Capitulo 5: ademas son buenos trepadores

Veamos ¿Dónde me quede?, ya dije lo del zoológico, lo de las almas gemelas, el hotel… ah sí, ahí nos habíamos quedado. Así que ahí estaba yo, teniendo un pequeño ataque de pánico mientras la adrenalina subía por mis venas y por todo mi cuerpo, con  un león  detrás de mi puerta y por la forma en que tocaba esta quería entrar, en situaciones como estas me pregunto si en alguna vida pasada fui alguna clase de rey déspota, es decir tanto mal karma no podía ser normal. Los golpes en la puerta me trajeron de vuelta a la realidad, armas, necesitaba algo con lo cual defenderme, y ahora con mi mochila en mano ya no estaba desarmada.

Abrí mi mochila tirando todo mientras sacaba de un bolsillo escondido en esta, dos cuchillos dentados,  ¡Gracias a Odín por la falta de locura de mi abuelo!, por primera vez el tener un abuelo psicópata y potencialmente peligroso me salía a cuenta. Tome ambos cuchillos en mis manos y me prepare para que la puerta se abriera. Dejando aparte el hecho de que aún estaba en bata, estaba lista para enfrentarme a él, y mandar su peludo trasero de vuelta a la jaula a la que pertenecía y de la que no debió salir nunca. Espere, pero los golpes cesaron y logre escuchar pasos alejándose ¿se había rendido? Me acerque a la puerta con precaución colocando mi oído contra la madera de esta, y no logre escuchar nada del otro lado. Tome una fuerte bocanada de aire y tome la manija de la puerta abriéndola, viendo que no había nadie del otro lado ni por los alrededores, está bien esto lograba crear un mar de emociones que no sabía cómo interpretar. Por una parte me sentía aliviada de que se hubiera ido, pero la parte más salvaje de mí, estaba decepcionada de no haber podido combatir contra el león, pero bueno, lo mejor que podía hacer era tomar mis cosas y bajar a la recepción, cruzando los dedos por que no tuviera el descaro de atacarme con personas presentes que podían hacer de testigos en una corte, porque por muy seres mitológicos que seamos, la ley, es la ley, y de romperla todos vamos a la cárcel.

Baje los cuchillos y entre a la habitación cerrando la puerta detrás de mí con seguro, solo bueno, ya saben, para estar seguros de que nadie entrara mientras arreglaba mis cosas para huir como la cobarde que estaba decidiendo ser el día de hoy. Había  terminado de colocar el ultimo seguro cuando logre escuchar algo que caía con fuerza en el balcón, quise girar pero no lo hice, no señor, prefería negar el sonido de la ventana abriéndose y el cómo mis manos por instinto sujetaban más fuerte los cuchillos, es que por favor ¡Estaba en el tercer piso! El que de alguna forma mágica se hubiera trepado por las paredes era prácticamente imposible, dado que no estábamos en ninguna película, serie o anime de acción que desafiara las leyes de la física.

-Por favor se mi imaginación, por favor se un ataque de esquizofrenia… -Murmure para mí misma mientras me daba la vuelta lentamente con la vista baja hasta que finalmente me encontré con un par de pies, seguí subiendo la vista, pasando por sus pantalones mojados por la lluvia, para luego llegar a su torso y a sus brazos de nadador…-Santo Thor…-Debía admitir que el león tenia lo suyo y vaya que lo tenía, es que Dioses… Ese cuerpo que se gastaba estaba demasiado bueno, con los suficientes músculos como para llamar la atención y obligarte a mirarlo dos veces, pero no con tantos como para pensar que es alguna clase de obsesionado del ejercicio, de esos que se pasan todo el día en el gimnasio y cuenta las calorías de lo que come y esas babosadas, de los cuales por desgracia había conocido a varios, y después somos las mujeres las vanidosas…Pero volviendo al tema, estaba más bueno que las galletas con chispas de chocolate de mi abuelita, y no había nada más bueno que ellas, esperen ¡Elena concéntrate, es el enemigo! Me obligue a mí misma a recobrar la compostura, que me duro exactamente el tiempo que me demoro llegar a sus ojos, esos benditos ojos grises que me miraban con diversión, al parecer mi pequeña incursión por su cuerpo no había pasado desapercibida, pero es que sería pecado no mirarlo, en especial cuando su camisa estaba totalmente empapada y su ropa se pegaba a su cuerpo, a ese increíble cuerpo de dios nórdico… ¡Concentración, Elena, Concentración!

-¿Te gusta lo que ves? –Pregunto con la misma voz que había escuchado en mi cabeza antes, solo que esta vez salió de sus labios y un poco más ronca, logrando que me estremeciera un poco.

-No, bueno si, pero solo un poco –No me juzguen, soy una completamente sana adolescente semi normal con hormonas y necesidades como cualquier otra persona que estaba frente a uno de los hombres más sexys que hubiera visto en mi vida, y tomando en cuenta el hecho de que la mayoría de mis conocidos eran seres sobrenaturales con cuerpos parecidos a los del león aquí presente, esto era bastante que decir. Su risa me saco de mis pensamientos y solo por un segundo pensé que se había lindo sonriendo, solo por un segundo, lo juro.

-A mí también me gusta lo que veo –Dijo con un tono de seductor capaz de derretir hasta al más frio corazón aquí presente, pero luego me tome un segundo para pensar en sus palabras y notar a donde apuntaba su mirada, seguía en bata y el miraba mis piernas…

-Vete al demonio –Respondí mostrando mis cuchillos dispuesta a lanzarme a su yugular, su muy atractiva yugular… ¡Por Odín Elena contrólate! ¡Malos pensamientos fuera!

-Oh parece que la gatita tiene garras –Hablo con burla que me hizo rodar los ojos y asesinarlo con la mirada.

- Gatita tu abuela –Esta bien, por la forma en que sus cejas se enarcaron puedo darme cuenta que quizás ese no fue el mejor insulto del mundo, dejen me pensar en algo mejor – Si vuelves a llamarme gatita te arrancare la lengua –Si, si, ese estaba mucho mejor.

-No me molestaría, siempre y cuando lo hicieras con los dientes –Su sonrisa se ladeo, y me tomo un momento procesar eso… ¡Hijo de su leona madre! Me había de vuelto mi insulto y cambiado el sentido.

-Vete de mi habitación, ahora –Respondí sin tomarme la molestia de caer en sus absurdas provocaciones, al parecer la más madura en la habitación seria yo.

-¿Después de que me tome la molestia de entrar por la ventana? –Me pregunto, pero asumí por su tono que no esperaba que contestara. –No gracias, afuera está lloviendo horriblemente y no me extrañaría que cayera una tormenta que cortara los caminos –Comento ahora paseando su mirada por el lugar.

-Espera…-Susurre despacio pensando en sus palabras. Si la lluvia que no se escuchaba para nada bonita se volvía una tormenta como él decía y cortaba los caminos como él decía eso significaba que mi padre no llegaría, lo que llevaba a que nadie vendría por nosotros y  dado que los caminos se cerrarían en ambas direcciones nosotros tampoco podríamos irnos –Por Loki…-Murmure pensando en la posibilidad de estar atrapada en el hotel con el psicópata león con cuerpo de Dios griego que tan solo hace unas horas me había autoproclamado como suya. Si antes tenía mis dudas ahora estaba totalmente segura, en una vida pasada debí haber sido un genocida, porque esa era la única explicación que tenía para mi actual situación.

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