capítulo 22. IN CONGREGATIONE DEORUM
Iustitiam Aula, Olympus.
Némesis no dejaba de ir de aquí para allá en aquella gran sala, ¡su hermana Eris había logrado escapar de la prisión en la que había sido confinada! Era un hecho imperdonable, la negligencia de aquellos que hicieron posible su fuga no quedaría impune.
Ya había hecho llamar a sus hermanos, pero no sabía por qué razón éstos aún no estaban presentes ante ella.
-Filotes, ¿estás segura de que tus mensajes fueron recibidos?
-Claro que sí, Némesis.
-¿Entonces por qué no llega nadie?
-Tranquila hermanita, que ya estoy aquí -dijo un recién llegado Ker, acompañado por una de sus mejores furias, Kriba.
-Ker, toma asiento. Pero la furia deberá esperar fuera.
Ker con un gesto de su mano despidió a Kriba, que salió de la estancia molesta.
-Bueno Némesis, ¿qué es eso tan importante para lo que me has hecho llamar?
-No sólo te he hecho llamar a ti, cuando estemos todos explicaré lo ocurrido.
En ese momento llegaron los gemelos Thánatos e Hypnos riendo ante algunos de sus recuerdos de infancia que les gustaba evocar cada vez que se reunían. Némesis los miró seriamente.
-Saludos, Némesis -dijo Hypnos.
-Saludos, hermanos. Tomad asiento, en cuanto llegue Moros comenzaremos.
-Algo me dice que Moros llegará tarde… -añadió Ker con sorna.
-¿A qué te refieres? -preguntó Thánatos.
-Mis furias lo vieron hace una hora alejándose del Olympus junto a una bella semidiosa carente de destino…
-¡Pandora y Moros! -exclamó una inocente Filotes.
-Sí, querida pequeñaja. Esos dos gozan de un turbulento romance desde hace décadas… -respondió Ker.
-Eso es asunto de nuestro hermano, no debemos hablar a sus espaldas sobre cuestiones que no nos incumben -intervino Thánatos.
-Claro, tú lo defiendes porque también te has enamorado… -le replicó Ker mordazmente.
-¿Thánatos? ¿Es eso cierto? -preguntó con entusiasmo Filotes.
-No le hagas caso Filo, Ker sólo está aburrido.
-¿Aburrido? Ay hermano… ¡pero si todo el Inferos sabe que acogiste a Katiena como tu acólita…!
Thánatos miró dura y fijamente a Ker por sus palabras y éste enmudeció. Por suerte Hypnos, siempre tan oportuno, intervino para desviar el tópico de la conversación.
-¿Y tú, Filotes? ¿A cuántos hermosos pretendientes tienes ahora mismo tratando de ganarse tu afecto?
Filotes se ruborizó y sonrió coqueta.
-No muchos, Hypnos…
-Tengo entendido que varios semidioses sueñan contigo a menudo…
-¿Ah, sí? ¡Qué bien! ¿Cuánto es a menudo? -le interrogó una ilusionada Filotes.
-Cada noche -le hizo un guiño cómplice Hypnos.
-Bueno, dejémonos de chismes -intervino Némesis muy seria.
» Puesto que Moros aún no llega y no parece que vaya a hacerlo en breve, empezaremos sin él. El asunto por el que os he hecho venir hasta aquí sin duda es terriblemente grave, y antes que nada quiero mostraros mis más sinceras disculpas por lo sucedido.
Justo en ese instante un desaliñado Moros hacía su aparición en la sala. Todos enmudecieron y contemplaron su aspecto descuidado, tan impropio del Destino.
-Bienvenido, hermano -Saludó Hypnos- ¿Te encuentras bien?
-Por supuesto que estoy bien… ¿qué pregunta es esa, Hypnos?
-Es evidente que está más que bien, Hypnos. Yo diría incluso que está exultante -contestó Ker riendo.
Pronto las risitas se extendieron por toda la estancia; todos rieron ante el comentario de Ker, excepto Némesis, que portaba un semblante siquiera más taciturno que al empezar.
-¡¿Se puede saber qué os causa tanta gracia?! -preguntó un irritado Moros.
Pero Némesis se apresuró a intervenir:
-Como estaba diciendo... lamento profundamente lo ocurrido. Pero aún no logro entender cómo lo ha conseguido... -repitió esto último para sí misma en voz alta, ganándose así la atención de todos. Cuando se aseguró que todos los presentes le prestaban atención, prosiguió:
-Eris ha logrado escapar.
-¿Cómo es eso posible, Némesis? -Le cuestionó seriamente el Destino.
-Al parecer se valió de una treta para engañar a los guardias…
-¿Y tus guardias son tan ineptos que se dejan embaucar por las artimañas de la diosa de la discordia? -preguntó Ker con una mezcla de indignación e incredulidad en su voz.
-No sólo los engañó para conseguir escapar. Ha acabado con la vida de seis semidioses, entre ellos la de Korus…
Un gemido ahogado salió de la garganta de Filotes, que no daba crédito a lo que estaba escuchando.
-¿Cómo es posible que alguien encarcelado por años en una prisión divina, que la desprovee de sus poderes, pueda matar a seis semidioses? ¿Creéis que ha recibido ayuda externa? -preguntó Hypnos.
-No se ha hallado presencia alguna de ningún otro dios o ser vivo. Pero es muy astuta, sin duda ha tenido mucho tiempo para idearlo; no se trata del primer intento de fuga que planea, pero hasta ahora había fracasado en todos los anteriores.
-Si Eris está libre lo primero que hará será contactar con padre, y lo segundo vengarse de ti, Némesis -dijo Thánatos.
-Lo segundo no me preocupa, pues soy la diosa de la venganza justa. Pero tienes razón, en este momento ya estará reunida con Érebo trazando un nuevo plan para adueñarse del mundo.
-Habrá que extremar las precauciones con Adara y Talos en ese caso.
-Sí. Por mi parte os puedo asegurar que Talos está a salvo y oculto.¿Cómo está Adara? -añadió la más pequeña de los hermanos allí reunidos.
-A salvo, al menos por ahora... -contestó Moros
»Pero me han informado de que han localizado a Heraclio vagando por las tierras del norte, cerca del reino de Agder. Si ve a Adara y la reconoce…
-Habrá que alejarla de él, y hacer que ella y Talos se encuentren cuanto antes. El tiempo apremia -exclamó Ker.
-Tienes razón hermano, pero no sé cómo se van a reencontrar si están tan distanciados el uno del otro.
-Ahí es donde interviene Hypnos.
-¿Yo? ¿A qué te refieres, Ker?
-Les sugerirás sutilmente en sus sueños que deberan partir del lugar en el que han establecido su hogar. Si conseguimos que sientan deseos de hacerlo podremos guiarlos para encontrarse.
-Eso no es posible -le interrumpió Némesis
»Te olvidas de que nadie puede intervenir en un castigo divino.
-¡Si no intervenimos Érebo se apoderará de todo! -contestó Moros.
-¿Acaso eso que dices es una de tus visiones? Pregunto Nemesis.
-Mis visiones sobre el futuro próximo son espeluznantes: devastación, oscuridad y caos conquistan el mundo humano y el Olympus… Por ello hermana debemos saltarnos las normas por una vez e intentar que ambos se reencuentren lo antes posible.
-Nuestros hermanos tienen razón, Némesis,
Con madre entre nosotros podremos detener a Érebo.-añadió Thanatos.
-¿Hay alguna posibilidad de evitar el desastre que se cierne sobre nosotros? -pregunto Némesis en dirección a Moros. Éste empalideció.
-Desconozco la respuesta. Mis visiones no incluyen ninguna otra opción que no acabe con la devastación de todo lo conocido…
-Si eso es así, no tenemos nada que perder, Némesis -presionó Ker-. Tanto si madre consigue derrotarlo como si no, sin ella no podremos mantenerlo bajo control durante mucho tiempo.
-Ker tiene razón -exclamó Filotes sorprendiendo a todos.
»Némesis, si esto no sale bien y nuestro fin acaba por llegar… te odiarás a ti misma por no haber transgredido unas cuantas normas y haber podido al menos, ayudar a madre a estar completa.
-Pero…
-Está bien Némesis, hagamos un trato: Hypnos sólo intervendrá en los sueños de Adara, para que se ponga en marcha, nada más. Ella por su cuenta tendrá que encontrarse con Talos y reconocerse. De esta manera no intervenimos en el sentido de guiarlos el uno hacia el otro, sólo le damos un pequeño empujón a una de las partes -Propuso Filotes.
Némesis lo pensó durante varios minutos y al final asintió resignada. Aquello acabaría mal.“Siempre que se incumplían las normas, el mal acechaba entre las sombras…”
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