Capítulo 5: Antes no, ahora tampoco.
Caminé las veinte cuadras desde el edificio de Aaron hasta el mío. A las once de la noche. Pasando por las tres oscuras calles (debido al corte) hasta llegar a mi departamento.
Debo admitir que estaba asustada y que iba a asesinar a Hank si me pasaba algo. Pero por suerte llegué sana, paranoica y salva a mi edificio. Joshua no estaba, así que tuve que abrir yo la puerta (mi vida es difícil, lo sé). Subí los malditos veinticinco pisos por la escalera... O eso creo.
-¿Sarah? -escuché que me llamaban- Sarah, despierta. -me movieron de un lado a otro hasta que abrí los ojos. Me asusté y me sobresalté al ver que no estaba en mi habitación-
-Dios mío. -miré con los ojos lo más abiertos posible (recién despierta) el lugar- ¿Donde estoy?
-En las escaleras del décimo tercer piso. -respondió la voz que me rescató de mi sueño-
-¿Hank? -bostecé inevitablemente- ¿Por qué estamos aquí? -me pasé las manos por los ojos-
-Fui a tu departamento a preguntarte si estaba todo bien y no estabas. -le sonó el celular- Un momento. -sacó el teléfono del bolsillo y atendió- ¿Hola?... Si, está aquí. Ya subimos. -cortó la llamada y me miró- No sabes lo preocupados que nos tenías a todos. -me tendió una mano- ¿Qué pasó ayer? -comenzamos abajar la escalera hasta llegar al piso más próximo-
-Fui a dejar a Aaron a su casa.
-Creímos que te había pasado algo. -su cara en verdad era de preocupación- Vine a ver si estabas bien hoy a las once y no estabas en tu departamento. Luego llamé a Aaron y le pregunté si estabas con él...
-¿Con Aaron? ¿En serio? -rodó los ojos y llamó al ascensor del que, supongo, era el piso doce-
-En fin... Me dijo que no, me preguntó que pasó ayer y le dije que tú tuviste que llevarlo a su casa en su auto. -asentí y entré al ascensor- y que por eso lo llamaba preguntándole donde estabas. -marcó mi piso- Te llamé y no contestabas.
- ¿Como supiste que estaba en las escaleras? -pregunté-
-Con la aplicación de "Rastreador de IPhone" -sonreí ladinamente-
-No sé qué hacía durmiendo ahí. Yo solo recuerdo haber subido los trece pisos y parar un momento a descansar.
-Vaya descanso... -dijo él burlón- Son las una de la tarde.
-Cielos... Qué dormilona soy. -reí y la puerta del ascensor se abrió. Mi sonrisa se borró al ver a Aaron del otro lado con la misma expresión de Hank-¿Qué haces aquí? -fruncí el ceño-
-Cielos, estás viva. -se acercó y me abrazó- Me sentiría muy culpable si te hubiera pasado algo.
-Aleja sus alcohólicas manos de mi inocente cuerpo.
-Inocente... -murmuró Hank y lo miré divertida. Aaron me soltó y me miró-
-¿Como es que te quedaste dormida en las escaleras?
-Estaba cansada por haber caminado veinte cuadras a las once de la noche. Cuando llegué aquí a las once y media y subí los trece pisos, decidí descansar. Al parecer quedé dormida sin darme cuenta.
-¿Caminaste? -preguntó Hank- ¿Sola?
-Ehmm.. ¿Sí? -los dos me miraban con severidad- Oigan, no tengo doce años, tengo veintidós. Sé los riesgos que corro. -me crucé de brazos- Además, si Aaron y Gina no hubiesen estado borrachos, yo estaría en mi bella habitación durmiendo hasta dentro de una hora.
-Son las una. -dijo Aaron-
-Lo sé. -caminé hasta la puerta de mi departamento y saqué las llaves de mi bolsillo- Gracias por tu preocupación, Hank. Pero no la necesito. Estoy bien.
-Caminaste veinte cuadras a las once de la noche. SOLA. -recalcó Aaron. Lo último que me faltaba era que se preocupara por mi bienestar-
-Estuviste años dañándome, Aaron. No hagas como si te importara mi salud o mi seguridad ahora. -abrí la puerta y me detuve al recordar algo- Ah, por cierto. -me giré a verlo- No tengo ningún gato. -saludé a Hank con la mano y entré a mi departamento. Dejando a un basquetbolista confundido y con resaca afuera-
***
-¿Cómo es que estos monos de circo consiguen mi número? -dije mirando la pantalla. Gina se incomodó y se hundió en el sillón- Gina...
-Puede que yo se lo haya dado... -se mordió el labio. La miré ofendida- Lo siento, estábamos ebrios. -se encogió de hombros y se metió el trocito de chocolate en la boca-
-Espera que le contesto a éste adefesio. -acepté la llamada- ¿Qué?
-Sí, también me alegra escucharte. -dijo con sarcasmo. Rodé los ojos- ¿Se puede saber por qué me dijiste que no tenías gatos?
-¿Aaron?
-¿Sí?
-¿Te duelen las piernas? -lo escuché titubear-
-Ehm.. -hubo un silencio- ¿Cómo lo sabes?
-Subiste veinticinco pisos por la escalera hasta mi departamento.
-¿Y eso qué tiene que ver con el gato?
-Creo que deberías checar la página de la empresa. En la sección privada para empleados. -traté de ocultar mi risa. A mi derecha, vi a Gina entrando rápidamente a la pagina desde su celular- A lo mejor haya algo que te interese... -dije haciéndome la misteriosa-
-¿Qué sucedió en...? -no lo dejé seguir y corté la llamada-
-Cielos -dijo Gina que estaba riéndose con el video- ¡Es asqueroso! -siguió a carcajada limpia mientras yo me sentía una diosa de la venganza- Eres malvada. -dejó su teléfono en la mesita- ¿Por qué no le dijiste que era una rata?
-No tengo idea. -me encogí de hombros- Quería saborear un poco de venganza.
-Mickey -volvió a reír y yo recibí un mensaje de texto-
-"Me vengaré", carita enojada. -dije- ¿Se vengará? ¿En serio? -decidí no prestarle atención a mi teléfono- Debería agradecer que mi venganza después de tantos años de burla haya sido esa y no haberlo empujado por el balcón. -Gina negó con la cabeza-
-Oye, necesito ayuda. -me miró con seriedad-
-¿Qué pasó? -ella se rascó el brazo y me miró-
-Hank me pidió conocer a su hija y tengo miedo. -alcé una ceja- Es que dije que de seguro su hija era igual que él y él me dijo que la conozca hoy. -alcé la otra ceja (para dar doble efecto)- Estaba ebria.
-Esa es tu respuesta a todo, al parecer. -suspiré- Está bien. ¿Cuando debes verla?
-En media hora. En el centro comercial. -quise reír- ¿Qué? -se levantó- Quiere que lleve a su hija de compras.
-Debe haber usado tu comentario para librarse de ese infierno. -me levanté y caminé hasta mi habitación- ¡Creo recordar que dijo que su hija era tu fan! -grité desde ahí mientras me metía en un fresco vestido de verano (odiaba la ropa pegajosa cuando hacía calor)-
-¡Quiere vengarse de mi por lo del auto, Sarah, yo lo sé! -negué con la cabeza y me acomodé un poco el cabello- ¿Y si no soporto a la chica y se lo demuestro? ¡Hank me odiará! ¡Renunciará!
-Pensé que no querías a Hank... -dije saliendo de mi cuarto-
-Sabes tan bien como yo que, gracias a él, yo sobrevivo en la revista. -me miró de arriba a abajo- Sandalias sin tacón. -dijo inconscientemente al verme descalza. Caminé hasta el armario (de vuelta a mi cuarto) y saqué un par de sandalias negras que combinan con el vestid celeste claro- Si no fuese por él, mi oficina sería desastrosa, mis reuniones vivirían retrasándose, mis trabajos estarían entregados una semana tarde... -me coloqué una de las sandalias-
-Sep -hablé y me senté en el sillón para ponerme la otra- Todos sabemos eso.
-En fin. -se cruzó de brazos y resopló- ¿Y si la chica me odia?
-Eres su gurú, Gina, eso no pasará. Hank dijo que te adora.
-Lo sé. -movió el pie con histeria-
-¿Estas nerviosa por conocer a una chica de diecisiete años? -pregunté levantando una ceja- Estas mal. -me levanté del sofá- Andando.
-Si, no quiero que la chica me odie por llegar tarde. -suspiró y agarró su bolso- Eres la única chica que está lista en diez minutos. -dijo impresionada y abrió la puerta-
-Soy una diosa. -me encogí de hombros y llamé al ascensor mientras Gina cerraba con llave la puerta de mi dulce hogar-
-Algo de humildad -murmuró-
-Tú me enseñaste a ser así. -reclamé- Y me funciona bastante bien.
-Lo sé. Mis consejos son los mejores. -llegó el ascensor y entramos-
-¿Lista para enfrentar a una adolescente hormonal y cambiante? -pregunté. Ella se sonó el cuello y los dedos como si estuviese preparándose para una pelea-
-Ahora sí. -se puso en pose de malota-
-No dramatices tanto. -me reí-
-Lo siento. Estoy nerviosa. -suspiró mirando la hora del celular- Espero no perder a una fan.
-No pasará. Todas las adolescentes te aman. -la tranquilicé-
***
-¡No puedo creerlo! -chilló una chica rubia desde la puerta del centro comercial mientras zarandeaba el brazo de su padre- ¡Es Gina Voss, papá! -sip, era la hija de Hank-
-Espero que no babee sobre mi ropa mientras caminamos. -murmuró Gina y sonrió cuando llegamos hasta Hank y su hija- Hola...
-¡Hola! -exclamó la chica emocionada- Siento parecer una fangirl loca, pero te amo. -dijo-
-Creo que debemos dejarlas solas. -me dijo Hank. Gina se alarmó y me agarró el brazo-
-Sarah se queda. -sentenció-
-Te dije que pasarías el día TÚ SOLA con mi hija. -me agarró del otro brazo- Cumple tu promesa.
-Juro que te tendré de esclavo toda la semana. -siseó con voz venenosa mientras la chica sonreía de oreja a oreja-
-Su nombre es Stephanie, tiene diecisiete años y vas a ir de compras con ella. -dijo Hank mientras me sacaba de las garras de Gina- Las recogeré a las ocho.
-Hank, yo también debo comprar unas cosas. Me quedaré. -Gina me miró con adoración y leí en sus labios un "gracias"-
-¿Segura? -sé que Hank sabe (sí, queda raro, pero así es) que me aburren un poco las compras-
-Segura. -Hank se encogió de hombros y se despidió con la mano-
-Te amo. -me dijo Gina mirando con terror a Stephanie-
-Mis amigas no se lo creerán. -dijo con emoción la chica mientras comenzaba a caminar-
-¿Amigas? -preguntó Gina alarmada-
-¡Si! -chilló- Invité a mis dos amigas. Valerie y Paulette. -Gina me apretó la mano- Vendrán en una hora. Hasta eso podemos ir visitando algunas tiendas.
-Prepárate para convivir con adolescentes hasta las ocho. -dije burlona-
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