Hoy amanecí feliz, feliz porque soñé contigo, una sonrisa bobalicona se me dibujó en el rostro, rememorando mis fantasías,
-Taylor!!- Oigo a mi madre llamarme expulsandome de mi ensoñación, lentamente me desenredo las sábanas y voy dando trompicones hasta la sala, sin intercambiar más que miradas, mi madre me entrega una carta y una memoria flash -Esto te lo ha dejado John, acaba de marcharse- El corazón me dio un vuelco, la boca se me seco y de golpe la pereza desapareció por completo, agarré el papel y la memoria de las manos de mi madre y corrí como loca hacia la ventana de mi habitación, pretendía verte a ti, pero no fue así, la vi a ella, esa que al parecer, era digna de ocupar el lugar que alguna vez fue mío, un odio inmenso floreció en mi, como las Dalias en su época favorita del año, apreté el papel en mis manos, sentí la sangre correr por ellas, clave mis uñas en la carne, lo vi John, tu tomaste su mano, y su mirada, la podría reconocer en donde sea, ella te miraba como yo lo hacía, llámalo egoísmo, pero me enferma verte con alguien más, mis ojos escocían, las lágrimas poco a poco se adueñaron de mi rostro, la carta ahora chamuscada y ensangrentada yacía en la basura junto con la memoria, me niego John, me niego a saber más de ti, con lo de hoy, bastó para darme cuenta de que tu, jamás volverás a pertenecerme, esa felicidad con la que amanecí se desvaneció, esa sonrisa que vi reflejada en el espejo, se quebró, la tormenta de la desilusión arrasó con los jardines de ensueño que creaba, si John, yo soñaba contigo, cada día, a toda hora, cree una especie de síndrome de Estocolmo, me alejé, te alejaste, tomamos caminos diferentes y hoy, lo único que nos unía, también se rompió, ese puente creado por mi anhelo, se derrumbó.

   Mi alma fúnebre, danzaba por cada rincón oscuro de mi habitación, una danza extraña, bizarra, en cada movimiento, de sus extremidades, casi podía palpar en el aire el veneno y la mofa que desprendían ¿Yo? Ahora solo era un cuerpo inherte, postrado a los pies de la cama, observando tras la ventana, las estrellas y su particular titilar, delirando fantasías inexistentes, los fantasmas de mi pasado paseaban alrededor mío, complementaban el brío de mi alma necesitada en su extraño danzar...

CONTINUARÁ...