14. Siete veranos atrás

Morat - Acuérdate De Mí (0:47 – 1:20)

Cuando me despierto, lo primero que escucho es la risa de Lily. Es fuerte, pero al mismo tiempo ligera, como pequeñas campanitas. La risa viene de alguna parte de la casa y me levanto con cuidado, pasando una mano por mi cabello para ir al baño a cepillarme los dientes y mojar mi rostro antes de ir a verla, porque algo en la ligereza de su risa me hace preguntarme, ¿qué la provocó?

No recuerdo algún momento de mi infancia que me haya reído de esa manera. En especial porque no era algo permitido o bien visto para mis padres o en general para las personas con las que nos rodeábamos.

Camino por la casa y llego a la cocina, deteniéndome en el marco y observo la imagen frente a mí: Lily sentada en el mesón, mientras su padre bate la mezcla para panqueques. La niña está moviendo sus manos y cabeza cantando una canción que suena de manera suave por un pequeño parlante, su padre está cantando junto a ella haciéndole los coros.

Es una imagen entrañable de ver y no me gustaría interrumpir el momento, y estoy por dar media vuelta e irme, cuando ella me ve y me detengo en seco.

—¡Mamá! Buenos días.

La niña estira sus brazos hacia mí con la clara intención de que vaya hacia ella y no queriendo dañar el buen ambiente de la mañana, me acerco y la abrazo.

Donovan me sonríe y murmura un ligero buenos días.

—¿Te despertamos? —pregunta él— Estábamos intentando no hacer mucho ruido.

—No me despertaron.

No reconozco la música que suena, pero Lily sí y sigue cantando.

Sus rizos rozan su cara y con cuidado los aparto de su rostro, ganándome una brillante sonrisa de su parte.

—Papá dijo que mañana podemos ir a ver los ponis, hoy no porque el tío Arthur invitó a su amiga a conocer a la familia.

Levanto una ceja y miro a Donovan.

—Llamó está mañana y dijo que Gala venía para un almuerzo familiar y así poder conocer al resto de la familia.

Sí conozco a Gala lo suficiente, asumo que fue ella quien se invitó.

—Papá también dijo que hoy podemos llevarte a conocer Westerly. ¡Podemos ir a todos mis lugares favoritos!

Aún en mis brazos, Lily me empieza a contar todos los lugares que quiere que yo conozca. Me pregunta si puedo venir otro día para que pueda conocer su escuela y dudo, antes de murmurar un simple tal vez. No es una afirmación, pero tampoco una negativa contundente y parece ser suficiente para la niña, cuyo entusiasmo y buen humor parece ser algo contagioso.

Donovan nos pide que nos acomodemos en la mesa porque los panqueques ya están listos y Lily salta de emoción.

—Son mi desayuno favorito —me cuenta, en un tono bajo y con su cara inclinada hacia mí, como si fuera un secreto entre las dos—. ¿Cuál es tu desayuno favorito, mamá?

Paso mi mano cubierta por el guante —son uno de mis pares favoritos por el delicado diseño alrededor de las muñecas— sobre mi cabello mientras pienso en una respuesta.

—No tengo una.

Tiene cinco años, así que Lily no cuestiona mi respuesta.

Donovan coloca la pila de panqueques sobre la mesa y le sirve unos cuantos a Lily antes de ayudarla a partirlos en pequeños pedazos para que ella pueda comer.

—Despacio libélula, no hay prisa.

Deja un beso en la cabeza de su hija y murmura en mi dirección si deseo algo en particular para desayunar.

La respuesta obvia es no, porque yo no suelo desayunar, en general solo bebo un poco de té por las mañanas y eso es todo.

—Esto está bien.

La última vez que comí algo así, fue cuando Landon vino de vacaciones de su primer año de universidad y me llevó a un viaje improvisado a la playa en la madrugada y en el camino de regreso se detuvo en un pequeño restaurante donde comimos panqueques y wafles.

Él incluso hizo que le pongan una bola de helado de vainilla a los wafles.

La puerta suena y Donovan se levanta a ver quién es, murmurando que es muy temprano en la mañana para recibir visitas.

—Era un paquete para ti.

—¿Para mí?

Asiente con la cabeza.

—Sí, lo dejé en la mesa de café en la sala.

Tal vez sea algo que mandó Betty, mi asistente o algún documento que Gala olvidó entregarme.

Es una pequeña caja y no hay mucho allí, solo un sobre color verde decorado con ondulaciones doradas y hojas del mismo color. Es un sobre hermoso y solo hay una persona que los utiliza porque lo mandó hacer especialmente para mí. Y mientras doy vueltas al sobre entre mis manos, una sensación extraña recorre mi columna vertebral.

No es hasta que Donovan toca suavemente la mesa de madera para llamar mi atención que me doy cuenta de lo fuerte que late mi corazón.

—¿Estás bien? —pregunta, en voz baja, mientras sus ojos se dirigen al sobre que tengo en mi mano.

La respuesta real es no lo sé, pero, por supuesto eso no es lo que respondo.

—Sí, todo está bien —respondo, sin saber qué fue lo que pudo mandarme mi hermano que no haya podido esperar a que yo regrese a mi ático.

Landon no hace nada por qué sí. Cuando se trata de él, espero lo impredecible.

Donovan parece entender lo que quiero decir y me da una mirada comprensiva mientras recuesta su espalda contra el sofá.

—Estoy aquí si me necesitas.

Dejo que esa simple declaración ayude a calmar los latidos de mi corazón.

Sin más discusión, abro el sobre para ver qué hay dentro y al ver su contenido, no puedo evitar decir.

—Oh, Landon —Mientras saco la hoja totalmente en blanco con una sonrisa.

Lily entra en la sala en ese momento con una muñeca de trapo alrededor de su brazo y se sienta cerca de donde yo estoy. Donovan me mira claramente desconcertado por mi reacción al ver un simple papel en blanco. No es que pueda culparlo. Puede parecer extraño la forma en que doy vuelta a la hoja e incluso como la pongo contra la luz, aún con una sonrisa en mis labios.

—¿Qué es esa hoja, mamá? ¿Por qué la miras tanto?

—Es un viejo juego al que solíamos jugar con mi hermano, Landon —le explico.

—Es solo una hoja de papel en blanco.

La pequeña se inclina más hacia mí con la intención de ver si hay algo en la hoja, pero no, al menos a simple vista no hay nada.

Suelto una pequeña risa y doblo la hoja antes de volverla a guardar en el sobre. El cariño por el recuerdo de mi hermano brota en mi interior a pesar de todo lo que ha sucedido entre nosotros. Ha pasado tanto tiempo desde que Landon me dio uno de estos; el desafío que implica sin duda la intriga, aunque dudo en saber realmente qué podría haber estado tratando de comunicarme.

—Así es como debe de ser —le digo—. Era una forma en la que nos pasábamos notas bajo la atenta mirada de nuestra institutriz del momento. A veces, cuando nos interceptaban, pensaban que estábamos locos. Era algo nuestro, ni siquiera Aurora sabía de qué iba todo.

Creo que todo esto, como muchas otras cosas, se detuvieron cuando él fue a la universidad.

Hay un momento de silencio en la tranquilidad de la sala, con Donovan rondando a mi lado y con una mirada pensativa mientras Lily tararea alguna canción. Por mi parte, siento esa familiar sensación de tristeza por lo que fue y lo que podrían haber sido las cosas con mi hermano.

—Entonces, ¿qué dice? —me pregunta Lily.

—No lo sabré hasta que descubra cómo hacerlo aparecer. Ese es el objetivo. Normalmente es algún tipo de químico. Ya sea que se escriba con él o que enmascare la escritura de alguna manera. Supongo que debe ser bueno, considerando que no se puede ver —termino de explicar, dando vueltas al sobre en mis manos unas cuantas veces más como si pudiera revelar la solución.

Cuando levanto la vista, Donovan me está observando, con una expresión cautelosa en su rostro como si no estuviera muy seguro de qué decir.

—¿Alguien te ha dicho alguna vez que tú y tu hermano sois unos auténticos nerds? —pregunta, con una pequeña sonrisa burlona en su rostro.

La tensión que había sentido que empezaba a acumularse en mi estómago se suaviza y es rápidamente reemplazada por un cálido afecto por él. En un momento en el que muy bien podría haber dicho una serie de comentarios mordaces sobre la perversidad de mi hermano, sabiendo para que utiliza Landon esa clase de conocimientos, elige ver lo bueno.

No tiene más que comprensión en su expresión.

—No si quieren seguir con vida.

Algo en mi interior se cura al sostener el sobre, porque me sirve como recordatorio de que Landon era un buen hermano y que aún puede serlo.

—Cuando sepa que dice, te lo diré —comento en dirección a Lily.

—Bueno, mamá. Ahora, ¿podemos arreglarnos para que conozcas mis lugares favoritos?

Asiento con la cabeza y ella salta de dónde está sentada para tomar mi mano y llevarme hasta su habitación para que la ayude a arreglarse.

Me quedo un momento en medio de la habitación sin saber exactamente qué hacer y Lily parece notarlo, sonriendo y tomando de nuevo mi mano para llevarme hasta su armario que está decorado con pequeñas estrellas y pegatinas sobre ballet.

—¿Prácticas ballet?

—Sí, pero ya no porque mi profesora ya no da clases a niñas muy pequeñas, solo a niñas más grandes.

Saca un hermoso tutú color rosa con brillo lila y me dice que estuvo solo unas semanas en clases y que le gustó mucho, que ahora está en clases de gimnasia, pero que no le parece tan divertido.

—Yo también bailaba ballet.

—¿De verdad?

—Sí, si quieres yo podría enseñarte. Era muy buena —murmuro—. Bailé en una gran compañía de ballet y por casi toda Europa. Mi sueño era ser bailarina profesional.

Con cuidado me quito los zapatos y flexiono mis pies un poco, tomo aire y pongo mi espalda recta antes de pasar a primera posición, dónde junto mis talones y giro mis pies hacia afuera hasta formar una línea. Con una sonrisa al ver la facilidad con la que mi cuerpo aún puede realizar esos movimientos, paso a segunda y luego a tercera posición.

Cierro los ojos mientras sigo con la cuarta y quinta posición.

—Todo está en la línea.

Me vuelvo a poner mis zapatos y veo a Lily tratando de imitar lo que yo acabo de hacer.

—Si te gusta mucho, ¿por qué ya no bailas?

—Ya no puedo, sufrí un accidente y eso me impidió seguir bailando.

—Pero podrías dar clases. ¡Podrías enseñarme! ¿No te gustaría eso?

Sonrío ante su entusiasmo.

—No puedo, Lily. Ya tengo un trabajo.

Deja caer sus hombros con desgana y me dice que ojalá fue su maestra.

—Aún podría enseñarte, pero hablemos de eso después, ahora veamos que te puedes poner para el día de hoy.

El armario de Lily está lleno de overoles, de todos los colores, diseños y texturas. También hay muchos sombreros a juego.

—Eres muy bonita —me dice mientras estoy peinando su cabello para colocarle su sombrero—. Lo sabes. ¿Verdad?

—Tú también eres muy bonita.

Sonríe y su dedo índice señala la cicatriz encima de mi labio que aún no he cubierto con maquillaje.

—Yo también tengo una.

Levanta su mentón y me muestra la cicatriz ahí que es casi tan irregular como la que yo tengo.

—Me caí en la escuela, me salió mucha sangre y me asusté. Me cocieron dos puntos.

—Sigues siendo muy hermosa.

—Lo sé, mi papá me lo dice todos los días, tú también eres muy bonita. ¿Quieres que le diga a mi papá que también te lo recuerde todos los días?

Niego con la cabeza de inmediato porque estoy segura de que ella sería muy capaz de decirle eso.

—No será necesario, lo recordaré.

Levanta su dedo meñique en mi dirección.

—¿Promesa de meñique?

Sonrío y junto mi dedo meñique con el suyo.

—Promesa de meñique —respondo.

Se queda mirándome un momento en silencio.

—A veces tienes una mirada triste —murmura—. Incluso cuando sonríes. Tal vez porque las cosas que haces te ponen así.

—Yo... si, tal vez.

—Pero aun puedes hacer aquello que quieras, mi papá dice que nunca es tarde para hacer lo que amamos y nos hace feliz.

Una vez que ella está arreglada, me voy a la habitación para arreglarme yo.

Me tomo mi tiempo para poder compartimentar las diversas emociones y toda la calidez hogareña, así como lo entrañable que ha sido esta mañana.

Al terminarme de arreglar, salgo y me encuentro con Lily y Donovan armando un rompecabezas.

—¡Iremos a la floristería de mi bisabuela y tía! Es uno de mis lugares favoritos.

No esperaba conocer todo sobre Donovan y su familia en mi primera visita, pero al parecer, ese es el objetivo de Lily.

La floristería tiene una elegancia sutil, con grandes ventanas que dan a la acera y que permiten que el sol entre e ilumine los bellos y vibrantes arreglos florales. Las paredes son de color crema, con una textura suave y un brillo que crea un sentimiento de calidez y tranquilidad. La decoración es sencilla y refinada, con jarrones de cristal que brillan con gracia y tallas únicas de los floreros que reflejan el sol.

—Bienvenidos a la floristería «Bel Fiore» —nos saluda Isabella, la tía de Donovan— ¿A qué debo está agradable sorpresa?

—Queríamos que mi mamá conozca la floristería.

Es más grande de lo que pensaba.

Hay una gran colección de maceteros y jarrones, con tallas, colores y estilos que abarcan desde los elegantes y sofisticados hasta los casuales y juguetones. Una variedad de accesorios para regalos, como cintas, lazos y tarjetas, que añaden un toque personal a cada compra.

—Mira mamá, estos son lirios, como mi nombre.

Donovan toma con cuidado un pequeño lirio blanco y se lo entrega a Lily.

Lo veo caminar hasta donde se encuentran las margaritas y tomar una antes de acercarse a mí y colocarla en mi oreja derecha.

—Eres hermosa, lo sabes. ¿Verdad? —me dice en un tono bajo y suave.

Suelto un pequeño suspiro.

—Me siento hermosa cuando me miras así.

No pretendía decirlo en voz alta, pero tampoco me arrepiento de hacerlo, especialmente cuando Donovan me sonríe de la manera en que me está sonriendo.

—¿Te gustan las flores, cariño? ¿Alguna en especial?

—Me gustan, aunque no tengo ninguna favorita.

—Eso está bien, la vida es muy corta para elegir solo una favorita. ¿Sabes que hago yo? Elijo una flor favorita cada semana.

Señala la pared donde hay un cuadro que dice «La flor de la semana es» con una flecha que está señalando una gardenia.

—La semana pasada fueron las petunias —me termina de explicar la tía de Donovan—. No tiene que gustarte solo una flor en específico. Cada una tiene su propia belleza. Pueden gustarte todas al mismo tiempo, solo unas cuantas o ninguna en particular. Cualquier opción es correcta.

La tía de Donovan arma un pequeño ramo de flores para que Lily me regale antes de que nos vayamos de la tienda y yo se lo agradezco.

Dejo que sea Lily, quien se ofrece como voluntaria, quien lleve el ramo mientras caminamos hacia la heladería y luego mientras damos un paseo por el puerto.

Donovan lo ve antes que yo, porque camina un paso delante de mí y su postura cambia por completo.

—¿Jugando a la familia feliz? —me pregunta William.

Miro a Lily que está intentando saber quién es esta persona y suelto un pequeño suspiro.

—Yo me encargo de esto, lleva a Lily a la casa.

Pero él no se mueve y sigue mirando a William, no es hasta que pongo una mano en su hombro, que Donovan toma la mano de su hija y, me da una última mirada, antes de entrar a la casa de su abuela para el almuerzo familiar.

Una vez que estamos solos, miro a William, aunque se la razón de porque está aquí.

—Así que me quitaste mis empresas. Me dejaste sin nada. ¿Estás contenta ahora?

No esperaba que venga a verme tan pronto, en sí, ni siquiera debería querer una explicación, pero parece que él nunca puede hacer lo que se espera.

—Esta relación no solo fracasó por mí. Tú también tuviste que ver en todo esto.

—¿Qué? Yo lo intenté, realmente lo hice.

Y al hacerlo perdí pequeñas partes de mí en el camino.

—Quizás eso es lo que te gusta decirte a ti misma, pero nunca fui una prioridad en tu vida. Nunca quisiste esto.

—No puedo creer que me estés diciendo eso. ¿Acaso olvidaste todo lo que hice por ti?

—Lo hiciste por ti misma, para tener a alguien a tu lado. Nunca se trató de mí. Nunca me dejaste entrar. Tuve que pelear contigo todos los días solo para tener algo de ti —espeta, con los ojos oscureciéndose. Me obligo a mí misma a no retroceder—. ¿Cuánto tiempo te tomó decirme que me amabas sin que una crisis lo provocara? ¿Cuánto tiempo te tomó mostrar cualquier sentimiento por mí sin que yo te lo demostrara primero? Te aferraste a mí cuando me necesitabas, solo cuando te aterrorizaba estar sola. Estabas tan consumida por el miedo y la oscuridad que eras lo suficientemente débil para finalmente reconocer la verdad de lo que estaba sucediendo justo frente a ti. Agotas a las personas que te aman. A las que no logras alejar de ti primero y eso fue lo que hiciste conmigo.

Todo lo que dice, parece ser algo que ha venido creyendo durante tanto tiempo, es como si aquel pensamiento ha estado rodando en su mente, dando vueltas y echando raíces desde que estábamos juntos.

Sí tanto le molestaba mi forma de ser, ¿por qué nunca dijo nada? ¿Por qué no se alejó? ¿Por qué siguió regresando?

—¿Eso es lo que realmente piensas de mí? ¿De esta relación?

—A pesar de lo que crees de ti misma, es muy fácil amarte. Simplemente no devuelves el mismo amor a cambio, creo que ni siquiera sabes cómo. Pero supongo que ese ya no es mi problema.

—Cualquier incapacidad que haya tenido para abrirme a ti, siempre ha dicho más sobre ti que sobre mí. ¿Sabes por qué? Con Donovan jamás he tenido ese problema.

Me pregunto cómo pude confundir un sentimiento con el otro. La necesidad apremiante de encajar en una historia desgastada que ya estaba escrita para mí y esto ... Esta libertad cegadora e impenitente que llega con el alivio ahora que él finalmente ha entendido que no vamos a estar juntos de nuevo.

Da un paso hacia mí, con la intención de tocarme o sujetarme del brazo, no podría saberlo porque incluso antes de poder si quiera intentarlo, Donovan lo detiene, empujándolo hacia atrás y obligándolo a retroceder.

—Ni siquiera lo intentes —le advierte, en un tono que no da paso a ninguna réplica—. Y la próxima vez que le hables así a mi prometida, te prometo que será la última vez que hagas algo.

Toma mi mano y me lleva dentro de la casa, solo deteniéndonos una vez que estamos en el pasillo donde él se gira para preguntarme si estoy bien y respondo que sí.

Gala y Arthur llegan en ese momento, y Killian se acerca a nosotros para presentarse, murmurando que acaba de llegar.

—Hola, Galatea.

—Es Gala, a menos, claro, que quieras morir. De manera lenta y muy dolorosa.

A simple vista, uno puede ver los parecidos que son Killian y Stella, y no solo me refiero en lo físico.

—Se que debió ser triste para ti no poder conocer al mejor Donovan de esta familia, o sea yo, pero así es la vida —le dice con una mano en su pecho y falso dramatismo.

Veo a Gala poner los ojos en blanco.

—Por lo que veo, no me he perdido de mucho al no conocerte —le dice ella.

Sonrío y Donovan toma mi mano para dirigirnos a la mesa.

Estamos en medio del almuerzo cuando me doy cuenta de que mi mano no solo está en el muslo de Donovan, si no que él ha colocado su mano encima de la mía. No entiendo cómo no me di cuenta de ese detalle antes, de cómo la cálida mano de Donovan envuelve la mía, asumo que, por los guantes, pero ahora que me he dado cuenta, es todo lo que puedo notar.

Y no entiendo por qué. No comprendo como esto se siente natural. Algo normal, como si lo hubiésemos hecho miles de veces antes.

Pero no puedo evitar sentirme muy consciente de la forma en que el pulgar de Donovan acaricia sin pensar sus nudillos por encima de la tela de mis guantes. Me pregunto si puede sentir los pequeños cortes y cicatrices grabadas en mi piel por encima del material grueso de los guantes.

La idea de quitarme los guantes para comprobar cómo se siente el tacto sensible de Donovan, cruza por mi mente y estoy tan absorta en ese pensamiento que no noto que me están llamando.

—Lo siento, me perdí un poco en algunos pensamientos. ¿Qué me estabas diciendo?

De todos modos, no sería la primera vez que me pilla perdiéndome en mis pensamientos.

—Está bien —murmura y señala los diferentes postres que hay en la mesa colocados al estilo bufet—. ¿Sabes lo que quieres?

Puedo sentir el pulgar de Donovan detenerse, descansando en el dorso de mi mano.

Y me encuentro devolviéndole la sonrisa.

—Creo que sí —respondo—, solo necesito un poco más de tiempo para estar segura.

—Está bien, soy un hombre paciente.

Algo me dice que ya no estamos hablando exactamente de postres, pero por mi está bien.

«La frecuencia y las características de las colisiones estelares dependen de una variedad de factores, como la densidad estelar, la dinámica galáctica y la evolución estelar».

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top