Capitulo 30: las ventajas de ser un fantasma

Al parecer las personas que caminaban por carreteras en medio de la nada venían de grandes mansiones en medio de la nada. Seguí a Nate y a quien escuche se llamaba Daniel hasta su casa, la que resultó ser una linda mansión bastante parecida a la mía, solo que un poco más grande y con un jardín mucho más trabajado que el mío, nota mental, cuando vuelva a mi cuerpo preguntarle a Nate quien era su paisajista porque hacia un asombroso trabajo debía reconocer.  Pensé en seguirlos adentro de la mansión, pero la palabra “papeleo” me dijo que si los seguía no me perdería de nada muy importante, así que mientras hacían lo suyo yo fui a recorrer el jardín.

En una parte del gran patio había un pequeño campo de amapolas de todos los colores que formaban un bastante lindo arcoíris, detrás de este se encontraba un gran laberinto que en definitiva iba a recorrer, pero no podía arriesgarme a perderme siendo que al pedir ayuda para salir nadie podría escucharme, pensé en una forma de no perderme o de marcar el camino cuando las amapolas volvieron a mi campo de visión, idea. Tome todas las amapolas que pude, sintiéndome un poco mal por arruinar parte del jardín, pero aliviándome al recordar que nadie sabría que había sido yo, para luego ir dejando amapolas a medida que me iba adentrando en el laberinto.

En el centro del laberinto se encontraba un gran manzano al cual no dude en treparme sentándome en una de sus ramas mientras comía uno de sus frutos. Ahora que lo pensaba desde que desperté no había sentido ni un poco de hambre, lo que suponía era normal tomando en cuenta que tan solo era un alma, de todas formas comí un par de manzanas por ocio tomando todas las que pude al bajar para usarlas para marcar el camino de salida dado que se me habían acabado las flores. Al salir note que ya estaba atardeciendo, tal parece que subestime la amplitud del laberinto.

Bostece sintiendo un poco de sueño, oh las almas también debían dormir, dato interesante que compartiría cuando alguien pudiera oírme. Al volver a la mansión me fije que Nate había salido y se encontraba viendo el camino que hice con flores y manzanas, se quedó pensativo un rato para luego darse media vuelta, y comenzar a caminar dentro de la mansión. Esta vez ya que no tenía nada mejor que hacer decidí seguirlo. Por dentro la mansión era bastante “estéril” o con poca decoración, las paredes blancas con casi ningún adorno, bastante aburrido si me lo preguntaban a mí, nada que ver con el patio afuera que estaba lleno de color y vida. Cuando volví mi atención al castaño casi rubio abrió una puerta dejándome entrar sin querer al que creía era su estudio, el cual podía ser definido en una palabra, caos, total y puro caos. Hojas se encontraban desperdigas en el suelo, algunas con bocetos y otras en blanco arrugadas, manchas de pintura predominaban en las paredes y pisos, lápices de todos los tipos y colores estaban desparramados en todas las superficies del lugar y como adorno un lindo caballete cerca de la ventana que daba al jardín, recorrí el lugar mientras él tomaba un block de dibujo junto a una caja de lápices de colores para luego salir de la habitación, yo Salí por la ventana, más fácil y cómodo si me lo preguntaban a mí.  

Al encontrármelo en la entrada del laberinto lo vi dibujando en su block notando lo concentrado que estaba como si todo a su alrededor desapareciera, y vaya que pintaba bien, los detalles a medida que los iba haciendo le quedaban asombrosos, eso era talento real. Luego de observarlo por un rato me aburrí y entre al laberinto para jugar una pequeña broma, al igual que antes tome todas las manzanas que pude y Salí por la parte de atrás evitando que el pintor me viera, pero estaba tan concentrado en lo que llevaba a cabo que probablemente aunque pasara a su lado con un desfile tipo carnaval, no me notaria. De camino a mi objetivo también tome una amapola para mi propósito. Camine dentro de la casa buscando a Dany hasta que di con él. El pobrecito estaba haciendo papeleo mientras refunfuñaba algunas maldiciones por lo bajo, pero que vista más adorable, se veía que hacia un trabajo duro y yo como la buena persona que era le daría un pequeño descanso.

Tome las manzanas que había traído e hice con ellas un camino hasta el estudio de Nate, deje un par ahí tomando una entre mis manos para caminar a donde se encontraba mi objetivo. Apunte con la mirada y usando toda la fuerza que tenía le lance la manzana a la cabeza logrando darle en la frente, ja, aun siendo un alma mi puntería era impecable.

-¿Pero qué demonios? –Se preguntó sobando su frente ahora enrojecida, viendo la manzana en el piso como si pudiera responder todas sus dudas  -¿Nate? –Llamo a lo que yo conteste moviendo la puerta que para mi suerte era de roble, y aunque me costó bastante moverla valió la pena ya que lo hice levantarse de su puesto y caminar hasta la puerta encontrando el camino que yo había dejado para él.

Me mantuve detrás del mientras seguía mi camino hasta que llego al estudio de Nate tal y como yo lo había planeado, tome una de las manzanas que había dejado en el lugar para ver como Dany intentaba buscar a quien fuera que hubiera dejado las manzanas, pobre incauto. Con la manzana número uno volví a darle en la cabeza, esta vez en la nuca, logrando llamar su atención nuevamente y con la segunda manzana le di a un tarro de pintura abriéndola. Para mi conveniencia la pintura era roja, oh me encantaba cuando el universo se alineaba conmigo para que mis planes malvados funcionaran. 

-Nate… esto ya no es gracioso, sal de donde quiera que estés –Dijo forzando un tono molesto en su voz, pero podía notar el nerviosismo en su mirada. Sonreí y con calma tome la amapola usándola como pincel para poder escribir con la pintura en la pared. –E-Esto no es divertido, e-en serio ya para –Tembló mientras yo terminaba mi mensaje que era algo simple pero cumplía su cometido “Vengo por ti Dany” me gire para ver cómo estaba prácticamente temblando en su puesto. Faltaba un pequeño detalle, mi sonrisa se agrando en mi rostro con malicia acercándome a él para colocar mi pincel frente a su rostro y soplarlo haciendo que gotas de pintura cayeran en su rostro. El grito que dio fue tan fuerte que estaba segura que podrían escucharlo en China. Salió corriendo como alma que se llevaba el diablo por la puerta moviendo los brazos de forma exagerada provocando que yo riere como maniática sujetando mi estómago, quien lo diría ser un fantasma su había resultado ser divertido a final de cuentas.

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