional que había sido su vida últimamente. Después de lo sucedido con Rodrick la noche anterior, sentía que todo estaba revuelto. Por un lado, todavía estaba molesta por lo que había pasado entre ellos, pero por otro, la nostalgia de los viejos recuerdos que la foto había traído a la luz la mantenía pensativa.

Mientras caminaba hacia su casillero, un chico alto y de aspecto relajado se le acercó con una sonrisa. Lo conocía de vista, pero nunca habían hablado mucho.

—Hey, Emma, ¿qué tal? —le dijo con una voz amigable, apoyándose casualmente contra el casillero de al lado.

—Oh, hola —respondió ella, un poco sorprendida—. Estoy bien, ¿y tú?

—Mejor ahora que te veo —dijo él con un tono juguetón. Emma rió suavemente, pensando que solo estaba siendo amable, pero luego notó que la mirada del chico tenía una intención más clara. No era solo una conversación amistosa.

—¿Tienes planes para este fin de semana? —preguntó, inclinándose un poco hacia ella.

Emma se sintió un poco incómoda, pero antes de poder responder, una voz conocida resonó a pocos metros de distancia.

—No, no tiene —dijo Rodrick con firmeza, apareciendo de repente detrás del chico. Su expresión era seria, y sus ojos destilaban celos. Se acercó rápidamente, parándose justo al lado de Emma—. Porque soy su novio, ¿verdad, Emma?

El chico levantó las manos en señal de paz, claramente sorprendido por la aparición de Rodrick.

—Oh, no sabía que estaban juntos, lo siento —dijo, retrocediendo un poco.

Rodrick lo fulminó con la mirada mientras el chico se alejaba rápidamente, dejándolos a solas. Emma, por su parte, lo miró con una mezcla de incredulidad y molestia.

—¿Qué fue eso? —preguntó, cruzando los brazos.

—Ese tipo te estaba coqueteando —respondió Rodrick, todavía molesto—. Solo estaba dejando claro que no tenía ninguna oportunidad.

—¿Y tú decides aparecer como mi novio otra vez sin siquiera preguntar? —Emma lo miró con los ojos entrecerrados—. Rodrick, no puedes simplemente reclamarme como si nada hubiera pasado.

Rodrick bajó la mirada, su expresión cambiando a una mezcla de arrepentimiento y frustración.

—Lo siento... solo no me gusta ver a otros tipos acercándose a ti —admitió, rascándose la nuca—. Me vuelve loco pensar en perderte.

Emma suspiró, suavizando un poco su postura, pero sin ceder completamente.

—Rodrick, sé que todo esto es difícil para ambos, pero no puedes venir a la escuela y actuar como si todo estuviera bien. Las cosas entre nosotros no están resueltas todavía. Necesito tiempo, espacio... no más escenas de celos.

Rodrick la miró durante un largo momento antes de asentir lentamente.

—Tienes razón —dijo en voz baja—. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer lo que sea para arreglar esto. No quiero que terminemos así.

Emma lo observó, sintiendo una punzada de emociones contradictorias. Parte de ella apreciaba el esfuerzo de Rodrick, pero otra parte seguía dudando de si las cosas podrían volver a ser como antes.

—No es tan simple, Rodrick —respondió con un tono suave pero firme—. Te lo dije anoche: necesito tiempo para pensar, y presionarme no va a ayudar. Solo... dame el espacio que te pedí, ¿sí?

Rodrick asintió, aunque a regañadientes, y dio un paso hacia atrás.

—Está bien. Lo haré. —Se quedó mirándola por unos segundos más antes de alejarse lentamente—. Pero estaré aquí, esperando.

Emma lo observó irse, sintiendo que el peso en su corazón no hacía más que aumentar. Las cosas no eran tan fáciles como antes, y aunque ambos lo deseaban, el camino hacia la reconciliación parecía más complicado de lo que podían manejar en ese momento.

Habían pasado varios días desde la última vez que Rodrick y Emma hablaron en la escuela, y aunque Rodrick había respetado el espacio que Emma le pidió, eso no significaba que él hubiera renunciado a la idea de recuperarla. Cada día se esforzaba en pensar en formas de demostrarle lo mucho que la amaba y lo arrepentido que estaba por lo que había sucedido. Sabía que no sería fácil, pero Rodrick nunca había sido alguien que se rindiera fácilmente.

Una tarde, Emma estaba saliendo de su última clase, caminando hacia su casillero como siempre. Estaba inmersa en sus pensamientos cuando notó algo diferente. Justo al lado de su casillero, había un ramo de flores amarillas.

Frunció el ceño, algo sorprendida, y se acercó para inspeccionar las flores. Eran girasoles y algunas margaritas, vibrantes y alegres. Junto al ramo, había una pequeña nota escrita con la inconfundible letra descuidada de Rodrick.

"Sé que necesitas espacio, pero quería recordarte que estoy aquí, esperando. Espero que estas flores te saquen una sonrisa, aunque sea un poquito. - Rodrick"

Emma dejó escapar un pequeño suspiro, mirando el ramo. Las flores amarillas siempre habían sido sus favoritas, algo que Rodrick sabía muy bien. La elección no era casual. Sabía que los girasoles siempre le hacían sentir un poco más feliz, incluso en los días más complicados.

Alguien se acercó silenciosamente por detrás de ella, y cuando Emma giró la cabeza, lo vio. Rodrick estaba a unos metros de distancia, observándola con una mezcla de ansiedad y esperanza.

—¿Te gustan? —preguntó Rodrick, con una leve sonrisa nerviosa en los labios.

Emma levantó la nota y las flores, sin decir nada por un momento. No sabía cómo sentirse al respecto. Por un lado, apreciaba el gesto, pero por otro, aún no estaba lista para dejar atrás lo que había sucedido entre ellos.

—Son bonitas —dijo finalmente, aunque su tono no era tan cálido como antes—. Sabes que las flores amarillas son mis favoritas.

Rodrick asintió, dando un paso hacia ella, pero manteniendo una distancia respetuosa.

—Lo sé. Solo quería hacerte sonreír, aunque sea un poco. Sé que no puedo arreglar todo con flores ni con canciones, pero... estoy intentando, Emma.

Emma lo miró por un momento, su expresión más suave que en los últimos días.

—Aprecio el esfuerzo, Rodrick. De verdad lo hago —dijo ella, sosteniendo el ramo con más cuidado—. Pero... no puedo prometerte que todo va a estar bien de repente. Todavía estoy procesando lo que pasó.

Rodrick asintió nuevamente, claramente frustrado consigo mismo, pero intentando mantenerse paciente.

—Entiendo. Y no quiero presionarte. Solo... solo quiero que sepas que estoy aquí, que no me voy a rendir. Sé que arruiné las cosas, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para que volvamos a estar bien.

Emma suspiró, mirando las flores por un largo momento. Había algo en la simplicidad de ese gesto que le recordaba los primeros días de su relación, cuando todo parecía tan fácil. Sin embargo, sabía que ahora no podía dejarse llevar por la nostalgia.

—No puedo prometer nada, Rodrick —repitió, esta vez más suavemente—. Pero... gracias por las flores.

Rodrick sonrió débilmente, sintiendo que había dado un pequeño paso hacia adelante, aunque fuera mínimo.

—Es todo lo que pido, que me des una oportunidad —respondió él con una mirada sincera—. Te daré el tiempo que necesites, pero siempre estaré esperando.

Emma no dijo nada más. Simplemente asintió y guardó las flores en su casillero con cuidado. Sabía que Rodrick estaba tratando de enmendar las cosas, pero aún había mucho que sanar.

Mientras él se alejaba, Emma se quedó mirando las flores amarillas, recordando los momentos felices que habían compartido. Una parte de ella quería que todo volviera a ser como antes, pero otra sabía que necesitaba más que gestos bonitos para poder confiar de nuevo.

Rodrick estaba intentando. Ahora, todo dependía de si ella podía abrir su corazón de nuevo.

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