Capitulo 42: Hada versus Leon.

Jamás me había sentido más mierda en toda mi vida, había herido a la única persona a la que me prometí no herir, a la que se suponía protegería mi vida entera, y que ahora probablemente debía odiarme desde lo más profundo de su ser, o peor aún temerme.

En cuanto escuche aquellas palabras salir de sus labios, todo mi mundo se vino abajo por un instante, el futuro con el que había soñado tantas veces y creía tan cercano que incluso podía rozarlo con la punta de mis dedos, se esfumo como un cruel espejismo, y por quitarme aquel dulce sueño, la odie, por un segundo odie a Elena, y guiado por mi rabia hice lo imperdonable. Cerré los ojos un segundo apretando los ojos con fuerza, notando que aun podía sentir en mis manos su piel, la había apretado con demasiada fuerza, de eso estaba seguro.

El invadir una mente ajena sin permiso, no era algo que hubiera hecho muchas veces, tan solo un par de veces cuando entrenaba, y sabía muy bien el daño que causaba en el dueño de la mente invadida, una vez lo experimente en carne propia, y la única palabra que podía usar para describir la sensación era “violado” o “ultrajado” y ahora en un ataque de celos y rabia yo había violada a mi Elena, a mi sol, más mierda no me podía sentir.

-¡Mathew! –Escuche gritar mi nombre reconociendo aquella molesta voz, no estaba de humor de tratar con el estúpido león ahora, o en mil años por lo que me negué a responderle o si quiera a verle. Fue una sorpresa cuando sentí su fuerte agarre en mi hombro haciendo que girara recibiendo un puñetazo en la cara que logro tirarme al suelo. -¿Cómo te atreviste? –Me pregunto con repulsión en su mirada logrando que algo se encendiera en mí, ¿Quién se creía el para juzgarme luego de que todo había sido su culpa? Exacto, su culpa, logre ver lo suficiente en la mente de Elena como para saber que él se había aprovechado de la duda y el miedo de la morena, todo era su culpa.

Sintiendo la rabia inundar mi cuerpo nuevamente me lance en contra del león logrando tirarlo al piso en el cual comenzamos a forcejear por el poder. Vasily era fuerte, pero se olvidaba de que yo tenía mucha más resistencia y agilidad que use para mantenerlo en el suelo y poder devolverle el golpe.

-¿Cómo te atreviste tú? –Pregunte intentando volver a pegarle notando por un segundo la confusión en su mirada. -¡Te aprovechaste de ella! –Le grite logrando usar su momento de sorpresa para darle un rodillazo ganándome una exclamación de dolor de su parte.

-No…me aproveche de ella –Logro decir con dificultad ya que le había dado en la caja torácica-Ella me acepto.

-Hijo de …-Murmure arremetiendo con furia contra él, cegado nuevamente por los celos, solo que el león fue más rápido que yo haciendo una llave en mi brazo que logro invertir las posiciones, ahora yo estaba abajo casi inmovilizado. -¡Me juraste lealtad! ¿Lo recuerdas? –Le recordé en un intento de que me soltara, sintiendo como por un segundo su agarre se aflojaba, pero antes de que pudiera zafarme, se volvió más duro aun.

-Ambos sabemos que solo lo hice por el bien de Elena, porque creí que te amaba –Aquel creí calo profundo en mi interior –Pero después de hoy… ya no estoy tan seguro –abrí los ojos con sorpresa retomando mis fuerzas, para darle la lección que merecía, Elena me amaba, me lo había dicho, pude sentir su amor por mi cuando estuve en su mente, lo que me hizo darme cuenta de lo horrible de lo que estaba haciendo.

-¿y? ¿Crees que algún día ella te amara a ti? Por favor –Reí sin gracia logrando desequilibrarlo con mis palabras –ella jamás amaría a una bestia como tú –Escupí con veneno usando su rabia para zafarme de su agarre alejándome lo suficiente como para colocarme de pie nuevamente levantando ambos puños dispuesto a recibir cualquier ataque que él quisiera darme.

-¡Basta!-Un grito evito que los golpes se hicieran presentes de nuevo. Nuestras miradas fueron a parar a Elena quien venía acompañada por Alma quien me miraba con clara desaprobación pero con algo de diversión en su mirada. -¿Qué demonios creen que hacen? –Pregunto más que fastidiada, estaba a punto de contestarle que no era de su incumbencia cuando la ví caer de rodillas.

-¡Elena! –Gritamos todos al ver como por unos escasos segundos se desvanecía, la idea de perderla nuevamente me hizo olvidar todo lo demás y correr en su dirección.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? –Interrogue con rapidez viendo como sostenía su cabeza con dificultad, quise tomar su mano, pero me detuve ante la rápida mirada de advertencia que me dio su tía.

-Me siento débil –Murmuro la Berserker mirando su mano que por segundos se hacía transparente.

-Esto no debería suceder, hace poco tomo mucha de mi energía –evite pensar en la forma en que había tomado esa energía por la seriedad del momento, ya luego podía volver a partirle la cara al león.

-Energía o no, ha pasado demasiado tiempo lejos de su cuerpo –Respondió su tía con seriedad –sin tomar en cuenta el hecho de que esta solo es una parte de su alma –Nos recordó sacando un pequeño collar de plata de su bolsillo del cual colgaba una pequeña esfera de oro, que parecía un cascabel. –Ya es hora –Dijo para mi desconcierto a lo que Elena asintió.

-¿Hora para qué? –Pregunte confundido ante la falta de explicaciones.

-Este es un llamador de ángeles, sirve para atrapar almas perdidas –Explico finalmente la bruja.

-Espera, ¿no querrás decir que…? –Dejo la pregunta en el aire el león, pero todos pudimos entender que era lo que deseaba saber.

-El tener una forma física le cuesta más energía de la que nos podemos dar el lujo de que pierda, el estar en el collar le ayudara a descansar.

-Pero estará atrapada del todo ahí –No me imaginaba a la enérgica y orgullosa de mi novia dentro de un pequeño collar por voluntad propia.

-No estará atrapada del todo, el collar esta maldito –Sonrió con malicia la mayor, logrando que enarcara una ceja. –Le permite al alma atrapada dentro del collar poseer el cuerpo de quien lo use, siempre y cuando este le dé una ofrenda de sangre –Termino de explicar, haciendo que me preguntara ¿Cómo y porque tenía ese collar? Ante la malicia en su rostro preferí evitar hacer cualquier pregunta sobre el tema.

-Wow eso es perfecto –Murmuro el león impresionado asumía por la maravilla en sus ojos que no solía tratar muy seguido con brujas.

-¿Cuál es el truco? –Quise saber, con las brujas y sobre todo con sus objetos malditos siempre habían peros y condiciones, nada era lo que parecía ser, una de las principales razones por las cuales mientras más hermosa la bruja, más poderosa era, diferente a la creencia común de que las brujas eran seres horripilantes con largas narices y verrugas.

-Esto solo ayuda a la posesión, pero no estoy segura si tendrá el mismo efecto que la primera vez que se volvieron uno –Dijo con cierta picardía que casi me hace gruñir sabía que decía eso a propósito para molestarme y asumía que me lo tenía merecido –Eso depende de ustedes.

-Sí, yo me encargare de eso –Tomo el collar suspirando –Ahora, antes de entrar a esta cosa –Dijo viéndonos a Vasily y a mí –tengo que hablar con ustedes dos, pero deberá esperar hasta que tenga mi cuerpo de vuelta y pueda patearles el trasero como es debido  -Nos hizo saber con una mirada que logro congelarme en mi lugar, y yo que pensaba que tendríamos un lindo reencuentro cuando tuviera su cuerpo, ahora lo único que veía en él era rojo, probablemente el color de mi sangre. –Por ultimo –Dudo un segundo atrayendo nuestra atención. –Confió en ustedes –Finalizo cerrando los ojos desapareciendo mientras la pequeña esfera parecida a un cascabel brillaba hasta que no hubo rastros de la Berserker y el pequeño collar dejo de brillar.

-¿Ella…?

-Está dentro del collar, pero que no te engañe aun así puede oír y ver todo lo que sucede a su alrededor, así que ni se les ocurra volver a reñir que estoy segura que mi sobrina tendrá algo que decir al respecto cuando recupere su cuerpo –Tomo el collar del suelo entregándolo a Vasily quien lo sostuvo como si fuera la cosa más importante y delicada en el mundo, y de cierta forma lo era.

-¿Qué harás ahora?-Quise ver al notar que hacia ademan de irse.

-Ya cumplí con mi parte, debo volver a casa, ya sabes con eso de que nos tienen vigilados -m e hizo recordar, ahora que lo mencionaba yo también debía partir, llevaba mucho tiempo lejos de la casa, lejos de “la muñeca” como llamaba al cuerpo de vacío de Elena.

-Entiendo –Asentí, por un segundo pensé en la posibilidad de irme con ella, pero eso podía parecer sospechoso además no creía sobrevivir un viaje en auto con la bruja, de seguro aún tenía varias opiniones sobre lo sucedido y no podía culparla, yo mismo me creía una mierda por lo que hice.

-Nos vemos, y tranquilo dejare que nuestra doncella sea quien le cuente a mi Papa y a mi hermano –oh Dioses, estaba muerto. En cuanto el tío Freddy se enterara moriría, no sin antes sufrir una terrible tortura claro.

-Ten un buen viaje –Le deseo el lame botas del león colocándose el collar, aquello,  logro hacer florecer mis celos nuevamente. –“Lárgate a cuidar mi cuerpo que no quiero tener una marca nueva cuando vuelva a tenerlo” –Dijo haciendo que abriera mis ojos –Palabras de Elena no mías.

-¿ya te puede poseer? –Pregunte extrañado ya que no había visto que le ofreciera de su sangre.

-No, pero la puedo oír con claridad en mi cabeza, y debo decir que tiene un vocabulario más “colorido” de lo que pensé –Por un segundo pensé en meterme en su cabeza para corroborar que lo que dijera era real, pero deseche el pensamiento tan rápido como llego, no volvería a meterme en la mente de nadie por hoy o quizás nunca más, aun no estaba seguro, solo estaba cansado y ahora que la adrenalina había dejado mi cuerpo, los golpes resentían mi cuerpo.      

-Bien, creo que es hora de que yo también me vaya –Murmure pensando en hacer las paces con el león, ser la mejor persona y disculparme, pero sinceramente no quería hacerlo, adiós señor simpatía, el gato sobre desarrollado había cruzado el límite y se podía ir bien al demonio por ahora.

-“Cuídalo, y dile que estoy bien” –Respondió Vasily haciendo que arrugara el entrecejo hasta que entendí que esas palabras no eran suyas.

-Lo hare, lo prometo –Conteste esperando poder calmarla un poco sabiendo que la situación no era la mejor. –Nos vemos mañana –Me despedí sabiendo que mañana era el torneo y todo se definiría de una vez por todas.

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