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🎨 «De tallas y alturas» 🎨

Como todos los rumores, la noticia sobre su libertad no tardó en extenderse por el campus, llenando las bocas de los curiosos con una mezcla de verdad e invención que se inclinaba hacia una u otra según se añadían u omitían parte de los detalles más jugosos. ¿Quién habría decidido que su última relación contaba con el potencial suficiente como para convertirse en el drama adolescente que la televisión tenía más que patentado?

Escuchando algunas de las versiones más populares, Sehun seguía sin comprender por qué de todas sus aventuras, era su historia con Luhan la única que había sido transformada en un maldito circo para el entretenimiento de sus compañeros y es que, entre los rumores que saturaban los pasillos, se decía que el rubio había terminado con el juego porque el ciervo no daba la talla para enrollarse con él.

Si bien no era la primera historia que se inventaba, el coreano dudaba que aquella tontería hubiese tenido intenciones de hacerle quedar como el villano, pues a diferencia de los chicos que se referían a él como la peor escoria con la que se hubieran involucrado, esta vez era a Luhan a quien se reducía a nada menos que un amante insípido y sin ninguna otra cualidad que pudiera atraer su atención.

¿Qué derecho tenían los otros para menospreciar de esa forma al chico que amaba? ¿Qué tan ciegos podían estar para no darse cuenta de que era Luhan, el único que poseía lo necesario para acelerar su corazón y hacer subir su temperatura?

Aunque no podía negar que le molestara escuchar esas cosas, lo peor del asunto eran los chicos que se acercaban para intentar compensarlo por su mala experiencia con el castaño, llegando al punto de fastidiarlo cuando en otro tiempo se habría limitado a disfrutar de la diversión desmedida que se le ofrecía en bandeja de plata. «Justo ahora, no puedo quejarme demasiado» pensó, entonces, sin poder evitarlo.

Deslizando las manos sobre el trasero de Luhan, quien permanecía montado a horcajadas sobre su regazo, con los dedos enredados entre las hebras de su cabello y los labios ocupados en devorar los del menor, Sehun se dijo que quizás tendría que agradecer a Ten por haberle abordado a mitad del pasillo y es que, si no fuera por él y sus tontos intentos por conquistarlo, quizás su ciervo nunca habría decidido secuestrarlo.

— No juegues conmigo, Hun — le dijo Luhan, antes de que un nuevo beso le distrajera del motivo por el que habían terminado encerrados en el viejo taller de música.

No podía excusar sus acciones y fingir que llevarles ahí no hubiera sido una pésima idea, sin embargo, admitía que su arrebato era el resultado de haber pasado los últimos días escuchando todas aquellas cosas sobre ser demasiado insignificante para cautivar a un chico como Sehun y soportar que por aquí y por allá, todos los tipos homosexuales del campus se creyeran con la oportunidad para atrapar a su chico.

— Jamás lo haría, hyung — repuso Sehun, todavía con los ojos cerrados y esa expresión de infinito placer que le provocaba tener a su chico de nuevo entre sus brazos. Luhan sonrió, feliz de que el otro no pudiera verlo.

Inclinándose para atrapar sus labios en un nuevo, delicioso y apasionado beso, ambos se olvidaron del lugar y la situación en que se encontraban, como si el taller de música fuese un sitio al que nadie más que ellos pudiera acceder y como si el tiempo no estuviera corriendo, amenazando a cada segundo con hacer que Luhan llegara tarde a su sesión de Literatura, en el último piso de ese edificio.

Fue hasta después de varios besos desesperados, que el sonido de la puerta intentando abrirse, les hizo reaccionar. Sehun podría haberse sentido orgulloso por echar el seguro ni bien Luhan lo empujó al interior del salón, si no fuera porque en ese momento el castaño detuvo sus caricias y de un solo salto se puso de pie, demasiado desaliñado como para pensar en ir directo a la entrada.

— Luhan — lo llamó Sehun, al ver que Luhan se acomodaba la ropa, su cabello todavía dando cuenta de lo que habían estado haciendo segundos atrás.

— No, ni siquiera lo intentes — interrumpió el mayor — Deprisa, ciérrate la camisa y acomódate el cabello, tenemos que irnos —

— ¿Quién me ha abierto la ropa, eh? Joder, amor, no puedes empezar algo y no terminarlo — reclamó, igual que haría un niño al que le han negado comprarle una golosina.

— Tampoco es como si fuéramos a hacerlo en un salón. ¿O es eso lo que debo hacer para dar la talla y merecer al grandioso Oh Sehun? —

Antes de que el rubio pudiera replicar, diciendo que era algo injusto recriminarle algo que él ni siquiera pensaba, la voz del chico fuera del aula se escuchó, pidiendo con exageración que quiera que estuviera dentro se apiadara de él y le abriera la puerta. Luhan no pudo resistirlo, así que tomó su mano y sin importarle la apariencia del otro, fue directo a la entrada.

— Yah, te escuchamos la primera vez — reclamó al chico, quien no era otro más que Seok-jin.

— Lo siento, deje... —

Las palabras de Jin se perdieron en el aire, cuando su vista reparó en el chico a espaldas de Lu y en la increíble vista de su torso desnudo, pues Sehun no había alcanzado a acomodarse la ropa, antes de que su ciervo tirara de él para enfrentar a quién les hubiera interrumpido.

— Sea lo que sea, no creo vayas a encontrarlo en sus abdominales — dijo Luhan, sin ocultar su molestia. Jin se sonrojó, apartando la mirada.

Más irritado de lo que había estado cuando se encontró a Sehun, siendo acorralado por un tailandés, Luhan se obligó a no empujar a Jin cuando pasó a su lado, arrastrando al rubio hasta los baños. Dando gracias porque no hubiera nadie ahí, el ciervo pensó que aunque no fuera a reanudar lo que hacían en el salón, era una suerte que ningún otro fuese a deleitarse con la visión de un Sehun medio desnudo.

— Es en serio, cariño, tienes que dejar de jugar conmigo. No puedo soportar tanto, las jaquecas ya me están matando — murmuró Luhan.

Cerrando los botones en la camisa de Sehun, el castaño se elevó sobre sus puntas para dejar un último beso en sus labios y sin más que decir u oportunidad alguna para que el rubio respondiera a sus palabras, Luhan se marchó. Era tarde y debía subir tres pisos hasta el aula de Boa, no sabía lo que diría, pero de alguna forma debía lograr que la profesora le dejara ser parte de la clase.

No sabía, que siendo inmune a los ojitos de cachorrito que los estudiantes irregulares solían dedicarle con frecuencia, la Sra. Kwon iba a dejarle fuera del aula. Solo, pues Baekhyun sí había alcanzado a llegar y Minseok había faltado debido a un problema en el trabajo de su madre, Luhan terminó yendo a los jardines, donde terminó por divisar a un entretenido Chanyeol.

Amante de la música desde niño, el de orejas grandes solía ocupar sus ratos libres para componer bellas melodías que casi siempre tenían como fuente de inspiración a su lindo y ruidoso novio, por lo que Luhan no se sorprendió de advertirlo sumergido en la creación de una nueva canción, en el momento en que se acercó a su mesa y tomó asiento al frente, dejando caer la cabeza contra la superficie.

— Por Buda, hyung, si sigues haciendo eso vas a terminar con una abolladura en la frente — le advirtió el más alto, con una mueca de dolor grabada en el rostro.

— Está bien, viviré con ella. Será un recordatorio de lo tonto que puedo llegar a ser — respondió Luhan. Su amigo apartó la guitarra que sostenía y cuidando de no maltratar las hojas de su cuaderno pautado, recargó los codos sobre la mesa.

— Ambos sabemos que no eres ningún tonto. Vamos, cuéntame, ¿por qué pareces a punto de echarte a llorar? —

— ¡Boa me odia! Llegué un pelín tarde a su clase, no me dejó pasar y por si fuera poco, dijo que no me molestara en entregarle los deberes la próxima sesión porque no me los iba a recibir. ¿Ves como si soy tonto? —

— Pues la verdad, es que no — se sinceró Chanyeol, sin comprender. Luhan levantó la cabeza y con esa voz infantil que poseía, dijo:

— ¡No puedo perder la beca! Si quiero graduarme y quedarme en este país, tengo que mantener la estúpida beca y si llego tarde y los profes me corren y no me toman en cuenta las actividades, mi media cae y...

— Si tanto te preocupa, entonces, ¿por qué llegaste tarde? —

Obligándose a no sonreír, cuando el rostro de Luhan enrojeció y las palabras le salieron atropelladas mientras intentaba inventar una pésima excusa, Chanyeol reparó en la marca roja que sobresalía por debajo del cuello de su suéter, haciéndole pensar que sus suposiciones no estaban equivocadas sobre el motivo por el que el chino había ido tarde a su clase.

— Ya, ya, no creo que una actividad menos vaya a hacer que pierdas la beca — le dijo — Sólo intenta ya no llegar tarde y si vas a esperar a Baekkie, entonces mejor piensa en cubrirte bien el cuello —

— ¿Q-Qué? — Luhan preguntó, buscando su teléfono para activar la cámara y echar un vistazo a la zona que señalaba su amigo. No podía creer que Sehun hubiera sido tan descarado como para dejar rastros de sus besos, pero justo en ese momento, el rubio era lo de menos.

— ¿Debería tomar tu reacción como que prefieres dejar esto entre tú y yo? — se mofó Chanyeol, sin poder evitarlo.

Frustrado, porque todo ese día estuviera saliéndole mal, Luhan gruñó y se apresuró a sujetar el cuello de su suéter, en un intento por ocultar la mancha rojita que se encontraba ahí. No se atrevió a responder a Chanyeol, así que sólo tomó sus cosas y en vista de que luego de Literatura, su horario estaba libre de clases, optó por adelantar parte de su turno en el restaurante y se marchó.

Una terrible jaqueca se extendía en su cabeza, producto de la clase perdida, los constantes coqueteos hacia su chico y el episodio apasionado que no había llegado a concluir cuando secuestró a Sehun. «Pero no todo fue malo, digo, al menos pude estar de nuevo con él» se dijo.

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— ¿No han escuchado eso de que no se debe comer pan frente a los pobres? — preguntó Sehun, de mal humor.

Había accedido a encontrarse con Chanyeol y Jongin en la cafetería «Orgel» luego de las clases, siendo sólo ellos tres ahora que Yi Fan parecía no recordar que existían, pues por fin había conseguido que Tao le dejara ser parte de su vida y desde hacía unas semanas intentaban superar la brecha entre antiguos novios-luego desconocidos-que ahora eran amigos-pero querían ser más que amigos.

Creyendo que los otros se reunirían para disfrutar de un tiempo entre amigos, sin que sus parejas estuvieran presentes, Sehun había acudido puntal a la cita, todavía sopesando cuál sería el mejor método para convencer a los otros de mudar su reunión a esa pizzería que tanto le gustaba y que no se hallaba a más de dos cuadras. Sus planes, sin embargo, se fueron al caño ni bien descubrir que Baekhyun y Kyung Soo también lo esperaban.

— No, pero si escuché que es mejor ser envidiado, que ser envidioso — devolvió Jongin, con mofa, no pudiendo resistirse a disfrutar de un momento en que él no fuera la tercera rueda.

— Idiota — se quejó Sehun, sabiendo que defenderse sólo confirmaría lo que todos en la mesa ya sabían.

Estaba celoso de sus amigos, demasiado envidioso porque ellos pudieran estar ahí, disfrutando de un buen día en compañía de los chicos que querían, mientras él se encontraba más sólo que un perro callejero. ¿Dónde estaba el buen Minseok, cuando se necesitaba un compañero maceta para adornar la mesa?

— Bueno ya, cada uno a sus esquinas y déjense de niñerías — intervino Chanyeol, al verles mirándose feo — Se supone que nos reunimos porque queremos ayudar a que este tonto recupere a su chico —

Nos reunimos, suena a manada y te recuerdo que yo vine aquí, guiado con mentiras — replicó el pelinegro, a su lado.

Llevaba un par días luciendo el nuevo tinte y no podía decir que el ciervo no hubiera tenido razón pues ni bien presentarse ante su novio, Baekhyun confirmó que su apariencia era capaz de hacer que Chanyeol perdiera el aliento. De igual forma, el tono remarcaba varias de sus facciones, concediéndole mayor seriedad a sus gestos de desdén, enfado y asco.

— Pues no fuiste el único — Sehun dijo — A mí me dijeron que seríamos puros machos y como si el engaño no bastara, ni siquiera me han compensado con un té de burbujas —

— Intentamos pedirlo, pero la señorita dijo que se había terminado — argumentó Kyung, hablando por primera vez — Y sólo para aclarar, Baekhyun y yo también somos machos, igual entendí a qué te referías... envidioso —

Antes de que una nueva pelea se desatara en la mesa, Chanyeol aclaró que su novio no había ido hasta ahí bajo ninguna treta y que aunque todavía estuviera molesto con él, por lo torpe que era en temas de amor, Baekhyun también creía que Sehun era lo que Luhan quería y lo que necesitaba para dejar de ir por la vida como si fuese un ciervo al que han atropellado.

— Ya sé, ya sé, pero no olvides que si Hannie parece estar agonizando, eso es precisamente por la actitud de este baboso — replicó Baek.

— Mi actitud... ¿Desde cuándo mi actitud es un problema? — volvió a reclamar Sehun, como el mocoso mimado que era — He hecho lo que estos tontos dijeron que hiciera. Accedí a darle espacio cuando los exámenes se adelantaron e incluso después, cuando podría haberle convencido a besos de que no siento nada por Minki —

— No fue eso lo que hyung quiso decir, hombre. Sabemos que has sido paciente y que ni siquiera es tu fuerte, también que has intentado acercarte con las palabras bonitas y los textos cursis, pero tampoco es que hayas hecho todo bien, ¿verdad? — señaló Jongin, como quien no quiere la cosa.

En su lugar, Sehun frunció el ceño. Se sentía acorralado entre todos esos hyungs y si algo no le gustaba eran esos momentos en lo que no podía evitar recordar quién era el menor. ¿Dónde estaba su ciervo, quien nunca dejaría que le arrinconaran de esa forma?

— No sé de qué hablas — farfulló.

— Así que, no recuerdas el encuentro de la semana pasada en el salón de música, ni el beso que le robaste cuando te miró feo porque Lisa te estaba coqueteando. Oh, y que hay de hace dos días, ¿no fuiste tú por quien llegó tarde a la clase de Jaejoong? — lo acusó Baekhyun.

— Juro por Buda que mi chico no te dio detalles de todas esas veces — se defendió el rubio, Chanyeol desvió la mirada.

— Eso no es lo que importa — les cortó Jongin — ¿O es que realmente no lo entiendes? Hun, sigues jugando con Luhan y si quieres recuperarlo, ir por ahí tratándolo como si sólo fuese parte de tu diversión no te va ayudar a conseguirlo —

— Tampoco has hecho bien al provocar así sus celos. Aunque sea la forma en que puedes verle reaccionar y saber que te desea, dejar que otros te coqueteen, incluso si no tienes intención de corresponderles, sólo hace que la confianza de Luhan flaquee — comentó Kyung Soo.

No acudía a la misma escuela, ni conocía lo suficiente a la pareja como para intervenir en la conversación, pero Jongin le había hablado sobre la situación, pidiendo su consejo y también su ayuda para conseguir que su mejor amigo entrara a razón y que no terminara perdiendo al único chico al que había amado, sólo porque era lo suficientemente tonto como para sabotearse a sí mismo.

— No olvidemos la beca — espetó Baekhyun — Desde que se la concedieron, Han ha puesto todo su esfuerzo en conservarla, tanto porque quiere graduarse como porque le gusta estudiar aquí. Pero desde que sale contigo, llega tarde a clases y le han suspendido varios trabajos —

— Sé que soy una mala influencia, pero jamás le obligué a esperarme cuando dormíamos juntos y se hacía tarde, ni quise distraerle durante los exámenes porque sabía que eran importantes para él. No me estoy pasando por el culo su educación, de hecho, me importa mucho más que la mía — volvió Sehun, en su autodefensa.

— Entonces, ¿por qué no entiendes que no te estoy culpando, sino que me preocupa lo mucho que nuestro ciervo se está esforzando para seguir aquí, en el mismo país que el idiota que le gusta? —

La rudeza con que Baekhyun se expresó, le hizo bufar, terminando por hundirse en su sitio, hasta que Chanyeol le pasó un brazo por los hombros y lo acercó a él. El bajito se hundió contra su pecho, esforzándose por controlar su mal humor porque, a final de cuentas, no odiaba a Sehun y si algo deseaba era ver a su mejor amigo siendo feliz a su lado.

Lo único que le molestaba, era que el rubio actuara como un niño, negándose a caer en la cuenta de que con tal nivel de inmadurez e irresponsabilidad, jamás sería el complemento perfecto que Luhan necesitaba.

— Tienes que cambiar, Sehun — comentó Chanyeol, al cabo de unos segundos de incómodo silencio — No digo que seas malo, porque la persona que eres,  es la persona de la que Luhan se enamoró. Pero si en realidad lo amas, entonces tienes que deshacerte de algunos malos hábitos y esforzarte por su relación, tal cual él lo está haciendo —

— No te engañes creyendo que será sencillo — siguió Jongin — Pero tampoco te desanimes, porque así como no hay Chan sin Baek o Kai sin Soo, no hay Hun sin Han —

Observando al rubio procesar lo que acababan de decirle, los cuatro presentes casi suspiraron de alivio cuando Sehun levantó la mirada y sin una pizca de duda, les prometió que lo haría. Sería el chico a la altura de una persona tan increíble como Luhan.

🎨 Continuará... 🎨

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