Capitulo 6: ¿Porque Fernando es un desgraciado?

Así que ahí estaba yo, pensando en mi mísera suerte cuando algo llamo mi atención. Al parecer cuando había estado buscando mis cuchillos había sacado todo de mi mochila incluyendo mi ropa interior que el joven león no demoro en tomar y observar con una sonrisa de lado ¿Recuerden me porque no lo mato aun? ah cierto, el homicidio era ilegal, por los dioses que esa mierda era frustrante a veces.

-Deja eso –Le dije quitándole mi sujetador de las manos metiéndolo rápidamente en mi mochila, para luego hacer lo mismo con el resto de mis cosas desperdigadas en el suelo y la cama. – A todo esto ¿Qué carajo haces aquí? ¿No deberías estar comodito en tu jaula junto con tus amigos? –Pregunte con algo de burla que al le valió medio pepino ya que tan solo se tiro a la cama como Pedro por su casa.

- Vine a reclamar lo que es mío, y tan solo estoy en el zoológico durante el día, en la noche me voy a mi casa –Contesto haciendo que yo rodara los ojos.

-No porque hayas dicho que soy tuya, significa que lo soy, ninguno de los dos tiene cinco años y tampoco soy un juguete o dulce que puedas proclamar como tuyo –Refute sus palabras viéndole seriamente, esto no era un cuento de hadas donde la protagonista saltaba mágicamente a los brazos del primer fulano que le hablaba bonito, lo único que esta historia tenia de cuento de hadas, era mi mal nacido amigo, al cual prácticamente le había estado gritando con mis pensamientos para que viniera a mi ayuda, y del cual aún no recibía respuesta, prometo  que si este gato sobre desarrollado me mataba, me pasaría la eternidad atormentando a ese desgraciado.

-Eres mi alma gemela, eso me da el derecho de reclamarte como mía –Se sentó en la cama para poder verme mejor y yo note que gracias a que su ropa seguía mojada, este había empapado toda la cama, genial, simplemente genial.

-Alma gemela y un comino –dijo resoplando harta de la situación –Soy una Berserker como ya abras notado, y por lo que espero que sepas de los de mi especie a nosotros nos importa un soberano pepino todo el atado de las almas gemelas, así que vuelve por donde viniste y búscate una leoncita que si te dé la hora, estoy muy segura que con ese cuerpo que tienes no te será muy difícil –Finalmente dije todo lo que pensaba y el permaneció callado por un par de segundos en los cuales yo ore para que estuviera pensando en cómo regresar a su casa.

-Así que si crees que tengo un buen cuerpo –Tenía que estar bromeando… Por Odín no me sentía tan frustrada desde que tenía ocho y mi abuelo me dijo que el conejo de pascua era real y yo me pase toda la noche cazando al puto conejo, solo para en la mañana oír las estruendosas risas de mi abuelo mientras se comía mis chocolates, y yo me arrastraba por el piso intentando alcanzarlo debido a lo cansada que estaba por no haber dormido la noche anterior. Hermosos traumas de la niñez.

-Solo diré esto de forma amable una vez –Dije juntando todo el auto control que tenía –Largo de aquí antes de que me importe una mierda ir a la cárcel y termine cortándote la yugular –Resople acariciando el puente de mi nariz esperando que hiciera algo, y lo hizo. Se puso de pie y se sacó la camisa, dejándola en el suelo para proceder a hacer lo mismo con sus pantalones. No estaba segura si esta era alguna clase de táctica de distracción u otra cosa por el estilo, pero por Thor que estaba funcionando, y vaya que estaba funcionando. Me le quede mirando un rato que pareció demasiado corto a mi parecer hasta que lo vi caminar hasta el baño.

-Tomare un baño, no quiero terminar resfriado –Me informo pero yo apenas y lo tome en cuenta demasiado ocupada viendo su trasero, si a las mujeres también nos gustaba ver les el trasero a los hombres y el suyo era digno de admiración. Finalmente lo vi desaparecer dentro del baño y el sonido de la ducha me trajo de vuelta a la realidad.

Parpadee un par de veces y estaba por entrar al baño a gritarle un par de verdades a ese desvergonzado León de pacotilla cuando la puerta se hizo presente, maldije y fui a abrirla de mala gana sin importarme quien estuviera del otro lado, para este punto podía llegar la muerta misma y le ofrecería una taza de té, de seguro ella sería más civilizada que el imbécil en mi baño.

-¿Cuál es la emergencia? –Me pregunto con calma mi bastardo no tan alado amigo.

-¡¿Dónde estabas?!¡Llevo como media hora intentando llamarte! –Le grite tomándola de la chaqueta para que entrara a la habitación

-Estaba ocupado…-me respondió vagamente y yo enarque una ceja

-¿Qué puede ser más importante que socorrer a tu mejor amiga y protectora? –Quise saber mientras el miraba el techo por un segundo.

-Bueno…

Hace media hora…

-You can dance, you can jive, having  the time of your life –Cantaba el joven de azabaches cabellos mientras enjuagaba su cabello con el agua que caía de la ducha – ooh, see that girl, watch the scene –Siguió inmerso en su canción mientras cerraba el agua de la llave y tomaba una toalla para salir del baño –Dig in the dancing queen. –Termino de cantar mientras seguía tarareando la melodía al buscar su ropa, prendiendo la televisión, ya que le gustaba el ruido de voces ajenas.

Estaba terminando de colocarse su camiseta cuando a su mente llegaron los pensamientos en desorden de su mejor amiga, pensó en ir a ver qué pasaba pero algo más llamo su atención, en la televisión estaban pasando alguna clase de telenovela mexicana, de aquellas que su abuelita solía ver de vez en cuando.

-Eres un desgraciado Fernando –Dijo una chica quien parecía una de las protagonistas, para acto seguido asestarle una cachetada al tipo que acababa de insultar. Dejando aparte el mal efecto de sonido, la novela había logrado captar su interés. –Poco hombre –Le escupió mientras era sujetada por otras dos mujeres que le decían que esa escoria no valía la pena.

-Quizás vea el resto del capítulo… -Dijo para sí mismo sentándose en la cama para poder seguir viendo la televisión, su amiga podía esperar un par de minutos, lo que el no espero era que aquello tan solo fuera la repetición del capítulo anterior antes de pasar al capítulo nuevo y principal.

De vuelta al presente…

-¿Te quedaste viendo Mamma mía de nuevo? –Pregunte enarcando una ceja

-No, y estoy lo suficiente confiado acerca de mi masculinidad como para decir sin vergüenza que de haberlo hecho no tiene nada de malo, esa es una muy buena película con un gran repertorio de música –Dijo fingiendo estar ofendido, pero tan solo logro que rodeara los ojos –a todo esto ¿para qué me querías?

-El león está aquí –Afirme y el enarco una ceja.

-¿El león está aquí? –Me pregunto confundido, a lo que yo asentí seriamente con la cabeza, el pareció pensar lo por un segundo y luego abrió los ojos de golpe  -¡El león está aquí! –Grito y yo le tape la boca haciéndolo callar.

-Más callado que está en el baño –Dije apuntando en su dirección haciendo que el finalmente reparara en el sonido de la ducha.

-¿Por qué esta ahí?

-Estaba mojado, y dijo algo de no querer resfriarse –Respondí bajándome de hombros.

-¿No puede simplemente sacudirse  o secarse con la lengua? –Por un segundo me imagine lo que el acababa de describir, pero luego deseche aquel pensamiento, por lo bizarro que era, y lo enterré junto a mis otros traumas de la niñez.

-No creo que sea anatómicamente posible –Mencione recordando por breves instantes mi imagen mental del susodicho león en mi cabeza – Al menos no podría llegar a sus codos, eso seguro.

-¿Codos? ¿Desde cuándo los leones tienen codos? –Enarco una ceja y yo le vi como si le hubiera crecido otra cabeza, para luego recordar que el tan solo había visto al león en su forma animal.

-No sé si tienen, pero ya no es un león, ahora es un humano –Le hice saber y como si lo hubiera invocado el mencionado apareció detrás de mi amigo con tan solo una toalla cubriendo su cintura y parte de sus piernas, haciendo alarde de su buen cuerpo, ante el cual yo evite soltar un gruñido, no me juzguen, ya tenía suficiente con la pequeña voz en mi cabeza que se burlaba de mí.

-¿De casualidad tienes algo de ropa que me puedas prestar? En el baño no había ni una bata, y aunque no me molesta estar desnudo, sin mi pelaje es muy helado –Dijo con total naturalidad el chico de castaños cabellos, esperen ¿castaños? ¿No debería ser rubio? Ya saben el pelaje de los leones era rubio…    -Oh eres el chico de antes –Comento con toda naturalidad viendo a mi hada amigo quien lo miraba con la boca abierta, para luego mirarme a mí, y luego a él, y finalmente a mí de nuevo.

-¿Te estabas quejando de que este bombón te acosaba? –Hablo finalmente viéndome como si estuviera loca, bueno más de lo usual.

-La apariencia no es lo único ¿sabes? –Dije molesta cruzándome de abrazos.

-Aja, te creeré eso cuando dejes de babear por él.

-¡No estoy babeando! –Me defendí pensando en porque había traído a mi supuesto amigo aquí, maldito traidor ¿de lado de quien estaba?

- Vaya, ustedes parecen llevarse muy bien –Nos llamó la atención el chico semi desnudo en la habitación, a lo que yo respondí con mi mejor sonrisa de “¿Quién mierda pidió tu opinión?”

-Perdona a mi amiga con malos modales –Este sí que era un traidor ¿yo? ¿Malos modales? ¡Pues yo no fui quien entro por la ventana de forma totalmente ilegal! – Soy Mathew y la loca aquí presente es Elena –Nos presentó, a lo que respondí dándole un codazo en las costillas.

-Es un gusto, soy Vasily Davies –Extendió su mano para tomar la de mi judas personal.

-El gusto es mío, y sobre la ropa, puedo ir a buscar algo de ropa a mi habitación –Ofreció de forma amable estrechando su mano.

-Te lo agradecería –Asintió soltando su mano para alejarse un poco

-En ese caso, vuelvo enseguida –Hizo ademan de irse y yo lo tome de la muñeca a lo que él respondió enarcando una ceja –Elena ya sé que esta bueno, y sería una lástima tapar ese cuerpo, pero si no se coloca algo el pobrecito se puede enfermar –A veces el que mi amigo fuera bisexual me golpeaba en la cara, pero no podía quejarme ya que yo también lo era.

-No es eso… -Negué con la cabeza y pude notar como el me callaba con la mirada señalando discretamente al que ahora podía identificar con el nombre de Vasily, aunque a mi parecer gato sobre desarrollado le iba mejor.

-“Hay que aprovechar que parece tener algo de razón, y no molestarlo, no queremos crear un escándalo” –Escuche su voz en mi cabeza y suspire – “Y tampoco podemos huir, porque ya te encontró aquí, de irnos te volvería encontrar, así que mejor quédate quieta, dale en el gusto y nos aguantamos hasta que la tormenta pare y nos vengan a buscar” –Por primera vez el telepata tenía razón, por lo que solo bufe y lo solté.

-No te demores… -Le pedí resignada a mi situación actual, ahora solo quedaba esperar…

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