Manchas de jalea 🍇

2 años después...

~ Xavier ~

Antes de terminar mi trabajo de nuevo reviso la hora de mi reloj de mano, me doy cuenta que falta quince minutos para las tres de la tarde, eso significa que debo de pasar a recoger a los niños a sus clases de pintura; así que dejo de hacer mi trabajo para organizar unos papeles y adentrarlos a un folio para que no se me pierdan e irme con la esperanza de que pueda continuar por la tarde antes que el tiempo se me vaya volando.

Tomo mi blazer, me lo pongo mientras salgo de mi oficina y camino en dirección a la puerta principal donde Jerry debe de estarme esperando con el auto listo; me encuentro a varios empleados y muchos de ellos me saludan con una reverencia para después esperar que siga mi camino para ellos moverse; por un lado, aun no comprendo porque varios de los trabajadores que han servido a mi padre desde antes que naciera siguen comportándose de una manera muy respetuosa conmigo cuando saben que no soy exigente y tampoco estricto con los saludos.

En realidad, las personas que me han visto crecer saben que son las que tienen mi mayor confianza y aunque muchos ya se encuentren en su edad de adulto mayor y en su etapa de jubilación, parece que aún sienten esa necesidad de tenerme respeto a pesar de saber lo pacifico que soy. Porque lo mejor de esto, es que quien tiene ese poder para hacerles sentir a los empleados que no es necesario tenernos tanto respeto como reyes es Kiara, ella sí sabe cómo maniobrar esa técnica que aún sigo reforzando y parece no funcionarme.

—Buenas tardes majestad —me saluda Jerry al abrirme la puerta del auto.

—Buenas tardes Jerry, ¿cómo te encuentras? —le devuelvo el saludo al entrar al auto.

—Muy bien majestad, gracias por preguntar. —Me sonríe.

Jerry apenas lleva un año y medio trabajando con nosotros que parece como si llevara mucho tiempo de conocerlo; ya que además de ser un joven con carisma y amabilidad, ha logrado ganarse la amistad de muchos empleados o compañeros como también de mi parte y de Kiara. Además no puedo negar lo bien que se lleva con los niños y más con Kaleb que parece agradarle más de lo esperado porque siempre mi hijo cada tarde pasa a buscarlo para jugar con él o solo para darle una de las galletas que ha agarrado desprevenidamente del jarrón de Robert quien al final Maggie es quien se las da a él al no poder contenerse en ver su carita dulce.

— ¿A Greenwood, su majestad? —dejé de ver mi celular para ver a Jerry a través del retrovisor del auto.

—Sí, vamos a recoger a los niños —le indiqué.

En todo el camino, llegue a hacer unas llamadas como corresponder otras antes de ver a los niños, ya que quería resolver los asuntos del trabajo para así darles ese tiempo que mis hijos se merecen, ya que ellos son lo más importante para mí, pero como siempre habrá algo o alguien que interrumpa esos momentos en que tengo con mis pequeños.

Cuando Jerry se detiene cerca de la Academia de Arte y Escultura del país, pronto bajo del auto para entrar rápido en el recinto del lugar; como soy el rey, la secretaria quien ya me conoce cada vez más, siempre da la orden que me dejen entrar con libertad, ya que con anterioridad debía de ser seguido por muchos guardias para resguardarme de cualquier peligro como a la vez, tener que esperar en un solo lugar a los niños para que nadie fuera detrás de ellos.

En todo el camino, seguí observando todas las pinturas de grandes artistas del país, entre ellos Joaquín Benito, Lucinda Gallot, Pol Justice, Wiscosin Saavedra, y muchos más. También tenemos muchas pinturas de varios artistas internacionales; además, las esculturas de piedra, arcilla, hierro, cera, yeso, plomo, mármol, granito y otros no se quedan atrás. La verdad es que la Academia es un lugar lleno de arte y cultura y una de las más famosas a nivel nacional e internacional; lo bueno es que aquí además de enseñar las diferentes maneras de hacer arte también es una gran competencia para una carrera universitaria que se base de las mismas técnicas; aunque al ser de prestigio y de alto costo, se ha empezado a evaluar a personas que tienen grandes dones artísticos para brindarles becas completas y ayudarlos próximamente a conseguir un trabajo.

Después de cruzar por la fuente que está diseñada por mármol con figuras del mundo terrestre y dimensional, me dirigí al salón donde se encuentran los niños.

Al principio la idea que los niños empezaran a tener actividades extracurriculares desde pequeños fue algo que Kiara no le pareció gustarle mucho, ya que creía que al empezar a poner a los niños desde muy pequeños a escuelas o academias que les enseñaran diferentes cosas sería pasar menos tiempo con ellos; pero en realidad, para ella y para mí, el tiempo comienza a ser más limitado y los niños al cumplir tres años empezaron a aburrirse a ver que sus padres no se encontraban las veinticuatro horas con ellos, lo cual tuvimos que discutir como padres para que tanto ellos como nosotros saliéramos ganando, así que las partes del día que los niños tuvieran actividades en donde pueden disfrutar su tiempo, nosotros trabajaríamos y cuando ellos se encontraran sin algún deber, nosotros les dedicaríamos ese tiempo. Así que los cinco salimos ganando.

La idea de poner a los niños en una academia fue parte de Kiara, ya que al principio fui quien insistió en contratar a un maestro para que les diera a ellos clases de pintura o arte pero con los propósitos que mi esposa tenía conmigo, al final ella fue a quien le di la decisión final. Por el hecho, de que me convenció que dentro de una academia nuestros hijos llegaran a relacionarse con más niños y conocer más personas con las que pueden llegar a tener una buena relación de amistad, además no llegarían a estar dentro del castillo todo el día, sino que descubrirían y se criarían a través del mundo exterior. Algo que mis padres no hicieron conmigo.

Lo veo como una posibilidad positiva ya que cuando vayan creciendo, cada uno de ellos tendrá un buen acercamiento con el pueblo y llegaran a ser más justos y críticos con todo lo que observaran.

Toque la puerta del salón de arte de los niños menores de cinco años para ver como el maestro de pintura fue el primero en abrirme la puerta y por lo siguiente escuchar la voz de mis hijos.

— ¡Papi!

Observé como Valentina dejo de colorear con una crayola para correr hacia mí, la pequeña princesa de la familia quien cada vez más se parece a su madre, no tardó en llegar hasta mí y saltar en mis brazos.

Escuché su risa exactamente en mi oído y fui el siguiente en sonreírle al ver lo alegre y bien que se encuentra mi pequeña.

— ¡Papá! ¡Mira, mira! —llegó Fionn hasta mí y me enseño un dibujo en su hoja de papel.

Puedo ver la tonalidad de los colores primarios y secundarios; en donde abarcaba una casa, un árbol y unas cuantas personas de distintos tamaños. Por un momento, Fionn me recordó a mí cuando era un niño y hacia los mismos dibujos y se los enseñaba a mi mamá, la comparación de ambos es que Fionn con su edad corta, parece tener más la habilidad de dibujar y poder saber qué es lo que hace, mientras que yo, hacia un solo machón que no se llegaba a entender lo que hacía.

— ¡Wow! ¡Que dibujo tan bonito, hijo! ¿Quiénes son? —le pregunte con diversión.

—Eres tú, mamá, mi abuelita, mis dos abuelitos, Aurora y Kaleb. — Sonreí.

— ¡Me encanta! Te ha quedado súper bonito. ¿Lo pegaremos junto a tus demás dibujos? —le regrese el dibujo.

— ¡Si papi! —saltó de la alegría.

Observé como Fionn corrió para traer su pequeña mochila, pero antes de llegar Kaleb ya se encontraba en fila, ya que tuve que poner a Aurora en el suelo para que también trajera sus cosas y nos fuéramos.

— ¿Papá, jugalemos hoy? —hizo ojitos de perrito.

— ¿Qué quieres que juguemos hoy? —le ofrecí mi mano para que la tomara y así camináramos juntos.

— ¿A las escondidas? —suspiré.

Es agotador jugar a las escondidas con los niños cuando se trata de estar en un castillo de varias habitaciones y con muchas probabilidades que los tres se muevan de un lado hacia el otro cuando menos los pueda encontrar.

— ¿Qué te parece si mejor jugamos congelado? —Le propuse.

— ¡Sí! —Que bueno que Kaleb acepta todo juego.

Aurora y Fionn volvieron para ver como los tres se despedían de su profesor y así comenzaban a caminar a mi lado; Aurora fue la primera que empezó a contarme cómo fue su tarde con las clases de arte, donde comento con recelo como a ella se le había dificultaba hacer bolitas de papel crespón para llenarlas dentro de una figura mientras que Kaleb fue el primero en haber terminado entre toda la clase, así que me mostro al alzarme los deditos de su mano como el color del papel rojo había quedado pegado.

—Y ¿qué dibujo tratabas de hacer hija? —ella con su mochila rosa y con su tiara de juguete me mostro la hoja de papel donde se encuentra una manzana rellena con las bolitas de papel un poco desechas por la presión al ser pegadas con el pegamento.

—Yo quelia que fuela una manchana achul —renegó.

— ¿Azul? ¿Por qué azul? —no me esperaba esa respuesta.

—Poque es un colol bonito pero el achul se lo dielon a oto nino —reí.

—A la próxima hijita. —Acaricié su cabellera castaña. —Fionn, no te alejes.

Fionn se detuvo a medio camino para esperarnos a que todos nos fuéramos juntos, ya que él había terminado por correr y darle muchos giros a la fuente que creo que termine por marearme antes que él; el menor de mis hijos, se nos quedó mirando hasta que de nuevo empezó a caminar junto con nosotros para ir jugando a contar los pasos de hormiga, de elefante o de rana que yo le indicaba junto con Kaleb.

—Ocho pasos de rana —cambie de nuevo de animal.

Fionn y Kaleb empezaron a saltar haciendo que se escuchara un rechino de sus zapatos al deslizarse con los azulejos del lugar, sus pequeñas mochilas de las cuales solo se les llegaba a poner un refrigerio y su botella de agua, saltaban de la misma manera que bajaban y subían haciendo que les quedara de lado y ambos rieran.

Ambos casi son la misma gota de agua perfecta si no fuera porque primero, ambos tienen un carácter es diferente; segundo, Kaleb es unos centímetros más alto que Fionn; y tercero, sus narices son diferentes. La verdad es que el físico de ambos hermanos no varía mucho, porque los dos tienen el mismo color de cabello, el mismo color de ojos y casi la misma simetría de rostro pero sé que quizás al crecer terminaran por ser más diferentes de lo que apenas empiezan a ser.

Solo salimos de la academia cuando observe que Kaleb se detenía y empezaba a abrir su mochila, dejé que sus hermanos subieran al auto con ayuda de Jerry para ver como él sacaba una página y la posicionaba en el suelo, me di cuenta del dibujo que se encontraba en la hoja blanca y casi se me sale un sonrisa si no hubiera sido porque me puse serio al ver como Kaleb disimuladamente me dio una mirada.

—Papá, ¿puedo dale esto a Jelly? —Me mostro un trozo de chocolate en una servilleta y el dibujo.

—Claro que sí, hijo. —Le hice una señal para que continuara con lo que quería hacer.

Kaleb corrió hasta donde se encontraba Jerry, para empezar a darse un saludo con un choque de manos, note como Jerry se agacho para estar a la altura de Kaleb y pronto mi hijo le enseño su dibujo, el cual trata de su amistad con Jerry, en donde él y mi chofer se encuentran jugando fútbol donde arriba con letras grandes y pequeñas y con diferentes colores ha puesto "Mi mejor amigo Jerry y yo"; la sonrisa de uno de mis empleados más jóvenes se llegó a elevar al ver el dibujo que el príncipe de Nueva Erlanwood le ha hecho a él; es muy conmovedor ver esto por la razón que Jerry no se espera este tipo de cosas de Kaleb pero por otro lado, no es de sorprenderse cuando uno de los niños empieza a encariñarse demasiado en alguien que hasta empieza a demostrarle su afecto.

Después Kaleb le regalo a Jerry el trozo de chocolate donde él lo partió en mitad para darle un pedazo a mi hijo; me alegre tanto de ver esa amistad que de nuevo acepte que Kiara tiene razón con respecto a que es bueno que los niños se familiaricen con los empleados del palacio, eso hará que ellos tengan buenas relaciones de amistad y los involucremos que ellos crezcan con cualquier tipo de personas con sus diferentes estatus.

Me acerque a ellos y pronto Jerry le agradeció a Kaleb por sus regalos, me dio una mirada y yo solo reí para cargar a Kaleb y adentrarlo en el auto para luego yo ser el siguiente; Jerry cerró la puerta para ser el siguiente en rodear el auto y entrar, encendió el vehículo hasta comenzar a manejar.

—Fionn... déjame —miré como Aurora empezó a protestar.

—Tienes pintura en la cara —Fionn se burló de su hermana.

— ¡No es cieto!

— ¡Si es!

— ¡No es cieto!

— ¡Si es!

— ¡Que no es cieto!

— ¡Que si es!

— ¡Papá! ¡Fionn esta mostando! —Aurora señalo a su hermano.

— ¡Me estas atacando!—Fionn se retiró unos centímetros de su hermana.

— ¡No te esoy atatando! —se defendió Aurora.

— ¡Claro que sí!

— ¡Cao que no!

— ¡Claro que sí!

— ¡Cao que no!

—Niños... —Les llame la atención. —No peleen.

Ambos se dieron una mirada y al mismo tiempo se llegaron a sacar la lengua y a poner sus brazos cruzados como si estuviera enojados uno del otro pero en realidad, sé que ese enojo no durara mucho tiempo porque al ser hermanos y también mejores amigos, no pueden evitar no hablarse.

Llegamos pronto al castillo cuando menos me lo esperaba; apenas Jerry estaciono el auto cuando los niños abrieron la puerta y empezaron a hacer la típica competencia de correr para ver quien llega primero a la puerta de su hogar; le agradecí a Jerry por el viaje para después empezar a entrar junto con los niños a la casa mientras me quitaba el blazer y doblaba las mangas de mi camisa hasta los codos.

—Y ¿mamá? —preguntó Aurora.

—Tuvo que ir a la ciudad hija. Vendrá más tarde —le comente.

— ¿Podemos jugar ya? —insistió Kaleb.

—Está bien. —Reí. —Jugaremos congelado, ¿quién quiere empezar a ser el mago o el hechicero de hielo? —les dije a todos.

—Yo quiero ser —Fionn saltó y levantó la mano.

—Está bien hijo. Entonces nosotros seremos el pueblo —le dije a Kaleb y Aurora.

Nos reunimos en un círculo y empezamos a jugar uno de los juegos favoritos de los trillizos. Observé como Fionn se dio la vuelta dándonos la espalda para luego cubrirse los ojos con sus pequeñas manos hasta parafrasear la clave principal del juego.

—Doy cinco minutos para que busquen el objeto dorado... Quien lo encuentre se salvara y quien no, se congelara... Ahora pueden empezar ¡ya! —gritó Fionn.

El juego consistía en buscar un objeto dorado, o de cualquier color que el mago o la hechicera eligiera pero ese objeto ya lo tiene seleccionado en su memoria así que como petición para que no nos congelara con su magia de hielo, debíamos complacer su pedido y si no es el objeto que él o ella quiere, terminaríamos congelados, eso quiere decir que perdemos y nos tocara hacer un reto.

Pero conociendo a mi propio hijo, sé que ese objeto dorado solo lo encontrare en un solo lugar y ese es en la oficina de su madre donde tiene una caja de chocolates con envoltorio dorado; así que riendo por la petición de mi hijo, no tardo mucho tiempo en ir al despacho de mi esposa, abro la puerta y voy hasta uno de sus cajones de su escritorio para encontrar la caja de madera donde están varios chocolates con diferentes envolturas de colores pero en busca del chocolate dorado que es el favorito de Fionn por tener caramelo; tuve que agárralo y pronto dejar aquella caja en su lugar.

Sé que a Kiara le molestaría que complazca las peticiones de nuestros hijos y más cuando se trata de chocolate pero en realidad, si no le daba a Fionn lo que quiere, todos terminaremos congelados, con retos y posiblemente Fionn terminaría pidiendo siempre lo mismo hasta llegar a dárselo.

Así que mientras salgo de la oficina de mi esposa y camino hasta donde se encuentra mi hijo, decidí que mejor Kaleb o Aurora le dieran el premio dorado a su hermano porque sé que a ellos se les dificultara más encontrar lo que quiere Fionn; me acerque a una mesa y ahí deje el chocolate mientras camino y busco otro objeto como simulación antes de que el tiempo se acabe.

— ¡Tiempo! —Escucho como Fionn grito.

Tome un adorno de una sala para caminar en dirección de la sala principal en donde Fionn está, llegue lo más pronto pero solo me encontré a dos de mis hijos, porque Kaleb aún no ha aparecido así que tuvimos que esperar unos cuantos minutos más hasta que él llegó y observe como se limpiaba la boca con su brazo.

—Mis honorables súbditos... ¿Qué os traéis para mí este día? A ver que han conseguido lo que os pedí —dijo Fionn.

Todos alzamos nuestras manos mostrándoles nuestros objetos pero al ser yo quien me extrañe primero al no ver el chocolate en la mano de Kaleb o Aurora casi me hice la pregunta si ellos no llegaron a notarlo donde lo dejé, pero recordé que lo deje en la mesa que esta junto a las escaleras, así que es imposible que ellos no se llegaran a dar cuenta de su presencia.

—No... Nada de eso es lo que pedí —dicto Fionn.

Pero cuando Kaleb bajo el brazo, del bolsillo de su short cayó una envoltura dorada y es cuando caí en cuenta que mi hijo en vez de ofrecer el chocolate, termino por comérselo.

— ¡Mi chocolate! —Fionn se dio cuenta de la envoltura y pareció que empezaría a llorar.

—Hijo... —me agache para abrazarlo.

—Papá... Kaleb se comió mi chocolate —hizo un puchero.

No debería pero... no me quedará de otra que volver a la oficina de Kiara por otro chocolate. Me asesinara y estoy ya imaginándome sus palabras que las sentiré cerca de mi oído decir:

« ¡Estás mimando demasiado a los niños! Y eso que antes decías que yo terminaría por malcriarlos».

Esperemos que esta vez no se entere o sino quien se llevará el castigo seré yo.

—Tranquilo pequeño, iré por otro pero no le digas a mamá, ¿ok? —le dije.

—Es malo decir mentiras, papá —reí al escuchar la regla que su madre les ha impuesto.

—Es piadosa, no te preocupes —le guiñé el ojo.

Pero antes de ir por su chocolate, mi celular empezó a sonar así que no tarde mucho tiempo en sacarlo de mi bolsillo y ver en la pantalla que se trata de mi mejor amigo, Neil.

—Vayan a jugar al patio, luego los alcanzo. Hablare con el tío Neil —los motive a que siguieran con sus juegos mientras mantenía una conversación privada con Neil.

—Me darás luego el chocolate, papá —suplicó Fionn.

—Claro que sí hijo, te lo prometo. —Revolví su cabello.

Los trillizos salieron corriendo hacia afuera de salón para ir a jugar al jardín con más libertad. Solo esperaba que no se llegaran a caer o a ensuciar de lodo sino tendría que considerar hacer un cupo para darles un baño. No me preocupaba que fueran a jugar afuera porque hay varios guardias que los estarán vigilando y cuidando como también al encontrarme en buen momento a Nadia, le comente que si podía cuidar de los niños mientras hablaba por celular, donde ella no se negó y pronto se fue al jardín.

— ¡Neil! ¡Que gusto escucharte! ¿Cómo estás amigo? —empecé a ir a mi oficina.

— ¡Muy bien!... Bueno... ¡Excelente diría yo amigo! —sentí su felicidad.

— ¿Algo nuevo para que te escuches alegre? —Le pregunte.

—Quiero mostrarte a alguien, pero necesito que te conectes a tu computadora y aceptes la video llamada que te haré —no tarde mucho tiempo en encender mi laptop y pronto ver la notificación de la video llamada de Neil.

—Estoy listo —le dije.

—Bien.

A los segundos, apareció Neil con un sonrisa de oreja a oreja pero el punto no fue que él es el protagonista de lo que ha llamado mi atención sino de la pequeña bebé que lleva en brazos.

— ¡Dios Neil! ¡Felicidades! —resalté al ver a la pequeña hija de mi mejor amigo dormida.

—Dile hola a tu tío Xavier, mi pequeña —mire a la bebé que se encuentra envuelta en una frazada rosa.

— ¡Es hermosa amigo! ¿Cómo se llama? —Mire a Neil.

—April. —Me contesto.

—Lindo nombre y ¿Wayberly? —Pregunte por la mejor amiga de mi esposa.

—Aquí estoy.

Neil se hizo a un lado para poder ver a Wayberly con una bata blanca floreada y con algunos mechones de su cabello fuera de su coleta; Wayberly parece estar cansada ya que se le puede ver el agotamiento en sus ojos y eso significaba que acaba de dar a luz hace poco pero su motivo de alegría no se queda corto para seguir despierta. De todos modos, a su lado tiene a Merci quien parece estar interesada en la conversación y en su nueva hermana que no deja de mirarla.

— ¿A qué horas nació? —me quedé viendo a la pequeña con mejillas rosadas.

—Nació a las siete con veinte. —Neil no dejó de contemplar a la pequeña.

—Se parece a ti —le comente a lo que él sonrió.

—Gracias, aunque creo que será rubia como su hermana —anunció Neil.

Me sorprende que April haya nacido rubia pero no es algo del otro mundo porque Wayberly cuando era una niña también fue rubia simplemente su cabello empezó a cambiar después del accidente que tuvo porque hubo un tiempo que mudo de cabello y se le hizo de color caramelo. Y de lo mismo puedo decir de Merci, ella es rubia pero quien sabe que su tono de color cambie con el tiempo, aunque por otro lado también tiene el mismo color de ojos verdes que Neil.

—Tito Xav —me saludo Merci.

—Hola pequeña, ¿alegre por tener una hermanita? —Neil la acercó a la cámara.

—Siii. —Aplaudió.

—Y ¿Kiara? —escuché a Wayberly preguntarme.

—En Kingstom, tiene una reunión con el alcalde así que se fue desde la tarde —le comente.

—Dile pronto de la noticia —asentí a la petición de Wayberly.

—Y ¿los niños? —preguntó luego Neil.

—Jugando, acaban de llegar de sus clases de pintura —le dije.

—No todos —observe como Neil reía.

No sé porque él dice eso pero pronto observe una cabellera morena que hizo que primero me asustara para luego reír al ver a Fionn a mi lado; no sé a qué hora había llegado pero lo que sí me di cuenta es que me dio un buen susto que provoco que hasta él riera, así que solo negué para luego tomarlo de sus brazos y sentarlo en mis piernas.

— ¡Fionn! Mira que grande estás, cada día te pareces a tu padre —Fionn se sonrojo ante las palabras de Way.

—Dile hola a tus tíos, hijo —él sonrió.

—Hola tío Neil —movió su manita a los lados—. Hola tía Way —Fionn volvió a hacer el mismo gesto.

— ¿Cómo estás cariño? —Way siempre se comporta de manera dulce con los niños.

—Bien, estaba jugando pero papá nunca bajo así que vine a buscarlo —todos empezamos a reír. — ¿Qué tienes tía? ¿Papá porqué está en cama la tía Way? —me señaló preocupado.

—Porque tu tía acaba de tener una bebé —comencé a explicarlo a lo que él enarcó su ceja a no entender —, ves a esa pequeña niña que tu tío está cargando —le señale a través de la pantalla a lo que él asintió —ella es la pequeña April, es hermana de Merci.

Fionn que aún es muy pequeño para procesar rápido la información entre la nueva integrante de la familia de mi mejor amigo; se quedó observando a la pequeña April con mucha curiosidad, ya que como aún Neil la sigue enfocando con la cámara, ambos podemos ver los movimientos de la niña, quien parece estirar los deditos de sus manos mientras hace unas cuantas muecas y saca su pequeña lengua hasta volver a encogerse en su sábana.

— ¡Hola Merci! —Fionn quitó su mirada de April para poner su atención en la otra niña.

— ¡Fionn! —Merci agitó su mano como forma de saludo. —Mila, tengo una nueva hemanita, su nombre es April. —Le contó ella a mi hijo.

— ¿Es tu hermana? —Fionn pareció sorprendido.

—Sí, vedad que es bonita —le dijo Merci a Fionn.

Fionn hizo una mueca de extrañez para luego darme una mirada, conozco tanto ese gesto de parte de mi hijo que sé que de él no saldrá ni un comentario, por el simple hecho que parece no interesarle la pequeña April y tampoco en lo bonita y adorable que es.

—Ajá —dijo desinteresado por el tema.

—Bueno, solo eso quería contarte amigo. Tengo que colgarte porque la niña tiene que descansar e igual manera Way —comenzó a despedirse Neil. —Dile a Kiara que nos hable más tarde será bonito que se entere pronto de la noticia —eso no lo dudo.

—Está bien, cuando venga le diré que les llame —asintió.

—Nos vemos Xavier, adiós Fionn. —Dijo Neil, Wayberly y Merci al unísono.

—Adiós. —Nos despedimos ambos para luego cortar la llamada.

Mire a Fionn y solo recordé lo rápido que ha empezado a pasar el tiempo, él y sus hermanos ya tienen tres años, realmente nunca creí que verlos nacer y crecer sería una gran aventura y más porque realmente ellos han formado parte de mi felicidad.

—Entonces, vamos a jugar hijo. —Cerré la laptop para poner a Fionn en mis hombros.

—Arre papá, arreee —Rió Fionn.

Empecé a caminar, trotar y correr como si fuera el caballo de Fionn, mientras ambos sacábamos un par de risas en varias ocasiones, comprendí que mi vida sin mis hijos posiblemente no tendría sentido.

(...)

Después de una larga jornada de juegos con los niños, tuve que volver a trabajar a eso de las cinco y media ya que debía de seguir evaluando unos casos jurídicos de los cuales debo de darles una aprobación para al día siguiente así que los documentos ya se encuentran listos y ordenados para entregarlos al juez.

Me toque el cuello y sentí un pequeño dolor al recordar lo tenso que a veces me llego a poner con tanto trabajo, de todas formas, no puedo cambiar esa parte de mi vida por el hecho de que soy el rey y debo de cumplir con mis deberes reales; lo que agradezco es que Kiara haya terminado pronto la reunión y termino por venir antes de la hora, así que cenamos a tiempo como también ella le dedicó un tiempo con los niños mientras que proseguía con lo que dejé a medias.

Me quite los lentes y empecé a tocarme los ojos y el puente de la nariz; un bostezo inconsciente salió de mi boca para luego estirarme; necesito una taza de café y un buen descanso antes de pasar un tiempo con Kiara, últimamente a veces en la semana me he quedado dormido cuando ella me cuenta una de sus experiencias del día y es que lo malo es que no puedo evitar no sentirme cansado y mantener mis ojos abiertos para seguir escuchando a mi esposa y eso que me he sentido culpable al hacer eso, llegando al grado de pedirle perdón a Kiara donde hasta el momento, no se ha molestado pero si termina riéndose de las posturas con las cuales me he quedado dormido.

Miro la hora y me doy cuenta que ya son las ocho de la noche, es hora que le dé las buenas noches a los niños; así que termino por arrastrar la silla hacía atrás para levantarme y caminar hasta las habitaciones de Kaleb, Aurora y Fionn.

Antes de entrar a la habitación de mi primer hijo, observo como Kiara llega hasta mí y trae una sonrisa en su rostro lo cual hace que sienta una paz interior al verla en buen estado y alegre, así que dejo de tocar el pomo de la puerta para ver como ella se acerca hasta mí y pone sus brazos entrelazados detrás de mi nuca, haciendo que termine por seguirle la corriendo y la agarre de la cintura hasta acercarla más a mí, haciendo que nuestros cuerpos terminen por chocar y le termine de dar un beso.

—Es hermosa, se parece a Neil —compartí su pensar.

—Lo mismo le dije, es increíble ver como mi mejor amigo se ha vuelto padre por segunda vez —acariciaba con mis pulgares su cintura.

—Hable con Way y me contó que Neil quiere un tercero —dejé ir una carcajada.

—Menos mal que solo eran dos los que ellos habían planificado —ella fue la siguiente en reír.

—Pero se toman bien la idea, eso es lo importante —me soltó para que entráramos a la habitación de Kaleb.

—Es lo bueno —le guiñé el ojo.

Abrimos la puerta y a lo lejos miramos como Kaleb nos sigue esperando al mantener la luz de su lamparita de noche encendida, cuando nos miró, soltó la sábana para levantarse y sonreírnos.

Kiara se posiciono a un lado de él y yo en el otro, ella comenzó a cantarle una canción y mientras le acariciaba la cabeza a nuestro hijo, él empezó a quedarse dormido, haciendo que tomara la sábana y se la pusiera hasta el pecho.

Kiara fue la primera en darle un beso en la frente seguido de mí, nos levantamos y apague la luz de su lámpara para encender otra pero que se trataba de una esfera que gira y muestra la galaxia de color verde alienígena.

Tome a Kiara de la mano para salir de la habitación de nuestro hijo e ir a la de en frente donde se encuentra Aurora, la pequeña ya está dormida, así que solo le dimos el beso de buenas noches para yo encender su lamparita de las princesas que se encontraba a un lado de la cama; ahora solo falta Fionn.

Con solo entrar a la habitación, nos dimos cuenta que todas las luces se encontraban encendidas y no solo eso, la cama de mi hijo menor está intacta y Fionn no se encuentra dentro de ella.

Volvemos al juego de las escondidas.

Kiara y yo tuvimos que buscarlo primero por su habitación para saber si se estaba allí, pero al no estar, ambos nos dividimos los caminos, donde ella se quedó en el segundo piso y yo buscaría en el primero; así que tuve que abrir cada habitación y buscar detrás de cada maceta y cortina para saber si hay se encontraba el travieso de Fionn pero no... No encontraba su paradero porque si Kiara lo hubiera encontrado ya me hubiera ido a buscar.

Pase por el pasillo de mi oficina pero antes de pasar y dejar desapercibido el asunto, me di cuenta que se encuentra medio abierta la puerta, haciendo que me preguntara si la había cerrado o la termine por dejar abierta, así que cuando pensé cerrarla, escuché un sonido, lo cual me impulso a abrir la puerta y encontrarme con una enorme sorpresa.

Fionn se encuentra cubierto de rostro y manos de mermelada, y como identificarlo, porque el bote cayó encima de los papeles que debía entregar mañana y ahora solo son parte de documentos sucios y manchados por comida.

Mi hijo al ver quizás mi rostro, intento ocultarse detrás del escritorio pero ya es demasiado tarde, debido a que he visto su travesura que terminara costándome una noche llena de desvelo por buscar aquellos papeles que sobrevivieron y tener que arreglar los nuevos.

— ¡Fionn! —me di un golpe en la frente con mi mano.

—Fue sin querer —dijo con miedo.

Sé que no había sido su intención, pero la pregunta importante del momento es saber quién le ha dado mermelada a esta hora a él y cómo es que no está en su habitación cuando ya es hora de dormir, antes de poder hablar escuché una voz que me hizo entrar en razón cuando Kiara fue la siguiente en quedarse atónita con aquel desastre.

— ¿Qué sucedió aquí? —dijo desconcertada al ver la mermelada, a Fionn y los papeles hechos sándwiches.

—Fue solo un accidente —hizo ojitos de perrito mi hijo.

—Lo llevaré a la cama, pero antes hablare con él —le dije a Kiara.

—Bien. No seas duro con él —asentí.

Cuando Kiara cerró la puerta, camine hasta Fionn quien aún se encuentra en mi silla sentado, al verme pareció encogerse creyendo que podía castigarlo pero solo cruce los brazos y me apoye en el escritorio para saber el qué, porqué y para qué se encuentra en mi oficina.

—Hijo, deberías estar dormido a estas horas en vez de estar comiendo jalea. No quiero regañarte pero has ocasionado un terrible remolino en mi escritorio y los documentos que están llenos de jalea debo de entregarlos mañana en el trabajo. —Él bajo su cabeza.

—Es que quería ver tu trabajo —masculló.

— ¿Por qué? —dije desconcertado.

—Me parece interesante... Por eso estoy aquí —suspiré.

—No te niego que veas mi trabajo Fionn pero con las manos limpias —espeté.

—Lo sé. —Dijo jugando con sus dedos llenos de la gelatinosa y morada jalea.

Me sorprendía la idea que Fionn parezca interesarle mi trabajo cuando apenas tiene tres años, quizás lo ha encontrado como un juego que por eso tiene la curiosidad de saber lo que hago cada día, por lo menos creo que solo tres documentos perdí, pero antes, debo de limpiar la mesa para que vuelva a trabajar.

—Vamos hijo, debemos bañarte para que vayas a la cama —alzó sus bracitos para que lo tomara y me lo llevará.

—Papá, no tengo sueño —murmuro molesto.

—A la cama y sin protestar. Mañana te enseñaré un poco lo que hago en mi trabajo, ¿sí? —mostró una sonrisa.

— ¡Sí!

Por lo menos aún es temprano para remediar el problema, de todos modos, solo fue un accidente pero qué más da, yo fui peor cuando era un niño que hasta recuerdo que una vez le triture unos papeles a mí papá que eran muy importantes, los cuales esos sí ya no los volvió a recuperar.

Pensándolo bien, ahora veo de quién ha heredadodichas travesuras, Fionn.

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Holis, ¿cómo están? Tiempo sin escribir un nuevo extra pero aquí les tengo el nuevo; espero que lo hayan disfrutado mucho! Porque como verán apenas los hijos de nuestros protagonistas empiezan a crecer, así que faltan muchas aventuras por conocerlos; y sin lugar a dudas también para alegrarnos que nuestra otra pareja favorita se han convertido en padres!

Les deseo un bonito feliz fin de semana!

Nos vemos en el próximo extra :)

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