Capítulo 11
Llego a mi casa y lanzo el bolso en el sofá, luego me tiro yo suspirando cansada.
-¿Qué pasa? ¿Te dieron el empleo? -pregunta mi mamá, no me di cuenta que estaba aquí.
-Sí, me lo dieron -suspiro y ella se sienta a mi lado.
-¿Y? ¿Entonces por qué esa cara? -la miro.
-Mamá, en esa casa parece no haber amor. La señora no es para nada cariñosa, más bien es prepotente -digo y ella alza una ceja.
-¿Cómo sabes si no la conoces? -me enderezo.
-Cuando me vio, me miró con aires de grandeza, por encima de su hombro y con ver cómo trata a su hijo, no me queda duda -hago una mueca.
-¿Qué más pasó? Te ves preocupada -se nota que me conoce.
-Fue muy raro, mamá, porque el señor de la casa al verme se desmayó -ella frunce el ceño.
-¿Qué? -pregunta.
-Sí y la señora me dijo que sufría del corazón -digo y ella se levanta del sofá.
-Pobre -dice y ya no habla más.
Yo por mi parte voy a mi cuarto y me doy una ducha. Termino de ducharme y recibo un mensaje de Jhoidy, una vídeo llamada.
-Hola -dice y yo me siento.
-Hola -sonríe.
-¿Como te va? -suspiro.
-Ya conseguí trabajo, en una casa de locos -se ríe.
-Yo también conseguí trabajo, en un hospital y hay unos doctores que están como quieren -se muerde el labio y yo me río.
-Tú no cambias -suelta una carcajada.
A lo lejos escucho a mi mamá llamarme.
-Jhoidy, dluego te marco voy a comer, bye -ella hace un ademán y termino la llamada.
-Hora de comer, hija, ¿a qué hora entras mañana? -me siento en el comedor.
-A las nueve -comenzamos a comer.
-Vale, entonces termina para que descanses -asiento.
Termino de comer y le doy un beso en la mejilla. Me cepillo los dientes, camino a la cama y me acuesto a dormir.
* * *
Me despierto y miro el reloj, 8:00 am. Abro los ojos como platos y salgo de la cama, me baño y cambio rápidamente.
-Scar, vas tarde -dice mi madre.
-Sí, adiós -digo y salgo a toda prisa.
Tomo el primer taxi que veo. Llego en 30 minutos aproximadamente, le pago al conductor y me bajo. Corro a la entrada y antes de llegar me caigo.
-¡No puede ser! -exclamo y veo una sombra.
-Déjame ayudarte -dice el mismo chico de ayer, le sonrío y le doy la mano.
-Gracias -sacudo mi ropa y él no deja de mirarme.
-Veo que conseguiste el empleo -yo asiento -. Será un placer verte todos los días -le sonrío.
-Lo mismo digo, adiós, voy tarde -respondo y camino lo más rápido que puedo.
Entro a la casa y ahí está la señora esperándome.
-Llega tarde -dice mirando una revista.
-Solo fueron tres minutos -respondo y ella levanta la mirada.
-Mi tiempo vale oro, niña, y si yo digo que llegó tarde, es porque llegó tarde -dice fulminante.
Que grosera.
-Lo siento -digo a regañadientes, tratando de no responderle.
-Sígame, le mostraré su uniforme - la sigo y me lleva a una habitación -. Esta será tu habitación mientras estés aquí y necesites quedarte -yo asiento -. Le deseo suerte con Parker, permiso -sale del cuarto.
Suspiro rodando los ojos y me cambio. El uniforme consta de un vestido blanco ceñido al cuerpo arriba de la rodill, medias veladas blancas y zapatos blancos. Me hago una coleta y camino a la cocina.
-Buenos días, Rosaura, ¿sabe si Parker ya desayunó? -pregunto amable y ella niega.
-No, pero ya le sirvo -yo asiento y espero la charola con la comida de Parker, al verla mi estomago ruge.
Trato de no pensar en la comida y me encamino al cuarto de Parker. Antes de entrar toco.
-Pase -dice y yo entro, me mira y le sonrío amable.
-Aquí está su desayuno -se lo acerco y él niega.
-No tengo hambre -dice y lo aleja, yo frunzo el ceño.
-No le pregunté si tenía hambre o no, le estoy diciendo que coma, no me muevo de aquí hasta ver ese plato vacío -me mira mal.
-Usted solo está aquí para hacerme caminar, no para obligarme a comer. No es nada mío -yo lo miro mal.
-Se equivoca, soy su enfermera y como tal, debo ver que se alimente bien. Si no lo hace no podrá tener la fuerza necesaria para ponerse en pie -respondo firme y él resopla.
-Bien -contesta y comienza a comer a regañadientes.
Yo sonrío victoriosa. Menudo caprichoso.
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