Prólogo.
Tu cabello caía en largos mechones.
Te llamé.
No me miraste.
Las tijeras hacían eco en el cuarto casi vacío.
Una cama perfectamente tendida, sábanas, suelos y paredes blancas.
Un tocador de madera con un espejo amplio, una pequeña silla de madera y una ventana con barrotes.
Las flores que te había traído reposaban en medio de la habitación.
Eran lirios.
Estaban marchitos, pero aun en el jarrón.
Tus cabellos negros como la noche dejaron de caer.
No había más que cortar.
Me atraganté con mis propias lágrimas, sostuve tu muñeca.
- Cherm...para ya - Te pedí casi en un ruego, tu seguías mirando tu reflejo, sin decir una palabra, quité las tijeras de tu pálida mano, la cicatríz aun estaba ahí, al igual que todas las otras Cherm...mírame - Te pedí, no te moviste - Por favor... - Te supliqué tocando tus hombros con delicadeza.
Por fin, desviaste la mirada de ti misma a mi reflejo, estaba justo detrás de ti de pie, tu estabas sentada frente al espejo, pero tu mente estaba quien sabe donde.
- Samantha... - Susurraste encontrado mis ojos por fin.
- He venido por ti...ya podemos irnos de este lugar...tu padre ha firmado la autorización...¿Quién te dio las tijeras? - Te pregunté con voz dulce.
- Son amigas mias...ya las tenía... - Respondiste.
- Cherm...- Te llamé - Es hora...debemos irnos.
- No lo dejaré crecer de nuevo... - Susurraste - Está lleno de malos recuerdos.
- Te ves hermosa de cualquier manera - Deslicé mis brazos por tu cuello en un abrazo pequeño - Estás conmigo ahora... - Te susurré, un par se lágrimas se escurrieron por tus mejillas, pero no te moviste ni un poco, las limpié con delicadeza - No llores mi niña...todo estará bien - Prometí, tu asentiste lentamente.
- ¡Sácame de aqui! - Gritaste rompiendo en llanto - ¡Oh Sam...oh mi Samantha, voy a enloquecer si me quedo un segundo más aquí! - Sollozaste enredando tus brazos en mi cuello y escondiendo tu rostro en mi pecho, reprimí el llanto, tu jamás te ponías así.
- A la orden Capitán - Te respondí besando tu frente y alzandote en brazos.
En ese entonces eras tan ligera, tan pequeña, tenías 13 años, medías 1.45, yo tenía 16 y te sacaba más de 30 centímetros.
Me apresuré a sacarte de ahi entre tus sollozos cunvulsivos.
¿Qué podía hacer para ayudarte? ¿qué debía hacer para liberarte?
¿Qué?
Fue entonces cuando lo decidí Cherm, tú me cambiaste, siempre habíamos sido cercanas, vivías al otro lado de la calle, tú eras la niña lista y retraída, yo era la chica loca y rebelde.
Mis padres creyeron que me harías bien.
Los tuyos que te haría más sociable.
Yo solo te metía en problemas, siempre tan asustada...siempre tan pequeña, pero siempre encontrando soluciones para todo, salvandome el pellejo, dándome consejos, siguiendome temerosa a donde sea que fuera.
"Petirrojo" me llamabas, porque era libre como un ave.
"Insensata" me acusabas, cuando no pensaba en las consecuencias.
"Tonta" susurrabas cuando por alguna razón lloraba.
Tu extraña manera de ser y mi afán por molestarte me hicieron de ti enamorarme.
Cherm.
Era una niña tonta, a mis 14 años me hice mi primer tatuaje, tu me dijiste idiota y rogaste que no me diera hepatitis.
Cuando cumplí 15 me diste mi primera cámara instantanea.
Jamás te dije que me acabé el rollo en tomarte fotos a escondidas, como jamás te dije que te amaba, que era lesbiana.
Cherm...el dia que te fuiste lloré tanto, ni siquiera el alcohol mi fiel aliado logró ayudarme.
No te tenía, te habían mandado a ese horrible lugar.
Dejé la escuela, aprendía a fumar, te busqué en otras chicas, pero jamás te pude encontrar.
Ahora estabas frente a mi, llorando, aferrada a mi piel, pálida y asustada.
Tú me cambiaste Cherm, tú me diste una razón para vivir, convertiste el desastre que era en algo decente.
Te llevé a tu casa, volví a la escuela, me inscribí a la universidad, tuve que dejarte, pero no me cansé de repetirte que solo era algo temporal.
Te visité cada que pude, el trabajo me iba a matar, pero saber que te tendría algún día me daba fuerzas para seguir.
Tú te convertiste en mi fuerza Cherm, en mi loco guardián, ahora podría cuidarte, como tú me cuidaste a mi.
Sería duro, lo sé.
Pero Cherm...tu cabello estaba creciendo y no lo habías cortado, por primera vez en años...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top