Estabas emocionada, resplandecías, una pequeña sonrisa permaneció en tu rostro todo el día.

- ¡No son unos idiotas! - Habías gritado al llegar de tu primer día de clases - ¡Entienden lo que digo! - Tu emoción era evidente, entraste a la casa corriendo.

- Cherm, no me dejes atrás - Había dicho Lwis entrando justo detrás de ti.

- ¿Puedes creerlo? ¡Hablamos de la teoría de las cuerdas durante una hora y ninguno se durmió! - Dijiste sonriendo, Lwis rio, tú lo miraste sin dejar de sonreir - Literatura ha tenido un gran día también, ¡Cuéntale! - Exijiste sentándote en el sofá, Lwis se sonrojó.

- No ha sido para tanto - Pronunció avergonzado - Bueno, ahora que la traje a casa me ire.

- ¿Porqué? ¡Quédate a cenar! - Pronunciaste alegre - A Sam no le importa ¿Verdad?

- De hecho... - Pronuncié con inseguridad - Debo ir a trabajar... - Un destello de decepción pasó por tus ojos, suspiré, me tragué los pequeños celos nacientes en mi e ignoré el hecho de que no me habías preguntado como me había ido a mi - Preferiría que te quedes con ella Lwis, pidan una pizza.

-¡No quiero pizza! ¡No sé como las hacen! ¡podría estar sucia! - Te quejaste, suspiré de nuevo.

- Entonces hagan una - Pronuncié - Debo irme, te dije dejándote dinero en la mesa - No quemen nada - Pedí y me marché...tal vez debí pedirlo con más vehemencia.