Capitulo 34: Soy sexy, lo se.

Vaya que era sexy, fue lo que pensé al ver mi cuerpo con un muy lindo vestido café que combinaba a la perfección con mi piel, el único detalle que le encontraba a mi forma de vestir era lo grande del vestido, de seguro no sería cómodo pelear con el puesto, aunque pensándolo bien no creía que pelear con el vestido fuera algo de lo que debería preocuparme. En cuanto entre al gran salón que se usaba para la fiesta me separe de Vasily para poder ver todo el lugar con detención, enseguida reconocí algunos rostros que hicieron que me alegrara del no poder ser vista. Algo que odiaba de las fiestas era saludar a esos familiares o amigos de la familia que sabias que tan solo eran amables contigo para poder pedirte algo luego.

Seguí caminando por el lugar hasta que encontré a una persona que me hizo sonreír ante los recuerdos de mis pequeñas travesuras de los últimos días. Me acerque por detrás con sigilo hasta estar justo a unos centímetros de su espalda para finalmente soplar en la piel de su cuello haciendo que diera un pequeño salto dejando escapar un chillido demasiado divertido.

-¿Estas bien? –Pregunto Nate que acababa de llegar con una bandeja de bocadillos, si tan solo pudiera comer cosas que estuvieran procesadas…

-S-Si… tan solo tuve un pequeño escalofrió –Dijo acercándose más al castaño –Te juro que hay un fantasma siguiéndome, o tengo alguna clase de maldición –Aseguro con aire de preocupación abrazándose a sí mismo, por su parte Nate tan solo rio negando con la cabeza.

-Bueno si descubres la identidad de tu fantasma, le das las gracias por mí por la inspiración del otro día–Se notaba claramente que no creía en lo del fantasma, lo que era extraño considerando lo que hice en su casa, pero cada uno con lo suyo. –Por cierto ¿trajiste la invitación? –Pregunto arrugando el entrecejo.

-Sabía que tu no la traerías, por eso la traje –Dijo sacando un sobre rojo borgoña de su bolsillo –Pensé que te agradaba Elena.

-Me agrada Elena, como una posible amiga –Suspiro rascando su nuca –O como una hermana menor en el mejor de los casos, pero no puedo verla en un sentido romántico –Se lamentó, lo que me ofendía y aliviaba bastante –Además ambos sabemos que mis gustos van para otro lado –Elevo una ceja viendo al chico cuyo rostro se enrojeció un poco, oh eso era interesante y bastante útil para mí.

-No sé de qué me hablas, y de todas formas debes participar te guste o no –Le vio con seriedad pero pude de notar algo de tristeza en su mirar, bien era hora de seguir con la misión de reconocimiento.

Me aleje del par de chicos, con esperanzas renovadas, uno de los competidores con más “peso” tiraba para el mismo equipo que yo, por lo que no me lo imaginaba dando el 100% durante el torneo, e incluso podía arreglar algunas cosas con el cuándo tuviera mi cuerpo o cuando viera a Vasily. Al caminar por el salón no pude evitar sonreír al ver a mi abuelo riendo con unos amigos mientras hablaba de las apuestas sobre el ganador del torneo, negué con la cabeza un poco feliz de que su vida siguiera con su curso normal aun con mi ausencia.

Mis ojos llegaron a una figura molesta entre la multitud, tome una fuerte bocanada de aire para encaminarme a donde se encontraba Lucian, como siempre se encontraba rodeado de personas que parecían salidas de una revista de moda, con sus hadas a su lado encargando de satisfacer cada pequeño capricho del hombre. Rodee los ojos, no creía que fuera a decir nada importante con tanta gente a su alrededor, sería mejor acercarme cuando estuviera solo, si es que en algún momento llegaba a encontrarse solo.

Mi siguiente objetivo se encontraba en una mesa solitaria, asumía que con la reputación que se cargaba era normal que la gente lo evitara tanto por respeto como por miedo, por Odín ni siquiera yo me acercaría a el de ser otra la situación.

-Te traje algo para que te relajaras –Apareció Miranda con una copa llena con un líquido café, asumí que era alcohol, oh por Loki como extrañaba el alcohol, una copa me hubiera venido como anillo al dedo durante estos días.

-No quiero, gracias  -Negó haciendo un gesto con la mano mientras notaba como su vista estaba clavada en algo en específico. Seguí su mirada y un escalofrió me recorrió el cuerpo al notar que era a mí a quien miraba, o bueno a mi cuerpo.

-Vamos, una copa te ayudara a soltarte un poco –Insistió esta vez logrando que el rubio le mirara con seriedad.

-No quiero que Elena note el aroma del alcohol en mi aliento –Eso era extraño y tierno en varios niveles debía admitir.

-No creo que lo note en el estado que esta…-Murmuro por lo bajo Mirando logrando que Klaus gruñera de tal forma que hasta yo siendo un simple fantasma le tuve miedo por un segundo.

-Creo haber sido claro cuando dije que no quería que se mencionara el tema –Dijo con firmeza en su voz.

-Está bien, pero de todas formas tan solo creo que esto hace las cosas más convenientes para ti ¿no? –Sugirió logrando ganarse tanto mi atención como la del gladiador.

-¿De qué hablas? –Pregunto el hombre viéndole con interés.

-Pues cuando ganes, podrás ser el hombre que le devuelva su alma, su vida, en pocas palabras será su héroe –Explico haciendo una pequeña y casi imperceptible mueca, que logre identificar gracias al parecido que tenía con su hermano, esa mueca significaba molestia e incomodidad. –Y eso va perfecto con tu plan de que se enamore de ti para poder crear la casita ideal en la pradera -¿Qué? ¿Qué acaba de decir?

-Supongo que tienes razón –Susurro suspirando, mientras yo intentaba procesar todo lo que había oído –Pero de todas formas no me guste que este de esa forma, ni ella ni el señor Frederick lo merecen, no puedo imaginar el tipo de sufrimiento por el cual están pasando ahora –Empatizo con algo de tristeza.

-Ellos no son los únicos…-Añadió Mirando viendo a Mathew al otro lado del lugar, hasta ahora no había posado mis ojos en Mathew, y ahora que lo hacía no podía evitar pensar en lo bien que se veía con ese traje negro con corbata plateada, aunque podía notar unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos mal cubiertas con maquillaje, oh mi pobre campanita.

Termine escuchando algunas otras cosas que no me eran de utilidad para nada, además de reafirmar el enamoramiento del Gladiador por mí, que creaba un gran problema para mí en el futuro, dado a que si su amor por mí persona era la mitad de grande de lo que yo pensaba significaba que no se rendiría en el torneo sin dar una buena pelea, genial, simplemente genial.

-¿Dónde estabas? –Escuche preguntar a mi lado y por un segundo pensé que le hablaban a alguien cerca mío, pero al notar que la voz le pertenecía a mi leoncito supe que se dirigía a mí.

-Haciendo algo de investigación, luego te cuento –Respondí al ver el gran reloj sobre la pared del centro sabiendo que pasaría cuando el reloj marcara las doce de la noche. -¿Tienes tu invitación? –Pregunte fijando mi vista en su persona.

-Sí, Mathew me la dio hace unos días –Dijo mostrando el mismo sobre que antes había visto en las manos del hada supuestamente “maldecido”. –Erik tiene la espada, la cual no fue fácil de conseguir por cierto.

-Lo sé, pero las mejores cosas no son fáciles de conseguir ¿cierto? –Pregunte con una ligera sonrisa de lado.

-Muy cierto –Asintió de acuerdo. –Por cierto aun no me has dicho cuál es tu gran plan –Me recordó a lo que yo tan solo respondí ampliando mi sonrisa con algo de malicia.

-Tan solo tienes que hacer lo que te diga y saldrás de aquí de una pieza –Me baje de hombros tomando su brazo –Ahora es hora de ir a sentarse, el espectáculo está por comenzar –Dije sintiendo algo de adrenalina correr por mi fantasmagórico ser, esto se pondría bastante divertido.

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