Momentos inolvidables ⏳

Especial navideño y fin de año (2/3)

5 años después...

— ¡Aurora! Cuelga ya ese celular, necesito hablar con Tyler.

— ¡Usa tú celular!

— ¡Lo usará si Fionn no lo hubiera tirado de la ventana de mi habitación por haberlo acusado con papá y mamá!

—Es tu culpa por ser un mal hermano mayor.

No puedo creerlo... Con doce años de edad y han comenzado a pelear como si fueran adolescentes y eso sin decir que está solo es una de las pocas peleas que apenas han comenzado en la semana, sin contar la de la semana pasada, el del mes y de los primeros años.

Pero que se puede esperar, si son hermanos... Trillizos como conclusión. Y eso sin decir que entre los tres existen muchas diferencias pero también similitudes aunque verlos crecer ha sido difícil, porque como madre a veces no se llega a sentir el tiempo.

—Mamá... Hazlos callar. No puedo concentrarme en la lectura. —Protestó Fionn.

—Lo siento cariño, pero si no hubieras asesinado el celular de tu hermano, nadie estuviera disgustado ahora mismo. —Le reprendí al recordarle lo que hizo.

—Kaleb es el culpable. No debió de haberles mencionado nada. —Se volvió a molestar.

—Cariño, tu hermano solo quiere tu bien. —Lo mire.

Fionn quien no quiere dar su brazo a torcer porque sigue creyendo que sé hubiera salido con la suya si su propio hermano mayor no lo hubiera traicionado. Por un lado lo comprendo, porque ningún hermano o hermana quisiera que lo traicionaran, pero en esta ocasión no le puedo dar la razón a mi hijo menor. Así que debo de ser justa con lo que veo y escucho para así determinar mi decisión.

—Fionn... —Lo llamé pero no me contesto. —Hijo... —volvió a ignorarme. —Fionn Neron Ravenscroft Leaky. —Me dio una mirada de reojo.

¡Ah! Si Fionn no fuera mi hijo, diría que está imitando mis propios gestos cuando era una niña pero como llevamos la misma sangre, eso implica que él mantiene esa mirada enojada y seria de la cual me hace recordar cuando yo hacía lo mismo con mis padres en el momento en que no opinaban igual que yo o me regañaban porque le hacía una travesura a Johann que podía costarme horas de penitencia al quedarme en mi habitación sin poder salir.

—No le pediré perdón. —Balbuceó.

— ¿Seguirás enojado con él? —Me reí al ver su gesto.

—Se lo merece. —Se cruzó de brazos.

De nuevo intentó leer la obra de Hamlet mientras se cubría los oídos e intentaba permanecer concentrado leyendo su parte favorita en donde Hamlet y Ofelia se encuentran en la habitación del castillo.

Es curioso ver como Fionn ha crecido durante los últimos años en donde ha dejado a un lado los cuentos animados para interesarme más en la literatura clásica, eso sin decir que ha comenzado a convertirse en un sabelotodo sobre varias materias y eso es poco para decir, porque Fionn se ha convertido en el alumno favorito del profesor Hancel. Quien diariamente le deja varios ensayos de varias obras que cada vez se impresiona al ver como el menor de la familia mantiene un lenguaje poco habitual para tener doce.

Eso sin decir que cada tarde, nos la pasamos juntos una hora en la sala de té para leer o simplemente conversar, ya que Kaleb ha comenzado con una parte en sus obligaciones como futuro rey mientras que Valentina, se mantiene en su propio mundo disfrutando de ser princesa y a su vez, de ser una estudiante integral y participante de todos los eventos que hacemos su padre y yo.

— ¡Aurora! ¡Puedes callarte! —Esta vez Fionn comenzó a irritarse.

— ¡No! —Le gritó ella y volvió a hablar por el celular sin antes pedir disculpas por la interrupción de su hermano.

—No sé qué tanto hablas con April. —Refunfuñó Fionn.

—Cosas que no te interesan. —Ella le sacó la lengua a su hermano.

—Valentina... —reprendí a mi hija por decir eso.

—Lo siento mamá. —Sonrió con inocencia.

— ¡Niñas! ¡Son unas completas tontas! —Fionn agarro la obra y empezó a caminar a la salida de la sala.

Antes que Fionn llegará a abrir la puerta, apareció su padre quien al verlo que salió molesto y murmurando palabras incoherentes respecto a todos, no lo llego a detener, simplemente, Xavier ha comprendido que cuando Fionn se enfurece es mejor dejarlo solo un momento antes que explote y se encierre en su habitación con llave.

Mi querido esposo, dejó ir una risa para irse acercando a mí, apenas llegó cuando me tomó de la mano izquierda y me beso, pero luego sus labios fueron a la sortija y el anillo de casados.

—Papá, me prestas tu celular. —Le rogó Kaleb.

—Está bien, pero no te tardes en hablar con Tyler. Sabes que aún quedamos pendiente con tus estudios. —Le informó Xavier a nuestro hijo.

Xavier se sacó su celular del bolsillo de su pantalón, se lo dio a Kaleb y él pronto marco el celular de uno de sus mejores amigos del colegio. Al ver que la llamada pronto fue correspondida, Kaleb empezó a hacer planes con Tyler con respecto a reunirse un día en su casa para jugar, estudiar y comer bocadillos preparados por su madre, así que al verlo que salía de la sala; solo escuchamos la voz susurrante de Valentina, quien sigue hablando con April que a pesar que sea tres años menor que mi hija, ambas se entienden demasiado que son muy únicas y se tratan como hermanas.

Es de menos después que Wayberly sea mi mejor amiga como Lou pero aunque de pequeñas la relación entre Valentina y Merci fue enorme, con el paso del tiempo mi hija se entendió más con la segunda hija del matrimonio de mi mejor amiga y ex tutor; aunque eso no quiera decir que la amistad entre Merci y Valentina terminara, sino que siempre siguen siendo amigas solo que esta vez, creo que mi hija está más unida a la segunda hija de Neil y Wayberly; ya que con Violet al ser la más pequeña, aún no sabe tratar asuntos tan grandes como sus hermanas Merci y April.

—Está bien. Ahora mismo iré a ver la nueva serie de Disney para que ambas lo comentemos y te dé mi opinión... —la escuché decir. —Sí, lo haré. Nos vemos, te quiero, Pril. —Mi hija colgó para luego salir corriendo. —Hola papá.

—Hola princesa. —Fue un saludo y despedida rápido ya que nuestra hija se marchó sin esperar una respuesta.

En el momento en que Valentina se marchó posiblemente entre su habitación o la sala de entretenimiento, Xavier y yo nos quedamos solos y cuando observé que él le dio una mirada a la puerta esperando a ver que nadie entrara, pronto, se acercó y me robó un beso.

— ¡Atrevido! —le susurré en sus labios.

Le dio risa al escuchar mi palabra que no evito reír y eso sin decir que sentí su mano acariciar mi pierna que me provocó un cosquilleo en mi cuerpo.

—Pueden venir los niños —me separé un poco de él.

—Lo sé. —Se volvió a sentar a mi lado.

A pesar de los años, seguimos siendo los mismos. Él con su actitud arrogante y atrevida y yo con esa actitud un tanto retraída y tímida. En verdad, me gusta que siempre actuemos normal sin acostumbrarnos a la idea que cada vez perdemos más la juventud por no decir la adultez para llegar a la adultez media.

—No presiones mucho a Kaleb —le recordé.

—Debes de sentirte feliz porque he empezado con Kaleb a sus doce años, mi padre lo hizo conmigo a los diez. —Puse los ojos en blanco.

Sé que mi suegro fue un poco duro y estricto con mi esposo en su niñez así que por ello, Xavier se ha encargado que nuestro hijo mayor crezca sin tener muchas preocupaciones y sin tener que comenzar a presionarlo con sus deberes reales. Por supuesto, el trato que hemos hecho es que Kaleb pueda vivir su vida y a su vez, progresar con sus deberes como futuro rey, sin embargo, existen cosas por las cuales tendrá que aprender rápido y otras con un tiempo más moderado. Con Valentina y Fionn hemos coincidido con Xavier que ambos ejercerán su segundo y tercer lugar en el trono y la corona de Nueva Erlanwood en su próximo año. Aunque sabemos que ambos a escondidas aprenden cosas por su propia cuenta.

— ¿Por qué Fionn se fue enojado? —Me pase la mano al cabello al ver que cambiábamos de tema de conversación.

—Nada fuera de lo normal. Sigue enojado con Kaleb y le fastidio la actitud de Valentina. Eso sin decir que se molestó más porque me negué a darle toda la razón por haber tirado el celular de su hermano por la ventana. —Bufé al recordar la pelea.

—Todo un dramático. —Rió en voz baja.

Sentí como acariciaba mis hombros con las yemas de sus dedos, me acurruqué más a él hasta que cerré mis ojos y me relaje un momento.

—Debemos prepararnos. Tenemos que llegar pronto a la obra de ballet. —Comentó.

—Es cierto. Además Valentina está muy entusiasmada en ver la obra de Marianela. —Puedo recordar como mi hija al saber que se trataba de una obra de teatro de romance no tardo en querer ir a verla.

—Bien. Entonces, es hora de prepararnos. —Asentí a sus palabras.

Los niños por su propia cuenta llegaron a darse un baño y a elegir el vestuario con el cual irán al evento; ahora que se encuentran a plena preadolescencia, los resultados de su crecimiento empiezan a florecer, entre ellos, a querer hacer las cosas por su propia cuenta.

Realmente es extraño tener que observar como Kaleb, Valentina y Fionn empiezan a entrar en la adolescencia y eso sin decir que cada vez puedo ver una pequeña imagen de Xavier y mía dentro de los tres, aunque sé que esto, apenas comienza ya que aún falta una larga trayectoria por descubrir y pasar.

El día de hoy mi personal llegó a elegir un bonito vestido verde con un chal negro, unos tacones del mismo color del chal y unas perlas para adornar mi cuello. Calvin y Marco llegaron a ondular mi cabello y dejarme un fleco de lado, últimamente como mi cabello ha crecido, es fácil conseguir diversos peinados para hacerme. Pero esta vez, elegí uno sencillo ya que también llevó una corona hecha de piedra jade.

Me aseguro que todo en mí se encuentre en orden para saber si mis hijos ya se encuentran vestidos para proseguir con el paso del camino. Así que al ver que Xavier se encuentra aun poniéndose el blazer y un reloj nuevo que se encuentra en su respectiva caja; salgo de mi habitación y primero paso por la habitación de Kaleb.

Abro un poco la puerta y observo como mi hijo sigue ajustándose cada botón de su camisa formal. Pol, su mayordomo, intenta abrocharle la camisa color aqua, pero Kaleb quien desde que tiene conocimiento que vive en un mundo lleno de demasiados lujos, aún no se conforma con la idea que los demás pueden hacer las cosas por él. En realidad, tampoco Valentina y Fionn le agrada la idea que sea por poco venerados si no fuera porque ya fuera del castillo pueden ser ellos mismos.

—Pol... Déjame vestirme... —Reí al ver como su mayordomo de unos veinte años busca sus zapatos y se arrodilla para ponerlos.

—Es mi responsabilidad ayudarle y servirle, alteza. —Lo dijo con compasión.

—Pero no así —protestó Kaleb.

Kaleb sin remedio, puso los ojos en blanco y tuvo que buscar la manera en como quitarle los zapatos a Pol, pero su ayudante al ver las intenciones, no dejo que lo hiciera. Así que mi hijo no le quedó de otra que tener que levantar su pie y dejar que le pusieran primero un zapato y luego el otro.

Volví a cerrar la puerta y camine hacia la siguiente habitación que es la de Fionn la cual se encuentra en frente de la de Kaleb. Así que hice el mismo proseguimiento con mi otro hijo; lo busque en una parte de su habitación pero pronto al escuchar sus risas, lo encontré saltando en su cama mientras se burlaba de Héctor quien le pedía de favor detenerse para que no llegará a caerse y así seguir con el proceso de su vestimenta.

Fionn quien le encanta ser a veces malo, hizo un ademan que estuvo a punto de caerse de la cama donde Héctor llegó a poner una cara de miedo y no tardo en trasladarse hacia el otro extremo de la cama para detener la falsa caída de Fionn.

El mayordomo de veintidós años de mi hijo, debía soportar todas sus travesuras día y noche y eso sin decir que a veces soportaba su comportamiento cambiante. El pobre hombre joven que ha sido contratado desde hace tres años, aún sigue intentando acoplarse al cuidado y trabajo que debe de hacer durante todo el día con Fionn, eso sin decir, que he descubierto que por veces en las noches termina cansado por la adrenalina que vive al lado de mi hijo menor.

La suerte que tiene Pol es que Kaleb es pasivo y tranquilo, no le daría ni un solo problema y a su vez, mi hijo mayor trataría de darle menos órdenes de las que debería recibir. En cambio, Héctor le llegó a tocar Fionn, quien no se imagino que el pequeño llegaría a ser casi hiperactivo en ciertos momentos de los cuales lo deja con muchos dolores de cabeza y fastidiado.

Abrí la puerta un poco más grande y esta vez Fionn al verme se detuvo para bajarse de la cama y terminar por sentarse a la orilla de la cama, donde no dudo en ponerse pronto sus zapatos aunque las agujetas quedarán desamarradas.

—Majestad. —Hizo una reverencia Héctor.

—Puedes tomarte un descanso, yo me encargo. —Le indique a él para que se marchara.

—Como diga, majestad. —Inclino la cabeza y se marchó.

Observe como él comenzó a salir de la habitación hasta dejarme a solas con Fionn, quien intentaba amarrarse las agujetas pero siempre llegaban a quedarles mal haciendo que volviera a repetir los mismos pasos.

Me acerqué a él y pronto tome su zapato pero Fionn puso su pie en la cama que no dejó que le amarrara los acetatos haciendo que pronto llegará a saber que sigue enojado conmigo.

Deje ir un suspiro y me volví a levantar del suelo para buscar el peine y tomarlo, me senté a su lado y empecé a dejar de un solo lado su cabello oscuro; lo hice con tanto cariño y paciencia que pronto escuché su gruñido y lo siguiente poner sus manos en su cabeza y no permitir que le moviera un solo cabello más.

—Mamá, déjame. —Dijo malhumorado.

—Fionn... —intenté hablar con él pero recordando que mantiene un carácter duro y serio cuando se enfada preferí desistir.

Al ver que no sigo insistiendo en peinarlo como otras veces que hago cuando desordena su cabello o simplemente lo protege con sus manos para no tocarlo, esta vez me levanté y deje el peine en su mesa de noche. Lo que reconozco es que cuando mi propio hijo se enfada se debe de darle su tiempo para no seguirlo irritando. No tardó en darme la vuelta y observar como suspira como si estuviera resentido o arrepentido, aunque ambas palabras sean diferentes; coincido que puedan ser una de las dos, debido a que el primero puede ser por su enfado y el otro por tratarme con indiferencia.

No vuelvo a mirar hacia atrás y termino por cerrar la puerta de su habitación, es difícil tener que pelear en ciertas ocasiones con cualquiera de mis tres hijos aunque para ser sincera, Fionn es quien se vuelve más orgulloso y no perdona con facilidad, por lo menos Kaleb y Valentina suelen tener un modo de carácter más suave, pero eso no quiera decir que en otras veces, hayan problemas de los cuales tenga que encontrarle soluciones.

Voy hasta la habitación de Valentina y sin tocar o pedir permiso una vez entro para encontrar como ella sigue mirándose en el espejo mientras se mueve de un lado al otro para que su vestido celeste se mueva en la parte de su cintura hacia abajo.

— ¡Mami mira mi vestido nuevo! —saltó de la pequeña tarima circular para correr hasta mí y enseñarme el vestido.

Valentina quien adora todos su vestidos, tiaras, collares, diademas, peinetas y zapatos jamás se llega a olvidar de enseñarme sus cosas antes de salir de casa; le ofrezco mi mano y pronto ella la toma para darse una vuelta completa para mostrarme su vestido nuevo, no es de impresionarme que en cada momento u evento tenga que usar una nueva vestimenta y eso sin decir, que las últimas creaciones que Mandy le ha hecho a mi hija han sido las mejores.

—Majestad. —Observó cómo Esther se inclina para luego levantarse.

Es un milagro que Danny, Sol, Ileza y Yancy no se encuentren también; ya que ellas también se encargan de preparar a Valentina en situaciones importantes y eso sin decir que la costumbre de estar juntas hace que mi propia hija comience a tratarlas más como amigas que como su personal.

—Me quedó con ella, puedes retirarte. —Le anuncio y ella no se niega para despedirse de Valentina e irse de su habitación.

—Mamá... —observo como Valentina camina hasta su armario solo de joyas.

Sé que es extraño que mi hija que aún no ha llegado a cumplir sus quince años ya tenga un armario solo de joyas, pero creo que con el paso de los años que ha comenzado a ser una señorita, ha recibido más joyas que yo cuando me involucre con la realeza, eso sin decir que las tiaras, los collares y los brazaletes forman ya parte de sus artículos más prestigiosos en su habitación.

La parte buena de todo ello, es que a pesar que Valentina obtenga obsequios costosos de muchas personas o no conocidas, siempre ella sigue siendo humilde y eso sin decir que sigue sorprendiéndome con sus ideas para colaborar con la familia.

— ¿Cuál crees que debo de usar? —Sacó dos tipos de tiaras diferentes de su armario.

Ambas tiaras son diferentes; ya que la que tiene en su mano derecha es de plata mientras que la de la mano izquierda es de oro, la primera lleva cristales y un zafiro en medio y la segunda tiene varios arreglos forales donde el centro de las flores son rojas y los pétalos llevan diamantes.

—Esa. —Le señalo la de su mano derecha.

— ¡Es perfecta!—guarda la otra tiara en su lugar.

—Espera hija. —La detengo antes que se ponga la tiara elegida.

Agarro el peine de su tocador para sentarme en su cama y hacerle una señal para que se acerque a mí, pronto llega ella y se pone de espalda para empezar a peinar su cabello castaño lacio, es extraño tener que ver en ocasiones como el cabello de mi hija cambia, porque unas veces suele ser rizado y otras lacio, y esta vez, suele ser la segunda opción.

— ¿Dónde está Hedhog? —Busqué al erizo por toda la habitación.

—En su caja. —Señalo una cama de almohada en donde se encontraba ahora el erizo adulto.

Mire como el erizo sigue durmiendo sin prestarnos mucha atención, por su edad, me imaginaba que las típicas rutinas de su tiempo ya solo sé consideraban en dormir, comer y volver a dormir; no culpaba que el erizo ya se encontrara con siete años que para su edad animal se encontraba casi a más de ochenta años y por lo que el veterinario nos había mencionado últimamente es que Hedhog no sobresaldrá de los diez años de vida a pesar que le hayamos dado los suficientes cuidados; eso rompió el corazón de mi hija pero a veces es mejor tratarlo de hablar antes de que llegue ese día y nadie se lo esperara.

—Mamá... —Deje de estar en mis pensamientos para ponerle atención a mi hija.

—Dime tesoro. —Ella se dio la vuelta.

Observé como se encontraba nerviosa y de cómo hacia muecas con su boca mientras movía sus pies y jugaba con sus dedos; sé que Valentina no me ocultaría nada y desde luego, sería la primera persona en saber sus problemas antes que alguien lo llegará a saber de cualquier manera. Ella permaneció en una postura inquietante y preferí no insistirle hasta que encontrara las palabras y el tiempo necesario para mencionármelo; pronto, elevó sus ojos y dejó salir un suspiro que mi instinto de madre dijo que no es nada bueno lo que me dirá.

—April me comentó que Sabrine de nuevo no me invitará a su fiesta de cumpleaños porque soy una rara. —movió sus ojos para no mirarme. —Le mencionó que debo de ser un tipo de bruja para hablar con los animales y plantas y que siempre hago el ridículo con otras personas y que me comporto como una mendiga en vez de princesa. —Maldije a ver como mi hija está a punto de llorar.

La acerqué hasta mí y la rodeé con mis brazos mientras le daba besos en su cabeza; no puedo creer que esa princesa de Isla Estrella ha comenzado a insultar a mi hija como si la llegará a conocer bien; ni siquiera puedo creer que el año pasado solo porque hicieron un conteo de las 100 princesas más hermosas del mundo mi hija quedará en primer lugar antes que ella y eso sin decir que los rumores de una posible estafa para que la revista dijera lo contrario podría llegar a suceder pronto dejando a mi hija en el segundo puesto mientras que ella en el primero.

Esa fue la primera razón por la que comenzó todo y por consiguiente los insultos y las críticas del comportamiento de mi hija; no debería importarme lo que los demás digan de ella porque son pocos quienes las conocen pero sé que a ella le afectan, y si Valentina le duele y molesta, también a mí.

No me quedará otra forma que hablar con los padres de esa niña y espero que se detenga porque esta vez ha sido suficiente para no soltar las palabras necesarias para callarla.

—Cariño, no es necesario que vayas a esa fiesta solo para demostrarle a los demás que Sabrine es tu amiga y lo que dice no es verdad. —Limpié una lágrima que rodó por toda su mejilla.

—Soy diferente y extraña para todos. Y ella solo se limita a hablar mal de mí. —Susurró.

—Cielo... Ser diferente y extraña, no es malo. Así eres tú y así te quiere las personas, lo que diga Sabrine, bórralo de tu cabeza. Sé que no es fácil pero a veces es mejor ignorar esas palabras para seguir hacia delante. —Le acaricié el rostro.

De alguna manera debo de ayudar a mi hija y también solucionar su problema porque no quiero seguir escuchando que cualquier persona se burla de ella solo por tonterías innecesarias para molestarla y hacerla sentir mal.

—Sabes, cuando vivía en Hillburg Prince muchas niñas también me decían rara y en ciertas ocasiones fenómeno, gusano o bruja. —Ella se sorprendió al escucharme esas palabras. —Créeme hija, que duele al principio, pero en cierto modo te adaptas porque sabes que esas personas son peor que sus propias palabras, ni siquiera existe un solo término para describirlas que en ocasiones mantenerte callada es mejor para evitar enfrentamientos. —Seguía escuchándome con mucha atención. —Esas personas no conocen bien tu corazón y el día en que te vean triunfar allá afuera... —Le enseñé la ventana. —Se morderán la lengua como unos tontos. —Sonreí.

Y es verdad, cuando las personas llegan a hablar mal de las personas y a criticarlas sin verse antes, terminan por perder muchas cosas que jamás se volverán a recuperar. Lo digo, porque me sucedió y ahora muchas de esas niñas que me molestaron a la misma edad que mi hija, se arrepienten de todas las palabras que me decían hasta llegar al punto que cuando me las encuentro, buscan la manera que no recuerde sus palabras para no dictarles un castigo. Y aunque me provoca mucha risa, prefiero no mencionar nada.

— ¿Alguna vez las enfrentaste? —Se me salió una leve risa al recordar las miles de veces que les deje claro a esas niñas quien soy yo.

—Si no fueras princesa, actuarias como yo pero en vista que tu padre odia las peleas también... Solo mantén la cordura, hija y si Sabrina vuelve a burlarse de ti, déjale en claro quién es Valentina Leaky. —Le guiñé el ojo.

Mi hermosa hija, quien la adoro con todo mi corazón como a sus otros dos hermanos, soltó una risa y se tiró a mis brazos para volverme a abrazar con mucha más fuerza.

—Mi hermosa esposa y mi preciosa hija. —Xavier entró a la habitación y se arrodillo para quedar en posición de ambas.

—Papá, ¿tú amaste mucho a mamá a pesar de haber sido una joven extraña? —Le preguntó nuestra hija a él.

Xavier me dio una mirada dulce y pacifica que pronto se mezcló con la de nuestra querida y preciosa niña, no puedo creer que la pequeña tenga la misma mirada grisácea que su padre y eso sin decir, que cuando se enoja también puede tener esa mirada fría y frívola heredada de parte de su familia paterna.

—Desde que conocí a tu madre, hija... —Ahora volvió a verme. —La amo. Sea como sea ella, la amo, porque me hace feliz, sentirme seguro y eso es poco con el regalo que me dio, que eres tú y tus hermanos. —Valentina sonrió.

—Que romántico eres papá—rió ella.

La pequeña de la familia, bueno, ya no tan pequeña... Nos abrazó a ambos para luego tomar su tiara y antes de salir corriendo por los pasillos en busca de quizás a uno o ambos hermanos, sin embargo, se detuvo antes de salir de la puerta para regresar hacía mí para llegar a susurrarme unas palabras al oído.

—Gracias mamá. Yo también en un futuro quiero una historia como la tuya y la de papá. —Me dio un beso en la mejilla y se marchó.

Xavier tomó mi mano y pronto me levantó para ambos caminar hasta la puerta de la habitación.

— ¿Conversaciones entre madre e hija? —asentí sin dudarlo. —Tengo una pendiente con Fionn así que también habrá una entre padre e hijo. —Rodé los ojos con gracia.

—Está molesto conmigo. —Le comenté pero descarte en darle detalles del comportamiento de nuestro hijo contra mí.

—Se le pasara, verás que en la noche, todo estará olvidado. —Acogí sus esperanzas.

—Eso espero. —Musité.

— ¿Lista para irnos? —Cambio de tema.

—Sí, podemos irnos ya. —Le sonreí.

—Bien, vámonos.

(...)

Entramos todos al auto para prepararnos a ir a Hilland Park en donde se llegara a celebrar el evento; Xavier le dio una señal a Jerry y pronto el vehículo empezó a moverse, por el tiempo en que seguíamos de camino, Kaleb y Valentina empezaron a jugar piedra, papel o tijera, mientras tanto Fionn le comentaba a su padre lo poco que ha leído sobre Hamlet; si no fuera porque mi hijo menor sigue enojado con sus hermanos, estoy segura que él se les hubiera unido en el juego pero como veo que aún no da su brazo a torcer, prefirió hablar con su padre y en otros momentos solo mirar a través de la ventana.

Si es posible, cuando éste día termine, de seguro volverá a hablarme junto con sus hermanos pero si no termina así la situación, es seguro que se mantendrá así toda la semana hasta que los justificantes de su enojo sean los que le pidan disculpas.

Aun así, en mi caso no tengo nada que perdonarle porque aunque el castigo haya sido severo para él pero no para Xavier y mí; no cambiare mi opinión con respecto a lo que hizo. Realmente, todo se dio solo porque un día se escapó del colegio para caminar por un rato en la ciudad y por si fuera poco, muchos ciudadanos lo miraron pero nadie comento acerca que uno de los príncipes se encontraba merodeando las calles de Rainkown hasta que a Kaleb le preguntaron sobre la ausencia de su hermano menor en clase y fue entonces que apareció antes de tocar la campana y así librarse que Gavril, Nadia y Jerry se dieran cuenta de lo sucedido.

Y por supuesto, Kaleb al llegar a la casa me lo comento no con la intención de causarle problemas a su hermano menor sino para evitar que le suceda algo antes que nadie haya llegado a saber. Fue entonces, que Xavier nos encontró a media conversación y antes de poder intervenir en un posible problema, todo termino mal y Xavier se dispuso a darle un castigo leve a Fionn para que recapacitara sobre su conducta.

De este modo, es como los sucesos llegaron a como están hoy en día.

Al llegar a Hilland Park, unos cuantos fotógrafos y periodistas ya se encontraban cerca de nuestro auto, en donde apenas Jerry nos abrió la puerta cuando muchos de ellos se nos lanzaron encima pero Gavril con otros guardias intervinieron que de nuevo sucediera eso; así que los niños fueron los primeros en salir para ser la siguiente y de último Xavier.

En el camino hasta la plaza donde se mostrará el evento, observé como Kaleb intenta ser lo menos fotografiado posible, en cambio Fionn, no se encontraba en el mismo estado de perjudicaciones que su hermano, pero lo que sí, es que él también detesta tener las cámaras encima. Pero Valentina, es la que menos le importa ser fotografiada, ella siempre posaba a la cámara de diversa manera hasta seguir caminando con elegancia.

—No puedo creer que mi hija tenga mejores dones de gracia y elegancia. —Xavier rió.

—Aprende rápido gracias a la señorita Thornicke. —Rodé los ojos.

La señorita Thornicke... Como olvidar sus clases de protocolo y etiqueta. Por lo menos Valentina ha sido mejor alumna que yo y eso sin decir que la princesa de la familia ha comenzado a tener pretendientes, tanto, que me he reído varias veces al escuchar como Xavier dice que nada de novios a esta edad hasta que tenga treinta. Lo cual creo que será imposible pero es divertido escucharlo.

—Majestades. Altezas. —Inclino el cuerpo el director de la obra. —Sus asientos son los de la primera fila, clase A. —Nos encamino a nuestros lugares hasta señalárnoslo.

—Muchas gracias. —Agradeció Xavier.

Nos sentamos a esperar que la obra de ballet comenzara y mientras que eso sucedía, a Xavier y a mí nos tocó saludar a varias personas importantes entre ellos el alcalde de la clase alta del lado Este.

Después de unos saludos cordiales para nosotros y los invitados al evento de parte del director y productor de la obra, se hicieron los tres llamados para el público y cuando se hicieron, las cortinas del teatro montado en la plaza se abrieron hasta ver los primeros rastros de la escenografía y a la protagonista de la obra quien hará el papel de Marianela.

Me acomode mejor en mi asiento y preferí deleitarme en la obra antes que todo termine sin haberlo esperado.

(...)

Cuando la obra termino en el momento en que vemos a Pablo casarse con su prima y no con Marianela, todo el público se levantó de sus asientos y empezó a aplaudir; Xavier, los niños y yo, nos levantamos para ser los siguientes en aplaudir y cuando las cortinas se cerraron y minutos después se abrieron para presentar a todo el elenco de la obra, quienes se tomaron de las manos y se inclinaron como agradecimiento para luego aplaudirse entre ellos.

El público empezó a levantarse de sus asientos para irse de la plaza, nosotros fuimos los siguientes pero por ley, antes de volver a casa, visitamos los camerinos de todos los actores de la obra, donde Xavier y yo les dimos unas palabras de felicitaciones por protagonizar muy bien la obra de Benito Pérez Galdós.

Igual hicimos con el director, productor y los demás trabajadores que ayudaron con la obra, los niños mientras tanto se habían quedado hablando con los actores principales entre ellos Jazmín Gray quien protagonizo Marianela y Prince West quien fue Pablo.

— ¿Creen que algún día podré representar una obra de teatro así? —dijo Valentina al entrar al auto.

—Sí lo sueñas, todo puede ser posible. —Le guiñó el ojo su padre. —Mira que tu madre lo hizo antes de ser reina. —Me di cuenta cómo a mi hija le brillaron los ojos.

— ¿En serio mamá?—Sonreí al recordar cuando protagonicé el Lago de los Cisnes.

—Sí, pero tu tía Wayberly se llevó el primer lugar. —Ella se sorprendió.

Realmente sigo diciendo que Wayberly se merecía ese lugar, porque a pesar que quedé en segundo, los dotes que tiene Way con respecto al ballet nadie se los llega a sobrepasar y más porque la mayor parte de su vida ha trabajado siendo una bailarina profesional.

—Hubiera querido que Pablo se quedará con Marianela. —Cruzó los brazos mi hija mientras cambiaba de tema.

—No todas las historias tienen un feliz para siempre, hermana —mencionó Kaleb.

—Además, Marianela fue la que no quiso darle la cara a Pablo. Y él no iría detrás de ella más porque ni la conocía. —Declaró Fionn.

— ¡Que pésimo eres! —le acusó Valentina a Fionn.

—No tengo culpa que ella haya tenido miedo de revelar su verdadera identidad con Pablo solo por ser fea; además lo que de verdad importaba es que revelara su verdadero interior. —Valentina rodó los ojos.

Ella se quedó callada al darse cuenta que por un lado su hermano menor tiene razón y no podía juzgar o competir con Fionn porque él leyó dos años antes que ella aquella gran obra literaria.

— ¿Algún pretexto? —Dijo de manera pretenciosa su hermano.

—Engreído. Por eso no conseguirás novia ningún día. —Ella le sacó la lengua.

— ¿La quiero tener? ¡Ja! Ser un príncipe soltero y codiciado es lo mejor que me ha sucedido en la vida. —Soltó Fionn.

—No es de dudar porque April te odia tanto. —Se burló Kaleb.

—Ella es peor que yo. Así que no debería juzgar. —Se defendió Fionn.

— ¡Oye! ¡No le hables así a mi mejor amiga! —Le dio un empujón Valentina.

—Niños... —Xavier intervino antes que llegará a haber una pelea.

— ¡Él empezó!

— ¡Ella empezó!

Ambos se señalaron al unísono haciendo que llegará a reír mientras Xavier me da una mirada seria y enarcaba su ceja. Encogí los hombros como respuesta porque en total, ver esas escenas me recuerda a Johann y a mí cuando peleábamos.

—Niños, nada de peleas o serán castigados. ¿Comprenden? —Les advertí.

—Si mamá. —Repitieron ambos.

(...)

Llegamos a casa y el primero en despedirse para irse a dormir fue Kaleb, quien además de tener un día largo y cansado, mañana le espera uno igual. Así que no lo detuve para que se fuera a la cama temprano.

—Kaleb... —Fionn lo llamó.

— ¿Sí? —él enarcó la ceja.

—Lo lamento por haberme molestado contigo, tenías razón de haberle dicho a papá y mamá. Sé que lo hiciste porque te preocupas por mí y eso no lo comprendí... ¿Crees que puedas perdonarme? —Sonreí al ver como Fionn le pedía perdón a Kaleb.

Kaleb bajo de las escaleras que ya había subido para irse a su habitación, se puso al frente de su hermano y aunque esta vez la estatura de ambos sea distinta, ya que Kaleb ha crecido unos centímetros más que Fionn, él no dudo pronto en abrazarlo sin antes agarrar su cabeza y arrastrar su puño de un lado hacia el otro en el cabello de su hermano menor haciendo que Fionn protestara pero a la vez riera.

—Claro que te perdono. —Le respondió Kaleb. —Te quiero tonto. —Separó de él para darle un golpe con cariño en el hombro.

—Yo también. —Le sonrió.

Kaleb bostezó y volvió a seguir con su camino para ir a dormir; mientras tanto, Xavier, Valentina y yo nos quedamos mirando aquel pequeño espectáculo que hizo que esta noche toda terminara bien.

—Es hora de dormir, mañana tienen clase de francés y alemán. Y no pueden faltar. —Les dijo Xavier a Valentina y Fionn.

Ambos hermanos se dieron una mirada para empezar a subir las escaleras. Pero antes que terminaran por irse, un guardia apareció con una carta pero no para Xavier o mí, sino que para Valentina.

—Alteza, un muchacho le envió esto a usted. —Me sorprendí al escuchar eso del guardia.

—Uhhh, debe ser de Ashton. —Fionn miro a Valentina con risa.

— ¿De quién? —Dijo Xavier.

—Ashton, estudia en el mismo colegio que nosotros, solo que es dos años mayor que Aurora... ¡Ay! —Observé como Valentina pellizco a su hermano.

— ¿Dos años mayor? ¿Tienes novio? —Preguntó Xavier. —Contesta Aurora Valentina Ravenscroft Leaky. —Puse los ojos en blanco.

— ¡No papá! Es un pretendiente pero nada que ver con él. —Dijo mi hija alarmada.

—Dios... ¡Si siguen llegando cartas me dolerá la cabeza! —Siguió Xavier.

—Que dramático. —Le susurré.

—Bien... vayan a dormir. —Se tocó la cabeza Xavier.

Valentina le dio un empujón a Fionn y le dijo algo que ya no llegué a escuchar, simplemente se marcharon hasta ya no poder verlos.

—Sigue así y asustaras a los futuros pretendientes de tu hija. —Él encogió los hombros.

—Mejor. Así no me debo de preocupar de muchas cosas, porque el tema de sexualidad aún no lo he planeado bien para mencionárselos a los tres. —Negué con risa.

Ya quiero ver a Xavier en posición de padre sobreprotector. En realidad, creo que ya hemos empezamos con esa etapa, solo espero. Que las cosas no vayan por un mal camino y que no se cumpla ese deseo de ver que mi hija se case hasta los treinta, sino tendré que empezar a poner santos de cabeza para que Xavier acepte a un futuro yerno que si se comprometa a cuidar, amar y a respetar a nuestra adorada hija.

Ah. Ya me veo en la etapa de encubrir los amoríos de mi hija ante su padre. Solo espero no convertirme en una pésima madre en esto, porque lo que sí, es que Valentina tendrá muchos chicos detrás de ella. Así que yo seré la siguiente juez en valorar cual chico es el mejor para ella.

Dios... Ser madre de tres futuros adolescentes, no será nada fácil.

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Algún día llegaría este día en que nuestros protagonistas empezaran a entender la pre adolescencia de sus hijos...

Espero que les haya gustado esta segunda parte! Porque la última, por supuesto les gustara más!

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