Capítulo 34
TONY
Nunca he tratado con madres, padres o tíos de parejas por el simple hecho de que nunca he tenido una novia. A mí parecer, me he salvado de un trauma innecesario, pero ahora aquí en el jardín de la casa de Grace, me siento un poco incómodo y, sobre todo, temeroso de decir lo incorrecto. Caleb, el mejor amigo de su padre, no es nada disimulado ni indirecto con sus preguntas, va al grano de inmediato, pero mantiene una sonrisa en su rostro que me hace sentir relajado y asustado en partes iguales.
—El padre de Gracie y yo fuimos amigos por muchos años, nos conocimos en la preparatoria —me cuenta y sé que viene una amenaza después—. Fui a su matrimonio, compartimos vacaciones en pareja y estuve en el nacimiento de su única hija. Por desgracia, también estuve presente el día de su funeral y puedo jurarte que no fue fácil. Tuve que ser fuerte porque sabía que su hija, mi sobrina del corazón, acababa de perder a su figura paterna y no dejaba de llorar abrazada a mí. Le hice una promesa a Parker el día que Gracie nació y voy a cumplirla hasta que me muera. Siempre cuidaré de ella.
—Es una promesa noble.
—Quizás no soy un muchacho de gimnasio como tú, Tony, pero la vida en el campo no es fácil y acarrear ganado me ha dado fuerza.
Trago saliva.
—Puedo imaginarlo.
—No lastimes a mi sobrina y no tendrás que descubrir lo que soy capaz de hacer.
—No planeo lastimarla —digo con sinceridad—, aunque sí soy consciente de que Grace merece a alguien mejor que yo.
—Si te ha elegido, es por algo.
Estudio sin disimulo el jardín buscando a Grace con la mirada para que me salve de esta conversación incómoda. Fue por refrescos y ya han pasado unos cuantos minutos desde entonces. Caleb es agradable y aprecio que vele por su bienestar, pero no me gustan las amenazas.
—¿Le molesta si me retiro por unos momentos? —pregunto dibujando una sonrisa—. Necesito ir al baño.
—No te preocupes, le diré a Grace. Controla tus pantalones.
Se ríe de su propia broma y yo le dedico un asentimiento incómodo. No tardo en alejarme de él y de las deliciosas hamburguesas, y camino directo hacia la mesa de bebidas donde se supone que encontraré a Grace. Tengo que atravesar todo el patio para eso pues su madre creyó que era buena idea mantener las bebidas alejadas de la comida o, mejor dicho, a las señoras alejadas del humo. Suspiro de alivio al verla, aunque rápidamente noto que ella no está para nada contenta de estar allí. No está sola, su madre también se encuentra allí y eso solo puede significar problemas.
—Aquí estás, cielo —digo al acercarme y sonrío con naturalidad—. Creí que te habías perdido.
Los ojos de ambas se dirigen a mí y puedo notar sienta tranquilidad en Grace al verme. No dudo en ponerme a su lado y envuelvo su cintura con mi brazo para transmitirle seguridad. No es hasta entonces que noto que son las únicas junto a los refrescos y que un muchacho se encuentra con ellas, un muchacho que me está mirando con atención.
—Tony, él es Nicholas —lo presenta Donna al darse cuenta que su hija no lo hará—, es un amigo de Grace de la preparatoria.
—Mi ex novio —me aclara Grace y noto en su voz y cuerpo que no está feliz—. No nos vemos desde hace años.
—Un gusto —miento—. Yo soy el actual novio.
Extiendo mi mano para saludarlo y recibo un apretón un tanto violento de su parte, pero no me dejo intimidar. A pesar de que Grace admitió que su familia no era la típica familia texana, está claro que Nicholas sí cumple los estereotipos. Pantalones vaqueros, botas de cuero, camisa; solo le falta el sombrero y un palito en la boca para cerrar el disfraz de Halloween.
—Imagino que compartieron muchos momentos y anécdotas en su adolescencia —comento para aligerar el ambiente—. Seguro la acompañaste a algunos de sus concursos de belleza.
Sé que Grace me advirtió sobre no mencionar los concursos, solo que no puedo evitarlo. La situación parece tensa. Mi amiga no deja de mirar a su madre y dispararle con los ojos, Donna sonríe y mira a Nicholas en lugar de a su hija, Nicholas me mira a mí con intensidad y yo solo quiero irme de aquí.
—No, los concursos de belleza no son lugares para hombres.
—¿Un lugar lleno de muchachas lindas? —Arqueo una ceja—. Sin deseos de sonar desagradable, suena como un buen lugar.
—Aunque sí estuve en muchos momentos importantes —aclara—, muchas primeras veces.
¿De verdad acaba de decir eso? Mi mirada se dirige a Grace para saber si ella también lo escuchó, pero parece perdida en sus propios pensamientos. El tal Nicholas quiere que entienda que le sacó la virginidad a Grace. Estupendo. Magnífico. Que bella forma de digerir mi hamburguesa.
—Lo bueno de las primeras veces es que se acaban. —Sonrío—. Luego vienen nuevas experiencias, mucho mejores.
Ahora yo soy el destinatario de los disparos y son por parte del vaquerito texano. ¿Acaso solo él puede atacar con palabras? Debo decir que, si fuera el verdadero novio de Grace, le habría dado un puñetazo por insinuar que se acostó con mi chica. No sé qué hace aquí, imagino que lo ha invitado Donna y por eso mi amiga parece a punto de explotar; lo que sí sé es que no va a intimidarme.
—Tony —suelta de pronto Donna—, ¿podrías ayudarme a traer más bebidas? Son pesadas y tú pareces tener fuerza.
—Claro.
No paso por alto que me quiere lejos de allí y que busca una manera de desaparecer también. En pocas palabras está echándome para que Grace y Nicholas se queden solos. ¿Qué parte de que soy el novio de su hija no ha entendido?
—Les daré una mano —interviene Grace rápidamente—. Ha sido un placer verte, Nicholas. Disfruta la fiesta, no te olvides de comer una hamburguesa cerca de la parrilla porque están buenísimas.
Sin más para añadir, Grace toma mi mano y tira de mí en dirección a la casa. No dudo en seguirla porque se ve bastante enojada y puede que no tenga experiencia con padres, pero sí tengo instinto de supervivencia y todo me dice que lo que sea que esté por suceder no será lindo. Puedo escuchar a Donna disculparse con el vaquero mientras caminamos y luego sus pasos a nuestras espaldas lo que significa que nos está siguiendo.
Nos detenemos en la cocina que está vacía y noto que Grace tiembla de pies a cabeza lo que no es nada bueno.
—Tranquila —le susurro, tomándola por los hombros—. Está todo bien.
—Es increíble —suelta entre dientes—. Es la persona más egoísta y cínica que conozco.
La envuelvo en un abrazo apretado porque es lo único que se me ocurre dadas las circunstancias y suelto un leve «sh» que no creo que ayude, pero es lo mejor que puedo hacer dadas las circunstancias. Ella se relaja en mis brazos y acomoda su cabeza en mi pecho a la vez que envuelve mi cintura con sus brazos. Su respiración es irregular, agitada, y temo que rompa en llanto.
—Puedo con ex novios y tíos que amenazan. No tienes que preocuparte.
—No tendría que haber venido, ni mucho menos arrastrarte conmigo —se lamenta y el dolor impregna sus palabras de tal manera que me atraviesa a mí también.
—¡Grace Stuart! —exclama su madre entrando a la cocina—. ¿Puedes ser más desconsiderada y descortés?
Grace desarma el abrazo y se gira para enfrentar a su madre. Sus expresiones cambian por completo, ya no solo luce un poco enojada, ahora parece que está a punto de cometer un asesinato a sangre fría.
—Nicholas vino para saludarte y estar contigo —sigue ajena a lo que sucede con el comportamiento corporal de su hija—, ¿tanto te cuesta mostrar un poco de compasión por tu madre y no hacerme pasar vergüenza en el día de mi cumpleaños?
—¿Acaso te escuchas? —chilla Grace y toda la calma se ha acabado—. ¡Has invitado a mi ex novio para que esté conmigo mientras mi novio está aquí!
—¡Lo invité antes de que llegaran!
—¿Por qué lo hiciste si sabías que Tony venía conmigo?
Un segundo de silencio y eso es suficiente para entender su razonamiento. No confía en su hija.
—Creíste que vendría sola —deduce Grace—. Creíste que te estaba mintiendo o que lo arruinaría antes de tu cumpleaños.
—¿Puedes culparme? —Ríe con sorpresa—. ¡Siempre arruinas tus relaciones! No quería que estuvieras sola y triste mientras todas tus primas están en relaciones felices.
—¡Claro que puedo culparte! ¡No confías en mí! Siempre me ves como a una perdedora y crees que todo lo que hago está mal.
—No me levantes la voz —le ordena Donna con los labios apretados.
—¿O qué? —Grace se cruza de brazos y, una vez más, la asesina con la mirada—. ¿Me echarás?
—No me hagas pasar un mal momento en mi cumpleaños —insiste—. Discúlpate con Nicholas y habla con él por un rato, eso es todo lo que pido.
—Me importa poco lo que pidas. De hecho, no debería ni siquiera haber venido. —Grace ríe sin gracia y sé muy bien que eso significa dolor y desilusión—. No te preocupes por mí ni por arruinar tu cumpleaños, mamá. Tony y yo nos vamos.
—No seas tonta, hija.
—No estoy siendo tonta, estoy haciendo lo que debería haber hecho hace años —determina—. Y no te preocupes por invitarme para Navidad porque no vendré nunca más. Estoy harta de ti.
Por segunda vez en pocos minutos, toma mi mano con decisión y tira de mí para que la siga. No lo dudo ni un segundo porque noto lo enojada que está y prefiero no meterme en temas familiares que no me conciernen.
—¡No seas ridícula Grace! —le grita su madre, pero ella no la escucha.
Cierra la puerta tras de sí al llegar a su habitación y comienza a moverse de inmediato, recogiendo sus pertenencias sin darse ni un segundo para respirar. Va de un lado a otro, agarra cosas, las dejas en la cama, luego las reubica y vuelve a comenzar. No necesito ser un experto en psicología para saber que está intentando mantener su mente ocupada para no tener que procesar lo que acaba de suceder.
Demonios, haría lo que fuera para evitar lo que sucedió, para ahorrarle el dolor.
—Grace...
—Empaca tus cosas, Tony. Pasaremos la noche en un hotel.
—¿Estás bien?
Pregunta estúpida, aunque necesaria.
—Mejor que nunca —miente—. Necesito que empaques, por favor.
A pesar de sus palabras y de la urgencia en su voz, no hago lo que me pide. Me acerco a ella, tomo la prenda de ropa que tiene en sus manos, la dejo a un lado y vuelvo a abrazarla porque sé que es lo que necesita y puede que yo también. Verla tan enojada y desilusionada me pone triste, hace que mi pecho pareciera a punto de colapsar y lo único que podría calmar la sensación es consolarla. Su cuerpo se vuelve tembloroso de pronto y la envuelvo con fuerza mientras el primer sollozo la atraviesa. Rompe en llanto en mis brazos, solo que esta vez no tiene fuerza para agarrarse de mí. No me molesta, quiero ser el que la sostenga siempre que lo necesite.
—Todo irá bien —le susurro, retirando el cabello de sus ojos—. Estoy aquí para ti.
No responde, solo sigue llorando como una niña pequeña que ha perdido todo lo que quería. La abrazo con más sentimiento con cada quejido que suelta y cierro los ojos intentando transmitirle de alguna manera un poco de positivismo. Sé que lo que acaba de pasar ha sido una mierda; incluso si yo no fui parte de la pelea, si yo no dije nada hiriente, comprendo que le ha dolido. Solo puedo imaginar lo devastada que debe sentirse al enfrentar finalmente a su madre. Ojalá, mañana el alivio la invada y se dé cuenta que tiene más valentía que cualquier persona que he conocido.
—Quiero irme —murmura entre lágrimas—. No quiero volver nunca jamás.
—Entonces eso haremos —le prometo.
Se echa para atrás y no tardo de tomar su rostro entre mis manos. Limpio el rastro de lágrimas que ha manchado sus mejillas y retiro el cabello que se le ha pegado al rostro. Mirando sus ojos almendrados repletos de sufrimiento, tomo una decisión impulsiva y beso su frente. Es un pequeño contacto que necesito más yo que ella, pero que recibe con una leve sonrisa.
—Puedes confiar en mí.
—Lo sé —dice bajito.
—Todo estará bien —repito, solo que ahora las palabras son más para mí que para ella.
¡Hola, hola! ¿Cómo están hoy? ¿Qué tal su semana? Debo confesar que me siento como presentadora de TV cada vez que hago esto.
No sé si decir que espero que les haya gustado el capítulo porque claramente lo que le pasó a Grace no ha sido lindo, pero, por el otro lado, hay cosas que están sucediendo que sí pueden ser bellas. ¿Qué opiniones tienen?
Muchísimas gracias por leer, votar, comentar y por todo su apoyo. Les deseo una semana bellísima (un fin de semana para ser más específica) y espero que nos leamos pronto.
MUAK!
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