Capítulo 13. VULNERATI
Cella XV, Inferos.
Thánatos llegó junto con la bruja que se hacía llamar Isidra, aquella a la que su hermano Moros le había encomendado encontrar para tratar de revertir los efectos del arsénico. Por otra parte, Moros ya estaba totalmente recuperado, pero Morfeo y Ker seguían en muy mal estado.
-Deus est finnis... -dijo a modo de saludo la bruja.
-Isidra… dime que puedes hacer algo por ellos- dijo Moros señalando a los heridos.
-Lo intentaré. Pero ya sabes cómo funciona esto: si se trata de arsénico sólo podré extraer de su cuerpo una pequeña cantidad, el resto tendrán que hacerlo por sí solos.
-Haz todo lo que puedas.
La bruja pidió a Katiena una olla y empezó a sacar frascos de su túnica. Una vez dispuso de todo lo necesario comenzó a elaborar una poción mientras recitaba oraciones en un extraño dialecto.
-Toma muchacha, dale de beber esto a ese dios -dijo señalando a Morfeo-, que se lo tome todo.
Morfeo arrugó su hinchada nariz al inspirar el nauseabundo olor de la poción, pero se la bebió de un trago. Minutos después un terrible dolor quemaba su estómago, y éste comenzó a gritar agónicamente frente a los espasmos que transmitía su cuerpo.
Los allí presentes se abalanzaron sobre la bruja:
-¡¿Qué le has hecho, maldita?! -le increpó Thánatos fuera de sí.
-Tranquilos, es algo normal. La pócima está repeliendo el veneno, es algo doloroso, pero efectivo.
Morfeo se dobló adoptando una posición fetal y emitiendo agonizantes gemidos.
-El proceso de purificación tardará unos minutos, puede que horas, eso no os lo puedo decir con certeza, pero cuando consiga expulsar un líquido viscoso y oscuro habrá concluído. Aunque esto sólo corresponderá a una parte de la totalidad del veneno, el resto lo debe eliminar su divinidad, puesto que si volviera a ingerir la pócima por segunda vez moriría al instante.
-Si muere, serás castigada -respondió Moros con tono amenazante.
-Siempre culpándome de todo… por eso me fui a la Tierra: al menos los humanos no pueden castigarme, si sus amigos mueren…
-Está bien -dijo Katiena-, no discutan. Ayudemos a Ker, Isidra.
-Debéis despertarlo.
-Es imposible, está inconsciente.
Isidra se apresuró entonces a llenar un poco más el vaso para Ker, con la medida justa sin pasarse ni un milílitro, o ese dios moriría; y a éste sí lo conocía lo suficiente como para saber; que si moría las keres se encargarían de despellejarla viva.
Katiena abrió la boca del dios, e Isidra vertió despacio el brebaje. Al contrario de lo que había sucedido con Morfeo, Ker seguía inconsciente...
-¿Por qué no ocurre nada? -preguntó Katie.
-Es a causa de su estado de inconsciencia: su cuerpo está demasiado débil como para expresar dolor, pero no significa que no esté sufriendo.
Katiena posó la mano sobre la frente de Ker y sintió cómo su temperatura ascendía rápidamente, casi quemándola.
-¡Está ardiendo!
-¡Rápido muchacha, busca paños y enfríalos todo lo posible! Hay que evitar que la temperatura suba demasiado.
En ese momento llegó Hypnos.
-Hermanos, ¿estáis bien? -preguntó al ver a Thánatos y a Moros.
-Sí, nosotros sí. Ellos tienen peor aspecto...
Entonces Hypnos advirtió que su hijo Morfeo se encontraba en el suelo abrazando sus rodillas y que Ker se encontraba inconsciente mientras Katiena y otra mujer lo cubrían con trapos húmedos.
-¡¡Hijo!! -exclamó angustiado al tiempo que se colocaba a su lado- ¿Qué te ha pasado?
-Ar-r... ar...sé...ni...co…
-¿Arsénico? ¡¿Pero cómo es posible?!
-Padre debió impregnar sus armas y vestimentas en dicho veneno... por eso no han sido capaces de recuperarse por sí mismos -contestó Moros.
-Debe haber algo que podamos hacer... ¡Tenemos que salvarlos!
-Tranquilo hermano, para eso hemos traído a la bruja -dijo Thánatos señalando a la mujer que se encontraba junto a Katie.
-¿Una bruja? ¿Estáis seguros que podrá curarlos?
En ese momento una fuerte arcada invadió el cuerpo de Morfeo, haciéndole más daño de lo que debería, y por su boca expulsó el negro veneno que se había apoderado de su organismo; al instante se sintió en calma.
Isidra corrió con una de las hermosas velas que adornaban la estancia en la mano e incendió el viscoso líquido que ardió con rapidez, emitiendo unas intensas llamaradas azules que todos contemplaron asombrados.
-Hay que quemar el veneno de inmediato, de lo contrario podríamos intoxicarnos con él - exclamó Isidra y se dirigió a Morfeo:
-Ya has pasado lo peor, ahora descansa y tus propios poderes regresarán curándote las heridas y eliminando los restos del veneno.
-¿Cuándo se habrá restablecido? -preguntó un agradecido y aliviado Hypnos.
-No lo sé. Tal vez en unas horas, o puede que en unos días.
-¡¡Isidra!! -llamó Katiena asustada.
-¿Qué ocurre, niña?
-El veneno está saliendo por las heridas de Ker….
Isidra se sorprendió: nunca había visto tal cantidad de veneno salir de un cuerpo, y menos por sus propias heridas.
-Apártate querida, no lo toques.
Y tras lanzar esta advertencia, acercó la vela que había usado anteriormente hacia el oscuro líquido que resbalaba por el cuerpo de Ker.
-¡Détente! ¡Lo vas a quemar! -exclamó Thánatos corriendo al lado de su hermano.
-Tranquilo, dios de la muerte. Este fuego es místico, sólo quemará la ponzoña no su piel.
Cuando ardió todo rastro de veneno, el estado de Ker mejoró ligeramente: la fiebre desapareció, pero aún seguía inconsciente.
-¿Ya está? -preguntó Katiena.
-Me temo que no, niña. Debe tener mucho más veneno en su interior si aún no recupera la consciencia, pero no puede beber más poción o morirá.
-¿Y si le vertemos la poción sobre las heridas? Tal vez eso le ayude a expeler el veneno contenido en ellas. -propuso Thanatos.
-Puede funcionar. Sin embargo el veneno que ya se incorporó a su torrente sanguíneo tendrá que expulsarlo por sus propios medios.
Thánatos cogió el cuenco con la poción y fue impregnando con ella todas las heridas de su hermano; al instante éstas se ennegrecieron, y de ellas brotó más veneno. Isidra se apresuró a quemar todas y cada una de ellas.
Continuaron con este procedimiento hasta agotar el brebaje. Algunas de sus heridas ya no supuraban veneno, otras en cambio sí.
-Bueno, ahora el trabajo es suyo -dijo una fatigada Isidra.
-¿Se salvará? -preguntó Katie.
-Es un deus muy fuerte, nunca había visto tales cantidades de veneno dentro de un ser divino y que éste continuara con vida… Será una recuperación laboriosa y lenta, pero no tengo dudas de que saldrá adelante.
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Este capítulo está dedicado a un buen compañero escritor. Él es: Isidro_Parodi
Gracias por todo el apoyo!
(el nombre de la bruja ha sido una bonita casualidad)
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