La coronación 👑

4 meses después...

Observaba como Xavier caminaba de un lado hacía el otro por todo el salón de té, se encontraba nervioso después de darse cuenta que su coronación será mañana, él pobre ha estado estresado más de la cuenta los últimos meses después que el rey Arturo le dio tal noticia, en dónde él pronto dejará su trono para luego darle esa sucesión a su único hijo que será pronto el nuevo rey de Nueva Erlanwood.

Xavier muchas noches me dijo que no se siente preparado para dar ese paso, que aún cree que le faltaba mucho por que aprender y más que necesita la ayuda de su padre para poder guiarse y ser un gran rey para el país.

No lo culpo por tener miedo o por sentirse mal de no querer tomar aun el lugar de su padre. Si yo me tardé varios meses en aceptar mi lugar en la competencia para ser futura princesa consorte de Nueva Erlanwood; no se diga de Xavier quien tomará un puesto mucho más grande y fuerte que yo.

Por supuesto, para él no fue fácil aceptarlo, pero debe de hacerlo después que su padre le comentó que hace ya varios años—entre ellos, antes que muriera la reina Valentina—ha comenzado a sufrir una enfermedad ocular de la cual es incurable hasta el día de hoy, la llamada Degeneración Macular Seca consiste en un problema de la vista que se encuentra en la retina del ojo, en donde la parte llamada mácula se encuentra dañada, generando de esta manera una visión borrosa haciendo que el centro del ojo no pueda ver con claridad las cosas aunque en sus laterales pueda ver bien. Desde luego, la única manera en que la enfermedad no vaya agrandando con su tiempo, es mantener una buena alimentación en vitaminas y mineras como un descanso diario en los ojos y a la vez, en ciertas ocasiones unas terapias oculares y si por casualidad la enfermedad llegará a aumentar una ceguera, una cirugía láser.

Por un lado la enfermedad no es muy grave que se diga pero si se debe de tratar con mucho cuidado, ya que al no ser curable, se trata de mantener estancada con ciertas prioridades o recomendaciones que el oftalmólogo le da al paciente; por supuesto, para el rey Arturo aceptar dicha enfermedad ocular le ha sido muy difícil, por el hecho que él pensaba que solo era una enfermedad común en los ojos como la miopía y astigmatismo que ha generado en Xavier, pero hace un año el rey Arturo se dio cuenta que su enfermedad no tiene nada que ver con relación a la que tiene el 80% de los humanos.

Como le dijo el oftalmólogo a él, la enfermedad fue consumiendo la retina del ojo cuando la visión se mantenía cansada y mantenía una alimentación con grasas basadas en mantequilla y algunos lácteos. Aunque lo que no sé imaginó el rey Arturo es que su enfermedad había sido heredada de uno de sus tatarabuelos, quien llegó a saber de esta noticia, después de haberse informado acerca de la enfermedad y buscar en los expedientes médicos del pasado de su familia.

Descubrir que la degeneración macular ha sidocausada de manera hereditaria, esto hizo que el mismo rey Arturo se preocuparapor la salud de su único hijo, haciendo que lo llevará también al oftalmólogo ya las semanas dando un resultado que Xavier mantenía un bajo grado de miopía yastigmatismo en ambos ojos y que aún no se podía agravar la enfermedad ya queXavier seguía con el tratamiento de no forzar mucho la visión y a la vez, usarlos anteojos en las ocasiones necesarias, entre ellas en el momento de leer ohacer algún tipo de esfuerzo máximo en la vista como hacer trabajos.

Está claro, que después de que el rey Arturo le diera esa noticia a su hijo, los planes de la coronación cambiaron para ambos. Estaba predicho que Xavier sería rey hasta que cumpliera 27 o 30 años pero ahora, los planes se han cambiado y tendrá que tomar el lugar de su padre apenas con 24 años.

Xavier no ha protestado con dicha decisión, simplemente ha llegado a sentirse inseguro de lo que llegué a suceder después.

Sé que él lo hace para que su padre no tenga muchas preocupaciones con respecto a su trabajo, ya que para Xavier la salud de su padre es lo primero y más porque aún recuerdo las palabras entrecortadas de su padre al decir:

«No quiero que piensen que con esta enfermedad pueda llegar a quedarme ciego, solo espero que con los tratamientos que me dé el médico, pueda detener un poco más tiempo la enfermedad, esperaría que mis ojos volvieran a llegar a ver de nuevo con claridad para así llegar a conocer el rostro de mis nietos».

Hasta puedo mencionar que esa misma noche que Xavier había recibido tal noticia, se había quedado despierto toda la noche, llorando en silencio y balbuceando muchas maldiciones al no poder hacer nada por los ojos de su padre.

Desde ese momento es donde he estado más al lado de él, he intentado hacer todo lo que pueda con los trabajos que tiene un rey y un príncipe para que él no se sienta más presionado con todo; por supuesto él me lo agradece en silencio como también quedándose a mi lado un par de horas extra por la noche antes que termine el trabajo; sé que por ahora no puedo hacer mucho pero también debo tomar en cuenta que mi cargo de ser princesa cambiará a ser el de una reina consorte pronto. Y aunque Xavier haya querido que mi coronación hubiera sido el mismo día de la que se llegará a hacer la de él; al final se pospuso mi ceremonia para los otros dos meses siguientes, ya que por ley, cuando se trata de un príncipe que pronto se volverá rey, su esposa consorte es quien recibe o se le otorga la corona y su título de reina consorte unos días o meses después de la gran coronación real, en cambio sí se tratará de una princesa que llegará a ser reina, su esposo, es quien recibirá junto con ella la corona el mismo día; sé qué eso puede sonar un poco discriminador, pero las leyes de Nueva Erlanwood fueron creadas hace mucho tiempo y muchas de ellas por lo que sé no se pueden cambiar.

—Xav... Me estás mareando—le comenté y el pronto se detuvo.

—Lo siento cielo, es que... ¡Mañana es la coronación! Y siento que no estoy listo para ser rey. —Sonreí.

Me levanté del sofá y fui hasta donde él se encontraba para tomar sus mejillas y hacer que levantará su cabeza y me llegará a ver a los ojos.

—Nadie Xav, escúchame... ¡Nadie! Estaría preparado para tomar el encargo de ser rey. —Lo anime. —Recuerda que ni el mismo Jesucristo estuvo preparado para morir en la cruz. —Le puse un ejemplo. —Sé que esto lo haces por tu padre y ese es un enorme valor y esfuerzo que estás haciendo por él y por no dejar sólo al pueblo. —Hizo una mueca. —Te comprendo porque yo hace dos años estaba en tu lugar dentro de la competencia. Pero tú quien ha sido preparado para esto, sé qué harás bien tu trabajo siendo rey y por supuesto, yo estaré ahí para apoyarte y para ayudarte. ¿Sí?—Suspiró.

—Es absurdo que pronto sacarán estampillas de mí con mi rostro... —Lo interrumpí riendo.

— ¿Eso es lo qué te preocupa?—Negó.

—Lo siento, no estoy siendo serio en esta conversación. —Ambos reímos.

—No te preocupes. Los nervios hacen que te confundas en ciertas cosas—asintió.

—Por Dios, espero que mañana no suceda nada. —Enarqué la ceja.

— ¿A qué te refieres Fred?—lo molesté con el seudónimo de su segundo nombre.

—Deja de llamarme a sí. —Dijo serio pero yo me puse a reír. —Lo digo por el hecho que esperaría no caerme al tener todas aquellas prendas de vestir encima de mí o que por lo menos no me vaya a caer de las escaleras al sentarme al trono o... —Bufó al no encontrar más problemas que mencionar.

—Ya, sueñas como yo cuando me casé contigo—esta vez sí se rió—. Solo concéntrate a lo que vas, recuerda las gloriosas palabras que dirás y recuerda ese momento porque será el único que presenciarás en tu vida. —Le dije.

—Lo dices muy fácil y yo que solo quiero que ya termine esta tortura. —Rodé los ojos.

—Sí eso dice un príncipe quiero ver como lo dice el futuro rey. —Le di un beso en la mejilla mientras camine a la puerta.

—Eso no ayuda. —Le escuché decir.

Camine en dirección a la biblioteca para dejar el libro de Los Tres Mosqueteros para comenzar a leer otro. Mientras guardaba el separador entre unas páginas del libro, me encontré con el mayordomo oficial del rey Arturo, en sus manos lleva una bandeja con unos medicamentos, así que intérprete que son los que el rey Arturo está tomando para sus ojos. Me acerque al mayordomo—quien me hizo una reverencia al verme—, le pedí de favor que si me daba la bandeja para yo misma dársela al rey Arturo.

Con un poco de inseguridad por lo que voy a hacer, él me dio la bandeja para darle una señal de que podía retirarse. Y obedeciendo, se dio la vuelta hasta irse.

Toqué tres veces la puerta hasta que escuché la voz del mismo rey de Nueva Erlanwood, quien hoy será su último día como rey para darle ese lugar a su hijo. Entré a la oficina de mi suegro para verlo como acariciaba sus ojos mientras con sus otras manos sostenía los nuevos anteojos que le recetó el oftalmólogo.

— ¿Interrumpo?—Se sorprendió al verme.

—No Kiara, puedes pasar. —Sonrió de una manera triste.

Dejé sus medicinas en el centro de su escritorio para luego sentarme en el asiento que se encontraba al frente de él; observé como de un bote pequeño sacó una píldora blanca con verde, la llevó a su boca y se la termino de tragar junto con el agua que estaba bebiendo.

— ¿Se siente bien? Lo veo un poco serio—bueno, siempre lo ha sido pero no encontraba que otra palabra que no fuera triste, deprimido, mal... Mencionarle.

—Estoy bien, solo... no puedo creer que mañana mi único hijo tomará mi lugar como rey. —Sus ojos se cristalizaron. —Y siento como si fue ayer que lo tuve en brazos cuando nació y luego lo presenté ante todo el pueblo. —Su voz me dio señal que está pasando por un momento melancólico.

No sé qué es sentir ver crecer a tu hijo y luego dejarlo ir para que él o ella comience su propio camino. Mis padres lo vivieron, primero conmigo cuando me dejaron ir a la competencia, luego con la partida de mi hermana Sofía, después con Martín, quien se ha casado y ha comenzado a formar una familia con Bella, y por último sé que les dolerá dejar ir a Johann, que por si fuera poco ya ha comenzado a formalizar su relación con Melody.

Ser padre debe ser lo más difícil del mundo, quizás pronto yo misma lo viva con mis propios sentidos y aunque imaginarme como madre aun no entran en mis planes, digo que será algo raro, porque hace que tenga una sensación extraña pero que a la vez, que me llena el corazón de una alegría al querer experimentarlo.

—Aun así, usted estará aquí para ver su proceso como rey. —El dejó ir una risa corta.

—Me iré Kiara. —Lo miré confundida.

— ¿A dónde?

Y es cuando vi un par de cajas en la oficina del rey Arturo, dentro de una ya tiene un contenido en el cual se puede ver algunos cuadernos, folletos, carpetas y otras cosas que parecen ser de su propiedad.

—Estaré en una cabaña que se encuentra en el mismo terreno en donde están tus padres. Ambos piensan cuidar de mí—parece que la idea le agrada—. Créeme que no fue mi idea pero en estas condiciones en que mis ojos empiezan a fallarme, necesito de la ayuda de alguien y no quiero que sea principalmente de mi personal. —Lo comprendo.

— ¿Xavier lo sabe?—asintió cuidadosamente.

—Siempre lo supo. Simplemente, los príncipes o princesas tienen la idea de que sus padres algún momento se irán del castillo o del mundo. Por eso se les prepara desde antes para que tengan esa idea de tener que vivir siendo reyes y que ahora sus decisiones dependen del bien de su nación. —Comprendí mejor sus palabras.

Quizás es otra de las razones por las cuales Xavier no ha querido hacer mención de la coronación; por el hecho que su padre dejará de vivir en el castillo para hacer ahora su propia vida como parte solo de la familia de la realeza.

— ¿Han pensado, Xavier y tú en ser padres pronto?—abrí mis ojos de manera sorprendida.

—Bueno... hace un largo tiempo dijimos que sería después de su coronación pero... las cosas se adelantaron y ahora es de volver a pensarlo bien. —Me rasqué el cuello nerviosa.

—Sabes, lo que tienen Xavier y tú es que saben darle tiempo al tiempo y además saben tomar buenas decisiones. —Se a recostó en su sillón.

— ¿Por qué lo dice?—pregunté interesada.

—Porque ambos saben planear un buen futuro. Mi querida Valentina y yo no pensamos en que momento tener un hijo, solo sé que ella me dio la sorpresa que sería padre y de un día para otro, ambos estábamos criando un hijo. —Su historia provocó imaginarme a ambas personas criando un bebé mientras le daban el biberón y le cambiaban pañales.

—Bueno, creo que la idea no está fuera de nosotros. Y créame que cuando menos lo esperé tendrá esa noticia. —Ambos sonreímos.

(...)

—Xavier... quiero dormir y tú debes de dormir también... Deja de moverte por favor. —Murmuré soñolienta.

— ¡No puedo! Esto es abrumador. Faltan 10 horas para que comience la ceremonia y... ¿Me estás escuchando?—Sentí su voz más cerca de mi oído.

—Sí... —Bostecé cansada.

—Claro que no... —dijo fatigado.

—Cariño, solo deja de pensar en la coronación y duerme. Te aseguró que si no lo haces, mañana tú serás quien se esté durmiendo en la ceremonia. —Gruñó.

—Tienes razón. Buscaré unas píldoras para dormir—sentí como se levantó de la cama.

—Esas píldoras son nada más y nada menos que placebos—le susurré a punto de caer dormida.

—Mejor duerme cielo. —Beso mi mejilla y me dejó dormir.

Unos minutos después regreso a la cama y pronto pasaron unos segundos cuando ya se había quedado dormido al lado mío con su brazo sujetando mi cintura.

(...)

Salude a varios funcionarios, diplomáticos, ministros, personas integradas en el parlamento, los del gabinete del país y por último, personas de los reinos de la mancomunidad, es decir, reyes y reinas de los países aliados o pertenecientes de Nueva Erlanwood. Entre ellos, España y Reino Unido que son como hermanos de Nueva Erlanwood, también dentro de los reinos de mancomunidad se encuentra Irlanda, Alemania, Hungría, Estados Unidos, Francia, Italia, Países Bajos, Unión Zelandesa, Australia, México, Centroamérica, Sudamérica, Tailandia, Japón, Turquía, Marruecos y otros países más.

Es difícil tener que memorizar el nombre de varios gobernantes como reyes y reinas; apenas algunos de ellos he podido recordar y aunque todos se han trasladado a sus respectivos asientos al llegar, solo puedo ver como la Iglesia Klimbertong se llena cada vez más de las personas que presenciarían la coronación de Xavier; hubiera querido permanecer estos minutos con él pero como responsable de la realeza debo estar presente para saludar a los invitados y espectadores de la ceremonia; por supuesto, es algo que no decidí pero no podía quejarme ya que soy la princesa de Nueva Erlanwood.

En el lado izquierdo se llegan a encontrar todos los representantes del gobierno de Nueva Erlanwood mientras que en el lado derecho se encuentra la familia del futuro monarca como los representantes de los reinos de la mancomunidad. Mientras que afuera se encuentran los pobladores de Nueva Erlanwood como los extranjeros que han venido a presenciar la coronación del año.

Me siento en mi lugar, al lado de mis padres y por detrás que se encuentran los abuelos de Xavier.

Todos guardan silencio y puedo observar como varias cámaras de video han comenzado a grabar el momento, eso me dice que han comenzado a grabar de manera nacional e internacional todo el recorrido que se llevará a cabo, la coronación. Esta vez, no podré hacer cualquier gesto, porque es claro que me estarán grabando junto con mi familia la de Xavier, a él y por supuesto, al rey Arturo.

De un momento a otro las trompetas empiezan a sonar para luego escuchar a los del coro de la iglesia empezar a cantar una de las canciones tradicionales de Nueva Erlanwood llamada "The Voice of Future".

Como indica el protocolo que fue ensayado por varios días antes que se presenciara la ceremonia; todos los presentes nos levantamos para luego ver como de la puerta principal de la iglesia ingresaban primeros el obispo y el arzobispo de la iglesia, a sus lados caminaban varios caballeros de la línea del ejercito de Nueva Erlanwood, todos con sus uniformes elegantes y representativos a la ceremonia como también con sus medallas de honores y sus espadas. Atrás del obispo y el arzobispo, apareció el rey Arturo, quien lleva la corona representante del heredero que se basa en ocho florones, alternando cuatro cruces patadas con cuatro flores de lis; lleva puesto su traje conformado por una túnica, el palio real y el manto imperial.

Mientras tanto Xavier lleva la corona conformada por cuatro flores de lis, dos cruces patadas y dos hojas de fresa; a su vez, su vestimenta apenas está conformada por un Crimson Surcoat, que también es llamada como una túnica carmesí aunque por un lado, Xavier ha convertido un poco más moderno el traje, es decir, el de un traje formal como si fuera de un evento o fiesta especial; y también lleva su Robe of State of crimsonvelvet o también llamada la capa de Estado o Capa del Parlamento que está hecha de terciopelo color carmesí.

Ambos, rey y príncipe llegan hacía el lugar en donde se dará la ceremonia, mientras las personas que llevan las capas del rey y del príncipe las dejan en el suelo y se sitúan a su lado, el arzobispo se acerca al rey Arturo y a Xavier, les dice unas palabras y luego hace anuncia con unas palabras el comienzo de la coronación.

—Hermanos. Hoy es un día muy especial, un día el cual ni una persona presente en este mismo momento olvidara; estaremos presenciando la coronación de nuestro futuro rey, el cual, hará un juramento ante Dios y ante la ley para cuidarlos de todo mal, para llevarlos a un mejor futuro y para ofrecerles un bienestar para ustedes y sus futuros descendientes. Puesto que, ser rey, no es un deber fácil, ser rey no solo significa llevar una corona y darle órdenes a sus súbditos. Ser rey significa mucho más de lo que nuestra mente ahora mismo está formulando...

Escuchaba cada palabra del arzobispo mientras miraba detenidamente a Xavier; él se mantiene en una postura sutil y seria; aunque por dentro debe de estar manejando su propio control con todo su cuerpo, donde debe de estarse diciendo a sí mismo, que todo saldrá bien.

—Ahora mismo, comenzaremos con la primera partede esta ceremonia de coronación. Llamada el reconocimiento y el juramento.—Xavier se sentó en el Sillón de Estado.

Desde que Xavier se llegó a sentar, el arzobispo junto con el Rey de Armas, el Lord de Canciller, el Lord Gran Chambelán, el Lord Alto Condestable y el Conde Mariscal, comienzan a desplazarse exactamente a los cuatro puntos cardinales de la iglesia en donde ellos llegaran a pedir el reconocimiento de la soberanía del monarca por parte de los asistentes.

En ese mismo momento, el arzobispo se dirige hasta Xavier, donde él de manera inmediata se levanta de su lugar y cuando el arzobispo llega a estar en frente de él, le llega a tomar su juramento, el cual consiste en decir unas palabras con respecto a defender la iglesia y la ley.

—Señores, les presento a Xavier Ravenscroft, su rey indiscutido. Por tanto, todos los que han venido este día a prestarle vasallaje y servicio, ¿están dispuestos a hacerlo?—Empezó a decir el arzobispo, dirigiéndose a nosotros como público.

—Sí, lo juramos. —Dijimos todos a una sola voz.

—Promete y jura gobernar al pueblo de este reino de Nueva Erlanwood y sus dominios de conformidad con lo regulado en los Estatutos aprobados por el Parlamento y con las leyes y costumbres del mismo. —Se dirigió el arzobispo a Xavier.

—Lo prometo solemnemente. —Dijo Xavier en voz alta para todos lo escucharan.

— ¿Y procurar, en la extensión de su poder, que todos sus juicios estén presididos por la Ley, la Justicia y la Misericordia?—Volvió a decir el arzobispo.

—Sí, lo prometo. —Volvió a jurar Xavier.

— ¿Mantendrá con todo su poder las leyes de Dios y la verdadera profesión del Evangelio? ¿Mantendrá en Nueva Erlanwood la religión protestante reformada establecida por la ley? ¿Mantendrá y preservará la Iglesia de Nueva Erlanwood, su doctrina, culto, disciplina y gobierno tal como establece la ley? ¿Y preservará a los obispos y clérigos de Nueva Erlanwood y a las iglesias a su cargo todos los derechos y privilegios que por ley les están reconocidos?—Terminó por decir el arzobispo.

—Lo prometo. Todo lo que hasta aquí he prometido lo cumpliré y guardaré con la ayuda de Dios. —Terminó por decir Xavier.

Lo siguiente que sucedió fue que un clérigo se les acercó a ambos, presenciando una biblia de la cual se la mostró a Xavier, y luego hizo mención de unas palabras.

—Aquí está la sabiduría; esta es la verdadera Ley, esta es la palabra viva de Dios. —Dijo en voz alta el clérigo.

Después de eso, Xavier regresa al Sillón de Estado en donde se presencia, como varios religiosos entre ellos el arzobispo y el obispo empiezan a sacar unos artefactos y entre ellos una nueva vestimenta.

En ese instante, todos ellos llegan hasta Xavier, quien se levanta y empieza a sacarse la chaqueta negra hasta ver como los religiosos empiezan a ayudarlo a vestirse con una túnica blanca llamada Anointing Gown. Esta vez, se dirige a un trono del cual esta alzado de tres escalones uno más grande que el otro; cuando Xavier se llegó a sentar, se erige sobre él un palio en donde se presenciara la unción. En ese instante el deán de la iglesia de Klimbertong derrama aceite consagrado de una ampolla con forma de águila en una cuchara con la que el arzobispo comienza a ungir a Xavier en sus manos, en su cabeza y en su pecho a la altura del corazón. Cuando el arzobispo termina de hacer esto, le da una bendición a Xavier hasta que le regresan las cosas al deán y luego se observa como traen y comienzan a vestir de nuevo a Xavier.

Esta vez, Xavier usa un Sindonis Colobium, donde encima de eso, usa una Supertúnica; de esta manera el arzobispo junto con el obispo, le presentan la espada del Estado a Xavier, quien la toma con ambas manos y la mira unos momentos hasta devolverla y ver como este objeto va hasta el altar; luego se añade una nueva vestimenta, entre ellos, el Robe Royal y la Stole Royal encima de la Supertúnica.

En ese instante, un caballero del Rey de Armas le hace entrega al arzobispo el orbe, donde unos minutos lo sostiene Xavier hasta que de nuevo es devuelto y lo ponen en el altar que está justo detrás del trono. El arzobispo le da a Xavier un anillo, el cual simboliza un matrimonio entre la nación y la monarquía. Luego, el arzobispo le entrega a Xavier dos cetros, uno llamado el Cetro de la Paloma y el otro el Cetro de la Cruz.

En ese instante, se observa como el arzobispo toma la corona del Estado, mientras que a Xavier, le quitan su corona antigua para luego observar como él, con su cabeza alzada sin presenciar algún gesto o emoción, se queda directamente serio hasta presenciar el acto memorial; el arzobispo se traslada hasta la parte detrás del trono y con un banquillo que le ayuda a ser más grande que el trono, empieza a levantar la corona hasta que de manera lenta la va bajando hasta posicionarla en la cabeza de Xavier. Seguido de ello se escucha una nueva respuesta de los espectadores.

— ¡Dios salve al Rey!

En ese instante, Xavier se dirige al trono junto con ambos cetros y la corona, se sienta y todos los súbditos empiezan a darle un homenaje que hasta afuera se puede escuchar los disparos y los cañones en reconocimiento del nuevo rey de Nueva Erlanwood.

En ese instante, el arzobispo y el obispo empiezan a jurar una lealtad ante todos los presentes.

—Yo, Hernán Valtoniz, arzobispo de Nueva Erlanwood, seré fiel y honesto, y lealtad y honestidad os juro a vos, nuestro Señor Soberano, Rey de este reino y Defensor de la Fe, y a vuestros herederos y sucesores que lo sean según la ley. Que Dios me ayude. —Hizo mención primero el arzobispo.

—Yo, Adán Spence, obispo de Nueva Erlanwood, seré fiel y honesto, y lealtad y honestidad os juro a vos, nuestro Señor Soberano, Rey de este reino y Defensor de la Fe, y a vuestros herederos y sucesores que lo sean según la ley. Que Dios me ayude. —Terminó por decir el obispo.

Desde luego, para los que forman parte del parlamento, gabinete, consejo, ministros y otros más, también empiezan a hacer mención de unas palabras seguidas después de las del arzobispo y la del obispo.

—Yo... (el nombre de cada persona que fue prometiendo aquellas palabras), me convierto en vuestro vasallo y devoto servidor en la tierra, y, leal y honestamente, os juro vivir y morir en vuestra defensa contra cualquier enemigo. Que Dios me ayude. —Dijeron todas aquellas personas al mismo tiempo sin equivocarse.

De esta manera, después que Xavier escuchó el homenaje de todas aquellas personas, se levantó del trono y dejó los cetros en el altar y la corona, donde después, caminó hacía al frente en donde se situaron los caballeros que aportarían las cuatro espadas restantes, entre ellas, la del Estado, la Justicia Espiritual, la Justicia Temporal y la última, la de la Misericordia.

​En ese instante, Xavier se quita el Robe Royal y la Stole Royal, y cambia el Crimson Coat por el Purple Surcoat, y se termina por vestir con el Imperial Robe of Purple Velvet.

En ese instante, el arzobispo se acerca al rey Arturo y mientras que él inclina un poco su cabeza, el arzobispo termina por quitarle la corona de Estado Imperial, de esta manera solo lo deja con una corona pequeña.

El arzobispo camina hasta donde se encuentra Xavier y es a partir de ese momento, que a él lo cubren con la corona imperial del Estado, y el arzobispo le da en sus manos a su vez, el cetro de la Cruz y el orbe, haciendo que de esta manera abandone su lugar camina hasta el trono donde luego se queda parado en su lugar hasta escuchar como los coristas de la iglesia empiezan a cantar el himno de Nueva Erlanwood hasta ser seguidos por las voces de todos.

Cuando dejamos de cantar el himno de Nueva Erlanwood, se escuchó unas últimas palabras del arzobispo dirigidas a todos nosotros.

—Presentando a su majestad, Xavier Frederic Ravenscroft Clifford. Rey de Nueva Erlanwood.

Observé como a Xavier se le salió una pequeña sonrisa que hizo que mi corazón saltará de la alegría al ver como mi esposo empezaba a sentir esa sensación de alegría al haber terminado la ceremonia.

(...)

—Te queda bien la corona. —Acaricié los cabellos que se encontraban arriba de su nuca.

— ¿Todo ha salido bien?—Preguntó antes de salir por el balcón oficial del castillo para saludar a todo los espectadores que se encontraban afuera del castillo para ver a Xavier.

—Yo diría que perfecto. —Le guiñé el ojo.

— ¡Uf! Pensé que sería eterno. —Hizo un gesto como si se quitara el sudor de la frente.

—No lo fue, de todas maneras, ahora ya eres rey. —Ambos sonreímos.

—Y tú pronto serás la reina. —Me tomó de la cintura y me besó.

— ¡Vamos! Dejen de besarse y salgan al balcón. Es hora de la presentación. —Llegó el rey Arturo... bueno, mejor dicho el Conde de Hamburg o también llamado su alteza; al bajar de cargo por la nueva sucesión de su hijo. Ya que Xavier ha pasado a ser el rey.

—Ya vamos.

Xavier me tomó de la mano y los tres caminamos hasta el balcón del castillo, donde apenas salió Xavier y se escuchó los gritos, silbidos, aplausos y palabras de todas las personas de Nueva Erlanwood.

Algunos fuegos artificiales se escucharon junto con las tiras de papel y pétalos de rosas que invadieron todo lugar del castillo como presencia que ya hay un nuevo rey para el país.

—Hijo, ahora comienza tu tarea como futuro rey. —Xavier escuchó las palabras de su padre.

—Calma papá. Aún falta el banquete de la coronación. Ya mañana sé que tomaré mis responsabilidades como rey. —Le dijo con risa.

—Lo sé. Solo te deseo lo mejor hijo. —Le dio unas palmaditas su alteza a su hijo.

—Gracias papá. Prometo ser un gran rey para el país. —Le hizo esa promesa Xavier a su padre.

—De eso, no lo dudo hijo. —Se dieron un abrazo.

Y fue en ese momento en que comenzó el nuevo reinado del rey Xavier.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡4° extra!

OMG!!! Xavier ha dejado de ser príncipe para ser rey 😭💚 orgullosa de mi querido Xav!!!

Espero que les haya gustado y disfrutado de este nuevo capítulo. Como a su vez hayan aprendido un poco más sobre como se da una coronación.

PD. Antes no sabía mucho de eso, pero luego de leer e investigar me llené más de conocimiento acercá del tema de la coronación.

¡Les deseo un bonito fin de semana a todos!

Isabel Moz.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top