Emilia con su corazón latiendo a mil no tardo en reconocer a la persona frente a ella... Emilia se encontraba frente a Isabella Crismond, la líder revolucionaria que había sido la pesadilla de su vida en la línea temporal anterior. Mientras la miraba, un torrente de recuerdos inundó su mente, llevándola de vuelta a los días tumultuosos en los que Isabella había desafiado a la familia real con su astucia y conocimientos como hija de una familia de comerciantes.

Recordaba vívidamente el momento en que Isabella, con su habilidad de negocios, había demandado a la familia real sin titubear en cuanto vio la oportunindad y asombrosamente había ganado el caso, dejándolos así en una situación económica precaria que mermó su capacidad para financiar tropas y mantener el orden. 

Aquella victoria en el juicio no solo había allanado el camino para el triunfo de la revolución, sino que también había sembrado en Emilia un profundo resentimiento y rencor hacia Isabella.

En su vida pasada, Emilia había estado del lado equivocado en esta disputa. Había permitido que su orgullo y su rencor la cegaran, lo que había llevado a la ruina tanto personal como política, desatando una cadena de eventos que solo habían resultado en desastre para ella y su familia.

Isabela con sus contactos mercantiles, había exacerbado la situación al mermar los suministros que llegaban a la casa real, allanando el camino para su bando con el apoyo económico del cuarto líder revolucionario, James Rustle.

Decidida a no repetir los errores del pasado, Emilia se recompuso, respiró hondo y esbozó su mejor sonrisa antes de disculparse de nuevo. En esta nueva vida, estaba decidida a no tomar partido en contra de Isabella, sabiendo que era la clave para evitar su inevitable destino y que también podría convertirse... en una de sus más grandes enemigos.