16. Algo está mal, pero no sé qué es.
Solar (MAMAMOO) – Adreanaline (1:45 – 3:00)
Me vuelvo a quedar dormida después de un mal sueño y cuando me despierto, es con el sonido de mi teléfono y al ver el nombre de mi hermano brillando en la pantalla, me digo que es muy temprano para su drama, pero de todas formas me aclaro la garganta antes de atender.
Por favor, no me traigas algún otro problema —pienso.
—Si me llamas para darme problemas, te asesinaré. Lo juro.
Se ríe, sabe que no haré tal cosa, que lo más probable es que escuche en que problema se ha metido está vez y buscaré una forma de solucionar todo. Me digo que lo hago porque Landon haría lo mismo por mí, incluso sí su ayuda tendría un precio, de todas maneras, él me ayudaría.
Incluso con todo lo que ha hecho y todas las veces que me ha decepcionado, Landon sigue siendo mi hermano y le quiero. Aunque a veces, más de las que me gustaría, me duele el quererlo por todo el dolor y preocupaciones que trae a mi vida.
Está vez será diferente —me prometió—. Realmente lo estoy intentando, Lu. Confía en mí.
Y quiero, realmente quiero poder confiar en él.
—¿Recibiste mi nota?
—Sí.
—Bien, por cierto, estoy llegando a Westerly y quería saber en qué hotel te estás quedando.
Me siento de manera abrupta en la cama y abro los ojos mirando alrededor como si él ya estuviera aquí.
—Es una broma. ¿Verdad?
—No, hermanita. Ahora dime, ¿en qué hotel estás?
Suelto un quejido, similar a los que soltaba cuando era adolescente y él me hacía preguntas que me avergonzaban.
—Landon, ¿por qué?
—Quiero pasar tiempo contigo y como es raro que te tomes un descanso del trabajo, estoy aprovechando.
Evito comentar que si no me puedo tomar días libres o que si trabajo horas extras es por las malas decisiones que él tomó. No porque yo quiera.
Aquel comentario no nos llevará a nada.
—No me estoy quedando en ningún hotel, estoy en la casa de Donovan.
Hay un silencio al otro lado de la línea y pienso que ha terminado la llamada, pero después vuelve hablar en un tono algo diferente.
—¿Por qué?
—No tengo que darte explicaciones de lo que hago.
Me levanto de la cama y paso una mano por mi cara.
Reprimo el quejido que quiere salir de mis labios porque aquel colchón, aunque muy bueno, no se compara con el mío. Que fue diseñado especialmente para mí con las especificaciones que di.
—Bien, dame la dirección de dónde estás.
—Prométeme que te vas a comportar.
Casi puedo ver la expresión que debe tener ante mis palabras.
—Lo haré.
Incluso sí no le doy la dirección, él tiene los medios para conseguirla.
—Debes comportarte —le advierto una vez que le doy la dirección.
Landon tiene carisma, demasiado, es por esa razón que es fácil para él convencer a las masas de que apoyen sus ideales. Incluso sí son terribles. Mi madre dice que el carisma es algo que tienes o no, que no lo puedes forzar y que Landon lo tiene.
Posee un encanto natural con las personas, un poco menos que Aurora, pero él también tiene ese algo especial que hace que las personas quieran agradarle. A él, el poder le viene con naturalidad y lo ama.
—Por ti lo haré. Lo prometo.
Me dice que estará aquí en veinte minutos y busco en mi maleta mi kit para arreglarme y esperar a mi hermano. Quiero ser yo quien lo reciba y así poder controlarlo.
Porque también puede ser un idiota cuando se lo propone, lanzando comentarios despectivos que suenan como simples observaciones o comentarios que aparentan ser inofensivos, pero que son un claro insulto.
Una vez lista, salgo casi corriendo, ignorando la mirada que me da Donovan y abro la puerta para esperar a mi hermano en el porche, soltando un suspiro cuando veo su deportivo negro girar en la esquina y avanzar hasta detenerse frente a la casa de Donovan.
Puedo notar que el auto que maneja es nuevo y me pregunto, ¿cuál es la necesidad de tener un auto nuevo cada mes? Y, sobre todo, ¿qué hace con los autos que ya no utiliza?
—Hola, hermanita. Extrañé ver tu hermoso rostro.
Se baja de su auto, quitándose las gafas y abriendo sus brazos hacia mí. Pongo los ojos en blanco, pero de todas formas lo abrazo.
Deja un beso en mi frente y se aleja un poco para mirarme, da una rápida mirada por encima de mi cabeza hacia la casa detrás de mí y luego me vuelve a mirar.
—Dime que no vas a vivir aquí cuando te cases. Es del porte de la casa de un perro.
Golpeo su brazo.
—Ese es el tipo de comentarios que debes evitar decir.
—Frente a ellos, no frente a ti. Me conoces, hermana, ¿por qué ocultar como soy si solo estamos tú y yo?
—No voy a vivir aquí.
Para empezar, no me voy a mudar a Westerly, está muy lejos de las empresas.
—Bien, estaba ligeramente preocupado de que lo sucedido con William te haya afectado al punto de querer dejar todo y vivir... Bueno así.
—¿Y qué ibas hacer?
Sonríe, casi puedo ver al hermano que era en esa sonrisa que no dura mucho tiempo. Llego incluso a pensar que imaginé todo, que no voy a recuperar a mi hermano. Que no hay nada que salvar, pero me digo que no es así. Que tal vez está vez será diferente.
—Te iba a secuestrar y llevarte a una fortaleza donde nadie te pueda lastimar.
Trago el nudo que se ha formado en mi garganta y aparto la mirada, recordando mi "accidente" y la forma en la que me dijo que eso fue lo mejor y que un día se lo agradecería.
Y, a pesar de eso, sigue siendo mejor que el resto de mi familia.
—Ya es un poco tarde, hermano. Ya me han lastimado demasiado.
Incluido él.
Pasa su brazo por encima de mi hombro.
—Lo sé, pero aún puedo intentar protegerte.
«Papá te golpeo, ¿verdad? Y fue por mi culpa. Lo siento mucho, Landon».
«No me importa lo que él me haga, lo único que me importa es que tú estés bien, Lu. Recibiré cualquier golpe para que tú estés a salvo. No dejaré que ni él, ni nadie más te vuelva a lastimar».
Esa era la clase hermano que era, pero entonces fue a la universidad y empezó a cambiar, papá murió y Landon tuvo que hacerse cargo de las empresas. Demasiado pronto. Demasiado joven. Demasiado...
—Por ahora me conformo con que te comportes y seas lo más cordial que puedas.
—Si mamá viera está casa y supiera que te quedaste aquí le daría un infarto —comenta Landon—. Se lo voy a mencionar en la siguiente cena familiar. ¿Me dejas tomarte una foto frente a la casa?
Le dedico una mirada que contiene toda la respuesta a la pregunta que acaba de hacer y Landon solo se ríe.
Empezamos a caminar hacia la casa y miro de soslayo como él analiza todo, observando cada detalle con indiferencia. Su mirada se agudiza cuando entramos y mira el interior.
—Es acogedora. Demasiado para mí gusto.
Y el mío, pero no sé lo voy a mencionar.
—¿Dónde está tu perro guardián?
—No le digas así.
—Lo digo con cariño.
—Mentiroso.
Se detiene a mirar las imágenes que hay en la repisa, e intento leer su expresión mientras las observa, pero no lo consigo.
Al igual que yo, él es bueno ocultando las cosas y mantenimiento un rostro estoico cuando la ocasión lo amerita.
—Parece que es muy unido a su familia.
Se que está recolectando información, puede que tenga algo en mente o no, pero, de la misma manera que hizo Gala en la fiesta al interactuar con ellos, Landon está tratando de ver si son inofensivos o una posible amenaza.
Pero, sobre todo, está tomando información que le pueda ser útil en el futuro si la ocasión lo amerita. Lo sé, porque es algo que yo también hago.
Uno nunca sabe cuándo algo puede o no ser de utilidad —recuerdo que nos advertía nuestro padre.
—Tú y yo solíamos ser unidos —comenta—. Me gusta pensar que aún lo somos.
—Lo éramos, ahora hay momentos donde ni siquiera se quien eres.
Se acerca y me mira en silencio con una expresión ilegible.
—Lu, no importa lo que pase o las cosas que haga, tú siempre serás lo más importante para mí.
Ya no le creo.
—Todo lo que hago es por ti, para mantenerte a salvo.
Mira por encima de mi hombro y veo justo el momento en que su expresión cambia, cerrándose y poniéndose una máscara.
—Cuñado, que bueno verte.
Donovan no le devuelve la sonrisa a Landon y mira en mi dirección realizando una pregunta silenciosa.
—Vino a verme porque me extrañaba —le digo—. Según él.
Con Landon realmente nunca se sabe.
—¿Y estás bien con eso?
—Por si no lo han notado, sigo aquí. Los estoy escuchando.
—El prometió portarse bien.
—De nuevo, estoy aquí y escuchando todo.
Miro en su dirección y él pasa una mano por su barbilla, conozco ese gesto y asiento con la cabeza a su pregunta no formulada.
—Dado que te vas a casar con mi hermanita, me gustaría conocerte mejor. Por eso estoy aquí.
—¿Igual que con su último prometido? —le pregunta Donovan— A él también lo conocías muy bien.
—Sí, bastante aburrido, si me lo preguntas. Muy predecible en los negocios. ¿Verdad, Luna?
Tarareo en señal de afirmación.
—Aunque conocerlo no hizo ninguna diferencia, de todas formas, dejaste que engañe a tu hermana.
Hay una creciente tensión en la sala que aumenta con el paso de los segundos.
—Me adelantaré con Landon a la granja —le digo a Donovan—. Los esperaremos ahí.
—Puedes hacerlo mejor que él —comenta mi hermano, poniéndose las gafas y saliendo de la casa.
Me dijo lo mismo cuando le conté que tendría una cita con William.
—¿Realmente estás bien con la visita de tu hermano?
Asiento con la cabeza.
—Si él...
Lo detengo.
—Es mi hermano. No hables de él como si lo conocieras. Lo sucedido aquella vez en mi oficina... Landon nunca me lastimaría de manera física. Además, la forma y relación que tengo con mi hermano o familia, no es asunto tuyo.
Abre los labios con la intención de decir algo, pero lo piensa mejor y simplemente murmura bien antes de ir alistar a Lily.
Tomo mi chaqueta y cartera para unirme a mi hermano en su auto.
****
La granja está rodeada de campos verdes y llenos de flores silvestres, y tiene un encantador y cómodo descanso para los ponis. El establo de madera también tiene vidrieras que permite a los ponis disfrutar de los arreglos alegres de las flores silvestres.
Es una granja pequeña, pero bonita.
—Te he extrañado, Lu.
—No soy yo quien se alejó. Sigo aquí, he estado aquí todo el jodido tiempo.
«Somos nosotros contra el mundo, Lu», solía repetirme una y otra vez, como si temiera que pudiera olvidarlo.
—Eres tú quien me dejó atrás, Landon.
Baja la mirada hasta mis manos cubiertas por los guantes.
—Pero aun podemos ser nosotros contra el mundo —agrego en voz baja.
—Sí, pero nada de perros guardianes. No me agradan.
Coloco las gafas encima de mi cabeza y comento de forma vaga que tal vez debí ponerme una capa extra de bloqueador solar.
—Ya regreso —me dice Landon—. Tengo una llamada que realizar.
Deja un beso en mi cabeza y se aleja, con su mirada fija en su teléfono y una expresión seria en su rostro.
Suelto un suspiro y me dedico a mirar el lugar.
Cuando Donovan y Lily llegan, mi hermano aún está cerca de su auto hablando por teléfono.
—¡Este lugar es hermoso, mamá!
Detrás de ellos vienen Helena y Alana. Stella y su hermano Killian vienen en otro auto con Arthur.
Los veo observar a mi hermano, pero no comentan nada, tal vez Donovan ya les dijo que él estaría aquí.
—Mi hermano decidió venir a conocerlos.
Lily, quien apenas llegó corrió hacia mis brazos, mira en dirección a Landon y me dice que no nos parecemos mucho.
Su comentario me hace sonreír.
El cuidador del lugar se acerca a nosotros y nos lleva hasta donde se encuentran los ponis, al verlos, Lily pide bajarse de mis brazos y corre hacia ellos, seguida de Killian.
—Este lugar es hermoso, cuñada —me dice Alana—. Tan hermosos como unas botas talla seis en el color que tú quieras.
Tarareo con una sonrisa y la veo sacar su cámara para empezar a tomar fotos, arrastrando a Donovan y Arthur con ella.
—Sabes que tu estúpido prometido me estaba molestando con invitar a Jake. No sé qué le ves a mi hermano.
—Helena, no digas eso, podrías espantarla y perderíamos la oportunidad de ser millonarias.
—¿Dije estúpido? Quise decir el mejor hombre que podrías haberte imaginado encontrar. Créeme, no vas a conseguir a nadie mejor que él.
Mis ojos vuelven a mirar en dirección a Landon, quien está de espaldas a mí.
Killian y Lily están alimentando a los ponis mientras Alana les toma fotos y Donovan cuida que no les suceda nada. Stella bromea con Helena, Arthur a su lado se mantiene serio, pero sonríe cada cierto tiempo por algún comentario que le hace su hermana o su prima.
Es una imagen agradable de ver y al hacerlo me siento incómoda porque yo no encajo ahí. ¿Cómo es que ellos no lo ven? O tal vez si lo hacen y simplemente fingen que todo está bien. Que les agrado, pero a mis espaldas hablan de mí y se preguntan, ¿por qué Donovan está conmigo? Puede que piensen que se debe solo a mí dinero y la realidad es justamente esa.
Aurora encajaría mejor con ellos —pienso—. Yo no encajo. Nunca lo hago.
—¿Luna? ¿Está todo bien?
No respondo de inmediato y miro a mi alrededor buscando una salida, un escape y empiezo a caminar hacia el granero.
—Sí, toda esta bien.
Le doy la espalda y paso una mano por mi cabello, tratando de alejar aquellos pensamientos.
—Si necesitas algo...
—Estoy bien.
No me gusta cuando Donovan es amable conmigo porque provoca que mi sentido de supervivencia se active: solo son amables contigo cuando quieren algo de ti.
—¿Podemos quedarnos un momento más aquí? —pregunto.
Está sentado sobre un banco alto cerca de la puerta y levanta la mirada al escuchar mi voz, me mira como si yo fuera el código enigma que necesita si o si poder descifrar.
Respiro profundo e intento mantener mis rasgos relajados.
—No estoy acostumbrada a las reuniones familiares —le empiezo a explicar, aunque, de nuevo, él no pidió ninguna explicación—. He intentado, muchas veces y de varias maneras posibles a lo largo de los años. Nunca han resultado bien. Y pensé que podría manejar esto, debería poder, pero no sé.
Donovan todavía me mira, aparentemente entendiendo lo que estoy tratando de decir, me pregunto si él ha pasado por algo similar. Aunque lo dudo mucho, su familia es todo lo que la mía no es. Hay amabilidad y preocupación genuina en ellos, nada de gestos falsos o promesas de cobrar favores más tarde.
—No es nada que tú o tu familia hayan hecho mal. Ha sido un día muy agradable, de hecho, una de las mejores "reuniones familiares" que he tenido. Es solo que...
Dejo la oración a medias sin saber exactamente como continuar.
En el pasado, no importa si era con la familia de mi madre o la de mi padre o la forma que decidía abordar la cena o reuniones, mis esfuerzos no eran suficientes o bien recibidos. No era tan inteligente como Landon o tan hermosa como Aurora —lo cual me parece estúpido, somos gemelas—. Había momentos donde comentaban que, si iba a tener aquella actitud, preferían que no vaya. Pero cuando lo hice, me criticaron por no ir.
—Fue demasiado —completa Donovan por mi—. Entiendo el sentimiento.
—Lo supuse.
Se que en algún momento tengo que dejar de mirar aquel punto fijo en la pared y mirar a Donovan, pero no quiero hacerlo. Ya he tenido este tipo de conversaciones antes y detesto las miradas llenas de lastima, pena o una mezcla de ambas. Realmente lo detesto.
Pero cuando miro a Donovan a los ojos todo lo que veo es comprensión. Simple y llana.
Analizo su mirada y no sé exactamente como continuar a partir de aquí. Permanecemos en silencio unos momentos más antes de que yo pregunte en voz baja.
—¿Podemos hablar de otra cosa?
Lo veo levantarse y moverse por el pequeño granero.
—Soñé contigo anoche —me dice mientras se cruza de brazos, apoyándose contra la pared cerca de donde estoy, mirándome fijamente.
No dice nada después de eso, esperando mi reacción.
—Y fue un buen sueño. Una realmente bueno —continua y pasa una mano por su barbilla, mientras se acerca hacia mí.
Contengo la respiración, pero no pienso darle la satisfacción de reaccionar como él quiere y espera.
No está vez.
—¿Quieres que te cuente mi sueño?
Recuesto mi cuerpo contra el granero, dejando que él se acerque un poco más, viendo como su cuerpo casi inmoviliza al mío sin llegarme a tocar.
Pone una mano junto a mi cabeza y me mira, esperando mi respuesta. Muevo un mechón rebelde de mi cabello para apartarlo de mi rostro.
—¿Eso es lo que realmente quieres hacer? —pregunto, en voz baja y algo sugerente.
Dos pueden jugar ese juego, señor Donovan.
Me permito que la comisura de mi boca se arquee, observando la forma en que la mirada de Donovan sigue cada uno de mis movimientos.
—¿Lo es, Donovan?
Levanto mi mano, moviendo mis dedos hacia su mandíbula, de una manera que apenas logran rozar su piel, antes de dejarla caer.
—Me tienes aquí clavada contra una pared y, ¿lo único que quieres hacer es contarme tu sueño?
Tengo una vena muy competitiva, tampoco soy alguien que retroceda ante un desafío y ya he dejado que Donovan tenga la ventaja en este extraño juego que estamos jugando, no pienso cederle más terreno.
Levanto mi mano, con la intención de tocarlo, pero él me detiene, inmovilizando mi mano contra la pared por encima de mi cabeza y provocando que mi pulso se acelere por la perspectiva de que va hacer ahora.
Él lo nota y sonríe.
—¿Qué es lo que realmente quieres hacer, Donovan? —logro preguntar con tanto descaro como me es posible.
Su agarre en mi muñeca contra la pared se afloja, sus dedos se deslizan hacia arriba para descansar de manera ligera en mi palma. Pasa de manera deliberada el pulgar por la piel de mi muñeca que ha quedado expuesta por los guantes en mis manos.
—Oh, Luna —murmura, con un ruido sordo en su pecho que me golpea con fuerza por la forma en la que suena.
Sus dedos bajan por mi brazo hasta mi antebrazo, de forma suave y ligera, hasta que renuncia a su agarre en mi antebrazo a favor de deslizar sus uñas a lo largo de mi costado.
Mi cuerpo se mueve, casi por voluntad propia, hacia el suyo y Donovan responde acercándose un poco más hacia mí, ahora sí, presionando mi cuerpo con tanta fuerza como le es posible sin llegar a lastimarme o resultar incómodo. Muerdo mi labio inferior para evitar soltar un jadeo, y él se inclina más cerca, el dorso de sus dedos aparta mi cabello desde mi cuello hasta mi hombro, como si estuviera despejando el camino, para acercar sus labios a mi oreja, dejando que su aliento cálido golpee mi piel.
—No quieres saber lo que realmente quiero.
Un pequeño sonido; agudo y desesperado, se acumula en el fondo de mi garganta, pero cuando consigo evitar que salga de mis labios, Donovan ya no está.
Mis mejillas arden y llevo una mano contra ellas mientras intento normalizar mi respiración.
Al regresar con los demás, veo que Landon ya ha terminado de hablar por teléfono y se ha presentado con la familia de Donovan.
—Luna, ¿dónde estabas? Tuve que presentarme yo mismo con estas encantadoras personas y los estaba invitando a pasar un fin de semana en la ciudad para que puedan conocer a nuestra querida madre. La cual, por supuesto, estará encantada de conocerlos. Ella es la más feliz con este compromiso. ¿Verdad, hermana?
Entrecierro los ojos en su dirección y él solo me sonríe.
—También me estaban diciendo que aún no tienes fecha para la boda.
—Será en dos meses.
—¿En tan poco tiempo? —pregunta Alana— ¿Ya empezaste con los preparativos?
Niego con la cabeza.
—Eso no me preocupa, hay un equipo que se encargará de todo.
Mi hermano pone un brazo por encima de mis hombros y es un gesto que se lo permito solo porque es él.
—¿Y si no te gusta algo de la decoración o no está disponible el lugar para la fecha que quieres?
Helena comenta que para ella fue algo muy estresante organizar su boda.
—Eso no nos preocupa, ¿verdad, Lu? Lo que quiera, ella lo puede tener. Y si no, yo me encargaré de que sea posible. Así funciona para nosotros. Siempre conseguimos lo que queremos.
Cómo es habitual en él, hay un trasfondo en sus palabras.
Tenso la mandíbula y dejo pasar el tema. Mi hermano dirige la conversación, es bueno haciendo eso, no deja que haya silencios incómodos y realiza las preguntas adecuadas para conseguir la información que quiere o necesita. Desplega su encanto y carisma, mostrando una imagen de él que es totalmente falsa.
—¿Vienes a la ciudad conmigo, hermanita?
Dudo un momento antes de decirle que si porque de todas formas pensaba decirle a Donovan que se tome la semana libre para quedarse con su hija.
Lily corre hacia mí y me abraza con fuerza mientras su padre lleva mi maleta al auto de mi hermano.
—¿Vendrás a visitarme pronto, mamá?
—Sí, por supuesto y puedes llamarme cuando quieras.
—¿De verdad?
Asiento con la cabeza.
—Sí.
Dudo antes de dejar un beso en su frente y ella me vuelve abrazar.
Le digo a Donovan que se tome la semana libre y el frunce los labios, pero no comenta nada.
—Si necesitas algo, no dudes en llamarme y por favor, cuídate.
—Lo haré, estaré bien. No te preocupes.
No parece convencido por mis palabras.
—Adiós.
—Adiós, Lu.
Por alguna extraña razón, me gusta que me diga así.
Me despido con la mano y subo al auto, mi hermano cierra la puerta y rodea el vehículo para subirse él también y empezar a conducir.
—No me agradan.
—Me da igual, a mí sí.
Sonríe.
—Tú también le agradas, al menos por ahora. Nada nunca dura lo suficiente, ¿verdad, hermanita?
Pongo una canción de Hozier en el reproductor y cierro los ojos, recostando mi cabeza contra el respaldo del asiento hasta que mi teléfono suena con un mensaje de Betty, mi asistente.
—¿Landon? ¿Qué hiciste?
Mi voz suena baja y entrecorta. Ni siquiera puedo mirarlo.
—Oh, Lu, no me mires así. Vamos, no es nada, sigo siendo tu amado hermano.
Por eso vino a verme.
—No, ya no eres él. En este punto, ni siquiera sé quién eres.
Debí saberlo mejor, nunca sale nada bueno al tener esperanzas. Al menos no cuando se trata de mí.
«También se postula la existencia de agujeros negros primordiales, que podrían haberse formado poco después del Big Bang debido a las condiciones extremas del universo temprano».
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