123 d. C; JEYNE ARRYN
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JEYNE ARRYN
"Querida prima,
Me alegra avisarte que con gusto te recibiremos en el Valle. Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos visitaste y tu habitación comenzaba a recoger polvo.
Palabra de tu visita se esparció por el Valle y la gente se encuentra feliz de tenerte aquí, han preparado una feria de comercio en tu nombre cerca del Eyrie. También esperan con ansias a su futuro señor, así que espero Aemond pueda venir contigo.
Que no haya visitado el Eyrie en tres años tiene a todos caminando de puntas a mi alrededor, algunos atrevidos sugieren que cambie de heredero, pero yo sé las razones que tiene Aemond para temer regresar.
Espero con ansias tu llegada.
Con cariño,
Lady Jeyne Arryn, Señora del Eyrie, Protectora del Valle, Guardiana del Oriente."
Plateado, azul y negro cruzaron el cielo, volando con dirección al Norte para una muy esperada reunión familiar. Aemma Arryn iba al frente, guiando a sus hijos por el aire con Silverwing que daba vueltas entre las nubes de vez en cuando, demostrando lo feliz que estaba de poder volar con su jinete después de permanecer encerrada en la fosa por casi dos meses. Aemond y Caníbal iban a la derecha, con el dragón cayendo en picada y volviendo a elevarse, haciendo que su jinete se relajara y olvidase sus nervios. Daeron y Tessarion iban volando por todos lados, algunas veces alcanzaban a Silverwing y otras volaban sobre Caníbal, las vueltas haciendo que el príncipe riera.
Aemma giró la cabeza y sonrió cuando vio a Tessarion pasar sobre Caníbal, el dragón viejo girando para seguirla. Ambos dragones pasaron junto a ella, en una carrera inocente, el dragón negro intentando atrapar a la dragona azul. Silverwing rugió y se elevó aún más en el cielo, tratando de mantenerse fuera del alcance de los dragones. La Reina no quitó la mirada de sus hijos, incluso trató de agudizar su oído para poder escuchar las risas de ellos cada vez que sus dragones daban una vuelta.
El Eyrie apareció frente a ellos y Aemma se inclinó hacia adelante para gritarle una orden a Silverwing. La dragona gruñó y descendió en picada, pasando en medio de los otros dragones que fueron forzados a dar la vuelta para evitarla. Alas plateadas se extendieron frenando el descenso y Silverwing retomó su vuelo estable, pasando sobre la gente que se reunía cerca de las puertas del Eyrie. La gente levantó la mirada y aplaudió, todos entusiasmados al ver a los dragones volando hacia el Eyrie, saludando a la Reina y sus hijos.
Lady Jeyne Arryn ya esperaba en el balcón que fue acondicionado para el aterrizaje de los dragones. Aemma y Silverwing fueron las primeras en aterrizar, la Reina descendió del lomo de su dragona y le susurró un comando en valyrio antes de que la bestia emprendiera el vuelo, dejando la zona libre para Tessarion que aterrizó con un chillido de felicidad. Daeron se soltó de la montura y se lanzó a los brazos de su madre, aún con una enorme sonrisa en el rostro, al igual que su madre Daeron le dio una orden a su dragona y ella se alejó dejando que Caníbal aterrizará con un gruñido.
Cuando Aemond estuvo con los pies en el suelo, escondiéndose levemente tras su madre, y Caníbal se había acomodado para descansar, los tres comenzaron su camino hacia la comitiva de bienvenida. Jeyne Arryn le sonrió a su prima y abrió sus brazos para recibirla en un abrazo que todos aplaudieron con entusiasmo.
—Bienvenida, prima—Jeyne miró a Aemond de pie junto a su hermano—. Sobrinos.
—Gracias, prima, es un placer poder venir al fin—Aemma le sonrió cuando se separaron—. Ya extrañaba la tranquilidad del Eyrie.
—Y el Eyrie te extrañaba—le aseguró la mujer con un asentimiento—, también extrañaba a su heredero.
Aemma se movió hacia un lado dejando que todos pudieran ver a sus hijos. Aemond de trece, más alto que la última vez que visitó, y con un parche negro cubriendo el lugar dónde debería estar su ojo derecho, aún con el material se podía ver la cicatriz, pero él la llevaba con orgullo. Y Daeron de nueve, con el cabello revuelto y una sonrisa encantadora en el rostro.
—Lady Jeyne—ambos jóvenes hicieron una reverencia.
—Déjame verte bien—Jeyne estiró una mano hacia Aemond.
El joven llevó su ojo a su madre que lo miraba con ojos llenos de cariño y se aclaró la garganta dando un paso al frente. Aemma observó con atención como su hijo tomaba la mano de su prima y se tensaba cuando ella llevaba su otra mano a su hombro, inspeccionándolo con la mirada. Su corazón de madre dolió, sabía que a pesar de llevar la cicatriz con orgullo y siempre decir que era un recordatorio de lo que era capaz de hacer por su familia, él se sentía inseguro de ella.
—Has crecido demasiado—Jeyne sonrió y apretó la mano que aún sostenía—. He preparado un banquete para ustedes, será mejor que entremos antes que se enfríe la comida.
La mujer se colgó del brazo de Aemond, no dándole la oportunidad de escapar, y los guío hacia el interior. Daeron llegó al lado de su madre y tomó su mano, casi saltando con cada paso que daban hacia el interior de la fortaleza. En el interior los sirvientes los saludaron con cortesía y ellos regresaron los saludos con sonrisas amables. Sobre todo Daeron que irradiaba felicidad.
Comieron en medio de una plática amena. Algunos señores y señoras de casas menores del Valle estaban presentes así que todos tomaron la oportunidad de intentar hacer amistad con la Reina, algunos hasta ofreciendo a sus hijas de forma discreta como posibles prometidas para Aemond. Cuando terminaron el banquete y mencionaron la feria de comercio que estaban celebrando cerca de la Puerta Sangrienta Daeron casi gritó de felicidad ante la idea de ir a ver qué era lo que celebraban.
Aemond se mostró más reacio a presentarse frente a la gente, decidiendo ir a descansar y Aemma no pudo hacer más que besar su frente con cariño y prometer que le llevaría su fruta favorita cuando regresará. Antes de salir Aemma se reunió con sir Erryk y sir Arryk que habían llegado el día anterior con el equipaje y la comitiva que los debía acompañar.
—Madre, los caballos están listos—Daeron corrió hacia su madre, una bolsa vacía colgando de sus hombros.
—El príncipe Aemond permanecerá en la fortaleza, sir Arryk, usted se quedará con él—Aemma ordenó al hombre que asintió.
—¿Podemos irnos ahora?—el príncipe preguntó algo impaciente.
—Claro, mi bebé dragón—Aemma pasó una mano por el cabello de su hijo.
—¡No soy un bebé!—exclamó, pero se inclinó hacia su madre en busca de más caricias.
La peliblanca sonrió y se inclinó para besar la frente del niño antes de guiarlo hacia los caballos. Por seguridad ambos compartieron un caballo, Daeron ya había montado solo antes en compañía de su padre, pero ese era un terreno nuevo y quería evitar accidentes. Jeyne cabalgó a su lado, hablando con Daeron sobre la historia del Eyrie, historia que el niño escuchó con atención y ofreció comentarios de vez en cuando, pero más que nada hacía preguntas sobre cosas que captaron su interés. Cuando alcanzaron la pequeña feria las personas se inclinaron para recibir a la Reina y su hijo. Sir Erryk la ayudó a desmontar y ella recibió a su hijo que se bajó con entusiasmo.
—¡Madre, mira!—Daeron señaló un puerto lleno de dulces—¿Podemos llevar uno para Aemond?
—Claro, mi amor—Aemma sacó dos monedas de oro de la bolsa que colgaba de su cinturón y se las pasó a su hijo.
Daeron recibió las monedas y se apresuró hacia el puesto con sir Erryk siguiéndolo de cerca. Jeyne se acercó a su prima y se mantuvo a su lado mientras caminaban siguiendo al emocionado príncipe que iba de puesto en puesto buscando algo que le llamase la atención.
—Aemond...
—Lo sé—Aemma la interrumpió—, tiene miedo de lo que los demás vayan a pensar de él.
—Asumo que estás haciendo algo para que deje eso de lado—Jeyne miró a su prima con algo de preocupación.
—Estuvo dos años en Dragonstone entrenando con Daemon, él le está ayudando con eso—la peliblanca suspiró con pesadez—. Creo que está preocupado por lo que le espera en el futuro, sobre todo ahora que Viserys está buscando una esposa para Aegon.
—¿Le preocupa lo que piense su futura esposa?—Jeyne levantó una ceja.
—Le preocupa no conseguir una—le corrigió Aemma—. Rhaenyra cree que sería más prudente casarlo con alguien de la familia, Lady Laena ofreció a cualquiera de sus hijas como candidatas y Viserys lo está pensando con seriedad.
—Sería una buena movida, unificaría aún más a los Velaryon y los Targaryen—Jeyne asintió—, pero quizás casarlo con alguien del Valle sería otra opción factible—ambas dejaron de caminar para verse—. Hubo dos sobrevivientes de la casa Royce.
—Lady Rhea y su hija—Aemma asintió—, sería una buena forma de reconciliar a lo poco que queda de la casa Royce con la corona.
—Rhea Royce ha sido una protegida del Eyrie desde lo que sucedió, ella y su hija no guardan rencores contra la corona—le aseguró la mujer—. Fue ella quién propuso el matrimonio, busca protección para su hija.
En ese momento Daeron regresó corriendo, agitando la figura de un águila de madera en la mano. Aemma le dio una última mirada a su prima y asintió antes de tomar la mano de su hijo y unirse a él en su recorrido. En el fondo de su mente apareció la mirada llena de anhelo de su hijo cuando su padre anunció que buscaría una esposa para Aegon y sintió su estómago revolverse.
Tenía que encontrar una buena prometida para su hijo, cueste lo que cueste.
"Querida Aemma,
Aegon y Rhaenyra acaban de regresar de Dorne, tal parece que nuestro hijo quedó encantado con la hija menor del príncipe Qoren. Rhaenyra me aseguró que es una buena muchacha y que parece llevarse bien con Aegon así que invité al príncipe a la fortaleza para que hablemos del posible compromiso cuando regreses.
¿Cómo están Aemond y Daeron? Espero que estén bien. Daemon se hace el difícil, pero sé que quiere preguntar cómo está Aemond.
Creo que nuestra Rhaenyra está en espera una vez más. Aún no me lo ha comentado, pero puedo verlo. Quizás esté esperando a que ustedes regresen.
Espero que la estén pasando bien en el Valle. Por favor, besa a nuestros hijos de mi parte.
Te ama,
Viserys Targaryen."
Los ojos de Aemma no dejaban de seguir la figura de su hijo que caminaba por el jardín en compañía de una niña un poco más baja que él. Aemond se notaba un poco tenso, pero no había dado una excusa para huir de regreso a la biblioteca así que Aemma pensaba que todo estaba bien. No muy lejos de dónde los adolescentes caminaban estaba Daeron, el niño estaba sentado en una banca con un libro en sus piernas, leyendo sobre la relación del Valle y la corona, por más que Aemma le dijo que podía leer otro libro más ligero Daeron no desistió.
Sobre la fortaleza los dragones volaban, disfrutando de la libertad que estar lejos de la fosa de dragones les brindaba. Aemma levantó la mirada al escuchar a Silverwing rugir y sonrió al verla descender para volar más cerca del jardín, el aire soplando con fuerza gracias al movimiento de sus alas. Daeron exclamó de sorpresa, cerrando su libro para evitar que las hojas fuesen arrancadas por el viento y levantó la cabeza para mirar a la dragona de plata.
—Madre—la voz de Aemond se escuchó a su derecha.
Aemma bajó la mirada y la puso sobre su hijo que tenía las mejillas sonrojadas y el entrecejo fruncido.
—¿Puedo ir a volar?
—Cariño, estuviste volando casi toda la mañana—Aemond se removió en su lugar—¿Está todo bien?
—Si, solo...yo quería...—la mirada de Aemond se alejó de su madre—. No es nada, iré por la tía Jeyne.
Antes de que su madre pudiera decir algo más Aemond ya estaba caminando de regreso al interior de la fortaleza. El adolescente apretó sus manos y miró una última vez a su madre que lo miraba con preocupación antes de entrar acompañado de sir Arryk. Aemond odiaba hacer que su madre se preocupara, por eso había estado entrenando tanto con su tío Daemon, y aún así siempre veía esa mirada cargada de preocupación. El príncipe sacudió su cabeza y continuó su camino evitando pensar en eso.
Como era de esperarse, Lady Jeyne estaba en el salón principal escuchando peticiones de su gente y Aemond no tardó en unirse a ella. El príncipe tomó su lugar a la derecha de la Señora del Eyrie y de vez en cuando comentó sobre las cosas que escuchaba. A pesar de haber estado lejos por casi tres años enteros, nunca dejó de estudiar y cumplir con su deber como heredero, así que no fue difícil para él integrarse a la corte de su tía. Las personas parecían asombrarse cuando lo escuchaban hablar, muchos dando cumplidos por sus palabras.
—Tal parece que has estado estudiando mucho—Jeyne miró a su derecha, a Aemond—, no podía esperar menos de ti—una sonrisa amable apareció en su rostro.
—Soy su heredero, debo estar a la altura—el adolescente se mantuvo con la espalda recta y la cabeza levantada—. Rhaenyra dice que es mi responsabilidad demostrar que estoy listo.
Jeyne sonrió y se levantó de su silla, con cariño y respeto puso sus manos en los hombros de Aemond y asintió. El adolescente sonrió y le asintió de regreso, dejando que sus hombros se relajaran. En ese momento la señora del Eyrie pensó que había tomado una buena decisión al nombrar a Aemond su heredero.
Aemma siempre se tomaba su tiempo peinando el cabello de sus hijos y ellos disfrutaban las caricias de su madre, muy seguido rindiéndose ante el sueño que eso le provocaba, por eso lo hacían antes de irse a dormir. Mientras Viserys besaba a sus hijos en la frente o les contaba historias, Aemma peinaba sus cabellos. Daeron siempre era el primero en pedir ser peinado así que era quién dormía primero, Aemond siempre era el último, prefiriendo estar sentado junto a su madre y hablando con sus hermanos tanto como pudiera.
—Mañana regresamos a casa—le susurró Aemma a su hijo—¿Estás listo para regresar?
Aemond parpadeo, sus ojos se sentían pesados y no había escuchado bien la pregunta de su madre. Un bostezo se le escapó y su madre dejó salir una pequeña risa detrás de él.
—Ven aquí—las manos que acariciaban su cabello se alejaron y él se giró para mirarla—, es hora de dormir.
Daeron ya estaba en su habitación durmiendo, hacía mucho que el niño se había dormido y Aemond aún luchaba para permanecer despierto un poco más. Una canción de cuna en valyrio llenó el silencio de la habitación y Aemond se metió bajo las sábanas con ayuda de su madre, Aemma besó la frente de su hijo y se mantuvo sentada en la cama hasta que estuvo segura que su hijo estaba dormido. Con cuidado de no despertarlo, se levantó y fue hasta la puerta para salir.
Los pasillos estaban iluminados con antorchas y ella se sintió en casa mientras caminaba hacía el balcón dónde Silverwing la esperaba. La dragona estaba terminando de comer cuando su jinete apareció por la entrada del balcón y con un mordisco final terminó su comida, girando la cabeza para mirar a su jinete. Aemma fue hasta la dragona y acarició las escamas de su cuello con cariño, Silverwing casi ronroneaba bajo las caricias, su cola moviéndose de un lado a otro.
—¿Quieres ir a volar?—la dragona gruño en respuesta. —Mañana tendremos un vuelo largo—Silverwing bufó y se agachó—. Bien, creo que podemos volar un poco esta noche.
Caníbal y Tessarion se unieron a ellas en su vuelo nocturno, los tres volaron por varias horas hasta que el sueño comenzó a expandirse en la Reina y le ordenó a su dragona que aterrizara. Silverwing aterrizó en el balcón y sacudió sus alas antes de agacharse para dejarla bajar. Aemma bostezó mientras se deslizaba por el ala de la dragona y la acarició una vez más antes de caminar hacia el interior de la fortaleza. Cuando abrió la puerta de sus aposentos tuvo que detenerse por un segundo en la puerta, sus cejas se levantaron y una sonrisa se formó en el rostro. En medio de su cama había dos bultos bajo las sábanas.
Se acercó con pasos silenciosos y logró ver las cabezas de sus hijos asomándose al final de las sábanas. Esa noche durmió abrazando a sus hijos y despertó con una sonrisa en el rostro. Cuando partieron hacia King's Landing ambos príncipes le prometieron a su tía volver más seguido.
Durante todo el vuelo Aemma mantuvo su sonrisa.
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NOTA:
Disculpen la demora, la universidad me tiene muy mal, estuve mentalmente exhausta todos estos días y el viernes fue que me dio por sentarme a escribir.
En los próximos capítulos escribiré sobre los tres años después del ataque para que puedan ver la recuperación de los niños.
Quiero recomendarles la historia de una amiga MissHaleByers "Hayloft", es de game of thrones, está recomendada 10/10, espero puedan ir a apoyarla. De igual forma el capitulo está dedicado a ella<3
Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.
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