1 x 3 = 3 👶🤴👶👸👶
Seguí leyendo un libro mientras tomaba chocolate con leche y varias brisas frescas entraban por la sala, entre más llegaba la noche, cada vez el clima se vuelve frío y eso que apenas estamos a comienzos de septiembre, así que solo mire la ventana unos momentos antes de seguir con la lectura.
Por lo menos, la sala se encuentra en silencio y no me encuentro en esa situación de tener que ser vigilada por alguien; ya que últimamente Xavier ha querido que tenga a un guardia detrás de mí por si el parto se me adelanta pero como siempre me he sentido incomoda con esa idea, le amenacé para que no intentará darle órdenes a uno de sus guardias para que me vigilará y por lo menos llegué a convérselo, sino a estas horas estuviera enojada con él, además el parto no podía adelantarse aún.
Dejé la taza de chocolate con leche a un lado en el momento que empecé a sentir varias contracciones seguidas, por lo que le entendí al doctor Affleck, las contracciones se volverían cada vez más seguidas en mi último mes de embarazo y aunque las últimas veces creía que los bebés llegarían antes de lo predicho, ahora me mantengo relajada al saber que solo son otros movimientos que los tres pequeños hacen.
Y aunque me había mentalizado eso en mi cabeza, pronto sentí un fuerte dolor en la espalda que hizo que me levantará y tuviera que ponerme recta en el respaldo del sofá para poder dejar de sentir esa contracción. Pero lo peor fue que una nueva volvió e hizo que dejará el libro a un lado y comenzara a acariciar mi vientre para poder relajarme.
Esta vez, sentí un pequeño pellizco en el momento en que saltaba del sofá, para poder caminar, hubo otro pequeño dolor y luego otro mucho más fuerte que me hizo gemir, me tuve que sostener del sofá y de nuevo caí sentada haciendo que empezará a sacar varios lloriqueos como una niña; las contracciones se están volviendo cada vez más seguidas que me resultada que esto ya no es normal.
Miro como algo se desliza de mi pierna y me doy cuenta de una cosa... ¡Se me ha roto la bolsa!
Maldigo porque los dolores son fuertes y de mi boca no salen llamados sino que chillidos que sé que no me sirven de mucho porque la sala esta insonorizada y está claro que nadie me escuchará y mucho menos tomara en cuenta que intento llamar la atención para que alguien me ayude; con un intento que casi siento como se me va la mitad del aire de los pulmones, me levanto y camino hasta la puerta con pasos cortos donde con solo abrir la puerta dejó ir un grito llamando a cualquier persona y doy gracias esta vez que hay una docena de soldados merodear los mismos pasillos del primer piso del castillo que no es un problema en que solo al escuchar mi grito, ni siquiera tardaron en ir a mi rescate y pronto me vieron con dolores de parto que me tomaron de los brazos y no me quedo decirle a uno de ellos que le dijera al doctor Affleck que los bebés están por llegar, a otro le digo que le avisé a Xavier y por último al otro le digo que me llevé hasta la clínica del doctor.
Así que mientras todos obedecen mis reglas, solo sentí como uno de los soldados intenta llevarme despacio para no ocasionarme más dolor pero entre más caminamos despacio, los dolores fueron aumentando, la agonía se aproximaba y mi piel cada vez se erizaba al pensar que ahora viene el momento en que más le he tenido miedo a la vida desde que llegué a saber por dónde nacen los bebés.
Dejamos de caminar por un momento y me apoye en la pared cuando sentí que ya no puedo más, mis piernas se estaban quedando casi petrificadas y tengo miedo de que mis hijos no nazcan en el lugar que habíamos establecido hace semanas.
He pensado que sería mejor que los bebés nacieran en el castillo y no en un hospital porque si las contracciones cada vez son fuertes, en todo lo que llegábamos al hospital no creería soportar cada dolor; así que le dije a Xavier que los bebés terminarían naciendo en el castillo y que no se dijera más y por supuesto, él no se negó a mi pedido.
A lo lejos, observé casi borroso—porque mis ojos empezaron a irritarse y a llenarse de lágrimas—al doctor Affleck, detrás de él venía dos soldados con una camilla así que con solo llegar hasta mí, dio la orden que me levantaran y me pusieran de manera cómoda en la camilla para trasladarme a la habitación en donde los bebés nacerán.
Solo puedo ver el techo y las luces de la lámpara pasar corriendo por mi mirada, casi cada cinco o diez segundos dejaba ir un chillido porque los bebés parecían salir ya de mí y aunque trataba de relajarme y pensar que pronto llegaríamos a la habitación de parto, parece que mis pensamientos rondaban por otro lugar.
Pronto escuché como se abría una puerta y de cómo mi cuerpo fue trasladado de la camilla a una cama que se encontraba un poco flexionada de la parte de donde se sostendrá mi espalda, unas lágrimas salieron de mis ojos y me agarré fuerte del colchón azul, murmuraba sin sentido algunas palabras que ni yo entiendo, observé como a cinco personas correr de un lado hasta el otro mientras el doctor se quitaba su traje blanco y empezaba a ponerse una bata azul, un gorro, unos guantes y una mascarilla del mismo color hasta empezar a darles indicaciones a todas las enfermeras entre ellas, Miracle.
—Es hora su majestad, conoceremos a los futuros herederos... —ni lo dejé terminar cuando bufe un poco molesta unas palabras.
—Entonces... necesito que se mueva ya... los niños parecen querer salir... —gruñí y tiré hacía atrás mi cabeza.
Una enfermera cubrió a mi alrededor con una cortina y mientras otras dos enfermeras llegaron, hicieron que me quitara toda la ropa para ponerme también una bata azul, una de ellas, agarró mi cabello e hizo de mis cabellos castaños un moño. Me ayudaron a acostarme de nuevo en la cama y mientras quitaban las cortinas, el doctor Affleck llegó al lado de mí.
—Comenzaremos su majestad. Necesitaré que siempre se mantenga disponible con respecto a mis... —sin querer, le interrumpí pero al hablar dejé ir un quejido.
— ¡Solo hágalo!—El doctor sabe que siempre tomare en cuenta sus indicaciones.
— ¡Kiara!—Levanté la cabeza.
— ¡Xavier!—Llegó a mi lado.
— ¡Oh cielo! Recuerda... solo respira y no te sientas tensa en este momento. —Negué con la cabeza sin poder hablar.
—Tengo miedo... Tengo miedo—casi le dije lloriqueando y lo peor de ello es que me siento como una tonta haciéndolo.
—No lo tengas, yo estaré aquí—me besó la frente.
—Creo que eso no podrá suceder, rey Xavier. —Mi esposo no tardó en darse vuelta casi sorprendido con lo que dice el doctor Affleck.
— ¿Qué? ¿Por qué? ¡Es mi esposa y son mis hijos los que van a nacer!—Quiero evitar una pelea en ese momento porque en verdad no hay necesidad y tiempo, más ahora que los dolores han empezado a mezclarse con mis humores.
—La reina está dilatando muy rápido, él problema es que el parto puede ser riesgoso por el hecho de que los bebés parecen salir ya y no queremos que uno de ellos se enrede con un cordón y pueda ahogarse, y también si el parto no puede ser natural, tendremos que hacerle una cesárea... Entienda, son muchos peligros y la necesito a ella concentrada. —La mirada de Xavier me dijo que lo último no le gusto para nada.
— ¿Me está diciendo que solo seré un estorbo?—preguntó molesto.
—Xavier... —lo llamé y él llegó rápido a mí. —Obedece al doctor, yo estaré bien...
—Pero... —maldijo en voz baja pero no pude entender la palabra. —Bien, te estaré esperando. Llamé a mi papá y a tus padres para que lleguen lo más antes posible. —Asentí.
—Vamos su majestad, por favor... salga de inmediato de la habitación.
Xavier casi a regañadientes salió de la habitación y aunque yo hubiera querido que él estuviera presente ahora mismo, prefiero no contradecirle nada al doctor, además nadie mejor que él sabe lo que puede suceder ahora mismo.
Todos nos preparamos para el esperado momento y cuando el doctor me dijo que flexionara las piernas, ni siquiera se tardó en decirme que debo respirar hondo y empezar a tratar de que los bebés salgan de mí.
La idea está a tan apegada en mi cabeza que no me quiero hacer una escena que me provocará pánico, así que solo tomé las indicaciones y a la vez respondía por gestos de mi cabeza con un sí o un no a todas las indicaciones y palabras que me decían, y fue en ese momento en que todo comenzó.
Xavier
Camino de un lado hacía el otro mientras trato de buscar una forma para poder controlar mi cuerpo y no hacer una tontería para entrar a la habitación. No sé escucha ni un sonido por dentro y eso implicaba que mis nervios cada vez florecieran y tratará de pensar que Kiara ya debe de estar con el trabajo de parto.
Por un lado me sorprendo que los bebés se hayan adelantado en su fecha prevista y más porque recuerdo que aún faltaban cinco días para que se diera esa fecha exacta, he escuchado decir que no siempre los bebés llegan en la fecha establecida que el doctor calcula que a veces algunos se adelantan y otros se atrasan; lo peor de esto es que aunque fuera común para mí no lo es... Debo de tratar de mantener la cabeza sensata y a la vez imaginar que los bebés nacerán sanos.
Todo el período de embarazo de Kiara resultó favorable menos su dieta. El doctor Affleck nos había mencionado que ella había subido peso cada mes y que al parecer no estaba cumpliendo con las indicaciones de él haciendo que los niños podían obtener más peso y el parto podía ser complicado y doloroso si Kiara no dilataba lo suficiente y a la vez, no siguiera indicaciones al pensar lo suficiente en el dolor, lo cual podía provocarle tensión.
Me pasé la mano por el cabello, miré el reloj y ya lleva media hora y no tengo noticias de ella. No sé cuánto tiempo puede tardar un parto o por lo menos en tener un bebé porque en ocasión de ella, serán tres y no solo uno y eso me angustia más al solo pensarlo, por el hecho que puede tardarse más tiempo de lo que yo me he llegado a informar.
Suspiré y solo pensé en cómo me había llegado la noticia. A entrar a una reunión iba cuando uno de los soldados que mantiene la vigilancia alrededor de los primeros cinco pasillos del hotel en donde me encontraba esta noche fue quien llegó corriendo hasta mí y me susurró al oído que Kiara estaba a punto de tener los bebés.
Con mucha razón cancele la reunión y la pospondría para la siguiente semana, la noticia casi llegó a mí como un aire de alegría pero lo que no me esperaba es que no podía estar presente y no niego que estuve a punto de hacer un drama si Kiara no me hubiera pedido salir. Si por lo menos estuviera con ella, podría sentirme más seguro de apoyarla en este momento, pero qué sucede, me tienen esperando aquí como si fuera la visita de un paciente sin tener una noticia de la persona.
Me acaricié las sienes de una manera ligera provocando movimientos ligeros en forma de círculos para relajarme y así no seguirme enojando en haber tenido que obedecer a Kiara y tener que haber sido testarudo con ella, así como a veces ella suele ser conmigo. Pero debo de pensar también en su salud, ella no estaba para discutir y por supuesto, no soy la persona correcta en este instante para negarle algún favor a ella. Nuestros hijos nacerán y ella necesita estar más que concentrada.
Me apoye en la pared y escuché unos pasos cuando visualicé a lo lejos a mi padre y a mis suegros con mis cuñados.
Suspiré agotado y ellos pronto me dieron una mirada extraña al ver que me encontraba afuera de la habitación en vez de estar con Kiara.
— ¿No deberías estar con Kiara?—Me dijo mi padre sorprendido por mi ausencia en la sala de parto.
No quería darles a todos la noticia de que el parto puede ser complicado si Kiara no sigue las indicaciones del doctor. Eso solo los asustaría a todos y por supuesto, más a los padres de Kiara.
—No me permitieron quedarme. —Mi padre hizo el mismo gesto que yo cuando el doctor Affleck me dijo que saliera.
— ¿Qué? ¡Deberías estar con ella!—intenté calmar a mi padre.
—Lo sé pero fue necesario que saliera—mis suegros se dieron una mirada.
— ¿Pero todo va bien?—preguntó Johann.
—No he recibido ni una noticia hasta ahora y hace media hora están en el trabajo de parto. —Les indiqué nervioso.
—Es común que se tarden, Xav. —Me explicó Martin. —Bella tuvo a Aldo dos horas después.
No quiero pensar que por un bebé, Kiara puede tardarse dos horas, eso sería estar casi seis horas preocupado y con media hora ya siento que no tengo mucha paciencia y estoy a punto de presionar al doctor Affleck o alguna de las enfermeras que me dejen entrar para ver a mi esposa.
— ¿Los bebés en serio tardan mucho en nacer?—preguntó de nuevo Johann con mucho interés.
—Dependiendo de cada mujer, hijo—comentó mi suegra.
Me mordí el labio al pensar que Kiara puede quizás ser más fuerte y tener a los bebés antes del tiempo. Realmente no puedo rogar que ella hiciera el esfuerzo de ser rápida para tener los bebés porque primero, no soy mujer y nunca sabré el dolor que ahora mismo ella debe de estar sintiendo y segundo, creo que yo me moriría al tener un bebé... No, mejor espero y que ella se tomé todo el tiempo que quiera con nuestros hijos.
Solo espero que todo salga mejor de lo que yo pienso.
(...)
Kiara
—De nuevo majestad. —Tomé aire y de nuevo hice fuerza para que el bebé saliera pero no sucedió.
Descanse unos segundos antes de volver a repetir el mismo procedimiento, cerré los ojos y puedo sentir como varias gotas de sudor fueron quitadas de mi frente en el momento en que una de las enfermeras paso una toalla en mi frente; mi respiración se agita cada minuto más como si estuviera corriendo y lo peor es que no sé cuánto tiempo llevaba ya en este lugar sin poder haber concebido a uno de mis hijos.
Abrí mis ojos y de nuevo tomé aire para hacer un nuevo intentó de empuje que hasta me agarré fuerte del colchón de la cama para evitar un nuevo dolor.
—Ya veo su cabeza, inténtelo de nuevo su majestad, cuando sus hombros salgan, yo haré lo demás.
Ni siquiera sé cuántos empujes debo de hacer para que salgan sus hombros y el doctor llegará a tomar a uno de los bebés, pero lo único que hice fue obedecerle al final.
Intenté dos veces más cuando empuje y sentí como el doctor me daba un nuevo ánimo para que vuelva a intentar empujar y cuando lo hice, ni siquiera llegue a descifrar la reacción que mi cuerpo experimento cuando sentí que algo salió de mí y después de eso, un llanto llegó a mis oídos haciendo que mi cabeza se desplomará en la cama y de nuevo tomará varias bocanadas de aire para controlar el ritmo cardíaco de mi corazón y mi respiración.
—Ya tenemos al primer bebé.
Observé casi de manera nublosa como una de las enfermeras toma al bebé con una manta color verde y lo empezaba a limpiar con una toalla, mi pequeño o mi pequeña sigue llorando como un gatito y yo aún no puedo cargarlo porque falta que nazcan sus otros dos hermanos.
Tomé fuerzas y cuando el doctor me indicó que puedo volver a la rutina de respirar y empujar, no tarde en hacerlo.
Hice lo que pude durante los segundos o los minutos que pasaron por mi mente, solo sé que trataba de hacer lo mejor que puedo para que el siguiente bebé nazca y aunque las siguientes veces dejé ir varios chillidos o gritos, el siguiente que se escuchó fue el de otro bebé.
Casi puedo escuchar muy de cerca el sonido del lloriqueo de mi otro hijo o hija, por impulsó una sonrisa salió de mi boca y observé como a éste pequeño o pequeña lo cubren con otra frazada, solo que ahora color rosa; eso me indicó que es una niña, los ojos se me nublaron al tener un par de lágrimas dispuestas a salir y aunque la curiosidad ya me ganaba por ver a mis bebés, debo de recordar que aún falta uno.
Y aunque me esté quedando sin fuerzas y energías, debo de hacerlo por mi último bebé.
Descanse unos segundos cuando el doctor volvió a hablarme y a decirme que puedo continuar, un par de veces me preguntó si me encuentro bien y aunque solo asintiera y mi cuerpo siguiera pulsando de dolor, no me detuve o me encapriche a decir lo que sentía realmente.
Volví a tomar aire y empuje. Me derribe en la cama y comencé a tomar aire por mi boca intentando que mis pulmones se llenarán de aire. Tuve que cerrar los ojos al ver como mis ojos empezaban a ver un poco extraño, casi puedo ver como las cosas se mueven y aunque cerré los ojos y los presione duro, solo espere unos segundos más para hacer el intento de levantarme e intentar seguir empujando.
Sentí un pinchazo en mi columna y casi me caigo del dolor, una enfermera me ayudo a quedarme en la misma posición en la que he estado todo este tiempo.
La enfermera empezaba a darme palabras de aliento pero eso solo me causaba que no llegará a concentrarme, su voz chillona casi me provocó una cierta incomodidad que no sé en qué momento la hice callar para yo poder relajarme y así seguir con mi trabajo.
No quiero ser mala en éste momento pero por un lado, la única persona que quiero que me ayude a calmarme y a animarme para que siguiera, es Xavier y por mala suerte, él no se encuentra ahora mismo conmigo.
De nuevo concentre mi mente en lo que estoy haciendo para respirar y dar un nuevo empuje que casi puedo decir que mi cuerpo pareció temblar ante la dura reacción.
—Me duele. —Dije casi en murmullo.
—Falta poco su majestad. Usted puede.
Respiré hondo y me mordí el labio inferior para luego aguantar el nuevo dolor y dar lo mejor mí. Empuje y pronto el doctor me indicó que ya tiene su cabeza, así que cerrando los ojos y tomando suficiente aire para que no dejará de respirar, di otro empujón hasta que el último llanto se escuchó.
Caí en la cama e intenté calmar mi respiración, casi estuve a punto de cerrar los ojos si no hubiera sido porque observé como el doctor tomaba al último bebé en sus brazos para luego ver como las comisuras de sus labios se elevaban haciendo que pudiera verlas fuera de la mascarilla. Antes de poder tener mis bebés en mis brazos, intenté descansar unos segundos hasta que escuché unas voces que pronto hicieron que se convirtieran casi en susurros las palabras.
—Son hermosos. Se parecen al rey y a la reina
(...)
Xavier
Intenté reservarme la nueva palabra soez cuando mi padre me puso sus manos en mis hombros.
Estoy alterado, preocupado y molesto al saber que no me han dicho nada de Kiara y de mis hijos las últimas cuatro horas y media. Ni siquiera puedo creer que ya sean las 10:27 de la noche y aún no tenga ninguna noticia.
En todo este momento además de caminar como un león enjaulado, de maldecir y de golpear la pared del otro lado, varias veces tuve el impulso de abrir la puerta si no hubiera sido porque Johann y Martin me detuvieron.
Abrí la boca para repetirle la misma frase a mi padre cuando la puerta de la habitación se abrió haciendo que yo fuera el primero en acercarme al doctor Affleck con un rostro preocupado; los pasos de mi familia fueron los siguientes y a pesar que esta vez mi voz se esfumó al pensar muchas cosas que pueden haber pasado las últimas horas, no fue motivo para detenerme en el momento en que el doctor Affleck sonrió y dejó ir unas palabras.
—Felicidades su majestad. Son dos fuertes niños y una preciosa niña.
Dejé ir un suspiró y me agache hasta poner mis manos en mis rodillas...
Soy padre, ¡soy padre!
Ni siquiera tuve el momento de poder conservarme las lágrimas cuando mi padre fue el primero en abrazarme y a decirme lo orgulloso que esta de mí. Los padres de Kiara fueron los siguientes en abrazarme y a felicitarme así como Johann y Martin.
El doctor Affleck me hizo una señal para que entrará a la habitación y por supuesto no me negué, aunque al caminar mis piernas se convirtieron casi en una gelatina. Apenas crucé la puerta cuando el doctor Affleck la cerró y yo camine detrás de él, cruzamos a otra habitación contraria para luego entrar y ver como mí mirada primero reflejó la cama en donde se encuentra Kiara.
Caminé casi a trotes donde ella se encontraba para ver cómo se encontraba dormida, lleva otra bata color melocotón y varios de sus cabellos se sobresalían de su moño.
Solté un suspiró y sonreí al ver que se encuentra bien, dejé un beso en su frente y me senté a un lado de la cama para tomar su mano y acariciarla donde pronto ella fue abriendo sus ojos haciendo que viera sus hermosos ojos azules que se encontraban aún dilatados.
Intentó moverse pero la detuve haciendo que yo fuera el que se acercará a ella, así que al apartar varios mechones de sus frente y ponérselos detrás de su oreja, me sonrió para después poner sus manos encimas de las mías haciendo que me reconfortara con esas pequeñas muestras de cariño sin haber necesidad que dijéramos algo.
—Son hermosos. —Musitó por lo cansada que se encontraba.
Asentí casi sintiendo ese nudo en la garganta por la alegría que propagaba en mí al saber que ella ya los llegó a observar.
Antes de poder preguntarle donde se encontraban nuestros bebés, observé como tres enfermeras aparecieron cargando a tres bebés que se encontraban envueltos en diferentes colores de frazadas.
Fue en ese instante que una de ellas me dio primero al bebé con frazada verde, le agradecí para luego ver como sostenía a uno de mis hijos, el pequeño mantiene sus ojitos cerrados y puedo ver como duerme muy tranquilo, unos pequeños mechones de cabello negro apenas le comenzaban a crecer y fue en ese instante que miré a Kiara, y ella solo rió al ver mi rostro sorprendido. El parecido se puede decir que es mutuo, se parece mucho a mí que no puedo dejar ver cada una de sus facciones pequeñas y tiernas.
Las otras dos enfermeras se acercaron a mí, y tuve que darle el bebé a Kiara ya que ella me alzó los brazos para sostenerlo. Así que al dárselo con cuidado, el siguiente fue la frazada color rosa y casi se me sale un grito de alegría al ver que se trata de una preciosa niña, la pequeña trata de abrir sus ojitos pero los achinaba al ver la luz blanca de la sala, así que reí mientras acariciaba su rostro, pronto con un par de caricias en el contorno de su rostro regordete y suave, se queda dormida provocándome un alto grado de amor y aunque la pequeña tiene un poco más claro su cabello que el de su hermano, puedo decir que ella se parece mucho a Kiara. Se encogió un poco más con la suave frazada que ya no volvió a moverse.
La tuve cargando con un brazo antes de que me pasaran a su hermano, cuando el otro bebé quedó en mi otro brazo, pude ver como el pequeño dejó ir un bostezo para luego abrir sus ojos y yo sin lugar a dudas, no evite hablarle haciendo que mi hijo prestará atención a mí hasta que achino sus ojitos y los volvió a cerrar. El pequeño se parece tanto a mí y a Kiara, y aunque supuse que al ser trillizos los tres debían de parecerse, en varios artículos sobre el tema de trillizos leí que a veces entre los tres hermanos pueden haber similitudes pero sus parecidos pueden cambiar.
Mirar mis tres hijos provocó que mis ojos empezaron a picar hasta que tuve que pestañar varias veces para no llorar. Le di una mirada a cada uno y no sé explicar todas aquellas emociones que empezaban a cubrir y revolotear mi cuerpo. Es como si ahora estuviera más completo que nunca y no solo eso, es como si este ya es mi verdadero hogar.
Las enfermeras se marcharon para darnos privacidad a mí y a Kiara y mientras ambos nos dábamos miradas cortas para seguir viendo a nuestros hijos, hubo un momento en que ya no nos mantuvimos en silencio.
— ¿Ya tienes algún nombre para nuestros hijos?—escuché que dijo Kiara.
—Bueno, Aurora se quedará con su nombre. ¿Verdad mi princesa?—miré a la pequeña que sigue durmiendo en mi brazos.
—Bien, Valentina no tendrá ningún cambio. —Reí al ver que ambos llamábamos a la pequeña de forma diferente.
—Pensé que este pequeño que no quiso salir puede llamarse Kaleb. —Kiara le tocó la pequeña nariz a nuestro hijo quien ella sostiene.
—Me encanta. —Ella sonrió. —Entonces, este pequeño que tengo en brazos se llamará Fionn. —Le dije.
—Es hermoso el nombre. —Coincidimos con ambos nombres.
— ¿Quién nació primero?—pregunté con curiosidad.
—Kaleb fue el primero, Valentina la segunda. Le lleva a su hermano por cinco minutos y por último nació Fionn, él le llevó a su hermana por siete minutos. Es decir que llevó a Kaleb por doce minutos. —Me comentó maravillada por el nacimiento.
Me levanté para sentarme a su lado y así poder tener a nuestros trillizos juntos, fue en ese momento en que ambos sonreímos y ella puso su cabeza a recostada en mi brazo, mientras miraba a Kaleb.
Dejé un beso en la cabeza de Kiara para luego respirar hondo y solo decir unas palabras que terminaron por entrecortarse por las lágrimas que empezaron a salir de mis ojos.
—Gracias cariño, gracias por darme esta familia que nunca imagine tener. —Sentí su mano posarse en mi mejilla para quitarme aquellas lágrimas.
—También gracias a ti. Porque tampoco pensé en sentir esta hermosa sensación de tener un maravilloso esposo, a unos hermosos hijos y ahora una gran familia.
Nos quedamos en silencio contemplando a los bebés antes que a todos se los llevarán para darles su chequeo y no solo eso, antes que sus abuelos, sus tíos y toda Nueva Erlanwood los lleguen a conocer.
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Pos, aquí esta la parte en la que todos estábamos esperando por mucho tiempo.
Espero que les haya gustado el extra, quizás no se lo esperaban que haya sido pronto que lo subiera pero tuve ganas de hacerlo lo más pronto posible para que ustedes llegaran a disfrutar de la llegada de los hijos de nuestros protagonistas.
Recordando que también, esto aun lo acaba...
Les deseo un bonito viernes y un feliz fin de semana, nos vemos en el próximo extra!!!
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