Capitulo 25: ¿Incomodidad? ¿Donde?
Podía ver a Elena indecisa mientras arreglaba su vestido frente al espejo. Luego de nuestro desayuno y pasar el resto del día en la habitación era hora de enfrentar la realidad e ir a cenar con el resto de la familia, ya que al parecer tanto Alma como Cedric también vendrían, y sabía que al menos Cedric sabría darse cuenta de lo que pasaba entre Elena y yo, por lo que solo bastaba un comentario fuera de lugar de su parte para que la cena pasara de una alegre celebración a un incómodo campo de batalla. Suspire y me puse de pie abrazando a mi chica por la espalda.
-Te ves hermosa…-Murmure con una sonrisa dejando un suave beso en su cuello, podía sentir sus nervios e inseguridades, pero Elena siempre había sido fuerte por ambos, era mi turno de serlo.
-No me veo hermosa, soy hermosa –Dijo con una ligera sonrisa con aire de diva.
-Por un segundo olvidaba que hablaba con una narcisista –Rodé los ojos sintiendo un leve codazo en mi estómago el cual fingí que me había dolido tirándome a la cama de forma dramática.
-Quizás sea narcisista pero aun así me amas así que salgo ganando –Me saco la lengua notablemente más relajada que antes.
-Y tú me amas a mí, así que ambos ganamos, o perdimos, no estoy del todo seguro –Me senté en la cama sujetando mi barbilla con una mano pretendiendo que pensaba el asunto de forma profunda.
-Quizás hacemos las dos cosas, ganamos y perdemos al mismo tiempo –Sugirió a lo que yo asentí, aquello sonaba bastante acertado a decir verdad, iba a decir algo más cuando escuchamos unos delicados golpes en la puerta.
-La cena esta lista –Anuncio alguien del servicio a través de la puerta.
-Vamos –Dijo Elena tomando mi mano para ayudarme a colocarme de pie –Es hora de ir al campo de batalla ¿listo soldado?
-Por supuesto mi capitán –Hice un pequeño saludo militar para besar su frente con cariño –Todo saldrá bien.
-Por supuesto, tan solo es una cena –Sonrió fingiendo calma y salimos de su habitación rumbo a la cena.
Como siempre el Tío Freddy había traído algunos recuerdos, y junto con algunas historias de su viaje la cena estaba pasando tranquila entre algunas risas, al parecer no habíamos sido descubiertos lo que me alegraba bastante, el poder seguir junto a Elena aunque fuera por corto tiempo, me producía una alegría difícil de describir, tan solo sabía que estos días con ella habían sido el cielo en la tierra. No pude evitar buscar la mirada de Elena y al encontrarla ella me sonrió de aquella forma tan llena de luz que me encantaba, lo decía en serio, aquella sonrisa podía iluminar la más oscura de las noches de quererlo.
-Uh veo que alguien tiene un secreto –comento Alma logrando que me atragantara con mi jugo.
-¿Disculpa Tía? –Pregunto Elena fingiendo demencia, mientras yo me regañaba por mi indiscreción.
-Oh por favor, ustedes dos llevan días sonriéndose y dándose miraditas –Dijo con una sonrisa juguetona en sus labios -¿Desde cuando salen? –Pregunto haciendo que sintiera que el aire de mis pulmones escapara, sentí el pánico de Elena encubierto en indiferencia pero antes de que pudiera decir algo alguien más lo hizo.
-No seas ridícula Alma, ellos no están saliendo –Negó el Tío Freddy tomando la copa de vino que tenía a un lado entre sus manos para darle un pequeño trago. –Ya sabes cómo son de unidos estos dos, tan solo están siendo como siempre.
-¿Ridícula? ¿Por qué sería ridículo insinuar que dos jóvenes saludables y guapos están saliendo? –Pregunto Alma haciendo un ligero puchero –Además no soy la única que lo piensa, ¿cierto? –Miro a Cedric en busca de ayuda quien asintió sonriendo.
-Lamento decir hijo que en esto apoyo a tu hermana, es obvio que estos dos tortolos aquí están saliendo –Dijo cerrándome un ojo con diversión.
-Eso es una estupidez Padre, Tanto Elena como Mathew saben que se acerca el cumpleaños de Elena y el torneo, por lo que comenzar a salir días antes de que se decida su compromiso sería una tontería –Sentencio y yo agache la cabeza apretando los puños, él tenía razón, lo que hacíamos era una real tontería, tan solo nos engañábamos a nosotros mismos.
-No es ninguna tontería Padre –Llamo la atención Elena logrando que yo levantara la vista para verla sorprendida –Mathew y yo estamos saliendo –Dijo con la frente en alto y orgullo en sus palabras.
-¿Ustedes qué? –Pregunto su Padre igual de estupefacto que yo –Pero…-Iba a hablar pero Elena lo interrumpió.
-Pero nada Padre, Amo a Mathew, y él me ama a mí, así que estamos saliendo a pesar de que nuestro tiempo es corto –Dijo tomando mi mano viéndome con cariño aprovechando que estábamos sentados juntos –Lo que importa es la calidad, no la cantidad –Me sonrió para luego volver a ver la vista a su padre, cuyos pensamientos no pude ni siquiera adivinar pero al ver como rompía su copa con las manos estaba seguro que esa línea de pensamientos no era buena para mí.
-¿Tu lo amas? –Interrogo con una voz seria que jamás le había escuchado usar con mi novia.
-Lo amo –Asintió segura de sus palabras ante lo que no pude evitar regocijarme.
-En ese caso solo me queda algo que decir –Dijo tomando una servilleta para limpiar sus manos y traje manchados con vino y un poco de sangre por los vidrios de la copa.
-Desde hoy en adelante, y hasta que no se les pase esta “cosa del amor” no podrán estar juntos –Afirmo haciendo que abriera los ojos de golpe sintiendo el pánico de Elena mezclarse con el mío –Llamare a tu Madre Mathew para que te reciba en tu casa sin problemas, y hare que te preparen un auto para que te vayas esta misma noche.
-No…-Murmuro la Berserker negando con la cabeza.
-¿No? –Enarco una ceja su Padre.
-No puedes echar a Mathew de la casa solo porque lo amo, no lo permitiré –Se puso de pie soltando mi mano para ver a al tío Freddy con firmeza.
-Ella tiene razón hijo, eso es algo extremista ¿no crees? –Intento ayudar el diablo que parecía tener algo de misericordia cuando se lo proponía.
-Sí, son adolescentes y están enamorados ¿Cuál es el gran problema? –Añadió Alma algo nerviosa por el aire tenso en la habitación.
-¿el problema? Tu sabes bien cuál es el problema –Dijo viéndole amenazante –y esta es mi casa por lo que se hará lo que yo digo, Mathew se ira y punto final.
-Bien –asintió Elena –Pero yo me iré con el –Afirmo para la sorpresa de todos dándose la vuelta para verme –Vamos Mathew, hay que hacer nuestras maletas.
-Elena, no creo que esta sea la mejor forma…-Murmure algo inseguro, no se confundan estaba feliz por lo que había dicho, pero no podía dejar que hiciera algo de lo que probablemente se arrepentiría luego.
-Tu no iras a ninguna parte, eres mi hija y harás lo que yo te digo –Llamo la atención su padre con un tono de voz más severo que antes y debía admitir que aquella voz me provocaba escalofríos y no de los buenos.
-Me iré Elena, por ahora será lo mejor…-Dije tomando su mano viéndola con cariño, vi la duda en su rostro por un segundo para luego negar.
-No soy una niña, y no puedes decirme que hacer –Giro su rostro para ver a su Padre - amo a Mathew y quiero estar con el aun sabiendo que no tenemos un “y vivieron felices por siempre” ¿Por qué no podemos estar juntos? Jamás te he pedido nada, nunca he sido egoísta, pero solo por esta vez, por favor, déjame serlo, deja que me quede a su lado –Rogo con la voz rota, causando que sintiera la impotencia recorrer mi cuerpo al no poder hacer nada.
-Elena… -Susurro su Padre caminando hasta nosotros, y por un segundo la ilusión brillo en su rostro, hasta que una sonara cachetada resonó por todo el lugar. Por unos segundos todos nos quedamos quietos, sin saber cómo reaccionar o procesar lo que acababa de pasar. –Estarás castigada en tu habitación con cero contacto con el resto del mundo hasta que yo lo diga.
-Señor, yo me iré, pero no era necesario hacer eso… o castigarla de esa forma –Me levante de mi silla para verlo con firmeza que desapareció al ver la dureza en sus ojos.
-Mathew, por el cariño que le tengo a tu familia no tomare acciones en tu contra, pero te recomiendo que desde ahora te mantengas lejos de mi hija.
-Ahora entiendo…-Susurro Elena quien se había quedado quieta luego de que su padre le diera una cachetada –Ahora entiendo por qué Mama te engaño, por que sintió que no éramos suficiente para ella –Dijo viendo al mayor con cierto rencor en los ojos, yo por un segundo logre notar un destello de dolor en los ojos del castaño, que se fue tan rápido como aparecio.
-Puedes ir a tu habitación por tu cuenta, o puedo llevarte a la fuerza, tú eliges –Le dio a escoger aparentando serenidad, pero sabía que aquellas palabras dichas con cólera por Elena le debieron haber dolido. Antes de que la castaña respondiera la tome de la muñeca. Para darle la vuelta y abrazarla.
-Hasta pronto Rask –Murmure como despedida besando su frente viendo el dolor en sus ojos, casi a punto de llorar.
-No te vayas…-Me rogo rompiéndome el corazón a lo que yo tan solo respondí acariciando su mejilla y besando su frente.
-Es mejor de esta forma –Dije soltándola – “Encontraremos una solución, y volveré por ti” –Prometí en su mente logrando que ella también me soltara. –Con su permiso iré por mis cosas –Me di la vuelta y camine a mi habitación cerrando la puerta detrás de mí apretando los puños y tirando todo lo que encontré en mi paso, sin importarme que destruía, no podía creer que las cosas acabaran de esta forma.
La impotencia y la rabia recorrían cada centímetro de mi cuerpo pero de alguna forma logre controlarme para hacer mis maletas, y salir de la casa sin hacer mayor escándalo, la imagen de Elena a punto de romper en lágrimas seguía en mi cabeza causando que se me hiciera difícil respirar y tuviera que sujetar mi cabeza entre las piernas, sintiendo como pequeñas lagrimas corrían por mi rostro. Esto no se quedaría así, encontraría una forma de volver a ella, no me rendiría hasta volver con Elena, no descansaría hasta que la sonrisa que adoraba volviera a su rostro. Suspire limpiando mi rostro viendo las estrellas por la ventana del auto en el que me encontraba mientras les prometía a ellas también que pelearía por Elena sin importar el costo.
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