Diario de Suga, página 2.

Querido diario, quiero matar a Park Jimin.

Hoy he tenido mi primer partido de baloncesto después de varios años sin jugar, y estaba nervioso.

Los chicos del equipo llevan meses de entrenamiento en sus zapatillas y todos son bastante altos y fuertes, por lo que tenía miedo de no estar a la altura o hacer algo que me dejara en ridículo, cómo caerme en mitad de la cancha o hacer algún movimiento estúpido que nos hiciera perder el balón.

¿Y qué ha pasado?

Que por si no fuera poco todo eso, justo unos minutos antes de empezar, cuando estaba estirando, su voz se ha adueñó de todo el estadio.

"¡¡¡¡¡¡MIN YOONGIIIIIIII!!!!!!"

Por supuesto, era él.

Tenía que ser él.

El estúpido de Jimin había venido a animarme, y mi corazón ya se sentía agotado sin haber hecho ningún esfuerzo físico por su culpa.

Y lo peor llegó cuando empezó el partido.

Al principio me sentía tan tímido que ni siquiera me atrevía a robar el balón, porque sabía que los ojos de Jimin estaban sobre mis acciones, así que estuve totalmente desconcentrado.

Pero por alguna extraña razón, en la segunda parte, algo en mi ardió en deseos de impresionarle, y empecé a moverme con la mayor destreza y habilidad posible, marcando más de un triple que hacía que sus ganas de animarme estallaran en más gritos con mi nombre, a los que yo pretendía sentirme indiferente, cuando en realidad eran el motivo por el que mi juego estaba resultando tan triunfador.

Y después del partido, entró al vestuario lleno de adrenalina, lanzándose sobre mi espalda mientras gritaba mi nombre de nuevo, haciendo que todos mis compañeros nos miraran.

"¡ENHORABUENA, HYUNG! ¡ERES EL MEJOR!"

Cómo bien he dicho al principio, le quería matar, así que me lo llevé a un lugar apartado, junto a las taquillas.

"¿Quieres bajar la voz? vas a escandalizar a todo el equipo"

"Oh...lo siento, hyung. Pensaba que te gustaban mis ánimos." susurró entristecido.

Argh, maldito enano, por qué tiene que hacerme esto a mi.

"No digas tonterías, yo..."

"¿Sí?" sus rasgados ojos negros me miraron esperanzados.

"Yo...esto...claro que me gustan ¿vale? y...l-la verdad es que...¡quería darte las gracias por los ánimos! me han servido de mucho" asentí nervioso.

Una pequeña sonrisa se formó en su cara y yo noté cómo el rubor se adueñó de mis mejillas haciéndome bajar la cabeza.

"Y-y..." añadí "también me ha gustado que te acordaras del partido y vinieras..." carraspeé "espero que vengas también la...próxima vez" terminé dándome la vuelta para no tener que confesar eso mirándole a los ojos.

"¡Aw! ¡ya lo sabía, hyung! es sólo que quería escucharte decir eso" presumió divertido "a partir de ahora vendré a verte entrenar todos los días, y para el próximo partido diseñaré una pancarta gigante con tu nombre."

"Ni lo sueñes"

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