Parte Única.

Hola, buenas noches. 

Me hago llamar Corazn Felino y es un gusto enorme conocerles. Este es mi primer One-Shot Riren participante en el reto de la página Riren/Ereri Latino. 

Fue una dinámica que en verdad prendió la pasión en mí, así que hice todo lo posible para entregarlo en el tiempo acordado. 

No estoy familiarizada con esta plataforma, así que iré modificando algunos escritos que suba con el pasar del tiempo.

Cielos, de verdad espero les agrade, o les haga pasar un rato ameno.

Mis disculpas por faltas de ortografía o errores de redacción. También si los ritmos pueden parecer o muy lentos o inconsistentes. Estoy muy oxidada en esto de escribir; lo bueno es que estoy tratando de desempolvarme.

 Saludos.

Shingeki no kyojin y sus personajes pertenecen a Hajime Isayama. Este escrito está hecho sin fines de lucro.

Este One-shot contiene lenguaje vulgar y escenas para mayores de edad. Leer con precaución.

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   De tus manos hacia el perdón

—Hey ¡Hey! ¡Oigan! ¡Es importante que pongan atención aquí! —les reprendió a todos y trató de llamarlos de forma bastante escandalosa.

Desde su sitio en la mesa de profesores, aquella mujer devoró en segundos un par de manzanas, luego observó dentro del salón. Una treintena de muchachos con las hormonas alborotadas le ignoraban.

Cada uno estaba en lo suyo; algunos se encontraban platicando o en juegos con sus nuevos conocidos, mientras otros solo pasaron de ella, otra vez.

Su colega a un lado meneó su cabeza completamente rapada, negó de un lado a otro y soltó demasiado el aliento a pesar de lo poco que contuvo; sin embargo, el salón lleno de adolescentes no se silenció.

El joven tomó más aire, había transcurrido casi una hora sin poder enseñar bien, estaba agotado, frustrado y hasta molesto; por lo que la castaña miró perturbada a su compañero.

— ¡A ver, pequeños parásitos! —Gritó con volumen alto, con un rostro lleno de seriedad. Los asistentes callaron casi al instante—. ¡Ustedes vienen a aprender todo lo necesario para estar seguros de camino a casa! ¡Tienen que acatar! ¡Todos los que no escuchan y los que no saben seguir una simple orden, van a terminar en la correccional! ¡Todos los que no ponen atención y creen que lo saben todo, terminan en la correccional!

Por cada frase que decía el tono de sus mejillas se tornaba rojizo, muy violento, y a la vez sus palabras mucho más crudas y sinceras. Justo en el momento en que pasó la quinta expresión, los gritos ya eran más que regaños desesperados.

— ¡Todos los que se creen superiores, que piensan que nunca les va a pasar nada malo, van a terminar seguro en la correccional! y ¡TODOS LOS QUE PIENSEN QUE SU PADRES, NOVIOS O SUS AMIGUITOS LOS VAN A PROTEGER CUANDO ESTÉN CON LA MISMA MIERDA EN LA CABEZA, VAN A TERMINAR EN...!

— ¡Connie, Connie! —Una voz divertida apareció interrumpiéndole.

— ¡Superior Hange! —exclamaron ambos al unísono haciendo un saludo militar.

La persona en la puerta pasó dentro de la estancia. Los chicos sorprendidos por aquel nombre, vieron desde el famoso uniforme especial de asalto hasta encima de su cabeza, donde lucía unas gafas bastante comunes pero pronunciadas encima del crispado cabello.

La líder Hange caminó relajada, con el ruido del traje semejante a una armadura estética muy parecida a un grisáceo diamante; posteriormente se detuvo en medio de los dos tutores ya fastidiados.

—Sasha, Connie, este es su primer grupo como asesores. Es natural que aún no estén acostumbrados a este tipo de rebeldía. —comentó calmada y recargó sus muslos sobre el escritorio metálico detrás de ellos. Después respiró profundo, como si disfrutara del ambiente; y sin más continuó—: Estos niños de aquí son la sociedad del mañana. En algunos, tal vez en tres o en cinco, el don en su cuerpo se manifestará; y es nuestro trabajo forjar fuerza, criterio y control en cada una de estas mentes.

— ¡Sí, Superior Hange! —contestaron de forma firme sin hacer contacto visual.

Una mano se vio alzada.

—Sasha. —ordenó ella.

—¿Sí? —La chica brindó la palabra, tras señalar con su dedo índice al estudiante.

Un muchacho de cabellos cortos carraspeó y bajó su palma. Las ansias le consumían, por lo que acomodando su playera rojiza, habló lo más claro que pudo.

—¿Có-Cómo sabremos cuando nuestro don se muestre?

Con reitero se formó un silencio sepulcral.

El superior rio, los otros dos se miraron asustados el uno al otro y antes de que pudieran sacar palabra alguna, Hange se adelantó.

—¡Muy bien! ¡Están de suerte porque me encanta hablar de esto! Y se los contaré con todo detalle...

La mujer se dispuso a tomar asiento en el concreto frente a todos los espectadores, todos ellos estaban muy emocionados. Imaginaban lo grandioso que iba a ser que un autentico cerebro en batalla les diera su primera clase de introducción,

No obstante, los jóvenes no sabían, claro, que cuando Hange Zoe empezaba a hablar sobre alguna de las razones de su existencia; no solía parar en mucho, mucho tiempo.

Veinte de Marzo del año 2108, grupo 790, Base Central Grupo Inicial.

Base Principal de Control ubicada dentro del Distrito 0.

Hace cincuenta años un gran porcentaje de la población mundial comenzó a desaparecer. Al principio los distintos gobiernos lo relacionaron a actividades delictivas; pese a ello, con cada día que pasaba, los números aumentaban de forma inmensa por lo que este hecho terminó siendo clasificado como alarmante.

Guerras, enfermedades, miles de factores fueron puestos a prueba para encontrar la razón. No había rasgo, patrón o media que diera alguna señal de que el fenómeno cesara. No importaban los viejos o los nuevos protocolos de seguridad, solamente aún no había solución.

Hasta 2123, que se planteó una posibilidad.

Contados individuos comenzaron a manifestar una nueva clase de habilidades. A todos aquellos capaces de poseer un poder fuera de lo natural se les llamo "Dones", otros en cambio, los más difíciles de controlar, fueron nombrados como "Irregulares".

Hablar con los animales, convertirse en cualquier objeto o ser viviente, saltar grandes alturas, resistencia ilimitada. La variedad de dones no hacía más que expandirse.

¿Pero cuál era la relación entre este nuevo descubrimiento y las desapariciones?

— ¿Ah? —Connie frunció el ceño.

El escándalo de una alarma en el traje especial hizo despertar a todos, también alejó la concentración de la superior Hange.

—Lo más probable es que alguien haya llegado. —anunció Sasha una vez apagado el sonido en la armadura de Zoe. Así, se encaminó a la puerta con el objetivo de dar rápidos vistazos a su perímetro.

—Sip, así es.  —Confirmó la Mayor con una sonrisa, y tomando aire, se impulsó para pararse del piso donde hablaba con los jóvenes— ¡No puedo creer lo rápido que se pasó esta hora y media!

Los demás tampoco lo creían; solo que desde la perspectiva de los muchachos, el tiempo había transcurrido como si fuese una eternidad. 

En el proceso de irse, Hange se estiró y tronó su espalda, el sonido fue tan espantoso, gutural, que todos quedaron exaltados.

—Bueno, mi parte ha terminado el día de hoy. Es una lástima.... ¡Pero bien, ya me recuperé y ya descansé! —aclaró llena de energía—. Solo podía quedarme un rato en lo que llegaba el equipo de Levi. Así que los veo luego. Connie, Sasha...

A sus palabras, los tutores le despidieron y colocaron sus puños a la altura de su propio corazón; y de la misma forma en como llegó, el Soldado Rango Superior Hange Zoé se fue, no sin antes lanzar saludos, gestos divertidos y galimatías a los más jóvenes.

—¡Ahh! —suspiró en el pasillo, su destino se figuraba un poco lejos.

Antes de dar esa pequeña charla a la clase de Connie y Sasha, había vuelto de su más reciente misión.

Fue requerida para dar apoyo en un riesgoso conflicto a las afueras del Distrito 6. La situación sonaba bastante fuera de control debido a que el primer batallón encargado de restablecer la paz, describió que no se podían recolectar los datos de cada uno de los irregulares ni de sus atributos.

Cuando Hange llegó, supo que muchas vidas fueron tomadas en una especie de atentado. El Comandante de la Legión, Erwin Smith, meditó si enviar al Equipo de Operaciones Especiales comandado por el Capitán Ackerman.

Pero el Don de la superior, "La Adivinación", convenció al comandante de que el equipo de la mujer era el más adecuado. Después de todo, la habilidad consistía en idear estrategias y adelantar movimientos.

Hubo muchas sorpresas al arribar al sitio, analizó el perímetro. Ese pequeño grupo de Irregulares realmente era muy peligroso; solo con decir que el más débil de ellos tenía la capacidad de enterrar a todos ahí.

Era una gran preocupación; aún así, Zoe se encontró con otro de los escuadrones de reconocimiento en la zona, con integrantes muy curiosos poseedores de capacidades muy especiales.

En fin, solo ultimó detalles con cada uno de ellos; y unidos, batallaron hasta apresar a cada uno de los delincuentes.

Ya en la oficina y en la zona de enseñanza; el plan era ir de forma directa a encontrarse con su mano derecha, Moblit, a quien había dejado con fines estratégicos investigando en la biblioteca.

La ruta más corta era entre pasajes en el sector educativo; pero bueno , cerró los ojos, sin detenerse, pilló a Connie Spinger fuera de su sereno carácter y tuvo un mal presentimiento, por lo que decidió interferir.

—Moblit ha de estar histérico ahora. —carcajeó para sí misma— Es mejor que le mande un mensaje.

Siguió en su recorrido un poco más, sonrió cortésmente a todo aquel que la llamara o que la felicitara y vio ilusionada a las maquinas en las esquinas, llenas de postres, papitas y soda.

Su estómago gruñó.

—Maldita sea, cuando vea a Levi le haré comprarme unos nachos monstruosos con carne y salsa.

Anduvo suficiente tiempo, y por fin paró en un sitio donde veía con facilidad la entrada principal. Era el preciso lugar donde los equipos de élite ingresaban a la sede.

Qué raro, su aparato de comunicación solía avisar cada vez que uno de los escuadrones principales se localizaba "relativamente" cerca.

En sí, la alarma había sonado un poco antes de que Levi y su equipo llegaran; siendo concisos, había cruzado desde un punto de la sede hacia el lado contrario, casi como atravesando toda la maldita instalación.

Fue largo y cansado, pero tenía una meta, algo que conversar.
Algo muy importante. Un chisme para ser exactos.

Así que cuando se abrieron las gigantescas cortinas de hierro que les darían el paso a los integrantes de la armada, Hange solo buscó desde lejos a una mata de ordenados cabellos negros; y llena, muy llena de dos tipos de hambre (Una habitual y la otra de alimentos), se condujo hasta ahí.

—¡Levi! —gritó como loca apenas le vio, se enfiló corriendo sin importar si había llamado la atención de todos los presentes.

—Cuatro ojos. —susurró aquel hombre; aún estaban a una buena distancia.

—¿Qué quiere que hagamos, Capitán? —cuestionó la segunda al mando del equipo especial, Petra. Ella junto a los demás integrantes, se mantuvo en espera y lo rodeó al mismo tiempo que avanzaban.

Zoe aún se encontraba atrapada entre la multitud, podía ver sus pasos desesperados en el duro cemento refinado.

—Todos, retírense. Duerman, coman, cojan. Hagan lo que quieran —El equipo rio por lo bajo—. Es tiempo de descansar.

—¡Entendido! —Exclamaron unánimes, y se separaron los unos de los otros.

Una vez solo, Levi tocó su traje de armadura oscura a la altura media de los cuádriceps. Él toqueteó los espacios delgados entre las corazas y cuando sintió un bulto reconocido, apretó tres veces hasta que se materializó una toalla azulada, diminuta, entre sus dedos.

El adulto exhaló a la par que limpió su cuello más sus clavículas cubiertas de polvo; también había grava, otros fluidos difíciles de identificar.

Sufrió un enfrentamiento, por desgracia no tenía horas para reponerse. Pasar tiempo con Hange usualmente significaba que iba a padecer un poco más de agonía, al menos por el momento.

—¡Capitán Ackerman! —llamó la mujer con gracia, se acercó casi a un metro de él. En seguida y a su ritmo, continuaron su trayecto en dirección a donde él tuviese en mente— ¡Qué bueno verte con vida, enanín! ¡Parece que ese grupo de irregulares realmente se los puso difícil, eh! —Levi no comentó nada, solo depositó la toalla sucia en un basurero cercano—. En fin, he vuelto de estas cruzadas con grandes noticias del Distrito Seis... Sé que te interesará porque especialmente vi la acción, sudé la acción, fue algo impresionante.

— ¿Y Brenner? —Levi le cortó.

—Moblit está trabajando en la biblioteca, lo dejé aquí por ello. Estamos investigando en conjunto con Mike del departamento político, ya sabes, para establecer los hechos, y relacionar de forma solida todo lo acontecido. —ella suspiró con desgano—. Cielos... —acarició su coleta alta, trató se acomodar el friz en su melena— Se que nos vamos a echar la soga al cuello, pero estoy de acuerdo en que es algo absolutamente necesario.

El de traje oscuro se detuvo, se situaban frente una maquina de golosinas, vio fijamente dentro un único paquete de frituras sabor queso picante. Zoe tanteó entre sus blindajes en busca de alguna moneda o algo...

—Mierda. —dijo sin encontrar cualquier cosa útil—. Quiero unos nachos con salsa.

—Pues cómpralos. —respondió seco.

"¡Qué escueto!" pensó ella.

—Necesito los nachos y tú necesitas información... —Hange intentó de nueva cuenta; y para asegurarse, presionó con exactitud una parte del peto de su armadura, en una zona cercana a sus costillas.

De ahí, a presión, se asomó un pequeño compartimento el cual parecía resguardar algo de valor. La mujer solo metió ahí sus dedos índice y medio, tomando entre ellos un pedazo de papel; grueso, brillante, nítido papel.

Ella se lo tendió, estiró su molesto brazo rígido, a la altura de la masculina nariz.

—¿Una foto? —Levi arrugó el ceño, hurtó con rudeza el objeto.

Pero estaba curioso, ella lo sabía, lo corroboró de forma puntual en el instante en que esos grises y odiosos ojos brillaron al detallar con la vista aquella imagen.

Victoriosa sonrió, por lo que se paró unos cuantos centímetros detrás de él.

—No se te vaya a parar —susurró a lado de su oído, Levi no hizo nada más— ¿Entonces, qué dices?

—¡Que eres una cerda! —respondió con grave voz —Y pide tus asquerosas cosas a mi cuenta, no te excedas.

—¡Yeas!

La mujer celebró alzando sus brazos, tras ello dio vueltas por doquier; él por su parte, guardó la fotografía dentro de una de las ranuras de su revestimiento, por debajo del seno a un lado de su corazón.

— ¡Mas te vale no llegar tarde a la charla, cuatro ojos! —le amenazó mientras se iba, dejándola en su nube de hambre y ensoñación.

Teoría evolutiva.

Teniendo toda esta gama de dones ¿Qué nos hace estar en lo más alto de la cadena alimenticia? El miedo y el poder que traen consigo la superioridad, obtienen un arma potente de doble filo.

Desde la aparición de los Dones a lo largo de las décadas, el misterio de numerados casos de desaparición estaba llegando a su fin. No todos los Dones tenían la facultad de controlar su habilidad, por lo que era común que algunos individuos sin importar la edad o la clase, terminaran pereciendo en lo desconocido.

Sin embargo, no todas las cifras se redujeron así...

Noviembre 2099 El año del silencio.

Sucille Chader, desaparecida en el año 2059, fue encontrada en calidad de indigente a punto de morir por infección de sífilis. Freddie Bustamante, desaparecido en 2064, fue hallado y tratado como narcotraficante. Actualmente con información de interrogatorios, muertos por condena.

Sucille con el don de la desaparición sin vestigio y Bustamante con el don de la combustión espontánea.

Solo ellos dos eliminaron a más de cien personas del conteo de desaparecidos, pero sus nombres aún son desconocidos.

—¡Mierda, Hange! ¡Come como alguien decente! —se quejó Levi limpiando las manchas sobre la mesa con un pañuelo desechable. Ambos estaban limpios, vestían ropa de civil.

Hange jadeó aún con varios trozos de nachos más delirantes carnes en su boca.

—¡Vamos, Levi, prueba solo uno! —ofreció tras tragar; y apuntó con su dedo a la gigantesca pila de tortilla frita, repleta de frijoles, varios ingredientes frente a ella—. A cierto niño le encantan, yo lo sé —Él gruñó por lo bajo, Zoe por su lado, siguió atascándose la boca con su delicioso manjar. Después de unos segundos masticando, prosiguió—; Hoy hueles a jabón más de lo normal, apuesto que estuviste ocupado y no exactamente limpiando el baño.

Un silencio descomunal se instaló ahí. El aula de descanso cerca de la biblioteca era una sala de gran amplitud famosa por su ambiente pacífico y relajado. Aún así, seguido de esas palabras, parecía un sitio de estatuas por la manera en que todos dejaron de moverse.

Y de pronto...

— ¡Aaaaaaaaaay!

Un grito ensordecedor hizo que todo volviera a la normalidad.

Los subordinados en torno a su presencia escucharon a una superior Hange que se sobaba la espinilla de su pierna derecha. Las lágrimas de dolor salían de sus ojos, pero la sonrisa de satisfacción persistía ahí.

La mayoría de los presentes murmuraron pidiendo a los cielos piedad.

—Capitán, Superior Hange. —Las palabras de Moblit Brenner los sorprendió. Iba a ellos con rapidez, el joven adulto les llevó un montón de documentos—. Gracias por esperar, es imposible sacar este tipo de casos de la sede... —bajó el volumen con precaución, se sentó en una silla hecha de tiritas de acero— Les tome un par de fotos a escondidas y las imprimí antes de venir —Por último, les otorgó a cada uno dos copias bien organizadas.

—¡Bien hecho, Moblit! —Alabó la mujer mientras comía, Levi solo agradeció con un gesto de cabeza— ¡Esto sí que es información relevante. ¡Podremos armar un caso bastante sólido! ¡Ni Erwin podrá regresarnos a hacer más tarea! ¡¿Uh?!

Hange se detuvo, Ackerman la observó dudoso cayendo en cuenta en el semblante de su amiga. Sus ojos gritaban curiosidad por lo que giró para encontrarse con lo que sea que la haya distraído.

Y así la vio.

Una mujer vestida aún en traje de batalla, lo distinguía muy bien porque ese y el suyo eran de obsidianas ligeramente iguales. Solo que su cabello corto y la mitad de su rostro estaban cubiertos por una clase de desgastada bufanda roja.

Levi sabia quien era.

—Mikasa Ackerman. —Moblit musitó a la nada.

La superior Hange Zoe subió los hombros con desinterés fingido y al mismo tiempo que acomodaba los tirantes de su overol guinda, posó su vista en el capitán.

—Sí, también iba a decirles que Eren y su equipo llegarían mañana por la tarde pero parece ser que se adelantaron... —añadió comiendo otro bocado— Los vi en el Distrito Seis, Erwin los envió como refuerzo, no fui la única por ahí.

—¿No se supone que Eren y los otros estaban en el Distrito Tres? —Levi no se contuvo de preguntar. Ella junto a Moblit notaron como los músculos del hombre se tensaron debajo de su ajustada playera.

—Cuando terminamos contra los irregulares, Armin me comentó que ellos venían de regreso por otra ruta —explicó—; Ellos quisieron hacer compras en uno de los pueblos del Distrito Siete por lo que se apuraron a hacer sus cosas. Creo que tomaron un descanso.

—Compras, mi trasero —Levi farfulló enojado, a lo que Hange se burló.

El Capitán Levi Ackerman del Escuadrón Especial, observó cómo la joven Mikasa caminó calmadamente a otra zona de la sede. Era de suponerse que Eren estuviera haciendo de las suyas por ahí.

En una oración. El chico se estaba escondiendo de ella; aunque Levi no era quien para hablar.

Por cómo sucedieron las cosas hace meses, el joven continuaba enojado ¿Sino, porqué otra razón Mikasa estaría deambulando por ahí?

—Pareces un león cazando a tu presa. —Sacó Zoe y volvió a atascarse la boca de comida. Ackerman esperó ya que parecía que no había terminado del todo. Una vez tragó las frituras, completó—: ¿Ya te dije que a Eren le gustan este tipo de nachos? Aquella vez en el Distrito Seis, me recomendó un lugar para comprar unos muy ricos ahí. Era un puesto pequeño, no recuerdo bien el nombre "La casa Monkey" o algo así.

Levi subió ligeramente sus párpados, agarró fuertemente los documentos para llevárselos, y finalmente hizo un sonido de disculpa o de gratitud antes de irse.

Hange acompañada de Moblit, se quedaron solos en aquella mesa, lo vieron alejarse. Sonrió como una completa lunática. Cuando Moblit agarró a escondidas uno de sus nachos para comérselo, ella lo miró de forma graciosa como si lo hubiera cachado haciendo una travesura. Moblit solo carcajeó, de un forma tan encantadora que a ella tanto le fascinaba.

Después del Año del Silencio, gran nivel de la población presentó pánico colectivo.

Pánico hacia las personas poseedoras de Dones o pánico a poseer uno.

Para evitar que una nueva calamidad surgiera, organismos de todos los distritos mano a mano con la milicia crearon una institución que se encargara de proteger, prevenir y erradicar asuntos relacionados con los Dones.

PENTA, fue llamada así por cada uno de sus representantes.

Todas las familias llevarían a sus jóvenes a las instalaciones, ahí éstos como civiles serían educados para actuar, sobrellevar cualquier tipo de situación. Los que resultaran Dones entrenarían para controlarse, sobrevivir y detectarían a los Irregulares antes de que se salieran de control.

PENTA trabajaba día a día para que incluso los más vulnerables tuvieran la oportunidad de hacer algo benéfico con su don, y así lo hizo, formando orfanatos, albergues, escuelas, obras de caridad, inclusive entrenándolos para luchar.

PENTA, que surge de muchos líderes, muestra sus principios; aunque algunos de ellos no los posean...

Porque todo puede ser corrupto, no importa la mejor de las causas.

Abrió con cuidado la puerta, guardando su pequeño estuche de herramientas dentro del bolsillo trasero en su pantalón.

Por el sonido, la piel morena en la espalda de un muchacho pareció palidecer; pero solo unos segundos, ya que no se esperaba que alguien le descubriera ahí.

—Pensé que estarías en el cuarto de Zeke. —Levi ronroneó sin aproximarse más, dejó los papeles encima de un armario cercano.

El jefe de control de Irregulares, Zeke Jeaguer, era el único que podía tener más de tres gafas de repuesto sobre su mesita de noche junto con un retrato familiar adornado de un marco con dibujos de palmeras y bananas.

El chico río.

—Si querías una tina donde ducharte... —el hombre añadió, cerró por completo la puerta y se aseguró de que nadie pudiera entrar esta vez—. Pudiste ir directamente, desnudarte en mi habitación.

—Capitán... —respondió sin dedicarle ni una mirada, deteniendo lo que hacía por el momento.

Dejó de quitarse la ropa.

—Ha usado su ganzúa sin autorización otra vez —Lo regañó con voz juvenil, siguió con lo suyo. Colocó parte de su blindaje color jade en el piso y se acomodó el largo cabello castaño detrás de una oreja.

Ackerman quiso saborear ese minuto, inspirado se aproximó. Detalló los músculos en aquellos brazos y parte del abdomen, la pecosa espalda, todo cien porciento libre, suave con una fina capa de sudor, tierra y algo de mugre por la batalla.

Mierda, parecía una jodida invitación.

Esa leve transpiración, ese olor, le hacía recordar a las incontables veces donde se habían poseído cerca del campo de lucha, posterior a una ardua labor contra algún irregular.

—Eren —Se detuvo a un paso de él. El muchacho irguió su espalda.

—¿Sí? ¿Qué necesita? —contestó con simpleza, pero sin poner sus ojos sobre los suyos.

Ackerman estiró su brazo, casi rozándole con los dedos.

Quería decirle tantas cosas, que todo en esa última misión juntos no fue su culpa. Que lo sabía, ahora lo sabía, y que lo sentía tanto. Se arrepentía de no haberle apoyado como lo necesitaba en esa ocasión. Que el orfanato era una trampa llena de ratas, que la niña que explotó frente a sus ojos no lo hizo por él si no por el ejecutivo de PENTA quien la tenía amenazada.

Era cierto, él era el capitán, debía obedecer órdenes; pero también debió de luchar por esclarecer todo, no solo ignorarlo. A partir de que los alejaron, se dedicó a pensar mejor las cosas y a trabajar para sacar todo lo oscuro de lo que sucedió en realidad.

Pero también era cierto que él era Levi Ackerman, así que lo único que salió de su boca fue...

—Me masturbé contigo hoy.

El torso de Eren se erizó, sorprendido giró su rostro para encontrarse con el de Levi. Éste sostuvo la fotografía de antes, y con movimientos suaves empezó a seducirlo. En sus falanges, el papel recorrió de forma lenta su entrepierna, subió por sus músculos cubiertos por una playera, al final, luego de recorrer un camino en medio de los senos, terminó con la imagen sobre sus labios. 

Eren tragó saliva ante la vista, cuando se dio cuenta de lo que traía entre manos, intentó arrebatárselo a gran velocidad.

— ¡Maldita Hanji! —gritó histérico ante su intento fallido— ¡No me di cuenta!

—Parece que sigues teniendo ese mal habito de lavar ropa hasta que ya no te queda más —susurró Ackerman dando dos pasos atrás, Eren aún estaba a la defensiva.

—Sí, ya no tenía ropa "Capitán"... —se quejó de modo burlesco—. Pero ella no tenía el derecho de tomarla mientras hacía el desayuno, solo con un mandil y los huevos casi al aire —El muchacho se detuvo haciendo un puchero—. Mi error fue pensar que Hanji con el estómago lleno era inofensiva.

Levi sonrió ante aquella conclusión, aventó la foto hacia el techo y al ver que Eren se distraía tratando de atraparla, aprovechó para sujetarle de las caderas, jalarle de los cabellos, besarlo a su manera.

El muchacho jadeó de violencia, de sorpresa y disgusto. Manoteaba a todos lados tratando de que le liberaran, pero el adulto simplemente no quería.

Seguido de todo ese problema en su misión hace meses, se habían apartado por completo. Ackerman ni siquiera había obtenido alguna palabra de él, así que lo extrañaba, lo añoraba, y lo necesitaba tanto como el mismo aire o el agua que saboreaba en su boca.

Los dedos largos de piel morena lo empezaron a jalar. Marcaron con absoluta fuerza y furia contenida cada pedazo en los brazos blanquecinos del capitán. En el afán del más joven por soltarse, Levi le paró agitándole infinitas veces para confundirle y adentrarse más en su corazón.

El joven mareado no cayó en cuenta del momento exacto en que Ackerman se agachó, sujetando fuertemente sus caderas, casi marcándolas como suyas, para jalar la tela y las placas de la armadura que terminaron súbitamente sobre el mosaico de la habitación. Cuando Levi logró tenerlo indefenso, sus dígitos pálidos afianzaron la marcada cintura, y su cara, su boca, su nariz, todo su rostro, fue a parar al objeto de su adoración.

Las piernas le temblaron tanto que Eren optó por alejarse. Algo dentro de él empezaba a revolotear; no obstante, al ver la expresión entregada de su superior solo le hizo hacer una mueca entre consternada y adormilada. Decidió cerrar los ojos, fijó su cara hacia arriba, a la par que su amante abrió la boca, deleitó gustoso cada parte del trocito de carne que se ensanchaba o se hacía más largo.

Al poco tiempo, el temprano placer junto con algo de saliva adornaban los labios lívidos de Levi, su mandíbula floja, su lengua tan suave y su garganta tan flexible, tan cálida, hacían que Eren quisiera llorar en cualquier momento.

Ese contacto era diferente, no se parecía a las llamadas de media noche por estrés o por consuelo. Tampoco se parecía a cuando estaban aburridos o solo se exploraban para jugar.

Sus dientes se apretaron sin control, el cadete sentía como salía el sudor en sus axilas, en su rostro, en su pecho, en todos lados, le hizo darse cuenta que se encontraba tan cerca del éxtasis. Le hizo sentir temeroso pero dispuesto.

Ackerman quitó las manos de su cuerpo, Eren sintió como los dedos se unieron con los suyos, con cariño los plantó en el rostro de su líder, en sus mejillas, deseando contacto de más, mucho más.  Decidió abrir los ojos, vio el gesto romántico del capitán. No pudo hacer otra cosa más que ceder.

Le avisó, sabía que a Levi no le gustaba el sabor de la esencia corporal, sin embargo explotó; y el hombre saboreó cada gota, mezclando el sudor y la suciedad con su simiente en cada contracción dentro de su mal hablada boca.

Jeaguer se sentía desfallecer, sus lágrimas salieron de forma torrencial sin hipidos o ruidos molestos. Cuando, su amante absorbió todo lo que pudo, lamió y pasó saliva en lo que el miembro volvía a su tamaño natural.

— ¿Capitán? —cuestionó en un suspiro. Con cuidado acarició y apartó aquel rostro de su intimidad mansa y dócil.

—Yo... —habló Levi entre gemidos— Me masturbé pensando en ti.

El cadete alzó las cejas, posteriormente sonrió sutil.

—Usted es un viejo descarado y molesto, Capitán —bromeó— Y yo no hago nada más que consentirlo. —Las lagrimas que lentamente dejaban de salir, marcaron un camino por sus mejillas y cuello. Se perdieron entre las clavículas, los senos, el suelo—. Estoy cansado, es por eso que esta será la última vez ¿De acuerdo?

Independientemente del sentido, Levi no asintió ni negó.

—Acuéstate en la cama —ordenó.

Fue lo único que dijo con buena voz.

Eren obedeció, quedando completamente desnudo antes de ofrecer su cuerpo a una ronda más apasionada, Ackerman por su parte también se quitó cada prenda mezclándola con la del muchacho en la baldosa rasposa del cuarto.

El hombre se situó en medio de aquellas largas y apetitosas piernas. Ambos frente a frente mirándose como conversando en una lengua secreta. El capitán detalló sus ojos de un color verde y el chico se enfrentó al gris claro templado.

Sin dejar aquel contacto, tomó nuevamente la mano de Eren llevándolo a tocar esa lujuria ancha que ya palpitaba por estar en él.

—Creo que ahora soy más grande que usted —comentó el cadete sin expresión, sumamente concentrado, con tintes cómicos—. Aún así, el de usted es muy grueso.

—El tuyo es el más largo, mocoso, no es necesario hablar más —apretó sus manos y la de él contra "ello", haciendo que el "mocoso" le sintiera cálido también—. Es justo de tu tamaño, solo para ti.

Los seguían sin expresión; pese a ello, la atmosfera era relajada, llevadera.

—¿No se pondrá primero un preservativo? Estoy sucio, realmente asqueroso, como la mierda.

Levi no contestó.

En cambio, se inclinó hacia él. Eren reaccionando, movió su cuerpo, abrió más sus piernas, situando las caderas para su capitán.

—Bésame como solo tú, Jeaguer.

Las lágrimas de incomprensión continuaron fluyendo.

Con su palma y la de su jovial amante, Levi guio su erección hacia donde pertenecía. El muchacho durante un segundo meditó que algo estaba mal. No era común ni desinteresado, tampoco había algo que le facilitara el camino; sin embargo, de manera muy cuidadosa el hombre se adentró.

De poco a poco, señaló ese agujerito rozándolo con la punta, para repetir, seguir y volverlo a hacer. Eren lo supo, esos ósculos fugaces que se daban allí.

Por alguna razón, sus miradas no habían dejado de cruzarse. Con cada estocada, el cadete retornaba el gesto apretándose a sí. Veía como Ackerman jadeaba con cada presión de su cuerpo. Y recargado en almohadas, en uno de sus brazos, Jeaguer fue testigo del momento exacto en que su superior llegó a lo alto, únicamente por él.

—A partir de aquí te llevarás todo de mí —dijo en tono taciturno, masculino, retirando su miembro con calma y paciencia.

—Sinceramente, no esperaba tantas palabras en "su cama" —contestó diminuto, lento, ardiendo por cómo se introducía el dueño de sus fantasías de nueva cuenta hasta la mitad.

Eren separó aún más sus piernas para darle acceso, su amante lo aprovechó y juntos, se fundieron al grado en que se apretaron por todos lados; su boca quedando a la altura del cuello, permitiendo el ángulo perfecto para adorar esa piel.

—¡Ah! —Jeaguer exclamó. Levi no lo soltaba.

Eren se preguntó en cuanto tiempo se derretirían y se combinarían.

Y no pasó mucho cuando el capitán gimió notando una sensación conocida en su abdomen. Estaba a punto de derramarse otra vez.

— ¡Oh mierda, Eren! —habló completamente entregado, besó las pecas del joven, deslizó su lengua por el pecho.

— ¡Dígalo! —Ackerman no entendía, el muchacho reforzó el agarre de sus manos y le rogó, no, le ordenó— ¡Mierda, dígalo! ¡Ya por favor! —Se inclinó, enfrentándose de nuevo con las miradas—. ¡Diga que todos estaban equivocados! ¡Solo es usted quien me importa!

Levi gruñó adolorido hasta el alma. El choque de sus caderas lo volvía aún más loco y errático. Algo fuera de control se esparció dentro de su vientre. Todo era completamente furioso, muy salvaje.

Ackerman lo soltó, puso la palma encima de los labios y los ojos de Eren. Ambos estaban cerca, se veía de cerca. Agitó el rostro de arriba a abajo.

— ¡Lo sabía! —Salió de su rasposa voz—. ¡Ahora lo sé! —aclaró entre jadeos, Eren arqueó su espalda.

El hombre se sintió desfallecer, se liberó y eso fue el inicio.

Diciembre del año 2107.

Uno de los orfanatos custodiados por la institución PENTA cae en desgracia, un gran incendio termina con la vida de trece niños y a pesar de la evacuación, el fuego parece más que incontrolable.

Pensando en la probabilidad de un ataque causado por algún Irregular, el líder de la Legión de Reconocimiento, Erwin Smith, decide enviar al Escuadrón de Operaciones Especiales, dirigido por Levi Ackerman, a la zona.

El Escuadrón de Operaciones Especiales contaba de cinco integrantes más su capitán.

Petra Ral, Auruo Brossard, Erd Gin, Gunter Schultz y Eren Jeaguer; cada uno siendo portador de un don y con una clase diferente de habilidad.

Al encuentro con la zona, debido a su Don, Eren Jeaguer fue elegido para entrar en el edificio. Su tarea era inspeccionar y descubrir alguna razón anormal que no permitiese a las autoridades terminar con el siniestro.

Claro que la encontró.

Con su habilidad, Jeaguer cruzó cada piso mínimamente estable buscando respuestas, así hasta caer por un agujero llegó a una sótano oculto en el orfanato.

Sus oídos captaron un llanto desesperado, algo que caló sus huesos; además siempre había sido del tipo sensible por lo que le partía el corazón.

Se apresuró a llegar a la fuente.

Una joven pequeña, casi una niña, rubia con un vestido rosado, abrazándose a sí misma en medio de las llamas. Éstas no le hacían nada por lo que más seguro se acercó.

Extendió sus manos y sus palabras, ella parecía no escuchar nada de lo que decía, no funcionaba un "Estarás bien" o un "Saldremos juntos de aquí", Eren se desesperó.

"¿De verdad vas a dejar que el miedo te consuma?"

Solo así logró que ella dejara de acurrucarse, ahora debía de hacer que le mirara a los ojos. Ella al parecer no quería ver lo que había provocado, "Nadie nunca la perdonaría por eso"

"Entonces ven, te prestaré mi casco hasta que crezcas y saldes tu deuda"

Ella observó cómo Jeaguer se quitaba su protección y la disponía justo a ella, él juró que podía admirar un nuevo brillo de alivio en sus corneas, pero...

—Pero el bastardo de mierda de Gross apareció y me dijo que la matara.

Levi no comentó nada, solo detalló el dedicado agarre entre sus palmas que aún no se había deshecho en absoluto.

Era un poco doloroso, pero la situación en sí lo fue aún más.

Pensaba que era una especie de sueño que el mocoso y él compartieran las sábanas del odioso hermano de Eren después de no parar hasta llenarlo de todas sus "buenas intenciones"

Jeaguer agregó:

—Ella solo lo vio. Tenía mi casco en sus manos y lo soltó. Nunca había escuchado un grito tan aterrador, capitán. Todo se volvió oscuro de un segundo a otro.

—Eso es porque ella explotó y explotó con ustedes dos ahí —El superior inhaló cambiando por completo su semblante, detalló, analizó cada detalle en el bello rostro del joven—. Si no tuvieras la habilidad de regenerarte, no estarías aquí... Saliste hecho pedazos, Eren.

El cadete guardó silencio, los días en el hospital y la prensa, también los recordaba.

—Fue una mierda lo que pasó —añadió Ackerman para su asombro—. Los demás cerdos encubrieron a la escoria pedófila de Gross y tú fuiste el más perjudicado. Te inculparon por lo que pasó con ella, también por lo que pasó con Gross, te pusieron a supervisión de Zeke y utilizaron a la Legión como un juguete.

— Capitán... —El muchacho no salía de su extrañeza—. ¿Desde hace cuanto lo sabe?

Levi alzó los hombros, no se supo si en señal de desinterés o disculpa; no obstante, apretó el afiance y los dedos de ambos tronaron. Jeaguer río como un tonto.

—Más importante —recalcó el mayor, poniendo la seriedad en su lugar. Eren le contempló—. Esos cretinos te aislaron de mí, me prohibieron verte. Aún así te descuidé.

—Levi... Quiero decir, Capitán —Jeaguer le dedicó admiración— No se preocupe por esas cosas, al final es algo que me hizo madurar y a no depender tanto de mis compañeros.

—Eren —Le interrumpió —Lo siento, en verdad lo siento.

El cadete sonrió, aunque de todas formas sospechaba que toda esa pasión desbordada tenía un significado mucho más que el carnal.

—¿Sabe? Me pregunto qué ha estado haciendo todo este tiempo en mi ausencia. —Subió y bajó sus castañas cejas en un gesto picarón.

Ackerman desvió la mirada un poco hastiado, al parecer había llegado la hora.

—Ya te dije que pensé en ti y pensé en mis acciones.

—¡Dijo que se había masturbado! —bromeó el chico ante ello.

—No, no solo para masturbarme —De la nada, Levi ladeó su cuerpo para quedar frente a frente. Acarició los largos cabellos de Eren y todo en su piel—. Lo demás fue puro trabajo de oficina —comenzó a platicar— Hange, su escuadrón, Mike, los demás y yo, nos la pasamos como topos en la biblioteca de la Sede principal, también hacíamos un par de visitas a otros lados... —suspiró y jugó con los dedos.

El más joven sonrió.

— ¡Wow, realmente se la pasó bien! ¡Hasta luce como un hablador!

—¡Cállate, mocoso! Acepto que hicimos algunas cosas que no nos enorgullecen, pero conseguimos datos interesantes. Perdón, niñato. No tuve tiempo de deprimirme por ti —Encaró su vista para aclarar lo siguiente—: Cuando algunos niños hablaron sobre los abusos del hijo de perra de Gross, estaba furioso, tan furioso que todos nos movimos mientras Zeke te llevaba a misiones lejanas... Y lo siento por no buscarte o escuchar tu versión, pero encontré mucho acerca de nuestra querida PENTA —El semblante juguetón de Jeaguer desapareció con aquella frase. 

El hombre continuó:

—Erwin, será un cabrón pero es el cabrón más listo y mierdoso que he conocido. Todo lo que hacíamos, Erwin nos lo contradecía, decía "Si no tenemos armas con que luchar, los sacrificaré a todos" —imitó su voz casi a la perfección—. Y parlaba más cosas por el estilo, en verdad es una mente maquiavélica en eso de la burocracia...

Eren se sentía perdido, no sabía ni qué argumentar.

—Ah, y por cierto... —Ackerman confesó—. Tendrás que prepararte muy bien, tú y todos esos mocosos tendrán que hacerlo. Parece que pronto nos vamos a juicio, nos separaremos de PENTA a como dé lugar, es eso o moriremos entre la misma escoria.

El cadete solo soltó una palabra.

—¿Qué?

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Bueno, creo que esto es todo, estaré leyéndolo y editándolo hasta que me vea satisfecha.

Espero vernos en la próxima.

Si les gustó... ¿Qué les gustó, que no les gustó?

Sus críticas son importantes.

Gracias por leer y buenas lunas.

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