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🎨 «Llamado de emergencia» 🎨
Nada parecía haber cambiado. Aunque su relación con Sehun no era más un secreto y existía la posibilidad de que la burbuja rosada que compartían se llegara a reventar, Luhan había descubierto durante la última semana que hacer público su romance no tenía por qué afectar para mal su agradable rutina, lo que tampoco significaba que nadie hubiera hecho un alboroto al enterarse de que salía con el playboy del Liceo.
Por aquí y por allá, eran varios los estudiantes que se llenaban la boca cuchicheando sobre la nueva relación de Sehun, tildándola como otro más de los juegos que al rubio tanto le divertían, como si nadie se hubiera percatado al verlo, de los gestos y miradas que compartía con el castaño y que volvían su noviazgo algo completamente diferente a todas esas aventuras sin importancia que hubiera tenido en el pasado.
Habiéndose hecho a la idea de que saber al playboy fuera del juego, desataría incontables y no muy buenos comentarios, Luhan ignoraba los rumores lo mejor que podía, ayudado más que nada por la parte de la que ningún drama o película sobre clichés universitarios le hubiera hablado nunca: esa donde los profesores se enteraban de su relación y decidían, por sabría Buda qué razón, acercarse al castaño para pedirle que encarrilara a su novio.
¿En qué parte del contrato decía que por dormir con Sehun, debía adoptar el papel de madre y asegurarse de que su novio cumplía con los deberes y responsabilidades escolares?
No importando el «Haré mi mejor esfuerzo» que hubiera dado a los profesores, Luhan estaba convencido de que el rendimiento académico de Sehun no era su responsabilidad y es que, hablando sobre sus obligaciones escolares, lo único de lo que el castaño debía preocuparse era de no permitir que su relación interfiriera en su propio desempeño y, por consiguiente, en su media trimestral y la beca que el Liceo le concedía.
Lejos de la atención pública, salir con el rubio seguía siendo algo increíble, no sólo porque su novio hiciese justicia a las razones por las que era considerado un sueño para todos, sino también porque al poder compartir su relación con sus amigos, el tiempo del que disponían para estar juntos se prolongaba, incluyendo en los almuerzos con Baekhyun, Chanyeol y Minseok, al rubio y a sus tontos, pero muy divertidos amigos.
— Joder, lo siento, pero realmente ya no lo soporto — espetó Minseok, a mitad de la comida, con aquella expresión adolorida que sólo componía cuando algo lo hacía sentir mal.
A su alrededor, las cinco personas con quienes compartía mesa se giraron en su dirección, tres de ellos con muecas angustiadas que detonaban lo bien que le conocían. Sintiéndose repentinamente avergonzado por atraer así la atención de sus compañeros, Minseok se hundió un poco en su sitio, sus manos jugueteando con la botella de agua que había frente a él.
— ¿Qué ocurre, hyung? — preguntó Chanyeol — ¿Te ha sentado mal la comida? —
— Podemos acompañarte a la enfermería o faltar a clases y llevarte a casa — siguió Luhan, en el mismo tono preocupón que su amigo había utilizado.
— Sí, ya mañana le reclamamos a las cocineras por no cuidar lo que preparan y ser un peligro para los demás — atinó Baekhyun.
Ahogando la risa que les provocaban los comentarios del bajito, Sehun y Jongin se preguntaron qué estaría sucediendo con el mayor en la mesa y es que, hasta hacía sólo unos minutos, nada en su hora de almuerzo parecía ir mal. Se habían reunido en el cafetín luego del primer periodo y compartido algunas frases antes de que las dos parejas se sumieran en su burbuja, dejando a Minseok comiendo tranquilamente y a Jongin concentrado en el chat con su novio.
— No hay nada malo con la comida — explicó el hyung, al cabo de unos segundos — Es sólo... bueno, es que no sé cuánto más piensan atentar contra mi estabilidad emocional —
La acusación, aunque extraña, resultaba demasiado directa como para no caer en la cuenta de que tanto Baek como Lu, ambos eran responsables de lo que su amigo estaba atravesando. El problema, era que ninguno de los dos parecía haber comprendido a lo que el otro se refería. Junto a su chico, Sehun volvió a ahogar la risa, siendo demasiado consciente del problema frente a él.
— ¿A qué te refieres? ¿Qué hemos hecho nosotros? — se animó Luhan, pensando que si ya era parte del problema, debía también ser parte de la solución. Fuese cual fuese el motivo por el que su amigo los estuviera culpando.
— U-Ustedes... ¡Tienen novio! — Minseok estalló — No se confundan, me alegra que sean felices y claro que sus chicos me agradan, pero yo... No soy una maceta, tengo sentimientos y verlos a ustedes cuatro metidos en sus burbujas de amor, hace que me sienta solo y vilmente ignorado —
El breve silencio que se instaló entre ellos, duró apenas unos segundos y es que, ni bien escuchar lo que su amigo tenía para decir, Baekhyun y Luhan se pusieron de pie, abalanzándose al instante sobre el menudo cuerpo de Minseok, quien no tardó en terminar sepultado bajo un montón de besos, cariños y palabras bonitas. En sus sitios, Chanyeol y Sehun parecían saber que no tenían derecho a sentir celos por la escena que estaban viendo.
— Debiste decirnos antes que te sentías así, tonto — lo regañó Baekhyun, apenas regresar a su lugar — No es que sea un secreto, pero todos saben que comeríamos mejor sin estos tres aquí y aprovechando lo mal que hacen sentir a nuestro hyung, ¿no es esa una buena excusa para enviarlos a otra mesa? — bromeó.
— Pero, ¿qué mal he hecho yo? — intervino Jongin, sin poder evitarlo — Honestamente, soy una víctima más de las parejas rosadas. Chanyeol no me habla cuando está con Baekhyun y Sehun apenas recuerda que existo desde que sale con Luhan —
— Yah, no me quites protagónico, mocoso — Minseok gruñó, algo más animado que un momento atrás — ¿O acaso crees que no sé, que tienes las narices metidas en el teléfono porque hay alguien escribiéndote? Mi único aliado era Kris y ahora él también está persiguiendo al pobrecito Tao —
Mientras la conversación se prolongaba, la atención centrándose en los intentos de Yi Fan para recuperar a su panda, como si el grupo hacía rato que se hubiera formado y todos ahí se consideraran los amigos más unidos que pudieran existir, Sehun cayó en la cuenta de lo cómodo que se sentía ocupando un sito en aquella mesa al fondo de la terraza.
Resultaba agradable, desde ser parte de las bromas que Baekhyun comenzaba, hasta terminar siendo molestado, porque Minseok era el único que no olvidaba quien en la mesa era el menor o ver a Chanyeol y a Jongin discutir sobre si INFINITE era mejor que B1A4. Lo mejor, sin embargo, era Luhan, apoyando la cabeza contra su hombro mientras reía con los otros, demasiado ajeno a todo cuanto provocaba en su novio.
— Hasta aquí la diversión, muchachos — anunció Minseok, al advertir la hora en el reloj del cafetín.
Levantándose para ir al siguiente periodo, el grupo se separó luego de cruzar los jardines, Sehun negándose a apartarse de Luhan y Baekhyun, sin importar que su clase de historia no se impartiera en el mismo edificio al que los amigos se dirigían. Soportando las mofas de su amigo, el castaño hundió el rostro contra el cuerpo de su novio, quien sólo podía pensar en lo increíble que era tener a quien acompañar a su salón.
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La voz que acompañaba la melodía en la habitación y las notas que se escuchaban desde el cuarto de baño, no parecían coincidir ni en el ritmo, ni en la calidad que la canción original poseía, tal vez porque mientras Sung Kyu entonaba Man in love haciendo gala de todo el entrenamiento que un ídolo recibía, Sehun se dejaba llevar sólo con sus sentimientos y lo poco que rescataba de una letra que apenas estaba aprendiendo.
Jongin se había enfadado cuando descubrió la lista de reproducción de INFINITE en su móvil, no porque significara que su mejor amigo escuchaba a su grupo favorito a escondidas de él, sino más bien porque hubiera sido Luhan el que descargara y agrupara todas esas canciones. «La traición, hermano. Nunca me dejaste a mí enseñarte de música, pero el ciervo incluso ha programado The eye como tu tono de llamada» se había quejado.
Ignorando a su amigo, Sehun debía admitir que las canciones infantiles del grupo no estaban del todo mal y que en el tiempo que llevaba saliendo con su ciervo, incluso había llegado a tomarles gusto, aprendiendo la mayoría de las letras en su lista de reproducción, aunque con ciertos desatinos como lo evidenciaba su concierto en el baño y posterior dance practice que realizó mientras se alistaba.
Ya para cuando terminó y se acercó a la mesita donde se encontraba el sistema de sonido, un montón de llamadas perdidas acumulándose en la barra de notificaciones, le llamó la atención, no comprendiendo de lo que podría tratarse pues la persona que le buscaba con tanta insistencia debería estarle odiando como a ningún otro, luego de las cosas que dijo, la última vez que se vieron.
Curioso por saber de lo que podría tratarse, Sehun marcó el número de la única aventura que tenía agendada, sorprendiéndose al escuchar la música estrepitosa que resonaba al otro lado de la línea y que, literalmente, obligaba a su interlocutor a gritarle con todas sus fuerzas para hacerse escuchar:
— Te odio, te odio — exclamó Minki, la voz entrecortándosele debido al estado en que se encontraba, el llanto y la tristeza convergiendo de forma desastrosa con las altas cantidades de alcohol que había estado consumiendo desde que terminó en el club — ¿Por qué no me elegiste a mí? ¿Por qué no me correspondiste, ni antes, ni ahora? —
— No creo que deba decírtelo por teléfono — suspiró Sehun, comprendiendo de poco en poco la situación — ¿Estás solo? Por favor, dime que alguno de tus amigos está contigo —
Alarmándose, ni bien escuchar que Minki estaba solo y más ebrio que una cuba en algún rincón del club Lotto, Sehun le pidió que no fuera a cometer una locura hasta que él apareciera y apenas cortó la llamada, se apresuró a buscar cartera y llaves. Fuera, los taxis que circulaban parecían ir todos ocupados, por lo que le tomó un rato encontrar un auto que lo llevara al bar. Una vez lo hizo, su atención se volcó en comunicarse con Luhan.
Ya que llamarle no obtendría respuesta, pues era justo la hora en que el restaurante recibía más clientes y Luhan estaría ocupado yendo de aquí para allá, atendiendo sus mesas, Sehun escribió un breve mensaje, no esperando a recibir contestación hasta que su chico tuviera un momento libe. Poco más tarde, el auto se detuvo frente al club Lotto, una larga fila ya comenzando a formarse frente a la entrada.
Pese a la multitud que se apiñaba en el sitio, el rubio no tardó mucho en ubicar a su amigo y es que, Minki se había recluido al sitio más apartado de la barra, siendo casi un ovillo que lloriqueaba y gimoteaba mientras agitaba su vaso para pedir otra bebida. Al frente, el barman parecía tolerar sus berrinches sólo por tratarse de un chico bonito, lo que hizo a Sehun cuestionarse si el tipo le agradaba o merecía no recibir propina esa noche.
— ¿Sehun? Pero, ¿qué demonios estás haciendo aquí? — se escandalizó Minki, al verlo aparecer, su brillantes ojos castaños enrojecidos a causa del llanto. No entendía el motivo por el que chico hubiera decidido embriagarse, pero Sehun no pensaba interrogarlo hasta que estuvieran fuera del club.
— Vine a llevarte a casa — le dijo, tirando de su brazo para levantarlo.
Como si se tratara de un muñeco, Minki trastabilló y se sacudió, cada una de sus extremidades respondiendo con torpeza y cierto retraso. Apestaba a una mezcla abrumadora de whisky y tequila, lo que hizo a Sehun pensar en el tremendo dolor de cabeza que padecería al otro día, sin mencionar el rato que estaría abrazando el inodoro cuando todo lo que hubiera consumido decidiera dejar su interior.
— ¡Yah, suéltame! — Minki renegó, intentando zafarse del agarre del más alto — No sé quién te haya pedido que vinieras, pero se equivocó. No necesito a una persona que no puede amarme, no quiero tu lástima, ni tampoco la de Jong Hyun —
Las lágrimas regresaron, como si dos ríos hubieran encontrado su cauce en las mejillas del de cabellos caramelo, al tiempo que una de sus manos se levantaba para acribillar el pecho del rubio con golpes que, en realidad, no alcanzaban siquiera para hacerle molestar y es que, no creía tener derecho a sentirse enfadado cuando era por su causa que Minki estaba atravesando tan complicada situación.
Sin pensarlo, Sehun sujetó la muñeca del otro la siguiente vez que intentó golpearlo y en un solo movimiento, consiguió apegarlo a su cuerpo, envolviéndolo en el abrazo más cálido y seguro que le hubiera dado jamás. Poco a poco, Minki perdió fuerzas para reprocharlo, solamente apoyando la cabeza contra su pecho, sintiendo como la camisa del rubio se humedecía a causa de las lágrimas que era incapaz de detener.
— Lo siento, Ren — murmuró el rubio, al cabo de unos minutos, cuando su acompañante parecía haberse tranquilizado lo suficiente como para escucharlo — Sabía que hacía mal al involucrarme contigo, cuando era obvio que tú estabas enamorado. Jugué con tus sentimientos y ni siquiera fui amable al terminar todo —
— S-Siempre fui consciente de que mi amor no bastaba para merecer el tuyo, s-sólo... Quisiera saber por qué. ¿P-Por qué no pude ser yo? —
Separándose del abrazo que todavía les mantenía unidos, Minki se obligó a soportar el encarar al rubio, la profundidad de los ojos negros que Sehun poseía, calando dolorosamente en el destello cobrizo que tenían los suyos.
— Porque no eres mi persona y yo no soy la tuya — le dijo — Nosotros, nos pertenecemos solo en los recuerdos, en la aventura de instituto que comenzamos siendo niños, pero incluso si lo intentáramos, no tardaríamos en descubrir las muchas piezas que nos faltan para terminar de encajar —
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Era la primera vez que Luhan le ganaba a la alarma en varias semanas, pero incluso si los motivos le sobraban para alegrarse por despertar tempano, el castaño no creía que fuese justo celebrar cuando el mérito se debía a la mala noche que había vivido, privado de compartir cama con el fuera culpable de sus carreras matutinas al Liceo, debido a la más reciente emergencia que, con toda seguridad, tendría algo que ver con Jongin o Yi Fan.
¿Sabrían esos dos lo que les esperaba, ni bien Luhan los pescara e hiciera pagar por secuestrar a su novio la noche entera?
Advirtiendo que el tiempo del que disponía, alcanzaba para alistarse y pasar por el apartamento de su chico para ir juntos a la escuela, Luhan se apresuró a recoger los lápices y bocetos en que hubiera estado trabajando antes de quedarse dormido, disipando el silencio que reinaba con el material más reciente que el solista, Kim Sung Kyu, hubiera liberado para deleite de sus fanáticos. No podía imaginar, que justo en esos momentos, Sehun despertaba teniendo la misma idea que él.
— Antes tengo que asegurarme de que ese tonto siga vivo — espetó, en voz alta, no importándole que existiera la posibilidad de que su inesperado invitado pudiera escucharlo.
Yendo a la pieza principal, cuyo campo minado daba cuenta del desastre que se había desatado temprano en la madrugada, Sehun advirtió la lastimosa imagen que Minki y su depresión post-embriaguez le ofrecían desde la cama, habiéndose convertido en un triste ovillo de vergüenza y humillación, que no tardó en esconderse al escuchar la puerta abrirse.
— Venga, lo mínimo que puedes hacer después de anoche, es darme las gracias por cuidar de ti sin imitar a las tortugas — se quejó el rubio, acercándose para tomar asiento al borde del colchón. Minki lo meditó, asomándose al poco, con las mejillas coloradas y esos ojos castaños implorando perdón.
— G-Gracias... por todo —
— No hay de qué, sólo no vuelvas a hacerlo. ¿Cómo está tu cabeza? ¿Te duele la barriga después de vomitar hasta el alma? —
— Ambas duelen un poco, pero justo ahora, lo que más me pesa es la vergüenza. ¿No hay remedio para esa, cierto? — se lamentó Minki, sin poder evitarlo. Sehun sonrió.
— Lo hay cuando no existen motivos para sentir vergüenza. Oye, te emborrachaste porque un chico se te confesó y tus sentimientos eran un lio debido a tu primer amor, no tiene nada de malo, sobre todo porque ya lo hemos aclarado todo —
Asintiendo, aunque la conversación que hubieran tenido la noche anterior, no sobresaliera por encima del ridículo espectáculo que había montado debido a su embriaguez, Minki se consoló pensando en que Sehun no parecía enfadado por todas las molestias que le había provocado, desde haber hecho que fuera a buscarlo, hasta terminar siendo ligeramente vomitado.
— Hay algo que quiero decirte — continuó el rubio — Y es que incluso si no me atrevo a llamarte mi primer amor, mentí cuando dije que no eras diferente a los otros. Minki, tú no significas sólo una aventura para mí, porque fuiste el primer chico en mi vida. La primera persona con la que pude ser libre —
— Mentiría si dijera que con eso me basta, pero agradezco que lo menciones — repuso el castaño, esbozando una débil sonrisa — Por cierto, ¿no te voy a dar problemas con Luhan, cierto? —
— Lo dudo, es un chico increíble y entenderá que un amigo necesitaba mi ayuda. En todo caso, se molestara si de nuevo tiene que ir corriendo a clases. Puedes tomar ropa limpia, bañarte y asaltar la nevera, yo me apresuraré para ir a verlo y quizás nos veamos en la escuela —
— Mejor si no lo hacemos, quiero decir, creo que necesito alejarme de ti para superar mis sentimientos y en el proceso, ordenar lo que Jong Hyun me provoca — explicó, al ver la mueca de confusión que cubrió el rostro de Sehun.
— Vale, sí, no suena mal. De todas formas, será mejor que me apure —
Sin más que decir, Sehun se perdió en el cuarto de baño, dejando a Minki a solas, quien no tardó en buscar algo de ropa limpia. Habían terminado en el apartamento del rubio luego de que Ren se negara a volver a su casa, donde su hermano mayor lo retaría por recurrir al alcohol para ahogar sus penas amorosas, acabando por vivir una verdadera odisea frente al inodoro, lugar que vio el alma de Minki dejar su cuerpo, para terminar aventurándose a la cañería.
Como no podía dejarle dormir con la ropa manchada de porquería, Sehun se las ingenió para sacarle la camiseta y los pantalones, enviándolo a dormir únicamente en calzoncillos. Con ganas de tirarse a llorar una vez más, Minki descubrió su ropa sucia apilada en un montoncito junto a la puerta, cada manchón recordándole el tremendo ridículo que hubiera protagonizado.
Ignorando aquello, el castaño buscó en el armario el primer pants que Sehun tuviera a la mano, cogiendo también una camiseta deportiva ancha, con los cuales envolverse hasta que fuera su turno de usar la ducha y así poder volver a su casa, sin apestar a licor barato y rastros de humillación. Lo había decidido y esa mañana, simplemente no iría a la escuela.
Se había tumbado en la sala, luego de buscar en la cocina algo de comer, cuando el tintineo de la contraseña de la puerta siendo marcada se escuchó, e imaginando el peor panorama – aquel en el que los padres de Sehun aparecían, para descubrir a su ex amante luciendo ridículo tras una noche de borrachera – Minki se levantó, dando saltitos para esconderse en la habitación. No llegó, sin embargo, a cruzar el pasillo, cuando el recién llegado atrajo su atención.
Y es que, frente a él, se hallaba nadie más y nadie menos que Luhan.
🎨 Continuará... 🎨
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