140 d. C; RHAENYRA TARGARYEN
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RHAENYRA TARGARYEN
Rhaenyra levantó la mirada y sonrió al ver los dragones que pasaban sobre Dragonstone, la vista le daba paz y al mismo tiempo le causaba dolor, pero no la cambiaría por nada del mundo. Silverwing y Vermithor habían dejado King's Landing para vivir en Dragonmont y se mantuvieron sin jinetes todo ese tiempo, de vez en cuando ella o sus hermanos iban a visitarlos, pero ese día todos se encontraban en el castillo porque los cuidadores advirtieron que ambos dragones estaban enfermos.
—Pensé que ya estarías lista—Aegon se acercó a su hermana, su mirada puesta en el cielo también.
—¿Lista?—Rhaenyra lo miró confundida.
—Iremos a volar con ellos una última vez—el menor apartó la mirada de los dragones para ver a su hermana—, los cuidadores dicen que quizás no sobrevivan esta noche.
La mayor asintió y comenzó a caminar hacia los dragones que esperaban a sus jinetes. Aemond, Daeron y Helaena ya estaban ahí, montados en sus dragones con la mirada puesta en los dos que volaban sobre ellos. Syrax gruñó y se acercó a su jinete de inmediato, dejando que trepara en su montura sin problema. Desde una de las ventanas del castillo Daemon miró los dragones alzar el vuelo y una sonrisa triste apareció en su rostro.
—¿La abuela Aemma reclamó a Silverwing?—una voz preguntó detrás de él.
—Yo la ayudé—sus ojos dieron con la dragona y suspiró con tristeza—, la llevé con Silverwing en medio de la noche.
—¿Crees que yo pueda reclamarla?—Kaela preguntó con una timidez que no era típica de ella. —Papá siempre luce triste cuando habla de ella, creo que la extraña y si la reclamo podríamos llevarla con nosotros.
—Silverwing está enferma—Maelor respondió por su tío—, por eso vinimos.
—Oh...—Kaela miró a su tío con ojos tristes—tío Daemon, lo siento...
—Está bien—Daemon miró a los siete niños que lo miraban con ojos tristes—, estoy seguro que tu abuela hubiera dado su bendición.
El rostro de Kaela se iluminó y Daemon lamentó que solo dos de ellos tenían recuerdos claros de Aemma y Viserys.
—La abuela amaba mucho a Silverwing—Daella murmuró, sus ojos llenándose de lágrimas—. La extraño...
—Todos la extrañamos—Daemon se acercó a ella y puso una mano en su cabeza—, siempre vamos a extrañarla.
—¿Cómo logró el abuelo Viserys reclamar a Vermithor?—preguntó Baelon con curiosidad.
—Oh, esa es una historia divertida—Daemon dejó salir una carcajada y se sentó entre ellos para contarles la historia.
Afuera, cinco de los siete dragones aterrizaron fuera del castillo, Silverwing y Vermithor siguieron su vuelo hasta Dragonmont donde tenían su cueva. Rhaenyra suspiró y se bajó de Syrax.
—Mañana a primera hora deberíamos ir—Aegon se bajó de Sunfyre y quitó sus guantes—, quizás podamos bajarlos y poner sus cabezas bajo el castillo.
—Como Balerion—Helaena sonrió—, me gusta la idea.
—Pediré a los cuidadores que les lleven comida—Aemond se acercó a ellos.
—Voy a extrañarlos—Daeron pasó un brazo por los hombros de Helaena—, siempre fueron parte de nuestras vidas.
—En algún momento debían irse—Rhaenyra le sonrió a su hermano—, los dragones no son inmortales, hasta Vhagar que vivió por muchos años ya pasó a mejor vida.
—Honestamente pensé que si era inmortal—admitió Aegon—, me sorprendí mucho cuando Baela me avisó que había muerto.
—No hablen de inmortalidad de los dragones que Caníbal es el más viejo ahora—Aemond miró a su dragón.
—Yo creo que comer otros dragones lo hizo inmortal—opinó Daeron.
—Quizás consumió la magia de ellos—Helaena miró al dragón negro que se alejaba de los demás.
Los cinco rieron, no sería sorpresa para nadie que así fueran las cosas. Aunque Aemond no esperaba descubrir si era mentira o no, no estaba listo para dejar ir a su fiel compañero.
—¿Carrera a la cocina?—Daeron miró a sus hermanos. —Escuché que tienen pasteles de mora.
—¡El último en llegar tiene que dormir con los dragones!—exclamó Aegon.
Aemond puso los ojos en blanco, pero siguió a sus hermanos cuando corrieron hacia el castillo. Detrás de ellos Rhaenyra y Helaena se tomaron de la mano y los siguieron entre risas. Mientras los cinco comían los pasteles de mora los cuidadores aparecieron para avisar que habían llevado comida a los dragones y que tanto Silverwing como Vermithor habían comido sin problema.
Sin embargo, cuando la mañana llegó y los cinco subieron Dragonmont para buscar a los dragones con esperanzas de encontrarlos con vida, se encontraron a los dos en una sola cueva enrollados entre sí. Se quedaron un rato esperando a los cuidadores para que confirmaran la muerte de ambos dragones, contando sus historias favoritas de ambos. Cuando los cuidadores llegaron y confirmaron que estaban sin vida ellos asintieron y se despidieron entre lágrimas. Estaban por salir de la cueva cuando un pequeño dragón rugió llamando la atención de todos.
—Diganme que no estoy alucinando—Helaena golpeó el brazo de Aegon—¿Lo ves?
—Un dragón—Daeron jadeo con sorpresa.
Rhaenyra fue quién se acercó y tomó al dragón que se acurrucó en su mano, la mayor se asomó detrás de la roca donde había estado el dragón y su respiración se atascó en su garganta al ver varios huevos de dragón.
—Hay huevos—avisó a todos los presentes—, hay cinco.
Cada uno de los príncipes recogió un huevo, sosteniéndolo con delicadeza, y Rhaenyra se encargó de llevar el dragón de regreso al castillo. Cuando llegaron Daemon y los niños esperaban por ellos, los cinco mostrándose emocionados al ver los huevos y el dragón. Al final Kaela reclamó al pequeño dragón y lo nombró Viserion en honor a su abuelo. Los huevos fueron llevados con el resto y la familia se preparó para viajar a Driftmark para el funeral de Lord Corlys.
Rhaenyra mantuvo el reino en paz por años, tal como sus padre hicieron, y cuando fue su turno de cerrar los ojos para siempre su hijo Aegon se encargó de continuar con dicha paz. Syrax fue reclamada por la tercera hija de Aegon el mayor y Caraxes falleció tres años después que Daemon quién falleció dos años antes que Rhaenyra.
La casa del dragón se mantuvo fuerte por años y todo gracias a una carta.
"Querida abuela,
Papá dijo que si algún día nos sentíamos mal podíamos escribir a los que ya se fueron en busca de consejos y siento que tu eres la persona correcta. Mamá siempre dice que eras buena dando consejos.
Hoy se fue mamá, supongo que ya lo sabes porque debe estar a tu lado. Los tíos fueron quienes estuvieron con ella cuando se fue, supongo que eso era lo que ella quería porque espero a que ellos llegaran para irse.
Aegon es Rey ahora y Baela es Reina, les va bien, pero extraño mucho a mamá. El tío Aemond dice que es normal, que ellos aún no se recuperan de tu muerte y le creo porque aún puedo ver como se ponen tristes cada vez que alguien te menciona o al abuelo.
Lo que quería preguntar era si estabas con ellos. ¿Mamá está contigo? ¿Y el abuelo? ¿La tía Rhaenys y el tío Corlys? ¿Vhagar, Caraxes, Silverwing, Vermithor y Caníbal? ¿Estás volando con ellos?
A veces recuerdo el sonido de tu voz y tu risa, como peinabas mi cabello y me decías que era la princesa más hermosa. Te extraño.
No sabes lo orgullosa que me siento cada vez que alguien me dice que soy igual de valiente que tú, que herede tu fuerza.
Me siento orgullosa de llevar tu nombre y me aseguraré de llevar tu amor conmigo siempre.
Te amará siempre,
Aemma Targaryen."
FIN
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