🎨 9 🎨

🎨 «Cuando la tormenta se desata» 🎨

Parecía como si el tiempo se hubiera detenido, un incómodo silencio apoderándose del escenario en el que dos chicos se observaban, cada uno tan sorprendido por la presencia del otro, mientras sus mentes intentaban averiguar si lo que estaba sucediendo era real. ¿Cuántas probabilidades podían existir, para que aquel terrible encuentro fuese sólo una mala, malísima, broma del jodido destino?

Ignorando el montón de preguntas que permanecían atravesadas en su garganta, Luhan se permitió un minuto para analizar la escena, pensando que reacciones apresuradas, provocaban consecuencias desastrosas y diciéndose a sí mismo que todo siempre tiene una maldita explicación. Para su desgracia, las explicaciones que se le ocurrían no resultaban para nada alentadoras, al menos, no en sus circunstancias.

Sin descaro, repaso con la mirada al hombre frente a él. Lucía agotado, como si hubiese pasado una pésima noche, pero a pesar del cabello enmarañado y los rastros de maquillaje, Luhan lo odió poquito por ser lo que un artista llamaba «una belleza nata». Al pensarlo, la confianza con que había iniciado analizándolo, disminuyó, obligándolo a evitar su rosto y centrar su atención en las ropas que llevaba.

No podía mentirse y decir que se sorprendió al descubrir que la camiseta que el otro llevaba, él mismo la había utilizado un par de veces antes, aquellas noches en que su novio lo dejaba dormir en el apartamento, sus cómodas pijamas brillando por su ausencia al hallarse en su casa y obligándolo a echar mano del guardarropa del rubio. No obstante, presentir algo y confirmarlo no era lo mismo y Luhan podía asegurar que dolían en formas distintas.

Como suele suceder, en ese tipo de situaciones, la gota que derramó el vaso en su interior, decidió aparecer justo entonces, llevando sólo un par de vaqueros y frotándose el cabello húmedo con la toalla que rodeaba sus hombros.

— Hyung — espetó Sehun, apenas advertirlo, todavía plantado a mitad del rellano, con un pie calzando las pantuflas para invitados y el otro a medio proceso de librarse de su zapato.

Entre ambos, Minki se debatía silenciosamente, sobre si debía huir a la habitación o pasar corriendo junto al novio de su amigo, importándole poco tener que empujarlo para lograr escapar. Olvidaba, algo que Minhyun le recordaba con frecuencia y es que, sin dudarlo, Ren era uno de esos pocos e irracionales seres que no venía programado con eso que todos llaman sentido de supervivencia, pues si así fuera...

Advirtiendo la mirada decepcionada que Luhan le dirigía al hombre a sus espaldas, Minki permaneció en su sitio, el tiempo suficiente para escuchar a Sehun, cuando el hombre se adelantó a la reacción de su novio y con voz suplicante, le pidió:

— T-Te aseguro que no es lo que estás pensando. E-Esto, tiene una buena explicación. S-Sólo... no vayas a salir corriendo-

— ¿Por qué debería salir corriendo? — interrumpió Luhan — No soy yo quien está metido en el apartamento de un hombre con pareja, ni el jodido infiel al que han atrapado en la movida con su último ligue, ¿o sí? —

Sin darse cuenta, el castaño había comenzado a presionar los puños, los nudillos tornándose blanquecinos debido a la fuerza. Temiendo que acercarse pudiera resultar en que el mayor le golpeara, Sehun se obligó a mantenerse en su sitio, como si se tratara del pobre soldado con tan mala suerte, que en su primer día en el campo había terminado pisando una mina activa. «Un movimiento en falso y... KABOOM. Adiós vida, adiós Luhan» pensó, con temor.

— Joder, no — bufó Minki — Solo eres el idiota malhumorado que arruinará su relación, por no ser lo suficientemente paciente como para que su novio le explicara la situación —

Apenas las palabras abandonaron su boca, el de cabellos caramelo se mordió la lengua y es que, no soportando que los otros dos mantuvieran la tensión que rodeaba el escenario, su falto sentido de supervivencia había terminado por meterlos a él y a Sehun, en un doble problema, pues no podían creer que la amarga sonrisa que Luhan les dedicaba ahora, fuese el augurio de que algo bueno estaba por pasar.

— Tienes razón, justo ese soy yo. Adiós, Sehun —

Sin más que decir, luego de aquella rotunda despedida, Luhan se agachó para coger el zapato que había llegado a cambiarse, dejando el apartamento con un solo portazo como evidencia de su paso por el lugar. Dentro, Sehun gritaba de desesperación, al tiempo que corría por el sitio buscando una camiseta y su teléfono móvil, ignorando la presencia de Minki, quien ya ni siquiera sabía dónde esconder tanta vergüenza.

Como era de esperarse, el elevador ya había bajado cuando Sehun llegó a la cabina, así que no tardó mucho haciéndolo volver, saliendo disparado al exterior del edificio, ni bien las puertas se abrieron de nuevo. Antes de que alcanzara la puerta, el recepcionista en turno le hizo llamar, señalando que la pantufla que Luhan llevaba puesta cuando se fue, ahora reposaba sobre la barra.

Gritando lo primero que se le ocurrió, algo que sonaba como «¡Puedes quedártela!», el rubio siguió su camino hasta la calle principal, donde no tardó en ubicar al castaño que su corazón amaba, tirando de la puerta del único taxi que se había detenido.

— ¡Mi amor, espera! — gritó Sehun, pero incluso si lo escuchó, Luhan no se volvió. Simplemente, montó en el carro y se alejó.

🎨

Faltaba rato para que las clases comenzaran, pero después de la mañana que había tenido, al ciervo no se le ocurrió un mejor sitio para refugiarse que el taller de pintura en el segundo piso, mismo que lo hubiera recibido cuando recién se trasladó. Aquella vez, un problema con el sistema de la escuela le había dejado esperando por su horario, de modo que la señorita a cargo lo invitó a recorrer el campus mientras intentaba solucionarlo.

Ya que las oficinas ocupaban la planta baja de aquel edificio, Luhan decidió comenzar el paseo descubriendo el área de talleres que se encontraba en el nivel superior. Nadie parecía utilizar esos salones durante el horario común, así que el castaño se entretuvo observando el sitio donde se enseñaba a crear marionetas, vestuarios para el club de teatro y pinturas acrílicas, óleos y hasta cuadros con acuarela.

No fue una coincidencia que el taller de pintura resultara ser su primera actividad extracurricular en el Liceo, pues era en ese salón donde todo cuanto le había impulsado a convertirse en artista podía volverse realidad, llegando a volverse un refugio seguro cuando el estrés le jugaba chueco. Y es que, ahí la vista era perfecta para retratar los jardines, la luz entraba a raudales en direcciones idóneas para trazar bodegones y los materiales nunca parecían terminarse.

Con decenas de pinceles a su disposición y tubos de pintura que jamás escaseaban, el aroma a químicos atontaba todas las ideas ligadas a la realidad, dando cabida sólo a los pensamientos que giraban en torno a las piezas de arte que los estudiante creaban. O al menos, así había sido en el pasado, cuando la cabeza de Luhan no dejaba de darle vueltas a la dolorosa imagen que esa mañana había presenciado.

¿Qué tenía que hacer para que Sehun y su amante abandonaran sus pensamientos de una vez por todas?

Repasado la imagen de Minki, desfilando por el apartamento con la ropa de Sehun cubriendo su cuerpo y el hecho de que este último hubiera estado duchándose, aparentemente cómodo con la idea de que su última aventura se encontrara en su casa... Luhan sentía que ese día no había terminado por despertar y que, en realidad, se hallaba dormido en su cama, teniendo la peor y la más dolorosa de las pesadillas.

Porque, ¿qué podía ser peor, que abrir los ojos a la realidad y descubrir que las últimas semanas no habían sido nada más que una rosada, confusa y ridícula fantasía?

— Debiste esperarlo, debiste mantener tu promesa y no dejarlo entrar a tu corazón sólo porque se atrevió a darle un nombre a lo que hacían — se dijo, en voz alta, no importando que alguien pudiera escucharlo porque a esa hora no había otros estudiantes en el campus y aunque los hubiera, los talleres rara vez eran visitados antes del término de las clases.

Bajando el lápiz que sostenía, la última línea sobre el lienzo pasando a arruinar los trazos anteriores debido al descuido, Luhan dejó escapar un suspiro de frustración, concentrándose entonces en la imagen que acababa de plasmar sobre el cuadro. No había estado prestando atención a lo que hacía, así que fue una sorpresa para él darse cuenta de que ahí, sus dedos habían ido a dar vida a un recuerdo viejo, pero especial.

Se trataba de la primera vez que vio a Sehun, tumbado sobre los jardines frente al edificio, con un bloc de dibujo sobre las piernas y los auriculares conectados al iPod que permanecía junto a su mochila. Lucía concentrado, demasiado ensimismado en lo que fuera que estuviera trabajando, así que Luhan no había podido resistirse, terminando por capturar aquella dulce imagen para su repertorio mental.

— ¿Qué mierda? El hombre acababa de traicionarte y tú, ¿vienes y haces un retrato de él? — se regañó.

Pese a la molestia que le provocaba su propia idiotez, Luhan debía admitir que algo en toda esa situación no terminaba por encajar y es que, incluso si sus ojos habían sido testigos de lo que ocurría en el apartamento del rubio aquella mañana, la reacción que saberse engañado le provocaba no correspondía a la típica respuesta de un hombre enamorado cuya confianza acaba de ser quebrantada.

¿Dónde estaban las lágrimas amargas de saber a su hombre con otra persona? ¿La culpa inmerecida de pensar que no había funcionado porque algo había hecho mal? ¿El dolor de creer que su relación estaba fracturada y destinada a fracasar?

— Lo siento, creí que estaría vacío — espetó alguien, desde la puerta.

Alzando la mirada para ubicar al recién llegado, Luhan esbozo una débil sonrisa al encontrarse con un estudiante al que conocía sólo por la historia de pasillo que rondaba sobre él y al hecho de que en las últimas semanas, le había escuchado mucho pues se trataba del chico al que un nuevo amigo perseguía, implorando una segunda oportunidad.

— Descuida, Tao, el taller es libre, así que puedes entrar sin fijarte en mí — le aseguró, su voz esforzándose por mostrarse tan amable, que el panda no pudiera llegar a sospechar que en realidad estaba atravesando un difícil momento.

Todavía un poco avergonzado, Tao ingresó, yendo directo a buscar un lienzo seco que yacía acomodado en los caballetes al fondo del taller. Luhan le había visto al llegar, pues se trataba de un cuadro con la más bella imagen del mar que hubiera visto alguna vez. Como no podía dejar ir al panda sin alabar su trabajo, Luhan terminó consiguiendo que Tao se acercara y al hacerlo, el de cabellos negros descubrió también, parte del talento de su gege.

— Increíble, ge. Claro que no está terminado, pero no hace falta el color para saber de quién se trata, si hasta parece como si Sehun hubiera modelado —

— ¿Lo crees en serio? — preguntó — No soy muy bueno con los retratos, de hecho, hasta diría que odio un poco hacerlos —

— No tendrías por qué, en serio, tienes mucho talento. Si me lo permites, deberías optar por acuarelas. He escuchado de Fan que se te da muy bien esa técnica —

La mención del gigante al que Tao había estado rehuyendo en las últimas semanas, le sorprendió, pero dado que su relación con el panda no era tan íntima como para entrometerse en su vida, Luhan lo dejó pasar, cayendo en la cuenta de la hora que era y en el tramo que le separaba del edificio principal hasta la construcción al fondo del campus, donde su clase de Bosquejos tendría lugar. No tardó en despedirse, olvidándose de coger el lienzo o, como mínimo, guardarlo.

En el taller, habiendo sido abandonado con su propio trabajo y un cuadro falto de detalles para considerarse terminado, Tao dejó la imagen con el mar que había preparado para su clase de Teoría del color y recogió los materiales de Luhan, guardando todo en uno de los estantes, no sin antes escribir la nota que aseguraría su seguridad. Ella rezaba: «Cuadro frágil en construcción, no tocar. LH»

🎨

Sobrevivir al primer periodo, no había sido sencillo y no porque el día comenzara con una carrera para cumplir debidamente a su horario o porque Junmyeon y Yunho hubieran decidido imponer actividades complejas, de esas que siempre conseguían atemorizar a la clase. Para ser honestos, el motivo de sus problemas tenía nombre, apellido y adoraba la tendencia a poner su vida de cabeza.

Haciendo gala de lo molesto que podía llegar a ser, Sehun sorprendió a todos apareciendo temprano para la clase de Bosquejos, Baekhyun siendo el primero en odiar que lo hiciera, porque ni bien entró al aula, descubrió que su sitio junto a Luhan estaba siendo ocupado por un rubio con apariencia de maniaco. Para su sorpresa, Luhan no corrió a tumbarse junto a él, sino que le pidió que lo dejara compartir mesa con un confundido Jongin.

Antes de que Sehun pudiera renegar por tal jugada, Junmyeon apareció en el salón, salvando a su estudiante modelo de tener que discutir en público con el rubio. Pese a todo, el coreano no se detuvo, llegando a pasar la hora entera dando la espalda al profesor, intentando que Luhan le prestara atención. Sus esfuerzos no surtieron resultados, así que Sehun se apresuró a seguirlo cuando la clase terminó.

Si bien sus piernas largas le proporcionaban ciertas ventajas al momento de perseguirlo, Luhan era un chico rápido y demasiado escurridizo, de modo que fue fácil para él salir corriendo del salón, casi volando a través del pasillo, hasta llegar a la salida de emergencia. Ahí decidió ir directo a la sala de profesores, donde encontró a Yunho, bebiendo su café mañanero, no importándole que el chino le interrumpiera porque «Tengo dudas sobre esta técnica y esperaba que...»

Ya que el mismo profesor le acompañaba, cuando llegó la hora de presentarse a la clase, Sehun no tuvo otra opción más que dejarle pasar sin abordarlo, enfurruñándose lo suficiente como para terminar aplastándose junto a Yi Fan, quien lo miró como diciendo que «Conozco esos suspiros. La cagaste, ¿cierto?». Por fin, la persecución terminó, de camino al comedor.

— Yah, detente ahí, nalgón — gruñó Baekhyun, golpeando su pecho con ambas palmas, cuando se giró de improviso para obstruirle el paso e impedir que siguiera llamando a su amigo, como si hartándolo fuera a conseguir que Luhan recordara que existía.

¿Qué había sucedido entre ellos, como para que el ciervo decidiera que el otro no merecía ni siquiera una mala mirada?

Baekhyun no lo sabía, pero incluso si lo hubiera hecho, la decisión de conceder a Luhan su propio espacio para aclarar las ideas respecto a su novio, no habría cambiado en lo absoluto. Después de todo, sería un muy mal amigo si no interviniera entre ellos cuando discutían, del mismo modo en que Minseok y Luhan lo apartaban de Chanyeol, cuando sabían que necesitaban estar distanciados, luego de una pelea.

— Hazte a un lado, Byun, esto es algo entre Luhan y yo — espetó Sehun, con más dureza de la que habría querido. Pese a su tono, el bajito no se acobardó.

— No pienso negar algo que es cierto, pero pasa que justo ahora, Luhan no parece querer lidiar contigo — dijo — Venga, tampoco me gusta verles así. Solo dale tiempo para tranquilizarse, recuerda que es más dócil cuando tiene la pancita llena —

Con reticencia, Sehun admitió que su amigo tenía razón, de modo que terminó por asentir y no volvió a perseguir a los amigos, limitándose a ver a Baekhyun alejarse para reunirse con Luhan. En ese momento, Jongin y Yi Fan le dieron alcance, ambos curiosos por lo que estuviera sucediendo, tanto para descubrir si había sido culpa suya, como para ayudarlo a idear algunas soluciones.

En una de las mesas, al fondo de la terraza, Baekhyun y Minseok (quien ya se encontraba ahí, cuando Luhan hizo su aparición) no tardaron en acribillar al castaño con preguntas que iban desde lo que había sucedido para que evitara a su novio, hasta planes de tortura en contra de Sehun, porque no cabía duda que de alguna forma tendrías que hacerle pagar por haber lastimado a su amigo.

— Vamos, Han, dinos que sucedió —

— C-Creo que he sido usado — murmuró, no pudiendo evitar que la voz le temblara al dar vida a lo que esa mañana había sucedido.

— ¿Qué? Pero, ¿a qué te refieres con que te han usado? — Minseok preguntó, inclinándose un poco más sobre el chino, su mirada yendo y viniendo de Baekhyun a Luhan.

— Desperté temprano, Sehun no vino a casa porque tenía una emergencia, así que pensé en buscarle en su apartamento. Imaginaba que sería algo referente al dragón, pero cuando llegué ahí, me encontré a Minki. Paseaba por su casa, usaba su ropa, incluso comía de su despensa —

— ¡Ese hijo de...!

La maldición que Baekhyun había comenzado, no alcanzó a escapar del todo, cuando Minseok lo miró y le pidió con un simple gesto que no fuese a armar un escándalo, porque Luhan ya lucía lo suficientemente afectado como para hacerle sentir incómodo con un alboroto público a mitad de la cafetería.

— Sehun apareció entonces, recién duchado y tan cómodo con que su amante estuviera ahí. No quería salir corriendo, no quería irme sin saber que estaba sucediendo, pero Minki me hizo perder la cordura y terminé refugiándome en el taller de pintura. A pesar de todo, no dejo de pensar en que haberme engañado no fue lo peor — continuó Luhan.

— Apuesto que no — comentó Baekhyun — Porque lo peor sería que dejara sin descendencia a ese idiota y luego buscara a Minki para recordarle que hombre robado, placer prestado —

Pese a su estado, Luhan sonrió, devolviéndoles a sus amigos la esperanza de que su corazón todavía pudiera recibir arreglo. No se engañaban creyendo que serían ellos quienes repararan lo que otros habían descompuesto, pero saber que el castaño tenía fuerzas para sonreírles, los convencía de que también sería capaz de reconstruirse a sí mismo, en una versión mucho más fuerte y brillante que la que un tonto mentiroso había desaprovechado.

— No, lo peor es que sé que debo romper con él, pero mi corazón no está listo para dejarlo ir. Por muy tonto que sea, incluso si lo vi con mis propios ojos, algo sigue estando mal en todo lo que vi —

— Pues claro que algo está mal, ¿cómo si no explicas que el cerebro de Sehun sirva tan poco como un astronauta en el mar? — volvió Baekhyun — Al final, su retraso no cambia que sea el chico que amas y, ¿sabes algo?

— ¿Qué cosa? —

— No importa la decisión que tomes, nosotros te vamos a apoyar. Si necesitas que alguien lo mantenga lejos, si prefieres hacer que lo torturemos antes de perdonarlo o si sólo optas por hacer como que nada pasó y volver a él, aquí estaremos y puedes contar con nosotros —

Una capa de lágrimas cubrió los ojos de Luhan al escucharlo, quien se negó a dejarlas fluir, porque no quería atraer la atención ni hacer pensar a sus amigos que era alguna clase de muñeco roto que necesitara cuidados intensivos. Su determinación, sin embargo, se fue al traste cuando Minseok agregó:

— Tómate tu tiempo, gege. Piensa qué es lo que quieres, enfréntalo, grítale, llórale o corre a sus brazos y refúgiate ahí. Has todo lo que sea necesario para que seas feliz y con feliz me refiero a que nada impida que sonrías —

Minseok y Baekhyun lo abrazaron, escondiendo con sus cuerpos la imagen de un ciervo lastimado al que nadie más podría lastimar mientras ellos se encontraran ahí.

En el interior del comedor, Sehun advirtió la escena sintiendo el impulsivo deseo de levantarse e ir hasta ellos. Quería acunar él mismo a Luhan entre sus brazos, explicarle lo que había sucedido y por qué Minki estaba en su casa cuando llegó, besarlo hasta hacerlo olvidar la clase de idiota que era el chico que amaba y recordarle que la única persona en el mundo con la que quería estar día sí y día también, era él.

Su hyung, su ciervo, su persona. El hombre que le había enseñado lo que era el amor, el único capaz de dar significado a esa imponente palabra.

🎨 Continuará... 🎨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top