2. Showtime!!
holi!! sé que he andado ausente, pero me consumió el trabajo y no me dejaba pensar (?) pero ahora que la musa volvió, aprovecho para actualizar. Que lo disfruten!!
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2. Showtime!!
Borroso.
Lo único que Ace podía distinguir en cuanto abrió los ojos fueron sombras borrosas a su alrededor; ¿En dónde estaba? ¿Qué había ocurrido? Una especie de líquido espeso y algo oscuro había entrado en uno de sus ojos, provocando que no lograra ver bien, aumentando su confusión. Después de un rato logró finalmente aclarar su vista y ser más consciente de su entorno; lo que bajaba por su frente no era sino su propia sangre casi seca que seguramente provenía de alguna herida. Sus brazos colgaban al igual que el resto de su cuerpo, y por los sonidos de pisadas, supo que alguien le llevaba a cuestas.
¿Alguien?
No. Era un tacto demasiado suave y mullidito; parecía más bien pelaje de algún animal ¡Un Conejo! Todo lo que había ocurrido en el barco llegó a él de golpe y enseguida trató de liberarse para buscar a Law, pero antes de poder hacer algo fue lanzado al suelo, aturdiéndolo por unos instantes. Desde donde estaba, vio a esos enormes conejos blancos acomodarse en fila junto a otros animales con collares verdes, mirando a su dirección. Estaba en el centro de una arena circular con patrones de estrellas limitada por un borde en blanco y rojo que separaba el centro del espectáculo de las gradas vacías. Hace mucho tiempo, había visto un sitio así en su pueblo natal, era un circo; un ambiente demasiado colorido y alegre como para imaginar los verdaderos horrores que albergaban; no sólo animales, también personas y diferentes especies como sirenas o gigantes eran utilizados para diversión de los privilegiados.
Jamás llevó a su hermanito a ese o a cualquier espectáculo parecido. Quería enseñarle que todas las vidas debían ser respetadas.
Pero en ese circo no había espectadores, al menos no presenciales. En cambio, arriba de las gradas vacías se encontraba una serie de gigantescas pantallas que proyectaban a los verdaderos espectadores; gente noble con máscaras para ocultar sus sucios rostros mientras disfrutaban de la aberración que seguramente se llevaba a cabo en ese escenario.
Las luces se encendieron y una plataforma se levantó desde el suelo, mostrando al maestro de ceremonias. El mismo tipo que vieron arriba del barco apareció en un extravagante traje violeta, con un alto sombrero de copa y un monóculo dorado adornando su espantoso rostro burlón.
- Ladies and Gentlemen! Welcome to Breed's marvelous Circus! It's showtime!- Entre sus manos sujetaba un látigo que no tardó en azotar contra el suelo como señal de inicio. Los espectadores comenzaron a gritar y reír emocionados mientras los animales comenzaban a temblar en su sitio, presas del miedo- ¡Para el espectáculo de hoy, tenemos un participante único! ¡Logró escapar del Coliseo de Sabaody y es buscado por todos los mares!- todo se repetía. Las risas burlonas, las miradas de repulsión y los abusos de poder. Ace creyó que había escapado de ese infernal mundo, pero mientras los dragones del cielo siguieran a la cabeza de la sociedad, nada cambiaría. Ante los ojos de los demás sólo eran fenómenos que debían ser exterminados de las maneras más extravagantes posibles- ¡Con un poder cercano al del sol, el usuario de la mera mera no mi! ¡Con ustedes, Puños de Fuego Ace!
- ¿Es verdad? ¿Su cuerpo es fuego?- las personas en las pantallas cuchicheaban entre ellas
- ¡Nunca había visto un usuario logia! ¡Qué emocionante!
Repugnante. Toda esa sociedad era simplemente repugnante. Desde que estaba con Law, había olvidado lo cruel que era la humanidad con ellos; que ante ojos ajenos no eran más que objetos cuyo valor era determinado por su utilidad, o peor aún, por el daño que hicieran a otros.
- ¡Para esta ocasión especial, tendremos a una de mis mascotas demoníacas!- los jadeos de asombro y emoción del público despertaban en el pecoso un mal presentimiento- ¡Con ustedes, mi querido Minokoala! ¡Ven al escenario, Minoki-chii!- la sensación de peligro aumentó cuando el piso osciló por los fuertes pasos de lo que supuso era la bestia que ese tipo llamaba.
Una puerta lateral se abrió hacia un sitio en completa penumbra donde un par de brillantes ojos rojos se encendieron como linternas. Tras un largo bufido, la bestia siguió avanzando al escenario, mostrándose para sus espectadores. Ante él tenía un gigantesco koala bípedo de color amarillo que usaba pantalones cortos y unos nudillos de metal en cada una de las extremidades que se reconocían como sus manos. Ignorando sus ojos inyectados en sangre, tenía una expresión un tanto boba que resaltaba por sus labios gruesos y nariz goteante... pero si no fuera peligroso, no le llamarían "demoníaco".
- ¡Minoki-chii! ¡Ataca a puños de fuego!- como todos los animales presentes, aquel inmenso koala llevaba un collar verde que se iluminó ante la orden de su domador y enseguida avanzó hacia el pecoso, quien enseguida adoptó una postura de defensa- ¡Portgas, quieto! ¡No te defiendas!- las palabras de ese sujeto fueron contundentes. Su cuerpo se quedó en completa quietud y bajó sus brazos, quedando expuesto ante el ataque de aquella bestia.
¿Qué ocurría? ¿Esa era la habilidad de ese tipo? Por más que quisiera moverse su cuerpo no respondía a lo que quería hacer, era como si no le perteneciera. Estaba seguro que ese collar que llevaban puesto tenía algo que ver con la extraña habilidad de ese hombre, sin embargo no pudo seguir indagando en ello pues el enorme puño del koala con sus nudillos de metal le dieron un golpe limpio.
Fue tanta su fuerza que ni siquiera sintió las puntas de metal clavarse en su carne; todo el dolor se vio reflejado en el golpe que lo lanzó hacia una de las estructuras del escenario, partiéndola y haciendo que se derrumbara encima de él.
Aun con esa expresión boba en su rostro, ese koala era sumamente fuerte y no sólo tenía que ver con su tamaño. Con ese golpe, estaba seguro que se le había roto un par de huesos y la herida que tenía en su cabeza volvió a abrirse, dejando caer un caminito fresco de sangre por su frente que pasó por encima de la sangre ya seca sobre su piel. Las piernas de Ace temblaban cuando intentó ponerse de pie; desde que estaba fuera del coliseo había dependido tanto de su fruta del diablo que prácticamente no había sentido un golpe directo en meses y eso había menguado su resistencia. Sin embargo, lo que más le daba náuseas eran los aplausos y vítores de las personas en las pantallas.
- ¡Increíble! ¡Bravo!- un acento extranjero se alzaba entre las demás voces; seguramente algún noble de tierras lejanas se deleitaba con su sufrimiento
- ¡Sin duda los usuarios son unos monstruos!
- ¡Es Puños de Fuego, ¿Cierto?! ¡Queremos ver sus poderes! ¡Queremos ver sus llamas!- habló otro, entusiasmado
- ¡Sí! ¡Puños de Fuego! ¡Puños de fuego!
- ¡De acuerdo, De acuerdo! ¡Habrá una cuota extra por dañar a mi bellísimo Minoki-chii!- en el momento que el pecoso vio la expresión de ese tipo torcerse en un gesto perverso supo que algo estaba terriblemente mal- ¡Portgas, usa tu fruta del diablo contra Minokoala! ¡¡Envuélvelo con tus llamas!!
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En otra parte...
- Es un cazador demente, pero eso no lo hace invencible- fue entonces que la atención de Law regresó a aquella mujer; alguien como ella debía ser astuta o no habría escapado del coliseo en primer lugar. Además tenía bastante información, quizá sabía algo que él desconocía, y haría todo lo posible para obtener todo lo que pudiese de ella- Para estar en un lugar así, pareces bastante tranquila "Niña Demonio", Nico Robin- trató de provocarle
- Vaya, qué manera tan despectiva de nombrarme, Médico-san. Creí que tú mejor que nadie me entenderías
- ¿De qué estás hablando?- no conocía de nada a aquella mujer. Salvo a estar reclusos en el coliseo de Sabaody, jamás la conoció en persona y mucho menos entabló conversación a excepción de ese momento; la vio pelear en un par de ocasiones pero nada más.
- También eres un niño demonio, ¿No es así? El tatuaje de tu espalda...
- Es un patrón que diseñé yo mismo- estaba de cara contra el suelo después de todo, no le sorprendería que, por la posición, Nico Robin pudiera ver su espalda. La única razón de ese tatuaje era para difuminar un poco la vergonzosa marca de los dragones del cielo con la que lo habían marcado hace años.
- Los demás están más preocupados por sus propias vidas que en escuchar una conversación. No tienes por qué ocultar que eres de Flevance, Médico-san
- ¿Flevance?- la sorpresa en su voz era genuina. Law no había escuchado de ese lugar antes, pero por alguna razón, su corazón se agitó al pronunciarlo
- En verdad no lo sabes...
Los finos labios de la mujer se abrieron para hablar, pero ninguna palabra salió de ellos. En cambio, un horrible gruñido sacudió las paredes, helando la sangre de más de uno. Los reclusos se quedaron inmóviles y en silencio hasta que aquel gruñido se escuchó nuevamente, esta vez más fuerte y lastimoso que antes, seguido de un ligero temblor que sacudió las paredes por unos breves segundos. Y después, todo volvió a una inquietante calma.
- ¿Qué demonios fue eso?- Law fue el primero en cortar ese incómodo silencio. Como médico, sabía identificar a la perfección los gritos de agonía pura, y ése había sido uno de ellos. Estaba seguro que esa voz no había sido Ace, pero eso no exentaba que estuviese preocupado por él
- Debe ser alguna de las bestias infernales de Breed- comentó Nico Robin- Es extraño, normalmente los gritos que se escuchan son de los usuarios
- No digas cosas tan escalofriantes- un mal presentimiento latió en su pecho. Aun cuando no estaban en un coliseo seguían a merced de un lunático que creía tener derecho sobre sus vidas; debía encontrar la manera de librarse de esa molesta habilidad que lo paralizaba y escapar junto con su pecoso. Sabía que la fuerza bruta no serviría contra una habilidad como esa, aun así siguió intentando levantarse; tensó todos los músculos, apretó los dientes y empujó con todas sus fuerzas para separarse del suelo.
Nada, ni siquiera se había movido un milímetro
- Será mejor que te rindas, Médico-san. Así no perderás la cordura- la chica demonio parecía tener razón, pues entre todos era la más tranquila y la única que hablaba con elocuencia; por lo que, de momento, Law decidió dejar de resistirse- Tengo un trato para ti, Médico-san. Si Fuego-san y tú logran liberarme una vez más, te contaré lo que sé sobre Flevance...
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A diferencia de los otros prisioneros, Ace se encontraba esposado de frente hacia la pared y con cadenas mucho más cortas y pesadas, impidiéndole bajar los brazos o siquiera descansar en el suelo. Pero no era sólo el cansancio, Breed llevaba un largo rato usando su látigo para golpearlo sin piedad. Con cada azote, una nueva herida se abría en su espalda y la sangre salpicaba sobre el suelo. Los otros usuarios sólo apretaban los labios y desviaban la vista cada vez que el látigo del cirquero hacía contacto con la piel desnuda de puños de fuego, teniendo el cinismo de no tocar la marca de los dragones del cielo en su espalda para mantener impecable su eterno recordatorio de que era una pertenencia de los nobles.
- Entiendes por qué te estoy castigando, ¿Cierto Ace-chii?- tras sacudir el látigo contra el suelo para quitar los restos de sangre en él, levantó el brazo y golpeó al pecoso justo a la altura de su cintura, abriendo una nueva herida- Lo hiciste muy bien en el espectáculo de hoy, los espectadores te amaron... ¡Pero lastimaste a mi querido Minoki-chii! ¡Tú, un inmundo usuario lastimando a mi preciada mascota! ¡Eres asqueroso!- cada frase de odio venía acompañada por un nuevo golpe en su ya maltrecho cuerpo. Y siguió golpeándolo por un rato más hasta que pareció descargar toda su ira y finalmente sonreír de manera siniestra- ¿No fue fascinante, Portgas? ¡Tus llamas estaban por todas partes! ¡Puedes destruir todo lo que tus llamas alcancen! La destrucción siempre ha sido muy lucrativa. Con mi ayuda, podría potenciar tus llamas hasta el límite ¡Puedes consumirlo todo!
- ¿Dónde está?- no le importaban las heridas ni el creciente dolor que hacía temblar cada parte de su cuerpo; no le importaban sus palabras o las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, Ace sólo podía pensar en una cosa- ¡¿Dónde está Law?!
- Tch, ese medicucho- su desagrado era notable- Hay una jugosa recompensa en el Inframundo por su cabeza, pero yo no veo lo especial. En cambio los usuarios zoan... ¡Son impresionantes! ¡Pueden abandonar su nauseabunda forma humana y convertirse en un majestuoso animal!
- ¡¿Dónde está Law?!- repitió con furia, ganándose otra ola de azotes en su ya lacerada espalda. Podía sentir su carne al rojo vivo punzando del dolor y la sangre derramándose por sus heridas, pero eso nunca le había importado a sus captores
- No te preocupes por esa basura, puños de fuego. Pronto te traeré la ope ope no mi y podrás ver que ese tipo no es la gran cosa, ¡Petotototo! ¡Petototo!- con aquella irritable risa, el cirquero abandonó el calabozo, dejando al usuario de la mera mera atónito por el miedo.
- ¡No te atrevas a lastimarlo, hijo de perra! ¡No te atrevas a tocar a Law!- Ace estaba furioso, pero su fuerza era apenas un débil vestigio a comparación de sus gritos. Estaba notoriamente lastimado, y con las cadenas de kairouseki que lo sostenían apenas podía seguir respirando; sin mencionar el fuerte shock que acababa de vivir hace poco.
Había sido testigo de cómo sus llamas consumían a un ser vivo. En su cabeza no dejaba de escucharse los gruñidos de agonía de una criatura inocente que, pese a haberlo atacado, pedía compasión con su mirada; era otra víctima de aquel retorcido mundo en el que estaban forzados a sobrevivir. De no ser porque ese sujeto le ordenó detenerse, habría matado a ese enorme koala y quizá ese sería un mejor destino que seguir bajo las órdenes de ese bastardo, temiendo cada día por tu vida.
Una vez más, Ace tiró con fuerza de sus brazos en un intento de romper las cadenas pero sólo hizo crujir sus huesos; estaba demasiado débil para usar el haki que con tanto esmero le había enseñado Law. Estaba a nada de estallar en llanto cuando escuchó algo... un débil sollozo lograba destacar entre el sonido metálico de las cadenas agitándose; no estaba solo en esa celda. Por la manera en que estaba encadenado Ace no podía girarse pero al menos logró mirar sobre su hombro, distinguiendo apenas una mullida figura entre la oscuridad
- Lo-Lo siento...- escuchó un susurro de "eso" que estaba no muy lejos de él- Mientras tengamos estos collares, no hay nada que podamos hacer contra Breed... Lo siento... No puedo hacer nada para ayudarte...
- Quizá... hay algo...
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Las Islas del Sur son calientes~
Paina-Purupuru~ Sus cabezas son realmente calientes~
¡Y ellos son idiotas!~
Deambulando en las estrechas pero concurridas calles de aquel poblado, un chico cantaba sin miramientos. Las miradas sobre él no se hicieron esperar no sólo por lo desentonado de su melodía, sino también por lo peculiar que era su apariencia; camisa negra con un estampado de girasoles, pantalones cortos, gafas oscuras, un sombrero de paja y sandalias, un atuendo bastante veraniego para alguien con una espesa y larga barba blanca.
Era evidente que portaba un disfraz.
Aun así, nadie logró descifrar la identidad del alegre chico, por lo que algunos sólo preferían ignorarlo y seguir su camino; seguramente era uno de esos tantos lunáticos que solían abundar cerca de los puertos y bares.
Repentinamente, un fuerte gruñido interrumpió su alegre canción, obligándole a detener sus pasos. Miró a su alrededor hasta que escuchó de nuevo ese horrible chillido y fue ahí que se dio cuenta, sus tripas se retorcían por falta de alimento. Casi olvidaba que ya tenía casi un día sin probar bocado.
- ¡Sanji! ¡Comida!- gritó de la nada el chico de sombrero de paja mientras se giraba a su izquierda, pero para sorpresa suya no había nadie junto a él; estaba solo- ¿Ah? ¿Volvió a perderse?- sus mejillas se inflaron con un puchero al mismo tiempo que cruzaba los brazos; no se creía que el rubio fuera a perderse de nuevo- ¡Sanji! ¡Oi, Sanji!- se notaba que tenía unos buenos pulmones pues sus gritos llegaban a lastimar los tímpanos de quien los escuchaba
Y sin bajar el volumen de su ruidoso llamado, el chico siguió caminando entre el tumulto de gente en busca de la rubia cabellera de Sanji... o al menos así fue hasta que sus fosas nasales fueron golpeadas de pronto por un delicioso aroma. Aspiró profundo para recoger ese exquisito olor; ¿Estofado? ¿Carne asada? No estaba del todo seguro pero era un aroma maravilloso. Su boca enseguida comenzó a salivar de forma tan exagerada que el exceso se escapó por la comisura de su boca mientras corría hacia el origen de tan maravilloso olor.
Terminó llegando a uno de los muchos restaurantes del centro del pueblo. Entró con toda la prisa del mundo y se acomodó en uno de los tantos bancos colocados frente a la barra. Con ambas manos sujetó los cubiertos y golpeó la madera a puño cerrado, exigiendo algo de comer. Fuera de molestarse, a la camarera de la barra le pareció bastante graciosa la actitud del muchacho, por lo que terminó sirviéndole una buena ración de arroz frito con un trozo de carne asada lo suficientemente grande como para salir del plato.
- ¡Shelly!- la cocinera apareció de la nada, haciendo brincar a la chica que atendía la barra- ¡Te he dicho miles de veces que no sirvas los platillos antes de cobrarlos!- con un empujón de su cadera, la cocinera hizo a su empleada a un lado y se plantó frente al chico con sombrero de paja, quien ya había devorado la mitad del plato- ¡Mil quinientos berries!- el pelinegro sólo la miró sin dejar de comer, por lo que la mujer terminó clavando un cuchillo en el plato, deteniendo cualquier movimiento del chico- ¡Mil quinientos berries!- repitió
- No tengo dinero. Sanji es el que paga- respondió de lo más normal e intentó seguir devorando aquel platillo, pero enseguida la mujer retiró el plato de la mesa- ¡Oye! ¡Eso es mío!- negándose a quedarse sin comer, sujetó el otro extremo del plato, luchando por él- ¡Ella me lo dio!
- ¡La comida sólo es para los clientes que pagan!- volvió a tirar del plato, tratando de quitárselo al sínico mocoso que perturbaba la calma de su negocio. Fue en uno de esos tirones que los brazos del chico se estiraron más de lo humanamente posible, encendiendo las alarmas de la dueña. Antes de poder decir algo, un fuerte golpe se escuchó sobre la barra, haciendo que todo se callara de golpe. Al girar un poco para saber qué sucedía, la mujer sudó frío. Una delicada mano estaba cerrada a manera de puño sobre la barra, y al abrirse, depositó un cuantioso montoncito de monedas sobre la misma.
- ¿Esto basta para pagar la comida del chico?- habló una mujer que recién acababa de entrar. Su cabello verde caía con gracia desde su espalda hasta la estrecha cintura de su perfecto cuerpo en forma de reloj de arena y los rasgos de su rostro eran delicados y bellos; si Sanji estuviera ahí sin duda diría que era preciosa, y el que todos en el lugar la miraran anonadados lo confirmaba, pero Luffy no estaba interesado en esas cosas
- ¡Oh! ¡Muchas gracias!- quizá Luffy era el único que seguía actuando con normalidad pues siguió comiendo apenas el plato fue soltado por la cocinera- ¡Estaba muriendo de hambre!
- ¡¡Fuera!!- la dueña del local gritó más con miedo que con furia- ¡¡Ustedes no son bienvenidos en este respetable negocio!! ¡¡Fuera de aquí, monstruos!!
- Qué grosera- el joven del sombrero de paja hizo un ligero puchero; ellos no estaban haciendo nada malo, incluso la mujer había pagado la comida, ¿Cuál era su problema? Se terminó lo que quedaba en el plato de un bocado, agradeció en silencio a la mesera con una ligera reverencia, como le había enseñado su hermano, y tras acomodarse su sombrero salió del restaurante; hasta él sabía que era mejor marcharse si no era bienvenido.
¡Segundo verso!
Las islas del Norte son frías~
Hyakkoi-koikoi~ Sus cabezas tiemblan por todas partes~
¡Y ellos son idiotas!~
Pero su alegre canción fue interrumpida una vez más... algo pasaba. Mientras avanzaba por la calle notó que había cada vez más gente acumulándose en lo que parecía la plaza principal del pueblo; era tanta la afluencia que se quedó atascado entre la muchedumbre de un momento a otro, incapaz de dar un paso más.
- Habrá un espectáculo- algunas personas a su alrededor se dispersaron, permitiendo que Luffy mirara hacia donde provenía la voz que acababa de hablarle; la misma chica que acababa de pagar su comida estaba de pie junto a él, sonriendo de manera amable- Es algo que sólo puedes ver en tu vida, ¿Quieres acompañarme?
- ¿Un espectáculo?- no había escuchado nada al respecto, pero debía ser divertido si se había reunido tanta gente para verlo- ¡Shishishi! ¡Vamos!
Era tanta la emoción del menor de los hermanos D que no se dio cuenta que la muchedumbre que hasta hace un momento no le dejaba ni respirar ahora se apartaba en cuanto veían a la mujer que lo acompañaba. Pronto estuvieron frente a la plaza central, donde se levantaba una plataforma de madera, y detrás de ella, una pantalla permanecía encendida, pero por el momento no mostraba nada. Después de un rato, un hombre de traje subió a la plataforma portando un micrófono, el cual golpeó ligeramente para verificar que estuviera encendido antes de hablar.
- ¡Damas y caballeros! ¡Considérense afortunados! ¡Hoy esta ciudad ha sido elegida para ser el escenario de un espectáculo único en su tipo!- la gente enloqueció entre gritos y aplausos de emoción, incluido Luffy- ¡Antes de comenzar, presentaré a su eminencia! ¡La honorable tenryuubito que ha financiado el espectáculo del cual serán testigos el día de hoy ¡Shalria-sama!- la pantalla se encendió, mostrando la silueta de una mujer perteneciente a la clase noble, quien a pesar de no estar presente, seguía usando el casco característico de los dragones del cielo. Con una mirada despectiva en su rostro, hizo un ligero movimiento de cabeza, lo que el hombre en el escenario entendió como una orden- ¡Como diga, Shalria-sama! ¡Sin más preámbulos, les presentaré a la víctima de hoy! ¡Por mucho tiempo, esta escoria conocida como "El Caníbal" aterrorizó islas enteras! ¡Hoy se postrará ante ustedes para hacer rodar su cabeza! ¡Con ustedes, el usuario de la bari bari no mi, Bartolomeo!
- ¿Qué sucede?- fue hasta que Luffy vio a aquel tipo siendo arrastrado con cadenas hacia la plataforma que supo que algo malo estaba por suceder; ¿Qué hacía uno de los dragones celestiales presentándose ante un pueblo? ¿Por qué todos parecían tan contentos?
- Es una ejecución- un escalofrío sacudió su cuerpo al escuchar a esa mujer a sus espaldas- Yo misma atrapé al Caníbal y lo traje aquí como orden directa de los dragones del cielo- al girar un poco la cabeza para mirar a la chica notó que había cambiado; sus brazos habían sido reemplazados por alas de mullidas plumas blancas, sus piernas ahora eran largas garras y una cola de ave nacía de su espalda baja. La gente a su alrededor, sabiendo quién era, había retrocedido hace mucho- Hoy, como diversión adicional, te unirás al Caníbal en el escenario, Luffy Sombrero de Paja...
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En alguna parte del océano...
Law no estaba seguro si era una bendición o una maldición, pero después de varias horas fue llamado al escenario, permitiéndole al fin liberarse de la orden de ese bastardo y levantarse del piso. Tenía el rostro adolorido y su piel estaba algo fría, pero lo que menos le importaba en ese momento era su estado actual; lo único que tenía en mente era encontrar a puños de fuego. Sin embargo, como era de esperar no pudo hacer mucho; el único indicio de que Ace había estado en ese mismo escenario eran las marcas carbonizadas en el suelo, las cuales no eran necesariamente una buena señal.
- Resiste...- escuchó una voz entre todo el barullo que el cirquero hacía antes de iniciar el espectáculo. Frente a él sólo tenía un oso polar parado en sus patas traseras y vistiendo un mono naranja como si se tratara de una persona- Resiste...- se escuchó de nuevo y fue ahí que el cirujano de la muerte se dio cuenta, ¡El oso estaba hablando! A decir verdad, no daba "vibras" de ser un animal común pero tampoco parecía ser alguna especie de fruta del diablo; lo único que se le ocurría era que el oso perteneciera a alguna raza especial. Después de todo Breed era un cazador, no les sorprendería saber que tenía diferentes especies en su poder- Tú eres Law, ¿Verdad? Lo siento, el chico de las pecas dijo que te reconocería enseguida- ¿Pecas? ¿Ese oso hablaba de Ace?- Me pidió que te dijera algo si te encontraba... "Resiste"- repitió- "¡No importa cómo, te sacaré de aquí!"- aun cuando no estaba frente a él pudo sentir la determinación de puños de fuego a través de ese mensaje- ¡Lo siento! ¡Si están planeando escapar, ¿Pueden sacarme de aquí también?!
Continuará...
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sólo me resta decir que espero no tardar tanto en el siguiente capi porque hasta yo me emocioné (?) gracias por leer!! nos vemos~
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