Dear Red ✧

¡Especial de Navidad 2022!

Hay algo que Knuckles siempre envidió de Sonic, y era la capacidad de mantener aunque sea un centímetro de inmadurez creativa.

Desde hace años que Knuckles abandonó su niñez, la dejó en un rincón de su subconsciente, incluso fingiendo que quizás no la tuvo.

Knuckles no está alejado de la realidad; él no tuvo infancia.

—Hey—Exclama Sonic tras llegar a la cima de la colina, donde su pareja, Knuckles el Equidna, miraba el horizonte a la distancia, pensativo.

—Hey—Responde Knuckles mientras Sonic se sienta a su lado.

—¿Qué haces?

—Te hablo.

—Hoy comiste payaso ¿verdad?

Knuckles empuja suavemente al erizo, provocando que este suelte una risa; el equidna esboza una sonrisa ante eso.

—¿Cae nieve por aquí?—Pregunta Knuckles, refiriéndose a Green Hill; Sonic lo piensa un momento y recuesta su cabeza en el hombro de Knuckles (produciendo en el equidna un nivel moderado de nerviosismo).

—Más o menos—Dice Sonic—En otras zonas sí, pero Green Hill es jodidamente primaveral casi todo el año.

—Es muy temprano para estar mal hablando ¿no crees?

Sonic vuelve a reír, porque precisamente es culpa de Knuckles que Sonic diga tantas groserías, pero no frente a Tails, eso está prohibido.

—No te pega para nada esa imagen de niño bueno—Responde Sonic mientras toma el rostro de Knuckles entre sus manos—¿Mmh? Estás intranquilo.

—Claro que no—Que infantil es Knuckles a veces (o siempre).

—Casi no se nota por tu pelaje, pero tienes las mejillas rojas—Sonic sonríe de manera engreída, pues sabe que es su cercanía la que provoca tantas emociones en el equidna.

Knuckles no encuentra las palabras para defenderse, así que recurre a su técnica que siempre funciona: besa a Sonic para callarlo.

El erizo permanece inmoble. Cuando decidieron ser pareja, Sonic dió por hecho que él sería el único en demostrar afecto físico; Knuckles no es adepto a ese tipo de acciones, ya sea tomarse de las manos, besos, o caricias. Knuckles tiene el romanticismo de un pescado.

—Deberías hacer eso más seguido—Dice Sonic después de que el beso terminara.

—Hoy estás más insoportable de lo normal.

—Gracias—Sonic se inclina para volver a besarlo—Tú también eres insoportable, ¿Es porque estamos en temporadas navideñas? ¿Eres el Grinch?

—No—Knuckles suelta una risa—No estoy acostumbrado a la Navidad, en Angel Island no se festejaba, y...yo no tenía con quien festejarlo.

Sonic recuesta su cabeza en las piernas de Knuckles, (así que ahora el equidna está veinte veces más nervioso).

—Perdón no quería recordarte malos momentos—Sonic lo dice con sinceridad.

—¿Eh? No son malos recuerdos, simplemente son las cosas como son—Knuckles posa suavemente su mano en la cabeza de Sonic, tiene los nervios a flor de piel, sin embargo, también quiere demostrar su afecto por su pareja, aunque sea en pequeños gestos.

—¿Puedo preguntarte algo un tanto personal?

—Sabes que si.

—¿Cómo puedes contar ese tipo de cosas con tanta normalidad?

—No lo sé, creo que es porque eres tú, no indagas en el tema, y no me tienes lástima, aprecio eso.

—Aww, es que eres adorable, malditamente adorable—Sonic le dedica una enorme sonrisa, y acaricia el rostro de Knuckles con una de sus manos—Y eres mi novio, eso también me gusta.

—Si, si, ya lo sé—Knuckles desvía la mirada avergonzado, no está acostumbrado a escuchar la palabra novio.

—No estás acostumbrado a nada—Sonic se incorpora para estirar los brazos—Decidido, tendremos una bonita navidad.

—Faltan un par de días para eso, ¿no?

—¿Y? Podemos esquiar por la nieve, beber chocolate caliente, pararse bajo los muérdagos...—Sonic le extiende la mano a su pareja—Andando guapo, esta navidad no será como las otras.

Knuckles duda unos segundos, arriesgarse a lo desconocido no es su fuerte, pero Sonic es más insistente que una pulga, así que toma su mano y se pone de pie.

—De acuerdo Charlie Brown.

—¡Bien! No te vas a arrepentir Knux—Sonic necesita sacar una idea de su cabeza—¿Puedo cargarte al estilo novia para que podamos irnos a super-velocidad?

—¡No!—Knuckles prefiere ponerse pantalones antes que conceder una idea así.

—Algún día dirás que si Knuckles el Echidna—Sonic le muestra una sonrisa coqueta—Bien, tendremos que ir caminando de forma lenta, pero bueno, las cosas que hago por amor.

Knuckles gira los ojos pero una sonrisa divertida se aprecia en su rostro.

—Bien, puedes hacerlo.

—¿Eh? ¿Qué, en serio? Te estoy dando una oportunidad para arrepentirte.

—En serio, hazlo ahora o calla para siempre.

Sonic lo piensa dos veces, carga a Knuckles entre sus brazos con la sonrisa más triunfadora de la existencia, como si estuviera tomando la copa de primer lugar. Knuckles agradece que no haya nadie cerca para ver tal escena.

—¿Qué tanto miras?—Reprocha Knuckles, sorprendido que Sonic tenga fuerza en sus brazos de fideo.

—Nada guapo, solo dejo volar mi imaginación—Las mejillas de Sonic están rojizas, dándole un toque tierno al erizo azul.

Knuckles reconoció lo atractivo en Sonic desde la primera vez que lo vió, pero que ahora le sonría de esta manera, directamente a él, se siente igual que la primera vez. Knuckles sonríe con orgullo cada vez que lo dice "Si, Sonic el Erizo es mi pareja, envídiame".

Sonic corre a la velocidad que siempre corre (Knuckles no se ha acostumbrado a eso, todavía), y llegan hasta las colinas más alejadas de Green Hill Zone. Aquí sí parece invierno todo el año. Sonic baja a su novio con cuidado.

—¿IceCap Zone?—Cuestiona el de púas rojas.

—No hay mejor sitio para disfrutar de la nieve—Sonic pasa su brazo por los hombros del equidna—Tú y yo solos, disfrutando del eterno invierno.

—Bien, ¿qué propones?

No pasaron ni dos segundos, cuando Sonic toma nieve entre sus manos, lo hace bolita, y la arroja en la cara de su pareja, generando un momento bastante desconcertante.

—¡Eso sí que no!—Exclama Knuckles mientras toma un poco de nieve—Ven para acá.

—Atrápame si puedes, guapo—Sonic guiña un ojo de manera coqueta, provocando al de púas rojas.

Knuckles lanza la bola de nieve directo hacia Sonic, pero el escurridizo erizo azul lo esquiva con suma facilidad; continúan así un rato, jugando entre la nieve y la risa.

—Eres un fastidioso ¿sabías?—Denota Knuckles de manera alegre.

—También te amo—Sonic tiene una bolita de nieve entre las manos—¿Tú me amas?

Sonic sabe que sí pero le gusta fastidiar a su novio; literalmente se podría resumir su relación en eso.

—Si...sabes que sí—Knuckles cruza los brazos y vuelve a desviar la mirada—También te amo, no me preguntes cosas tan obvias.

—Romeo es tu segundo nombre—Sonic se acerca a Knuckles, invadiendo su espacio personal—Y aún así, sé que detrás de esa apariencia ruda, se esconde una adorable personalidad.

Knuckles no sabe qué decir, se pierde en los ojos esmeraldas de su novio. Es frustrante que Sonic sepa hacerlo callar con una cercanía y unas cuantas palabras; él, por su parte, es de acciones un poco impulsivas, sin embargo a Sonic le agrada.

Knuckles toma a Sonic de la cintura, ocasionando que el azulino se sorprenda, y ahora la cercanía es nimia.

—¿Yo adorable? ¿Acaso no te has visto en el espejo?—Ahora es Knuckles quien tiene la sonrisa coqueta—Me haces perder la cabeza.

—Eh...—Sonic está sintiendo muchas cosas en este momento, pero su primera reacción fue estampar la bolita de nieve que tenía en su mano en la cara del equidna.

Y así, suceden los cinco segundos más incómodos del día.

Y finalizan cuando Knuckles se echa a reír.

—Sonic, en serio que hay veces en que no te entiendo ni jota—Knuckles se limpia una lágrima causada por la risa—Deberías mirar tu cara, estás más rojo que yo.

El rostro de Sonic está tan colorado que parece que va a explotar. Entonces también sonríe, aunque de manera nerviosa.

—No estoy acostumbrado a que digas ese tipo de cosas—Sonic coloca su mano en la nuca—Mis piernas temblaban, en el buen sentido.

—Y ahora tengo nieve en la cara, en el buen sentido—Knuckles se limpia un poco—¿Así se celebra la Navidad?

—Ojalá, pero aún queda un par de cosas que hacer, después de jugar en la nieve, tenemos que ir a casa a tomar chocolate caliente.

—¿Y quieres volver a cargarme?—Sonic asiente—¿Porqué?

—Porque es divertido, ¿no es suficiente?—Sonic vuelve a tomar a Knuckles entre sus brazos—Vamos a casa guapo.

—Ajá...—Knuckles vuelve a desviar la mirada, y Sonic vuelve a reírse.

Corren de manera veloz devuelta a Green Hill Zone, directo a la casa de Sonic, donde Tails junto con Amy decoran el árbol de Navidad.

—Hello!—Exclama Sonic mientras todavía Knuckles está sobre sus brazos—¡Ya nos casamos!

—¿Ya?—Pregunta Amy—Creí que esperarían un poco más, pero bueno, ¡felicidades!

—¡N-No estamos casados!—Knuckles se pone de pie—Eso no va a pasar.

—Aún—Añade Sonic con una sonrisa embobada—¿Y qué hacen ustedes?

—Terminamos de poner el árbol—Comenta el zorro de dos colas—¿Y qué hacen ustedes además de casarse?

—Le enseño a Knuckles el significado de la Navidad.

—Que cursi.

—Si, jod...—Comienza a pronunciar el equidna pero Tails está presente así que no puede maldecir—Malditamente cursi.

—Vamos amor mío, haremos galletas para todos—Sonic toma la mano de su novio y lo dirige a la cocina, dónde Cream está horneando un pastel.

—Hola señor Sonic—Saluda la adorable coneja—Hola señor Knuckles.

—Hola Cream, ¿y ese pastel?—Pregunta Sonic mientras busca unos delantales en un armario.

—Quiero darle una sorpresa a Amy y a Tails, ¿qué hacen ustedes dos?—Cream se sube la boca con las manos, ruborizada—¿Están...en una cita?

Knuckles quería reprochar que no, y Sonic quería exclamar que sí.

—Nosotros también hornearemos algo, galletas para todos, porque somos unas almas puras ¿no, Knuckles?—Sonic golpea suavemente a su novio con el codo.

—(¿Qué tienes tú de puro?)—Quería decirle Knuckles pero no lo hará delante de la niña.

—Que bonitooooo—Exclama Cream emocionada todavía ruborizada.

Teniendo ya puestos los delantales, Sonic y Knuckles proceden a tratar de hacer galletas. Por suerte tenían a Cream para salvarlos.

—Ahora tenemos que aplanar la masa—Le dice la conejita al de púas rojas—Usa el rodillo.

—¿Así?—Knuckles comienza a amasar, atento a las palabras de alguien de seis años.

—¡Si!—Exclama Cream alegremente, como si fuese ella quien estuviera haciendo las galletas.

Sonic mira la escena desde el otro lado de la cocina, observa a Knuckles, tan concentrado en la masa, en querer hacerlo perfecto aunque no tenga experiencia. Es atractivo, y lindo a la vez.

—¿Cream, sigues aquí?—Pregunta Amy mientras entra en la cocina—Oh, aquí estás, tu madre te está buscando, quiere que la acompañes a algo.

—Pero estoy ayudando a hacer galletas—Responde Cream.

—Te creo, Sonic y Knuckles queman hasta el cereal con leche—Amy toma suavemente su mano—Yo los vigilo por tí ¿de acuerdo?

—Está bien, Amy—Dice Cream con una sonrisa, se despide de todos y al final se va de buen humor.

—Okey chicos, solo sigan la receta y todo estará bien—Expresa la eriza de púas rosas.

—¿No nos ibas a vigilar?—Pregunta Sonic.

—Uff, ya están grandecitos para eso ¿no?—Amy se encoge de brazos antes de darse la vuelta y seguir ayudando a Tails con las decoraciones del hogar.

Sonic suelta una risa mientras Knuckles trata de seguir las instrucciones del libro al pie de la letra.

—Hay que cortar las galletas con figuras...—Murmura Knuckles mientras toma el cortador.

Sonic solo recuesta su mentón en su puño y observa a Knuckles con una sonrisa.

—Oye guapo—Expresa Sonic para llamar su atención.

—¿Mmh? ¿Qué pasa?

—Sería adorable de tu parte que algún día cocines para mi.

—Díselo a Santa Claus.

—"Querido Santa, este año me porté bien, así que de regalo quiero a Knuckles con un listón en la cabeza".

El equidna rojo coloca la bandeja de masa en el horno, tras dejarlo ahí toma un poco de masa en un cucharón y camina hacia Sonic.

—No es justo que solo tú pidas cosas y yo haga todo—Comenta Knuckles mientras toma el mentón de Sonic para que lo mire a los ojos. De nuevo esos preciosos ojos esmeraldas.

—¿Y qué quieres de Navidad?

—Lo que tengo está bien—Knuckles coloca un poco de masa en los labios de Sonic—Hay tantas cosas que están bien ahora mismo.

Knuckles se inclina y besa a Sonic, saboreando la mesa azucarada. Un beso lento, cálido y sumamente exquisito para ambos.

Cuando se conocieron ni siquiera consideraron ser amigos, y cuando comenzaron a sentir algo por el otro, ni siquiera consideraron llegar a ese territorio tan novicio.

—La Navidad ya te está afectando, guapo...—Dice Sonic en voz baja.

—Tu sarcasmo no te librará esta vez—Knuckles le entrega un beso corto—Ya te lo dije, me haces perder la cabeza.

Y esta vez, Sonic no tenía con qué defenderse.

—Guapo, el sentimiento es mutuo—Sonic muestra una sonrisa encantadora—Si yo te enloquezco, tú directamente haces perder mi raciocinio.

Vuelven a besarse mientras acarician sus manos y las mejillas. Sin embargo, el timbre del horno les indica que las galletas ya están listas.

—En fin, continuemos con tu cuento de Navidad—Dice Knuckles mientras deshace el gesto.

Tras ponerse los guantes de cocina, toman con cuidado la bandeja de galletas, inundando la atmósfera con un olor gustoso. Sonic intenta tomar una galleta pero Knuckles se lo impide.

—Están calientes—Explica el equidna.

—Okey papá—Sonic ignora su advertencia y le da un mordisco; la galleta le quema la lengua, pero con tal de ir en contra de su novio, finge que no pasa nada—Están ricas.

Llegan con Amy y Tails (quienes terminaban de decorar la sala de estar, hay esferas y figuras de nieve en todas partes).

—¿Ustedes hornearon algo comestible?—Pregunta Tails a modo de broma.

—Si, aunque no lo creas—Sonic se echa sobre el sofá junto a Tails—Pero...el crédito se lo lleva Knuckles, básicamente hizo todo.

—¿Básicamente?—Cuestiona Knuckles mientras deja la bandeja de galletas en una mesa frente a los sillones.

Entonces los cuatro comienzan a comerse las galletas mientras charlan. Ha comenzado a caer nieve en Green Hill Zone, así que la calidez ahora es proporcionada por la chimenea. Hace años que no nevaba por ahí, pero ninguno tenía problemas con eso.

—Tengo que irme, Cream y yo haremos una pijamada—Lo dice Amy mientras va rápido a la cocina por el pastel que la coneja horneó anteriormente—¿Tails, quieres acompañarnos?

—¿Porqué?—Entonces Tails pilla la indirecta—Ooh, si, está bien.

Tails aún recuerda cuando sus dos mejores amigos le dijeron que ahora eran una pareja. Claro que se sorprendió, no tenía problemas con eso, pero nunca dieron una vibra de que algo entre ellos se formaba.

Pero claro, Tails está feliz con ello; apoya totalmente la decisión de sus amigos, como pareja, como futuros esposos o lo que sea.

—Adiós chicos—Se despide Amy alegremente acompañado de Tails, quien se despide con la mano y una sonrisa.

Ahora la pareja está sola, con la chimenea encendida, junto a un precioso árbol de Navidad y unas cuantas galletas delante suya.

—¿Y bien?—Pregunta Sonic mientras Knuckles tiene la boca llena de galletas.

—¿Bfieg quef?

—Ya estuvimos en la nieve, ya horneamos galletas, estamos junto a la chimenea y nuestro pino cortado—Sonic recuesta su cabeza en el hombro del equidna—Admite que te has divertido.

—No me cuesta admitirlo, ha sido...—Una sonrisa se dibuja en el rostro de Knuckles—Ha sido genial.

Permanecen unos minutos en silencio, disfrutando de la comodidad mientras Knuckles toma con delicadeza la mano de Sonic. La tranquilidad se puede percibir con solo entrar por la puerta; Sonic es capaz de hacer cien cosas a la vez, pero ahora no quiere moverse ni un centímetro.

—No me gusta decir lo obvio—Dice Knuckles en voz baja—Pero te amo.

La sonrisa de Sonic no es triunfante, es romántica y se siente halagado.

—Yo igual guapo, ¿cómo podría no amarte?—Sonic levanta su cabeza para entregarle un beso en una de sus mejillas, un acto inusual en él.

—Pero falta algo—Knuckles se levanta, confundiendo al erizo azul—Espera un poco, enseguida vuelvo.

—Oh, okay—Sonic toma una galleta y de inmediato le da un mordisco.

Knuckles abre la puerta y se va a paso rápido. Sonic vuelve a su hiperactividad de siempre, mueve sus pies con impaciencia, y no deja de observar a detalle toda la decoración puesta en la sala.

Entonces su novio regresa, con unas cuantas copas de nieve sobre sus púas; Sonic se levanta y jala suavemente sus mejillas.

—¡Ey! Solo me fui unos minutos.

—¿En serio?—Sonic le sonríe burlescamente—Tienes razón, a veces soy como un niño, ¿a donde fuiste?

—Primero hay que sentarnos—Knuckles vuelve a tomar la mano de su novio y vuelven con el sillón frente a la chimenea—Todavía no es Navidad, pero aún así...

—¿Aún así?

—Quiero darte un regalo—Knuckles esta sonrojado, pero no desvía la mirada, quiere ver a Sonic, a su linda sonrisa y sus bellos ojos color esmeralda.

—Aww, Knux—Entonces Knuckles le entrega un pequeño sobre, Sonic lo toma con cuidado—Veamos...

Sonic abre el sobre, y se encuentra con una fotografía de él y Knuckles, sonriendo en Angel Island. Sonic siente la nostalgia resurgir desde su pecho.

—¿De donde sacaste esto?—La sonrisa de Sonic es una mezcla entre extrañeza y felicidad—Esta foto nos la tomamos hace tiempo, creí que se había perdido.

—La encontré en una vieja cámara—Knuckles observa la foto, por ese entonces era un desconfiado pero recuerda la calidez que su amistad con Sonic brindaba. Ahora no son solo amigos, y sin embargo, esa calidez se mantiene fuerte.

—Me encanta—Sonic observa a su novio—Es el mejor regalo que existe.

—Y no solo eso—Knuckles muestra un pequeño muérdago—Dijiste que esto también se hace por estas fechas.

—Me gusta que sigas mis consejos—Sonic toma el rostro de su querido equidna—Feliz no Navidad, Cascanueces.

—Feliz no y casi Navidad, guapo—Knuckles sonríe gentilmente.

—¡No me robes los apodos!—Dice Sonic entre risas—Mentira, puedes robarme lo que quieras, son todos regalos.

Sonic le entregaría la aurora boreal si Knuckles así lo desea.

Ambos se besan mientras Knuckles sostiene el muérdago por encima de sus cabezas. Y, una vez más, el mundo se desvanecerá a su alrededor.

Knuckles no tuvo infancia, pero ahora tenía a alguien que le provocaba múltiples emociones y experiencias.

Ninguno de los dos quería estar en otro sitio, una situación tan sencilla en una fecha conocida por todos. Para ambos, el plan es más que perfecto, y era más que deseado.

Fin

Espero tengan todos una feliz Navidad <3 pásenla bonito; los amo mil ʚ(。˃ ᵕ ˂ )ɞ

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