Parte 1

A veces las cosas parten como un sueño, literal. Si le preguntaran a Jimin desde cuándo se dio cuenta que estaba enamorado de Yoongi diría que fue desde que lo soñó. No era exactamente que haya despertado y dijera "hoy me enamoré", pero fue el puntapié, aquello que develó las señales de las que no había sido plenamente consciente. Podría especular qué hubiera pasado si el participante de sus locuras oníricas se tratara de otro de los miembros de su familia no sanguínea y sabía que no sería lo mismo, que no habría sacudido su mundo como lo venía haciendo el segundo mayor, solo que ahora le podía dar nombre a esos sismos internos cada vez que estaban cerca y buscaban roces casuales.

Jimin no recordaba toda la aventura que su mente recreaba mientras dormía plácidamente, pero había detalles puntuales que se sintieron tan reales que incluso le asustó. Había vuelto a sus años de instituto, paseaba por los corredores y se topaba con viejas caras conocidas que lo felicitaban por el papel estelar. ¿Papel estelar? No entendía qué estaba pasando, su única noción era entrar a clases a tiempo como buen estudiante responsable.

Abrió la puerta del salón y no veía los pupitres en hileras frente al pizarrón. Estaba tras un escenario, veía a las personas vestidas con trajes llenos de lentejuelas que destellaban con la luz, iban de un lado a otro y era un caos lleno de voces que ordenaba la salida de los artistas. Miraba con absoluta confusión esquivando a los bailarines, ¿y las clases?, ¿qué había pasado? No logra procesarlo.

Una de sus profesoras de danza contemporánea le decía que estaba próximo a salir, que cómo era posible que todavía no tuviera su ropa puesta. A empujones insistía que fuera a cambiarse.

Papel estelar.

Caía preso de la angustia, debía presentarse en un escenario con una coreografía que no preparó. Ni siquiera recordaba la melodía. Apretaba los labios tratando de evocar los pasos, la música...nada. ¿Improvisar? No era su fuerte, menos en instancias que esperaban mucho de él. Estaba aterrado, preguntándose por dónde huir.

No sabía cómo sus pasos lo arrastraron al camerino. No había más salida que enfrentarlo, aunque resultara un desastre. 

Una voz ronca a su espalda lo hizo voltear. Yoongi desabotonaba su camisa y le hizo sonrojar con violencia. Quitaba con absoluta delicadeza las prendas del uniforme y lo cubría con aquellas ropas de telas de colores fuertes y brillos. Alisaba los pliegues con las manos y susurraba un "muy guapo, Jiminnie".

Seguía aturdido, pero las caricias de los dedos que cepillaban su cabello iban arrastrando los temores fuera de su cuerpo y con serenidad le decía que no se preocupara, que lo haría perfecto, que había practicado tanto y sus músculos ya habían grabado cada secuencia en su memoria.

Yoongi besó su frente con cariño y tuvo certeza de algo: estaba enamorado. El chico pálido era su compañero, su pilar, su pareja.

Le decía que brillaría más que cualquier estrella en los cielos apenas pusiera un pie en el escenario y reforzaba esa seguridad faltante con palabras cálidas, escuchando sus miedos pacientemente. Sellaba los te quiero con besos en los labios y Jimin sentía que su mundo colapsaba.

Su mundo interno colapsaba ante a irrupción de la ruidosa alarma. Chocaba de lleno con la realidad, tenía ensayo para preparar las coreografías dentro de un par de horas más y... ¿estaba enamorado de Yoongi?

¿Qué?

Se quedó mirando la pared fijamente. Enamorado. ¿Qué clase de sueño fue ese? Además hubo besos que de pensarlos su cara ardía de vergüenza.

Soñó que se besaba con su compañero pálido y, por si fuera poco, que estaba enamorado. Muy enamorado.

¿Cómo miraría a Yoongi a la cara? Se anteponía a la enorme incomodidad.

"Fue un sueño, solo un sueño. No fue real". Trataba de autoconvencerse. Así como fue con Yoongi, pudo haber pasado con cualquiera de los otros miembros. Nada de que preocuparse. ¿Quién no ha soñado que besa a un amigo? Después de todo no era algo que se controle a voluntad. No decidió que el segundo mayor apareciera devorando sus labios y con las manos en su cintura dentro de un pequeño camerino mientras le susurraba "te quiero tanto, Jiminnie".

Tímidamente se asomó a la cocina para ayudar a Seokjin con el desayuno. Iban llegando de a poco, luciendo rostros cansados con ojeras y cabellos revueltos. Todo iba en calma hasta que apareció Yoongi y su expresión de seguir medio dormido.

"Fue-solo-un-sueño", pero su estómago se llenaba de mariposas.

"No hubo, ni habrá besos", aunque sus ojos viajaron directo a esos labios rosados.

Su corazón se agitó y se negó a mirar a Suga a la cara. Si lo hacía recordaría la presión de sus labios que se sintió tan real. Tan placentera y escalofriante.

El enamoramiento se sintió demasiado real para ser un simple sueño.

Igual terminó con los ojos puestos en su hyung y su expresión de gatito perezoso.

—¿Qué? —soltó al captar el interés de Jimin.

—Nada —se había sonrojado, maldición.

El rapero lo miró extrañado, pero no dijo nada más y continuó comiendo. A veces la línea maknae era rara, así que no le sorprendía nada viniendo de ellos.

Jimin no prestaba atención a las conversaciones, las voces eran barullos sin forma. Pensaba en lo que una vez comentaba Namjoon acerca de los sueños como medio de expresión de deseos inconscientes, que no se trataban de meras casualidades, sino de esas dimensiones reprimidas, reveladas hasta de modos curiosos e incluso bizarros.

Hubo una explosión de fragmentos y escenas que lo dejaron marcando ocupado con la vista pegada al plato. Surgían todos esos momentos que compartía roces, charlas nocturnas y miradas cómplices con su hyung. Caía en cuenta que lo buscaba más que a los otros miembros...

—¿Te vas a comer eso?

Que disfrutaba del tacto de esos dedos largos ceñidos a su mano. También de los abrazos.

De cómo se sentía cada vez que Yoongi recurría a él cuando necesitaba ánimos.

Pero no estaba enamorado.

—Jimin hyung —Tae rogó por atención y comida extra.

Solo le gustaba sentir que era especial para Yoongi.

Había seis pares de ojos encima y su plato estaba casi intacto.

—¿No tienes hambre? —preguntó Seokjin preocupado.

Comenzó a comer y dejó a Taehyung picotear su plato. Su cuerpo necesitaba energías para la práctica y las cavilaciones que venían por delante. Una larga tortura porque su vista estaba sobre un granito de arroz en la comisura de los labios rosados, entonces esos bonitos dedos lo arrastraban a la boca que se antojaba cálida y se sorprendía a sí mismo deseando un beso intenso de Yoongi. Sentir cada milímetro de calor y humedad. Saborear y derretirse.

—Permiso —se levantó con una pequeña reverencia a sus mayores y corrió al baño.

Nada que un poco de agua fría no solucionara a corto plazo.

El calor no tardó en regresar.

Su mente armaba enredos en la búsqueda de reconstruir situaciones, atribuyéndole otros matices que quizás estuvieron o no, pero desde ahora sí...como las mariposas.

Recapitulaba si las había sentido antes con el mayor de los raperos. Aunque no sabía si su brillante cerebrito estaba deformando algunos recuerdos a causa de ese sueño.

Más cosquillas en el estómago.

¿Tanto necesitaba cariño? Alguien que le dijera palabras lindas, le abrazara por la cintura y atacara sus labios a besos. Compartir intimidad y deseo que fluyera mutuo.

Alguien que perfectamente podría ser Yoongi, su compañero de grupo, su amigo, su hyung.

"¿En qué estoy pensando?".

—Jimin-ssi —el maknae picó sus costillas con los dedos—, ¿qué pasa contigo hoy?

No era novedad que los límites del respeto se difuminaran cuando se trataba de Jungkook.

—Desde la mañana estás raro —agregó Taehyung, secándose el sudor de la frente con la manga de la camiseta.

Miró a Nam enfrascado en una conversación con Suga. Hoseok, por su parte, ayudaba a Jin en una de las secuencias de pasos que lo tenía complicado y con un mohín de frustración. Aprovechó la instancia y llamó a los dos menores para que se acercaran un poco más. Confiaba lo suficiente en ellos para acudir a sus sabios consejos o simplemente necesitaba desahogarse. Ya habían tocado temas similares como cuando Tae lloriqueaba avergonzado, confirmando que disfrutó su primer beso con el golden hyung. O Jungkook que a veces confesaba sus fantasías con otros idols —si tenía con sus compañeros de grupo por supuesto las reservaba—.

—Tuve un sueño y ahora estoy incómodo —comentó jugueteando con los dedos.

—Más detalles —exigió el maknae.

—Es que fue con Yoongi hyung —dijo a susurros.

—¡Más detalles! —ahora demandó Tae inclinándose hacia adelante.

Jimin hizo un gesto con la mano para que bajaran la voz, arrepentido de comenzar a contarlo, pese a ello, lo hizo, al menos de forma general: "...en el sueño me besó y estaba enamorado", sin dar detalles de cómo los besos lo habían tenido pensado todo el día en los perfectos labios del rapero.

—¿Y estás enamorado?

—Fue solo un sueño, Tae-Tae.

—Pero te apuesto que sigues pensando en el beso —Jungkook alzó ambas cejas un par de veces y el mayor se delató a sí mismo con un llamativo sonrojo en sus mejillas llenitas.

El maknae tenía una facilidad para leer a sus compañeros y arrancar todo tipo de confesiones vergonzosas. No sería la excepción exponer a Jimin, quien apoyaba la botella de agua fría en su rostro ardiendo.

—No es terrible, creo que habré soñado algo así con cada uno de ustedes y no significa que esté enamorado ni nada parecido, convivimos 24/7, es normal —aclaró el menor restándole importancia y de paso revelando una primicia que hizo a sus dos mayores intercambiar miradas curiosas.

—Gracias, Kookie —sonrió un poco más tranquilo.

—Pero también es normal que conviviendo tanto tiempo y pasando todo tipo de buenas y malas experiencias se terminen desarrollando otros sentimientos —agregó con una semi sonrisa. 

—Eso no me ayuda —se quejó abrazando sus rodillas.

La parte terrible era sospechar que Jungkook tenía razón y que sea por la razón que fuera, Yoongi se inmiscuyó de repente en su soñadora cabecita y estaba reconfigurando algunos aspectos de su vida a los que por paz mental prefería dar por ausentes.

Omitir la dimensión afectivo-sexual. Omitir que la estaba proyectando en Yoongi de un momento a otro.

"¿De un momento a otro? ¿Seguro?". No tenía certezas que no fuera el hormigueo en el estómago.

—¡Si te gusta Yoongi hyung tienes todo mi apoyo!

—¡No lo digas tan alto! —le dio un manotazo desesperado, hasta sintió el frío por la espalda de verse exhibido, pero los otros dos raperos parecían ajenos a todo el mundo y respiró aliviado.

—Perdón, me emocioné.

—¿Están hablando de Yoongi hyung? —Hoseok apareció a la espalda de Tae apoyando la botella de agua helada en su cuello, haciendo que se removiera con un quejido.

Seokjin también se unió a compartir con los menores antes que terminara el pequeño receso.

La mente de Jimin entró en fase de bloqueo temporal. No acudía a su rescate ninguna mentira ingeniosa o buena excusa.

—Jimin nos comentaba las mejoras que veía en las prácticas de baile de sus hyungs.

Jungkook, maknae de oro y a veces de corazón bondadoso, acudía a su rescate. Pronunció un "gracias" modulado en silencio y el menor tenía esa expresión de "no fue gratis".

 
Recién comenzaba su odisea de sentimientos.

 

Decir que el día transcurrió entre abrumadoras confusiones y miradas de reojo a Yoongi no era suficiente. El panorama se extendió por semanas y todo se sentía tan ambiguo. Cada gesto, cada roce, las conversaciones...

—Jimin-ah, te quiero...

"Espera... ¡¿qué?!"

—Jimin-ah, te quiero pedir que escuches una base en la que estoy trabajando y me des tu opinión...

"Ah, eso era". Su mente estaba jugando y deformando las palabras y contexto.

—¿Quieres mi opinión? —preguntó desorientado, tanto por la petición del mayor como por su propia maraña de emociones y escenas descontextualizadas.

—Por eso te lo estoy pidiendo, se lo puedo preguntar a alguien más si...

—No, no, sí quiero —respondió de inmediato, le halagaba sentir que Yoongi lo involucraba en sus creaciones.

Y siempre le gustó que lo buscara para lo que fuera, pedir sus opiniones, conversar de cualquier temática o sencillamente acompañarlo en el estudio. También le llenaba de regocijo caer en cuenta que su hyung no lo rechazaba cuando estaba enojado.

Le encantaba cuando cocinaba para él —y muy bien, debía reconocer— y le cuidaba con cariño los días que los ensayos absorbían toda su dedicación y energía.

Le estremecía cada vez que le dedicaba algún cumplido: "Tierno", "Atractivo", "Talentoso". Destacar su voz y habilidades.

Un recuento de esas situaciones no hacían más que aumentar la sensación de algo bullendo dentro de su pecho, de insectos en el estómago. Mejillas rojas y buscar al involucrado con la mirada, para luego apartarla con brusquedad antes que se diera cuenta que su compañero no dejaba de pensarlo.

...Y desearlo.

Aunque admitirlo no quitó un peso de encima, sino que lo incrementó.

¡¿Por qué todo tenía que ser sobreinterpretado en su cabeza inflada de fantasías?! El mismo clásico y habitual fanservice era un arma de doble filo. Tantas frases que encendían ánimos y agitaban con violencia su corazoncito, pero luego recordaba que no significaba lo que él anhelaba. Que Suga se autodenominara su tipo ideal fue demasiado y lo peor era que a tales alturas Jimin era consciente de otra certeza más.

Yoongi era su tipo ideal.

Había una segunda arma de doble filo: el skinship...lo sufría, le encantaba y lo buscaba. "Algo es algo, peor es nada", se convencía. Porque disfrutaba cuando había pequeños abrazos, manos agarradas, dedos largos que paseaban por su cuello y todo su ser se remecía con el contacto.

Pequeños gestos, enormes estragos por dentro.
 

  
Las estaciones siguieron su paso inexorable y el sentimiento tomaba forma y crecía. Estaba enamorado de Min Yoongi. Su hyung de mirada perezosa, sarcástico, adicto al trabajo, apasionado, creativo, de palabras afiladas, fiel amante de su cama, sonrisa de gomita y bailes felices. Había mucho más, no terminaría de contar. Coexistían muchas dimensiones que hacían del mayor de los raperos una persona excepcional. Y le gustaba por completo, cada parte.

Se habituó al contacto físico de frecuencia inconstante. A veces más, en otras menos. Semana de muchos abrazos, días de distancia. Todo fluctuaba acorde al ritmo de trabajo y los ánimos. Pero si algo destacaba era que cada muestra la atesoraba y la disfrutaba segundo a segundo, admitiendo que era lo más que podía pedir y obtener.

Le atormentaba la imposibilidad. Por más que llegara a ser correspondido como lo soñaba, sabía que no era sinónimo de poder estar juntos y tranquilos como una pareja normal, los motivos en contra sobraban. Le deprimía pensarlo.

Y cuando se deprimía o las cuotas de estrés incrementan los niveles sanos, parecía que su mente quería darle un momento placentero, recreando a Yoongi como coprotagonista de sus aventuras oníricas. A veces sueños dulces, otras de esos que le hacían despertar acalorado y con un problema entre las piernas.

Al menos podía soñarlo. Luego despertaba con una mezcla de emociones y sentimientos encontrados. Alegría con hormigueos en el estómago y paso instantáneo a la frustración.

Solo un sueño.

Quisiera ser un poco más como sus hyungs Seokjin y Namjoon, los veía en la continua búsqueda mutua. Le causaba gracia la actual modalidad de prendas repartidas. Le enternecía la forma en que RM tomaba la ropa, deslizaba sus dedos, apoyaba su mejilla y la doblaba con cariño antes de devolverlas creyendo que pasaba desapercibido, pero había tenido la oportunidad de descubrirlo una tarde que dejaba una nota en la habitación a Yoongi y hacerse el desentendido para no avergonzar a su líder.

Seguramente si hiciera lo mismo Yoongi le arrojaría las prendas con un "ordena tu ropa" tal como había pasado antes.

Miraba esos abrazos por la espalda, las caricias compartidas e intercambio de sonrisas. Entonces sentía un poquito de envidia, porque quería que Yoongi lo abrazara y lo buscara. Quería sentirse como en un romance adolescente con su hyung. Torpe y lleno de mariposas.

Varios días atrás había sacado valor de no sabía dónde y cuando conversaban sentados en el suelo de la sala y el mayor se quejaba de tener sueño, tiró de él, diciéndole que durmiera, que podía ser su almohada. Al principio se resistió, respondió con un puchero diciéndole "por qué me rechazas, Yoongi hyung" y finalmente se acomodó en su pecho.

Afortunadamente Namjoon como buen compañero había tomado una foto y no dudó en mandárselas. Un pequeño tesoro escondido en su móvil.

Su cariño y anhelo había escalado de niveles. A momentos era más osado y jugaba con ir ganando terreno dentro del espacio personal ajeno y cada vez que Suga no lo apartaba era como un triunfo. Se escondía contra su cuello, Yoongi brincaba ligero y le decía alguna frase como "¿estamos cariñosos hoy, mocoso?".

Tan osado como para estar en la cama de su hyung, muy cerca, acariciándole el cabello y riendo distendido.

—Todavía tienes confeti en el pelo —reía y sus dedos escarbaban entre las hebras, sacando los pequeños papelitos de colores.

—También tú —Yoongi señalaba, acortaba más la distancia y revolvía su cabello.

—Y un poco de glitter —las yemas tallaban suavemente la mejilla que de pálida pasaba a tonos rosados.

—Ni siquiera sé cómo llegó —alzaba la vista y se topaba con Jimin que cada vez reducía un poco más los centímetros entre ambos.

Sus miradas conectaron y Jimin sentía que su cara empezaba a calentarse. Estaban tan cerca, a punto de volver realidad su sueño, el aliento tibio era un roce tenue y necesitaba hacerlo. Anhelaba aunque fuera una vez encontrarse directamente con sus labios.

—La cena está lista —anunció la voz de Seokjin a la par que abría la puerta y los dos chicos saltaron lejos a los extremos de la cama.

¿Fue su imaginación o casi besó a su hyung?  Llegó con las mejillas encendidas y el pulso tembloroso a cenar. Sonreía nervioso y por cualquier cosas.

—Estás muy feliz, Jiminnie —comentó Jin sirviéndole más comida cuando pidió repetición.

Casi besó a su hyung. Trataba de no mirarlo, él no se veía igual de eufórico y comía en silencio.

Quizá lo estuvo malinterpretado todo. Tal vez lo que estuvo por pasar no iba encaminado a un beso. ¿Por qué él se arriesgaría? No eran como Namjoon y Seokjin, que rozaban sus manos disimuladamente a cada oportunidad que tenían.

Jimin se sentía como un contenedor pequeño y no solo porque fuera una persona compacta, sino porque acumulaba ilusiones y tenía más afecto que entregar del que podía guardar. Abrazos y gestos cariñosos eran sus pequeños espacios de filtración, pero estaba lejos de ser suficiente.

Iba a rebasar.

Nunca estaba preparado para los instantes en que Yoongi desbordaba el afecto en él. Menos para verlo entrar a su habitación en medio de la noche.

—Jimin-ah —dijo suavecito.

Cuando hablaba con voz cariñosa era su perdición.

Recipiente pequeño, muchas emociones.

—¿Estás bien, Yoongi hyung? ¿Pasó algo? —preguntó en voz baja para no despertar a su compañero.

—Sí, Namjoon se infiltró a mi cuarto y le quise dejar un espacio a solas con Jin hyung.

—¿Yoongi hyung? —habló Hoseok con voz somnolienta—. ¿Qué haces aquí?

—Namjoon fue a meterse a la cama de Seokjin hyung.

—¿Y eso por qué? —preguntó Hobi quitando el cubreojos de Mang.

—Tuvo pesadillas o vaya alguien a saber, ¿por qué no vas y le preguntas?

—No, gracias —talló sus ojos y bostezó—. Entonces me voy donde Tae-Tae.

—Deberías agradecerme, ahora puedes meterte en la cama de Taehyung —dijo con una sonrisa ladina y se sentó en la orilla del colchón.

Jimin trataba de enfocar la vista en sus mayores con la escasa luz y desorientado.

Hoseok con el cabello revuelto y el cubreojos a medio colocar, arrastró los pasos a la puerta y masculló algo inentendible sobre usar o no la cama de Namjoon.

—Yoongi hyung...

—Hazme un lugar —ordenó metiéndose bajo el cobertor.

—¿Por qué...

"¿Por qué conmigo? ¿Por qué no otra cama? ¿Qué se supone que tengo que pensar?", había un cúmulo de interrogantes en su mente y no sabía por cuál empezar.

—Hace frío y fue cómodo dormir contigo la otra vez —explicó como si fuera algo de lógica. Frío, buscar calor humano.

"¿Me quieres, hyung?".

Se quedaron en silencio, oía sus respiraciones y los latidos de su propio corazón agitado. Sentía la calidez del cuerpo tan próximo.

—No quería dormir solo y pensé en ti —susurró acercándose más.

Jimin con las emociones a flor de piel, extendió sus brazos para rodear a Yoongi. Lo quería tanto que llegaba a doler. 

Dolía tanto como despertar y encontrarse solo en la habitación. Angustiarse ante la idea que su mente vivía recreando situaciones que se sentían muy reales, pero aún notaba el aroma de su hyung impregnado en su ropa de dormir, así que no fue producto de su imaginación.

Ligero alivio.

Y sus días transcurrían en un subir y bajar. De repente estaba en lo alto con un Yoongi que decía esas frases que interpretaba como señales y luego recordaba su contexto: donde juegan, dan material para fanservice y teorías. Donde definitivamente no podía llegar y soltar que estaba enamorado de su compañero, menos la posibilidad de una relación homosexual y que no hubiera repercusiones para ellos, sus cercanos y sus carreras.

¿Cómo lo hacían Seokjin y Namjoon? Había que ser ciego para no notar que pasaba algo con forma y nombre entre ellos. Estaba a la espera que lo confirmaran. Bueno, asumía que a la base requería ser correspondido y no sabía si Yoongi lo quería del mismo modo.

Había días que creía que sí y otros días más grises que no.

La salida al parque por la tarde fue en un día frío y gris, pero Jungkook y Taehyung estaban tan entusiasmados por un poco de aire y libertad —lo poco a lo que pueden optar estando tan restringidos— que apoyó a sus menores. Poca gente paseaba y no los culpaba por preferir panoramas calentitos refugiado entre paredes y bajo techo.

El café de Yoongi humeaba y sus dedos se entumecían sosteniendo el vasito de helado.

—Vamos, hyung, solo un poco —rogaba haciendo uso de su arma más poderosa: un puchero.

Su hyung esbozó una sonrisita de labios cerrados y se alejó un par de pasos.

—No, debiste pedir uno de estos —alzó su vaso.

Debió imitar a Yoongi y pedirse un café caliente. Su helado le estaba adormeciendo la lengua y no le ayudaba a combatir el frío.

—Te daré del mío —intentaba negociar acercándole una cucharada a la boca. Yoongi apartaba la cara.

—No me interesa.

—Hyung, se bueno conmigo, tengo frío —se quejó tirando de una de las mangas del rapero.

Le gustaba tener su atención.

—Aprende de tus malas elecciones, Jimin-ah.

Ciertamente, elegir un helado teniendo frío era una mala elección. No sabía si también lo era seguir alimentando sus fantasías.

Suspiró y desvió la vista en dirección al lugar de donde provenían las risas mezcladas, sus compañeros estaban jugando y Nam acababa de tirar su helado. Quería correr, entrar en calor y unirse a ellos, pero necesitaba pareja para competir en la carrera.

—Yoongi hyung, compitamos nosotros también, puedes subir a mi espalda —sugirió con mirada de cachorrito.

—Olvídalo —cortó secamente.

Respondió con un puchero y Yoongi le tendió el resto del café.

—Tómatelo.

—¿En serio? ¿Puedo? —estiró la mano para tomar el vaso, no tardó en envolverlo con la otra y por fin calentar sus dedos.

—Si quieres puedes mirarlo y luego tirarlo, es cosa tuya —se encogió de hombros, quitándole importancia.

Para Jimin distaba de un gesto sin importancia como lo trataba de hacer parecer Suga. Era la evidencia que de una forma u otra lo consentía. Amaba los mimos de su hyung. Sin poder resistirlo sonrió amplio y pasó su brazo alrededor, atrayéndolo. 

Después de un par de quejidos se acomodó, apoyándose en su hombro y por unos segundos el menor notó que acariciaba su espalda con movimientos circulares. Más. Más mimos, por favor.

Yoongi lo soltó cuando vio que se estaban reagrupando. Sintió frío, quería a su hyung cerca de nuevo.

Terminaron sentados en la plataforma de un juego, el metal helado congelaba su culo y la brisa ligera hacía el mismo efecto en el rostro, preguntándose cuándo regresarían, quería ponerse otra capa de ropa. 

Tae y Jungkook empujaban para hacerlo girar. Miraba a Jin dividir su atención en Namjoon y la batalla con el frío que lo hacía tiritar. 

  —Hyung, ¿tienes frío? 

No presagiaba que daría inicio a un poco de caos y que Jungkook haciendo despliegue de sus habilidades, terminaría por exponer la relación de sus hyungs, alimentado por Yoongi y seguido por los otros dos que no se resistían a sumarse y hacer enrojecer al mayor de Bangtan y al líder de manos torpes.

Jimin se llenaba de alegría. Por fin confirmaban lo que venía viendo de hace tiempo atrás y, lo que más le gustaba era que lograban hacer que funcionara. Quizá por eso ambos preferían buscar a otros de los chicos para jugar frente a las cámaras y pasar desapercibidos. Ya estaba consolidado y tenían su forma de llevarlo sin que interfiriera en el trabajo.

Seguramente lo mantenían como secreto bajo llave y eran los primeros en saberlo. Abruptamente sus cavilaciones se cortaron.

—¿Y cuándo Yoongi hyung nos dirá que sale con Jimin? —preguntó Jungkook.

Tras sonsacar el secreto de Seokjin y Namjoon, ahora seguía él. Malvado maknae que para peor sonreía satisfecho de los resultados.

—No estamos saliendo.

Y si bien su hyung decía la verdad, no dejaba de ser una punzada en su sensible corazón. Lo aterrizaba de golpe a la realidad. Trató de sonreír y no parecer afectado. No debería estarlo.

Pero no dejaba de doler.

—Eso es porque tú no has querido —soltó Jin.

Jimin se encogió en su sitio, negándose a mirar a todos, en especial a Yoongi.

—Y yo que pensaba que ellos ya estaban juntos —comentó el maknae, divertidísimo con las situaciones que acababa de crear.

—También lo pensaba, solo estaba esperando que lo confirmaran —se unió Namjoon—. Supongo que aún no es tiempo.

"¿Aún no es tiempo de qué?", quería preguntar. ¿Acaso se había perdido de algo? ¿Por qué especulaban de ellos? Yoongi nunca le había dado a entender que sentía otro tipo de interés en él. Mucho cariño sí, pero de eso a estar enamorado eran cosas diferentes.

—No es tiempo porque creo que a Yoongi le avergüenza declarársele a Jimin —comentó Taehyung simpatizando con su amigo.

"Por favor, Taehyung, no sigas". No quería continuar escuchando las negaciones de Suga. Hay momentos en que la verdad no es bienvenida.

—Dejen de hablar como si no estuviéramos presentes —Yoongi se quejaba nervioso con las mejillas rojas.

—Eso no es un impedimento —Jungkook se alzó de  hombros.

—¿Acaso no tienen sus propios temas que resolver? —intentaba quitarse la atención de encima.

—Seguramente Jimin te diría que sí.

Hoseok tenía razón, diría "¡sí!" sin siquiera meditarlo ni medio segundo. Ha tenido demasiado tiempo los sentimientos guardados como para no soltarlos apenas tuviera la oportunidad de ser correspondido.

—Solo tienes que proponérselo —Seokjin le animó y Yoongi tenía una expresión de gato con los pelos erizados.

—¡Es fácil decirlo, a ti Namjoon se te declaró! —se quejó con el calor quemándole la cara.

—¿Y...?

—Además, ¿por qué tengo que ser yo quien lo proponga? —soltó brusco, cuerpo rígido, todo señalaba que estaba a la defensiva y perdiendo los estribos.

Jimin dejó de pensar. Impulsos y razón se desconectaron. Su boca se abrió para emitir apenas en un hilo de voz: —¿Saldrías conmigo, hyung?

Recuperó el raciocinio cuando la frase hizo eco en su cabeza y todas las miradas estaban puestas en él. Sus mejillas se prendieron como hogueras y la cara de sorpresa de Yoongi terminó por hacerle pensar en: "¿Qué-estupidez-acabo-de-hacer?".

Suga no decía nada, por más que Hoseok le daba un codazo en las costillas y susurraba "ya, dile que sí". El mayor estaba sonrojado, mudo y expresión seria.

—¿Cuál de los dos está más rojo? —preguntaba el maknae tratando de aligerar la atmósfera.

Necesitaba buscar una cueva en el lugar más recóndito del planeta y esconderse hasta nuevo aviso.
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
***
Desde que escribí Indirecta me daba vueltas la idea de plasmar un Yoonmin cortito, pero no me terminaba de convencer, hasta que me pasó algo un poco como lo de Jimin, decidí retomarlo y esto salió. Además quería subir algo de estos dos chicos hermosos antes que terminara el año.

Muchas gracias por leer >u<
Cariños inagotables para uds 💕💕

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