16. Bajo Las Sábanas Frías. Parte 3
que lo disfruten!!
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16. Bajo las Sábanas Frías. Parte 3
Sus párpados temblaron ligeramente antes de abrirse, dejando que fuera su vista quien se encargara de reconocer en dónde estaban... era curioso, había pasado por la misma situación tantas veces que sus ojos ya sabían a dónde mirar primero, al lado suyo. A su izquierda podía ver claramente un enorme ventanal soportado entre un muro sólido de piedra, afuera parecía haber una gran tormenta de nieve, incluso los vidrios parecían cimbrar ligeramente a causa del viento. Tras analizar ese lado, giró la cabeza hacia enfrente; un escritorio de madera, varios montones de libros, algunos estantes, el vano de una puerta... de su lado derecho escuchaba el característico crujido de la madera al fuego, sin duda una chimenea... ¿en dónde estaba? ¿el plan había fracasado? No, imposible, era su plan después de todo, además no se molestarían en encender una chimenea ni colocarían en una cálida y mullida cama a un prisionero.
Ahora que lo notaba, su cuerpo no dolía como él previó que lo haría, es más, estaba seguro de poder levantarse y andar por su cuenta sin ningún problema; si había algo que reconociera como médico es el tratamiento de otro médico, y al juzgar por los instrumentos en los estantes y el ligero aroma a medicamento en el aire, se encontraba en una especie de hospital o consultorio, pero no era alguno que hubiese visto antes.
- Law...- el escuchar que alguien pronunciaba su nombre le hizo sentir un escalofrío, por lo que se levantó de golpe, buscando a la persona que le había llamado. Pasando la chimenea de piedra parecía haber algo más. Enfocó la vista para buscar a quien lo había llamado... del lado opuesto a donde estaba se hallaba otra prácticamente igual, con la diferencia de que encima tenía un bulto envuelto en sábanas que subía y bajaba tan lentamente que apenas y se podía distinguir.
El moreno enarcó una ceja e intentó levantarse, mas un ligero destello en el rabillo de su ojo le alertó que algo se dirigía a él a toda velocidad, por lo que apenas y logró retroceder unos milímetros. Tan sólo vio pasar algo delante de él tan rápido que el aire pareció cortarse a su alrededor. No se atrevió a moverse, simplemente giró los ojos hacia un costado para ver qué era lo que acababa de pasar rozando su rostro... un bisturí estaba clavado en la madera del marco de la cama, vibrando sutilmente a causa de la fuerza con la que fue lanzado.
- no muevas ni un músculo, mocoso- una voz gruesa y desgastada se escuchó del otro lado del pasillo, justo el que estaba después del vano de la habitación. Law permaneció expectante hacia la entrada mientras levantaba una de sus manos; quizá no tenía su espada en esos momentos, pero al menos podía tele transportarse a él y al pecoso (que seguramente era quien estaba en la cama de junto) fuera de ese sitio. Las pisadas que se escuchaban a lo lejos se volvieron más fuertes y marcadas, y poco después, la persona que las provocaba apareció finalmente; se podía decir que era una mujer de un cuerpo envidiable, mas no se podía decir lo mismo de su rostro, el cual delataba la avanzada edad de la mujer. Vestía de forma juvenil e iba cargando una botella de licor en una mano, y en la otra un par de bisturís similares al que le acababa de arrojar- si yo no digo que te puedes levantar, no lo harás...
- ¿y usted quién se supone que es para darme órdenes?- el moreno se puso a la defensiva pues no conocía las verdaderas intenciones de esa anciana
- soy la doctora Kureha, pero puedes llamarme Doctorine...- descorchó su botella de un movimiento y, con poca elegancia, bebió de ella, dejando que algo del líquido cayera de sus labios hacia su barbilla- y es gracias a mí y mi ayudante que el pecoso y tú siguen con vida... aunque hay que darle algunos créditos al chico, se esforzó bastante para traerte hasta aquí
- bien... le agradezco que nos ayudara, pero debemos irnos...- no sabía siquiera en dónde estaban, lo único de lo que estaba seguro era que debían marcharse
- ¿por qué tanta prisa, joven usuario?- al ver cómo su paciente se tensaba, Doctorine no hizo más que sonreír de forma extraña- ¿creíste que no me daría cuenta?
- [[demonios...]]- ¿qué lo había delatado? La marca sobre su espalda era señal de que pertenecía a los tenryuubito, mas no de que era un usuario. Estaba débil y desarmado, pero no debería ser tan difícil vencer a esa anciana. De la mano que tenía levantada apareció una especie de círculo color azul que parecía girar a gran velocidad
- oh, parece que tu habilidad es muy diferente a la del pecoso...
- ¿la del...?- ante la exclamación de la anciana, el "room" de Law desapareció, pues toda su atención se centró enseguida en aquel bulto en la otra cama- Portgas-ya...- murmuró con furia, de nuevo el pelinegro que tenía como compañero le ponía en una situación de peligro extremo- [[lo voy a matar]]
- fue bastante complicado poder atenderles. El pecoso no dejaba de atacarnos a pesar de sus heridas y repitiendo que "no tocaríamos a Law"... al final tuvimos que noquearlo y traerlos a ambos
- ¿noquearon a Portgas-ya?- eso era impensable; era un usuario tipo logia, una simple humana no debería poder tocarlo siquiera... a menos que puños de fuego estuviese tan cansado que haya dejado una apertura para que esa mujer le derrotara- bueno, no importa... ¿sabe dónde está mi espada, nuestro barco o el otro sujeto que estaba con nosotros?
- no había nadie más en ese barco- aseguró la doctora, bebiendo un poco más de su botella- o lo que quedaba de él; tenía un tercio de la popa completamente destruido, aunque el peor daño estaba por dentro, o eso dijo el del aserradero- al ver cómo el moreno enarcaba una ceja, prosiguió- lo llevamos a que lo repararan, sus pertenencias están en nuestro sótano, creo que vi una espada entre ellas
- ¿qué es lo que quiere de nosotros? Dudo mucho que sea un alma caritativa que desea ayudarnos, sobre todo por lo que somos...
- si te refieres a que son usuarios, no los entregaré... al menos no por ahora. Son mis pacientes, es mi deber como médico cuidar de ustedes hasta que puedan salir de aquí caminando por su propia cuenta. Además, si los delatara, tendría que delatar también a mi pequeño Chopper- la anciana se inclinó sobre él sólo para quitar el bisturí de la madera y apuntar su filo hacia el cuello del moreno- sólo déjame hacer mi trabajo y quédate en cama si no quieres saber qué otros usos tiene mi bisturí...- a pesar de la amenaza, su paciente no parecía ni remotamente asustado. Y en un momento lo entendió todo al ver esa penetrante mirada grisácea... el chico, probablemente médico también, era exactamente como ella; sádico hasta la médula cuando la ocasión lo ameritaba. Doctorine sonrió ligeramente- en un rato más les traerán algo de comer, así q...
- ¿comida?- puños de fuego se levantó cual resorte al escuchar la melodiosa palabra y en menos de un instante todos los platillos que pasaron por su mente en esos momentos le hicieron babear
- sólo con eso despiertas, idiota...
- vaya, también sigues vivo, pecoso...
- ¿ah?- al estar un poco más despierto, Ace examinó a su alrededor, mirando por último a la mujer y...- ¡¡Law, estás bien!!- su rostro se iluminó por completo al ver al médico, como si emanara su propia luz- ¿sabes en dónde estamos?
- ¡Eso debería preguntártelo yo, imbécil! ¡Tú me trajiste aquí!
- parece que tienen mucho de qué hablar, y yo tengo cosas que hacer...- y mientras bebía de su botella, la anciana salió por el mismo sitio por el que ingresó sin decir nada más
- ¿qué pretendías usando tus habilidades frente a desconocidos?- el médico afiló la mirada hacia su acompañante, quien enseguida pareció erizarse cual gato asustado
- ¿por qué siempre tenemos que empezar una conversación discutiendo? ¡¿te mataría alguna vez darme las gracias para variar?!
- sí, gracias... por meterme en problemas de nuevo, Portgas-ya. No sabes lo divertido que es- dijo sonando lo más sarcástico que pudo
- ¡Sólo quería protegerte! ¡¿y puedes dejar de llamarme por mi apellido?!
- y ahora estamos en quién sabe dónde en casa de una anciana cuyas intenciones no son claramente buenas...- suspiró profundo, se estaba dejando llevar otra vez. No entendía por qué pero el pecoso tenía razón, siempre terminaban discutiendo por una estupidez, y si seguían así, jamás llegarían a Dressrosa- ... no importa... hiciste lo que planeamos y eso... te lo agradezco sinceramente, a pesar de tus tonterías, siempre haces lo que debes...
- ... Law... ¡Estás agonizando!- se levantó de la cama tan rápido como pudo y prácticamente se arrojó a la cama de su compañero, cayendo encima de él- ¿qué te duele Law? ¿quieres que vaya a buscar a la anciana?- sus manos iban de aquí para allá, tanteando todo lo que estaba a su alcance
- Portgas-ya... no comiences algo que no vas a terminar...
- ¿de qué... hablas?- en ese preciso momento fue consciente de lo que ocurría; estaba sentado sobre el mayor, prácticamente manoseándolo, mientras que las únicas vestimentas de ambos eran las vendas que cruzaban sus cuerpos, unos pantalones holgados a modo de pijama y la ropa interior
- aún recuerdas lo que te dije, ¿cierto?
Puños de fuego tragó saliva, ¿cómo olvidarlo? Quizá en ese entonces la oscuridad de la bodega no le dejaba ver más allá de la punta de su nariz, pero las sensaciones de su cuerpo estaban tan frescas en sus recuerdos que era como si estuviese viviendo ese momento nuevamente... la suavidad de sus labios presionando contra los suyos, la calidez que se formaba gracias al roce constante de ambos cuerpos, su dulce aliento y su aterciopelada voz murmurándole al oído, causándole escalofríos y a la vez encendiendo su rostro de tal manera que no creyó que fuese posible... el estómago se le hizo nudo y los latidos de su corazón se volvieron tan fuertes y arrítmicos que taladraban sus oídos, aunque eso no le impidió escucharle...
"Si sigues mi plan al pie de la letra y logras sacarnos de aquí... juro que te premiaré tan profusa y magníficamente que te haré quemar hasta el mismo infierno..."
- yo...- incluso pronunciar esa simple sílaba le costó el alma pues no podía pensar con claridad, mucho menos con esos hipnotizantes ojos grisáceos pendientes de cada movimiento suyo
- ¿y bien? ¿has hecho todo como te pedí?- preguntó de pronto el médico, cambiando radicalmente de tema- ¿qué ha pasado con El Verdugo?
- ¿eh?- fue esa última pregunta la que hizo reaccionar a Ace- ah, sí... yo hice todo lo que me pediste...
--Ace Flash Back—
Law había sido bastante claro, todo dependía de él. Si llegaba a cometer un solo error no sólo no podrían escapar, sería literalmente su fin. El cirujano de la muerte dio instrucciones cortas y específicas para que no tuviese pierde, pues no estaba seguro de soportar la explosión que causarían en ese reducido espacio, pero de alguna manera, creía que Ace sí podría hacerlo... ¿de dónde había sacado esa ridícula idea? Con las esposas de kairouseki no podía hacer prácticamente nada
- [[basta Ace... puedes hacerlo...]]- se auto convencía el pecoso con la mirada clavada en la puerta de madera; tenía que venir, no importaba cómo, pero tenía que atraer su atención- "atraer, explosión, escape, llaves"- su plan se reducía en cuatro cortas palabras y él no paraba de repetirlas para no olvidar su objetivo.
Para atraer al cazador, se había asegurado de armar el mayor escándalo posible tirando cosas, rompiendo barriles, cajas, costales y el foco que iluminaba aquella bodega, aunque claro, estaba apagado en esos momentos. Law, por su parte, estaba en una esquina de la habitación, refugiándose detrás de algo, aunque no estaba seguro de qué, pues no veía nada con claridad. Su corazón se aceleró al escuchar pasos acercándose, era ahora o nunca...
- ¿qué mierda hac...?- el pecoso tuvo milésimas de segundo para abrir un saco de harina de una patada, dejando que el polvo se esparciera en el aire justo antes de que Shuraiya abriera la puerta y estirara un brazo buscando el interruptor.
Sólo bastó un pequeño "Click" en el botón para que se produjera una chispa proveniente de los restos del foco atornillados al sistema de luz, y al hacer contacto con las partículas de harina en el aire, produjeron una estruendosa explosión* que no sólo arrancó la puerta de la bodega, también destruyó parte de ésta y empujó a los tres con increíble fuerza. A pesar de estar cubierto, el cirujano de la muerte perdió la consciencia al golpearse contra algún objeto; el cazador quedó sepultado tras los restos de puerta a unos metros de la entrada hacia la bodega... y Ace, bueno, seguía en una pieza. La explosión había sido más potente de lo que había imaginado, tenía la vista borrosa y un zumbido torturaba sus oídos, impidiéndole escuchar otra cosa.
Aun en su condición el pecoso logró ponerse de pie apoyando la espalda contra una pared y empujando con las piernas. Se tomó apenas dos segundos para descansar antes de caminar tambaleante hacia donde estaba el cazador; tenía poco tiempo para buscar las llaves. Apartó los trozos de madera con los pies y le miró con detenimiento, ¿en dónde podía ocultar las llaves? Y más importante aún, ¿cómo se las quitaría sin tener que usar las manos? Realmente no tenía muchas opciones, así que hizo lo primero que le vino en mente: patearlo. No sólo le sacaría sus pertenencias a golpes, de paso se aseguraba que siguiera inconsciente... aunque, si despertaba... ¡No! No había tiempo para ese tipo de pensamientos, sólo debía hacerlo y ya.
Lo primero que golpeó fue su cabeza, era un golpe limpio, por lo que apenas y se escuchó, pero el dolor en los huesos de su pie le indicaba qué tan fuerte había sido. Armándose de valor, el pecoso volvió a levantar la pierna y lo golpeó una segunda, tercera, quinta, sexta vez más... procuraba golpearlo en las zonas más vulnerables para debilitarlo lo más posible y romperle de paso un par de huesos... y de pronto, se detuvo al notar la sangre en una de sus botas. Simplemente no estaba bien golpear a alguien que no podía defenderse, no importaba lo cruel que esa persona haya sido... si se aprovechaba así de la situación, se sentiría como ellos...
- lo lamento Law...- murmuró cabizbajo, no podía aprovecharse así de alguien. Sin embargo, al agacharse, vio algo brillante resaltando de uno de sus bolsillos... ¡era la llave! Sonrió victorioso y movió el cuerpo del cazador con el pie hasta que hizo que las llaves salieran por la gravedad. Las arrastró un poco con la suela de su zapato y se dejó caer al piso de sentón para tomarlas.
El juego constaba de sólo tres llaves; dos de las esposas de Law y las suyas y otra extra que no sabía a qué pertenecía, mas poco le importaba. Jugueteó con las llaves en sus manos hasta que pudo agarrar una de ellas e introducirla en el orificio de la llave de sus esposas; había que admitir que no era sencillo, tuvo que torcer brazos y manos de formas dolorosas para lograrlo... y nada, las esposas no se abrieron. Suspiró para calmar su frustración y sujetó una segunda llave...
- jodido monstruo...- aquella exclamación le erizó la piel, El Verdugo había despertado y ahora se retorcía en el suelo, tratando de ponerse de pie- cof cof... ¿qué... qué me has hecho?- se llevó una mano hacia el costado, tenía una costilla rota y un sabor metálico invadía sus labios. A pesar del dolor logró levantarse, mirando al pecoso con rabia- fue un buen plan, lo admito... pero no lo suficiente... tú te mueres aquí...- sin pensarlo dos veces, Shuraiya se abalanzó contra él, empuñando un trozo de madera como arma; mas antes de alcanzar al pelinegro, una pared de fuego creció entre ambos...
--End Flash Back—
-... y cuando lo dejé inconsciente de nuevo, lo esposé por la espalda y lo arrojé al mar dentro de un barril- narraba tranquilamente el pecoso- no quería hacerlo pero no me dejó opción, había un barco cerca y...
- ¿nos siguieron?- le interrumpió Law
- no. Usé mi poder para impulsar el barco y escapar, supongo que al Verdugo lo recogió el barco. Después de eso navegué en el barco... pero no sé navegar, así que... realmente no sé en dónde estamos. Lo último que recuerdo es que, al llegar a tierra, te arrastraba por la nieve en mi espalda para buscar un médico.
- entiendo...- el pecoso estaba tan ensimismado en su propia historia que no había notado las manos del cirujano acariciando sutilmente su cadera- debo admitir que lo lograste Ace-ya, te lo agradezco
- ¿ahora soy Ace-ya?- le sonrió presuntuoso- vaya, y sólo tuve que salvar tu trasero por enésima vez...
- es verdad, pero... me pregunto quién salvará el tuyo...- de un movimiento bajó sus manos a sus glúteos y les dio un fuerte apretón; el músculo se sentía firme pero maleable ante su agarre
- ¡¿pero qué te pasa?! ¡Suelta!- y en ese momento recordaba qué hacían y en qué posición estaban, por lo que el calor no tardó en regresar a su rostro- ¡qué sueltes hijo de...!
- shhh...- algo pareció llamar la atención del moreno pues ya no miraba al chico sobre él, sino hacia la entrada de la habitación- un mapache...
- ¿mapache?- curioso, Ace giró la cabeza tanto como pudo y lo vio; un animal de pelaje café y nariz azul los miraba desde el umbral de la entrada, con la cara parcialmente oculta tras el muro mientras el resto de su cuerpo permanecía visible
- ¡no soy un mapache, soy un reno!- se quejó furioso aquel extraño animal; ahora que ponían atención, era verdad que tenía astas a cada lado de su sombrero rosado, así que como había dicho, debía ser un... momento...
- ¿el reno acaba de hablar?- fue Ace quien se atrevió a hacer la pregunta, pues el médico no dijo absolutamente nada, tan sólo permanecía con la mirada fija en aquel animal de nariz azul, analizándole- Law, ¿los renos pueden hablar?
- ¡claro que no imbécil!- lo empujó para sacárselo de encima, dejando que cayese de culo al suelo- si no hubieses estado durmiendo seguramente entenderías- la doctora había mencionado a un ayudante, seguramente se refería a ese reno- ¿eres... Chopper, cierto? la anciana te mencionó
- no deberías llamarla anciana, te matará si te escucha- le respondió el renito "oculto" aún, mirándoles con recelo- nunca había visto a otros usuarios, su anatomía no es diferente a la de un humano normal, así que deben comer lo mismo que los demás
- ¿anatomía de un humano normal?
- ¿comida?
- voy a buscarla- con sus graciosos pasos, el renito volvió a dejarles solos. Después de un rato regresó a la habitación empujando un carrito con comida que era más alto que él, por lo que apenas y se notaban sus astas y la parte alta del sombrero de copa rosado- procuren comer despacio y... ¡dije despacio!- le gritó al pecoso, quien ya estaba sobre la comida, devorando todo lo que podía
- no te molestes Mapache-ya, nunca escucha- le advirtió el cirujano mientras comía calmadamente su ración, procurando mantenerla lejos del alcance del pecoso
- ¡No soy un mapache, soy un reno!- se quejó- ¡Mi nombre es Tony Tony Chopper!
- bien, Tony-ya entonces- concluyó por su cuenta- veo que has comido una fruta tipo zoan, supongo que si no conocías otras frutas del diablo más que la tuya hayas supuesto que todos los usuarios cambiaran de apariencia como tú lo hiciste- el reno le miraba confundido- es curioso, en este momento estamos reunidos los usuarios con los tres tipos distintos de frutas del diablo. Ace-ya tiene la más extraña, la tipo logia que le permite transformarse en un elemento; la tuya que es de tipo zoan y transforma a quien la consume en un animal, en tu caso un reno, y tipo paramecia como la mía, la que otorga alguna habilidad física a quien la consume, aunque no siempre es notoria
- así que hay tipos de frutas- Chopper le miraba fascinado- oh, pero yo no comí una fruta que me transformara en reno, yo era un reno antes de comer la hito hito no mi...
- ¡¿qué?!- exclamó asombrado Ace sin dejar de comer- ¡¿entonces los animales pueden comer frutas del diablo?!
- eso parece... había escuchado rumores de ello, incluso sé que, por un método desconocido, las frutas tipo zoan pueden darse a "comer" a objetos, pero... nunca había visto algo así... entonces al comer tu fruta adquiriste características humanas, eso explica por qué puedes hablar
- ¡todos los tipos de frutas parecen emocionantes!- los ojos del reno centelleaban- ¿y cómo son sus frutas del diablo? ¿Qué hacen? ¿Conocen más usuarios? ¿Los humanos normales no les temen?
- Chopper- Doctorine apareció nuevamente en la habitación- los pacientes necesitan descansar y tú y yo debemos ir a hacer nuestra ronda al pueblo. Vámonos ya- le apresuró la anciana antes de volver a marcharse
- ¡cuando vuelva quiero escuchar más sobre las frutas!- el reno ya no parecía nervioso, incluso les sonrió; seguramente era agradable saber que había personas como uno mismo en el mundo... o bueno, seres iguales a él.
- cuando termines de comer haz el carrito a un lado- prácticamente le ordenó el moreno a Ace, quien seguía comiendo aun a esas alturas y no daba señales de parar hasta terminar con todo. Law tan sólo se recostó en su cama mientras miraba el techo de la habitación a la vez que autoevaluaba sus condiciones físicas; estaba cansado y herido, no lo negaba, pero no era nada que le impidiese salir de la cama por cuenta propia; sólo necesitaba unas horas de sueño y estaría listo para partir a la mañana siguiente.
Después de comer pasaron todo el día en cama; no es que así lo quisieran, sino que Doctorine les había obligado a hacerlo. Chopper también les vigilaba, pero cada vez que intentaba hablar con ellos, la anciana les interrumpía, impidiéndole escuchar más sobre el mundo fuera de aquella isla. Las horas pasaron lentas y sinuosas, estando en cama no había mucho que hacer más que dormir, y puños de fuego era sin duda un experto en eso; apenas su cuerpo tocó el colchón de su cama cayó en un sueño tan profundo que, para los ojos expertos de Law, parecía haber caído en coma. No importaba el ruido o el frío, el pecoso simplemente no despertaba.
Y conforme cayó la noche, la temperatura bajó aún más. Los vidrios comenzaron a empañarse y la madera de los marcos crujió; a través del opaco vidrio, podía verse caer una tormenta de nieve. Law suspiró con desgana, su plan de marcharse esa noche antes de que la anciana lo notara acababa de irse a la basura; no les quedaba otra opción más que esperar. Se enredó en las cobijas e intentó dormir un poco, pero hacía tanto frío que unas simples mantas no bastaban para calentarle, necesitaba algo más.
- Ace-ya...- le llamó arrojándole una almohada con la esperanza de despertarlo- oi, Ace-ya, la chimenea comienza a apagarse, enciéndela...- le arrojó su segunda y última almohada sin éxito; su compañero era una roca cuando se trataba de dormir. Derrotado, el médico salió de la cama para levantar sus almohadas, y de paso, avivar el fuego de la chimenea, la cual amenazaba con extinguirse en cualquier momento. El cuerpo se le enfrío con rapidez, por lo que sus dientes comenzaron a tiritar, incluso el vaho de su aliento se había hecho presente. Cómo detestaba a ese pecoso narcoléptico, siempre se dormía en los momentos menos oportunos... aunque... al menos podía molestarlo por obligarle a salir de la cama.
Todo él ya estaba helado, así que le pareció buena idea hacérselo notar a Ace; tan sólo metería sus manos bajo sus mantas y le tocaría la espalda, eso al menos debía causarle un buen susto. Así fue que se acercó a la cama del otro e introdujo las manos debajo de las cobijas... era extraño, su cama no estaba tan fría como la suya... claro, era de suponer, de nuevo su akuma no mi le ayudaba bajo el crudo viento helado; era tan injusto. Con los ánimos de molestarle aún vivos, se metió en su cama con rapidez... tenía un método más para ganar calor. Esperó a que su cuerpo se entibiara un poco antes de acercarse a puños de fuego... si se había quejado de su sueño profundo, se retractaba en esos momentos; Ace ni siquiera había notado que estaba con él en la misma cama.
Con sus manos repasó el contorno del cuerpo del pecoso por debajo de las sábanas, recorriendo cada hendidura formada por su musculatura, cada pequeña cicatriz que se había ganado durante ese tiempo... aunque, no había muchas heridas, y las que tenía estaban cubiertas en vendas, por lo que las yemas de sus dedos tan sólo sentían una piel tersa pero firme. Sin poder contenerse, el médico se pegó a la espalda del otro, dejando que ambas pieles se tocasen; esta vez el escalofrío que lo recorrió no fue por el frío, sino por el desbordante calor del pecoso que despertaba todos sus bajos instintos. ¿Hace cuánto que no intimaba con alguien? Desde que había salido del coliseo si no recordaba mal, pero en términos de ser el activo... de eso ya hace años... y el pecoso estaba servido en bandeja de plata en esos momentos. Sonrió travieso y siguió recorriéndole con las manos, desacomodando su ropa y sus vendajes mientras dejaba que su aliento chocase contra el cuello de puños de fuego antes de atreverse a darle una lamida.
Y nada. Ace seguía perdido en el mundo de los sueños... mejor para él. Su lengua se paseó sin apuros por la curvatura de su cuello, mojando aquella parte con su tibia saliva que se enfriaba apenas salía de su boca. Pronto se aburrió de usar sólo su lengua, así que, con sus dientes, tiró del lóbulo de su oreja con suavidad, ganándose un pequeño quejido por parte de su compañero. Ese suave suspiro hizo que su miembro palpitara; si estaba así por un pequeño jadeo, no se imaginaba cómo se pondría en cuanto le escuchase gritar. Deseoso de escucharle, se hundió entre su cuello y succionó con fuerza su piel hasta dejar una marca en ella.
- mhh...- el pecoso sintió un escozor molestándole en el cuello, quizá algún insecto, por lo que manoteó para alejar al molesto bicho. Mas al hacerlo golpeó algo mucho más grande que un insecto e inmediatamente abrió los ojos de golpe- ¿qué...?- algo le estaba prácticamente desnudando mientras le atacaba el cuello y le sujetaba con fuerza, quizá alguna clase de animal extraño. Al bajar las manos para quitar "eso" de encima de él, notó que, de hecho, eran los brazos de alguien los que le rodeaban y toqueteaban por todas partes, haciéndole estremecer. Intentó mirar hacia atrás, pero lo único que alcanzó a distinguir fue el par de pendientes que llevaba su atacante en su oreja- ¡¿Law?!- no pudo reprimir un grito al caer en cuenta de quién era- ¡¿qué haces?!
- ¿no es obvio? Cumplo con mi parte del trato...- le murmuró al oído con voz ronca, se notaba que apenas y podía contener sus instintos- Ace-ya, quemémonos juntos...
- ¿de qué est...?- el moreno empujó ligeramente hacia enfrente, haciendo chocar su ya pronunciada erección contra las nalgas del pecoso, quien enseguida se tensó- [[está... muy duro...]]- tragó lento; si ya estaba en esas condiciones sería muy difícil detenerlo- oye... hay otras formas de... arreglar eso...
- mi método es más divertido- volvió a morder su cuello y, bajando una de sus manos, apretó la entrepierna de puños de fuego por encima de la prenda
- no es divertido...- rápidamente sujetó la mano que presionaba contra su entrepierna, intentando quitarla- déjame en paz, no quiero tener que usar la fuerza
- adelante, hazlo. Si no quieres que siga, sólo usa tu fruta del diablo- le murmuró al oído- puedes quitarme en el momento que desees, ¿no es así? Sólo hazlo y me detendré- sacó su húmeda lengua sólo para pasearla por las líneas que conformaban su oreja antes de volverla a morder
- no... mmhhh...no quiero lastimarte...- haciendo caso omiso de sus súplicas, Law coló una de sus piernas entre las de él y le forzó a separarlas, dejándole sentir con más claridad su estado- no lo hagas...- el moreno movió entonces sus caderas contra las de él de forma lenta y constante sin soltar su miembro, el cual ya había tomado forma entre sus manos. Al mismo tiempo, la otra mano del médico hacía alarde de su habilidad al presionar y pellizcar uno de sus pezones, poniéndolo tan duro como el pedazo de carne que sostenía con la contraria. Sin poder evitarlo por más tiempo, los gemidos y suspiros comenzaron a brotar de entre sus labios casi de forma inconsciente en un intento de liberar el calor que emanaba de su interior
- Ace-ya...- su mano se filtró a través del ligero pantalón y la ropa interior que el otro llevaba puesto para sujetar su miembro directamente, sintiendo lo bien dotado que estaba el pecoso- hagámoslo...
- ¡claro que... ahhh!- su cuerpo se encogió al sentir sus dedos presionando el orificio de la uretra, como si quisiesen entrar en el estrecho orificio por la fuerza. Pronto esos rudos movimientos se suavizaron lentamente, masajeando el glande de forma más que placentera. Podía detener a Law en el momento que quisiese, podía quemarle o simplemente escurrírsele de entre las manos con ayuda de su poder, pero no lo hacía, ¿la razón? Muy sencilla- [[se... siente tan bien...]]- en eso pensaba puños de fuego cuando Law soltó su pezón y se apoyó en el codo del mismo brazo para levantarse ligeramente sobre él, a la vez que su mano le obligaba a girar su rostro. Lo único que pudo ver el pecoso fue el rostro del otro acercándose al suyo justo antes de besarle. Al igual que su oreja, su boca fue rápidamente invadida por la traviesa lengua del mayor, buscando contacto con la lengua contraria- [[¿por qué se siente así de bien?]]- se preguntaba entre jadeos ahogados, sintiendo ambas salivas mezclarse entre sus bocas- mhhh...- la posición era bastante incómoda, tanto el cuello como la espalda le dolían, pero... no quería deshacer el beso, quería seguir bebiendo de él.
Sufrió de un repentino espasmo cuando la mano del cirujano había pasado de masajear la punta a recorrer toda la extensión de su pene, subiendo y bajando en intensos movimientos que iban a ritmo con el asfixiante beso. De la punta comenzaban a brotar pequeñas gotas de líquido preseminal, deslizándose por todo su miembro, empapando no sólo su ropa, sino también la mano que le estimulaba. Lentamente deshicieron el beso a demanda de sus pulmones y sus espaldas, pero había algo más que los dos cuerpos pedían a gritos...
- tus reacciones son hasta cierto punto adorables...- jadeó Law en el oído de su compañero- casi podría jurar que eres virgen...- repentinamente el moreno se alejó de él, pero lejos de terminar el acto, tan sólo estaba dando pie al inicio. Tras poner algo de distancia entre ellos, el moreno lamió la mano que justamente había estado atendiendo el miembro del pecoso, pasando su lengua entre sus dedos para recoger aquel precioso líquido embadurnado en ella- tienes buen sabor...
- ¡no lo lamas!- le había visto de reojo debido a que permanecía boca abajo, pero lo poco que había alcanzado a ver había bastado para acelerarle el corazón de forma inimaginable- ¿por qué haces esto?
- no finjas Ace-ya, lo deseas tanto como yo- lo empujó por la espalda, obligándole a mantener la cara contra el colchón, y de un solo movimiento, bajó los pantalones e interiores del otro lo suficiente para dejar a la vista su bien formado trasero. Se relamió los labios, su carne se veía tan apetitosa. Con ambas manos apretó el par de glúteos y los separó un poco, dejando a la vista su entrada- está palpitando...
- ¡deja de decir esas cosas!- se cubrió las orejas con las manos, tratando de imaginar que eso no estaba pasando; sólo había estado con una persona en su vida, y el hecho de que alguien más le tocara de esa manera le aterraba. ¿Por qué hasta en esas circunstancias Law se burlaba de él? no recordaba haberle hecho algo tan malo para que le tratase de esa manera- suéltame ya, la anciana y Chopper van a darse cuenta...
- que nos miren si quieren, será un buen espectáculo- en ese momento Law ya no pensaba con claridad, lo único que tenía en mente era hacer suyo al escandaloso pecoso; porque a pesar de que se quejaba, no luchaba realmente por detenerlo. Se acomodó entre las piernas del menor, abriéndolas un poco más y obligándole a apoyarse sobre sus rodillas y levantando sus caderas- si no te gusta la idea, sólo cierra los ojos e imagina que soy alguien más, puedes llamarme como desees...- introduciendo una de sus manos entre sus prendas, liberó finalmente su miembro que ya para ese momento estaba más que listo a continuar. Mientras su mano sostenía su polla, la otra bajó hacia la entrada del pecoso, acariciándole con su pulgar
- eres... nhhh... un idiota...- quizá Law no lo había hecho con esa intención, pero sus palabras le hirieron. De manera indirecta, el médico sabía lo que sucedió entre él y Zoro, y el que le dijera eso le caló en el alma. Dejó caer sus manos sobre la almohada, ya no le importaba lo que hiciera o no el moreno, sólo quería que terminara ya
- si no quieres pensar en el pasado, sólo concéntrate en mí...- esas palabras le dieron una fuerte bofetada al pecoso, trayéndolo de regreso al presente- grita mi nombre Ace-ya, grítalo hasta que no puedas sacarme de tu mente...- apoyó su cuerpo sobre el contrario y lo sujetó de la pelvis, restregando su miembro contra su entrada- dilo Ace-ya...
- La... Law...- soltó en murmullo, causándose un escalofrío a sí mismo; ¿por qué su voz sonaba de esa manera? Además, su corazón seguía golpeando su pecho con tanta fuerza, no creyó que volviese a palpitar así por alguien más... era verdad, no podía seguir mirando hacia atrás, tenía que avanzar y concentrarse en el presente. Y lo que pasaba justamente en esos momentos era Law...- [[está... tan caliente...]]- el pene del moreno rozaba una y otra vez sobre su entrada sin llegar a entrar en él- [[tan caliente y... tan grande...]]- sintió la cara arder con ese pensamiento junto al resto de su cuerpo; cada vez que Zoro le hacía el amor había tenido miedo de incendiarlo todo, y por fortuna jamás pasó pero... ¿y si no podía controlarse esa vez? ¿y si sus llamas terminaban consumiéndolo todo?- ahh... espera...- un ligero empujón lo puso en alerta; algo húmedo había empezado a golpear contra su entrada, tratando de abrirse paso- ¡¡espera, espera!! ¡No puedes sólo...!- contuvo la respiración al sentir cómo la punta entraba lenta y dolorosamente en él, sin ningún tipo de preparación previa- nghh....
- está... bastante apretado aquí...- sus dedos se encajaron en la piel del pecoso al sentirle tan deliciosamente estrecho que costaba entrar en él. Se detuvo al estar por la mitad, sus manos temblaban y la respiración comenzaba a fallarle, era mejor de lo que había imaginado- mhhh... Ace-ya... voy a moverme...- quizá sería la única advertencia que Law le daría esa noche a puños de fuego.
- mghh...- las manos del pecoso tan sólo atinaron a apretar la almohada debajo suyo en un intento de soportar el dolor; le sintió impulsar sus caderas hacia atrás en un gesto de querer salir, pero antes de sacarla por completo, volvió a empujar hacia enfrente, esta vez de forma más rápida. Ace dejó escapar otro jadeo, eso... no había sido tan malo, quizá sólo era cuestión de acostumbrarse. Llenó sus pulmones de aire y respiró profundo para calmarse, sabía que al principio dolía, pero después sólo habría placer llano y desenfrenado.
Y fue justo placer lo que comenzó a embriagar sus sentidos con cada embestida que el moreno daba; entraba cada vez más en él hasta que le invadió por completo... era tan diferente, era como si estuviese ardiendo en verdad; todo su cuerpo quemaba, incluso su aliento y la saliva que caía por sus labios abiertos se sentían calientes... los jadeos y demás sonidos excitantes del sexo pronto llenaron la habitación por completo, ya no le importaba si le escuchaban o no, de hecho, Ace ni siquiera recordaba en dónde estaba, lo único que tenía en mente era lo bien que se sentía todo aquello... la forma en que Law embestía contra él y golpeaba su próstata una y otra vez... el cómo Law se inclinaba sólo para besar su espalda y lamer la marca que la adornaba... las manos de Law apretujando sus caderas, sus nalgas, todo lo que tenía a su alcance, pero al mismo tiempo, acariciándole tan sutilmente que le robaba más de un suspiro...
Law...
Law...
Law... en ese momento, lo único que pasaba era Trafalgar Law....
- nhhh... Ace-ya... hazlo de nuevo...- le pareció escuchar la ronca voz del cirujano de la muerte a la lejanía, haciéndole una petición que no supo comprender. Law no había dejado de mancillarlo en ningún momento, mucho menos al encontrar su punto erógeno- mhh...- hace un momento, las paredes internas del pecoso se habían cerrado de forma tan deliciosa que estuvo a nada de correrse
- ¿mgh?- no entendía, ¿qué había hecho? Su único mérito hasta ese momento había sido mantener el culo en alto mientras se dejaba follar. Trató de pensar en algo pero tenía la mente en blanco; ladeó su cabeza para intentar ver al otro y obtener respuestas... y al ver su rostro, su propio miembro se sacudió con deleite; Law le miraba con los ojos llenos de lujuria y un tenue color rojizo en sus mejillas
- ahhh... así...
- nghhh...- ¿qué? ¿qué había hecho? No comprendía, su cuerpo tan sólo se había tensado al verlo... oh, era eso. Había tardado un poco pero finalmente sabía lo que quería. Se llevó una mano hacia su chorreante miembro y comenzó a masturbarse; si lograba terminar estaba seguro que su interior se contraería de nuevo, justo como quería el moreno- mhhh... Law... no te... detengas...
- no pensaba hacerlo- joder, el pecoso era tan erótico, no se detendría aún si su vida dependiese de ello. Salió por completo de él tan sólo para enterrarse de nuevo de una sola vez y con más fuerza, empujando a Ace hacia adelante. Sus paredes volvieron a apretar su falo, exprimiéndole con ganas - sólo... un poco más...- murmuró extasiado, un par de embestidas más y llegaría al clímax
- aahhh... Law... Law... mhhh... Law...- el nombre del moreno era la única palabra entendible de todo lo que salía de su boca; no iba a resistir demasiado, su cuerpo estaba al límite- ahhh... ¡Law!- el pecoso se dejó llevar nuevamente, y tras gritar una última vez el nombre del contrario, se corrió sobre su propia mano y el colchón sobre donde estaban, humedeciéndole con su caliente esperma. Segundos más tarde sintió algo fluir dentro de él, algo caliente y espeso que parecía quemarle las entrañas... ¡Law se había corrido dentro! Eso que le llenaba por dentro era la esencia de Law... su aroma, su ser... su marca... Law acababa de marcarle como suyo...
Unas pequeñas llamas se encendieron sobre la mano que aún permanecía en el colchón, amenazando por envolver todo a su alrededor... lo sabía, sabía que eso pasaría algún día, y en ese momento no estaba tan lúcido como para poder suprimir su poder... terminaría por destruir todo a su alrededor...
- contrólalo... Ace...- de pronto, la mano tatuada del médico sujetó la suya, ¡¿estaba loco?! ¡Iba a quemarse! Pero... nada de eso pasó, la mano de Law seguía intacta, como si las llamas nunca hubiesen aparecido- estoy aquí...
- Law...- con esas palabras en mente y la imagen del médico sosteniéndole la mano, sus ojos comenzaron a cerrarse; estaba exhausto, no recordaba haber sentido tal cansancio en su vida. Por más que intentó abrir los ojos nuevamente no lo logró, y antes de darse cuenta, cayó dormido en ese mismo momento.
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Cuando Ace abrió los ojos a la mañana siguiente, lo primero que vio fue su mano cerrada en puño, sin rastros de fuego en ella, y lo mejor, nada parecía haberse incendiado. La habitación estaba bastante iluminada, seguramente ya había amanecido, y Law... no estaba en la cama contigua, así que, por inercia, giró su cabeza y lo buscó al otro lado de su propia cama... nada, en ese colchón sólo estaba él. Quizá lo de anoche había sido un sueño... sí, definitivamente debió haber soñado todo eso porque no había forma de que se entregase al moreno. Justo cuando intentó salir de la cama, una punzada en su parte baja le hizo caer de cara de nuevo contra la almohada
- ¿qué demo...?- se sujetó la cadera e intentó levantarse de nuevo, pero las sábanas se le pegaban al cuerpo, por lo que seguía sin poder salir. Su rostro palideció, y con miedo, bajó la mano hasta sus nalgas, abriéndolas ligeramente... algo comenzó a fluir de su interior y a humedecer sus manos... ¿eso era...?
- ya era hora- la voz del moreno le hizo dar un salto en la cama- ¿qué ocurre? ¿Problemas para salir de la cama?- soltó burlón
- serás...- como pudo, Ace se giró a verle; Law acababa de entrar a la habitación con su ropa normal, aunque las vendas y los parches de gasa aún eran visibles en ciertas partes, sobre todo la de su frente
- el baño no está muy lejos, pero creo que después del buen polvo de anoche, lo menos que puedo hacer es llevarte hasta allá
- no gracias. Puedo ir yo solo- error, apenas y podía moverse, eso pasaba por no prepararle como era debido. Gruñendo, el pecoso salió de la cama y comenzó a caminar hacia afuera de la habitación a pesar de que llevaba las sábanas aún pegadas a su cuerpo, arrastrándolas cual velo de novia detrás de sí
- está por allá, segunda puerta a la derecha- le señaló "cortés" sin contener su sonrisa engreída. Le siguió con la mirada hasta que entró al baño, jalando las sábanas con él. Suspiró y volvió a ponerse serio, había sido divertido, pero debían irse ya.
- despertaron temprano considerando el escándalo de anoche- la anciana apareció detrás de él poco después, cargando una nueva botella de licor en sus manos- ¿qué creen que hacen desobedeciendo las órdenes de un médico? Les ordené que descansaran e hicieron exactamente lo contrario
- algún día tenía que pasar- se alzó de hombros sin darle importancia- al menos fue en una cama. Además, estamos completamente bien, le agradecemos sus atenciones, pero tenemos que seguir nuestro camino
- ¿piensan que pueden irse después de darles un excelente servicio médico?
- sí, claro, excelente- dijo sarcástico- en serio necesitamos irnos, no tenemos más tiempo para perder aquí
- no los estoy reteniendo, sólo digo que no trabajo por caridad
-...- el moreno entrecerró sus ojos, siempre sospechó que esa mujer no les cuidaba por nada- de acuerdo, diga el precio
- considerando la reparación de su barco... quiero la mitad de sus pertenencias
- está loca, nosotros no tenemos nada de valor, seguramente se dio cuenta al revisar el barco, y no vamos a entregarle mi Kikoku- advirtió nombrando a su espada
- si no me equivoco, los está buscando la marina, ¿no es así? 990 millones de berries por ustedes dos, con 495 millones de berries serán suficientes para pagar su tratamiento
- está bromeando, ¿cierto? no tenemos esa cantidad, a menos que...
- eres muy listo mocoso- se mofó la anciana- uno de ustedes no saldrá de aquí...
Continued...
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(*) La harina SÍ puede explotar en ciertas condiciones. No hay problema si permanece inerte dentro de un recipiente, pero cuando está en suspensión es peligrosa, pues reúne los supuestos necesarios para la combustión: un gas comburente [oxígeno] y un combustible [granos de harina]. En un sitio cerrado, una chispa puede producir una explosión. De hecho, en los molinos antiguos estaban prohibidas las candelas y ha habido más de una tragedia por explosiones de harina.
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