1° año + Primeras Palabras 👅
Kaleb dejó ir una risa en el momento en que Xavier lo tira y lo agarra a los segundos cuando cae en sus brazos, el pequeño parece divertirse demasiado que no ha dejado de sonreír y casi me impresiono al ver que este día no se ha mantenido serio como otras; Fionn sigue en mis piernas mirando como su padre y su hermano juegan juntos, el pequeño me mira un instante esperando que yo sea quien juegue de la misma manera con él pero al ver que niego con la cabeza, hace un puchero con su boca que hasta sus ojitos grises se tornen cristalizados. Bufe desesperada al no tener una idea rápida sobre como animar a mi hijo menor, así que al final termino por tener la única idea que pueda ser que funcione, así que mientras observo como Valentina sigue jugando con su muñeca, me levanto rápido y tomo de la mano a Fionn quien ya camina mejor para ir hasta donde está su padre.
—Xav —lo llamé y pronto dejó de jugar con Kaleb para verme.
— ¿Sucede algo cariño? —me preguntó yendo hasta mí.
—Tú hijo hará un berrinche si tampoco juegas con él —dije riendo.
Xavier miró a Fionn y observó como el más pequeño de la familia, le hace ojitos de perrito para que juegue también con él y lo mejor de esto, es que Xavier no puede resistirse a la ternura de Fionn; lo que si he logrado ver en este tiempo es que Fionn a veces no le gusta compartir el mismo tiempo que Kaleb pasa tiempo con su padre. Es extraño decir que es rara la vez que mi pequeño hijo no tiene celos de su hermano mayor, porque con Valentina es diferente, es como si llegara a saber que por ser la única niña de la familia, también se le debe de dedicar el mismo o más tiempo que con sus dos hermanos, pero con Kaleb es distinto... Es como si él rogara por pasar más minutos con su padre o conmigo queriéndole quitar ese puesto a su hermano como si no lo llegará a merecer y por eso no me sorprende que ambos se peleen por el cariño de sus padres.
Fionn es un amor pero cuando quiere hacer un desastre o una travesura lo considero el pequeño tormento de la familia y a veces me pregunto a quién habrá salido y por supuesto, de inmediato la respuesta sale de la boca de Xavier y de mis padres, en donde me dejan en claro muchas cosas de las cuales me termino riendo junto con el pequeño príncipe.
—Está bien —Xavier rió.
Observé como Kaleb paso de los brazos de él hacia los míos para luego tomar a Fionn y antes de jugar con él, el pequeño soltó una gran risa que comprendí que su plan ha funcionado.
—Vamos campeón, es tu turno.
Me lleve a Kaleb hasta la manta en donde antes me encontraba para permanecer junto con él y Valentina.
No puedo creer que mañana mis trillizos ya tendrán un año, un año en que nacieron, un año en que he experimentado ser madre y un hermoso año descubriendo muchas aventuras que cada día disfruto con ellos. Xavier y yo hemos prometido que por lo menos una o dos veces al mes llegaremos a tener un picnic con nuestros hijos siendo o no, dentro del castillo o algún territorio perteneciente a la realeza.
Así que nosotros decidimos que antes de celebrarles el primer cumpleaños a nuestros bebés, pasaremos un día libre con ellos antes que mañana ya tengan un año de edad. Es increíble saber lo rápido que crecen, apenas siento que fue ayer que los vi nacer, cuando abrieron sus ojos o cuando dieron sus primeros pasos. He visto maravillas de cada uno como también he aprendido muchas cosas; es divertido ser madre de trillizos pero también es agotador, despertarse a las tres de la mañana por leche, tener que estar más pendiente de cada uno ahora que saben caminar y por supuesto, tratar de hacerlos dormir cuando los métodos de canciones y cuentos empiezan a acabarse cuando uno de padre es quien se duerme primero antes que el hijo. Y eso que antes solo era con Fionn, ahora es también con Kaleb y Valentina.
Hasta llego a reírme con solo pensar que una noche Xavier tuvo que levantarse a darle el biberón a Valentina y cuando menos se lo espero, la pequeña se puso tan activa que Xavier tuvo que jugar con ella después que intentará hacerla dormir con cualquier método y terminara por no funcionarle. Así que no le quedo de otra que descargar las últimas energías que mi esposo tenía para complacer a su hija hasta quedarse dormida a las seis de la mañana.
Esa vez, Xavier estuvo a punto de cancelar su reunión con el rey de Ghana sino hubiera sido porque tomé su lugar y termine por hacer un excelente acuerdo del cual perdurará por muchos años.
Agarre unos alfajores para comenzar a comerlos mientras miro el bonito atardecer, no me he dado cuenta de lo rápido que paso la tarde desde que en la mañana nos fuimos a una de las propiedades de Xavier; sabía que pronto tendríamos que tomar nuestras cosas para irnos y dar por hecho que termino el día pero el problema es que no quiero moverme; disfruto de este tipo de tardes en familia que estoy convencida que si no tuviera obligaciones como una reina, le insistiera a Xavier que nos quedáramos un poco más de tiempo pero no puedo pedírselo porque sé que él también tiene sus deberes como rey y como siempre, no le gusta dejar todo a último momento.
Agarro a mi princesa de los brazos para atraerla hasta donde estoy, mi adorada niña parece que está a punto de jugar con un gusano que tuve que moverla para que ella no lo llegara a tocar; agarre un pequeño tazón y empecé a darle la papilla, quien a gusto se lo empezó a comer.
Observé de nuevo a Xavier y me di cuenta como hace saltar en sus brazos a Fionn, el pequeño no dejaba de gritar de la alegría que casi termino por reírme al recordar lo celoso que es con Kaleb.
Kaleb empieza a gatear por toda la manta hasta encontrar una cuchara, la toma con su mano y de nuevo empieza a caminar con ese profesionalismo que ha aprendido durante los últimos meses; no me levanto porque sé hacia donde va pero el problema es que apenas Xavier lo ve y deja a Fionn en el suelo; solo paso un segundo cuando Kaleb se acerca a su hermano menor y sin haberlo previsto, le tira la cuchara a Fionn en la cabeza, haciendo que él se venga de espaldas y empiece a llorar.
Esta vez sí me levante junto con mi hija para correr hasta donde se encuentran mis otros dos hijos; apenas llegue cuando Xavier intenta calmar los lloriqueos de Fionn mientras reprende a Kaleb, haciendo que sus ojitos se cristalizaran y su nariz se pusiera roja hasta llegar al punto de llorar.
Le di una mirada a Valentina quien no hace más que ver el espectáculo que están montando sus hermanos para luego prestarle atención a otra cosa, ya que parece que las peleas constantes que Kaleb y Fionn mantienen ya no le parecen entretenidas a punto de reírse sino más bien ahora parece que le aburren.
— ¿Tiene alguna herida, moretón o algo? —Le pregunté a Xavier cuando llegue.
—Solo fue un golpe, le ha dejado roja la frente pero supongo que fue por haberle tirado fuerte la cuchara —le quite varios cabellos negros a Fionn de su rostro.
—Oh mi niño —besé el lugar en donde se encuentra el golpe.
—Kaleb, mira lo que le has hecho a tu hermano —bufó Xavier al ver la nueva prueba de celos entre hermanos.
Kaleb quien mantiene un puchero en su boca y sus ojos rojos, no deja de asesinar con su mirada dulce a su padre; parece que al pequeño no le gusta que siempre Xavier le dé la razón a su hermano menor y es de entender muy bien sus motivos cuando te alejan de tu padre a medio juego y tu hermano es quien te reemplaza para ser el siguiente en jugar con él.
—No lo regañes, no es su culpa —miré a Xavier con compasión.
—No creo que sea necesario que lo tengas que defender cuando ha golpeado fuerte a Fionn. —Me índico. —Debemos ser conscientes que la conducta de nuestro hijo no es buena Kiara, un día de estos cualquiera de los dos se puede hacer más daño aunque sean unos bebés. —Suspiré porque sé que tiene la razón.
—Está bien. Pero debes de tener en cuenta que los niños se pelean por tu culpa —le señale.
—Lo sé, pero no me puedo partir en dos pedazos para estar con uno y con el otro —se excusó.
Me agache y limpie las lágrimas que a Kaleb le han salido al ser regañado por su padre, besé su cabeza para luego tomarlo en brazos quien al final Xavier termino por quitármelo para quedarse con él.
—Tomaré un descanso, jugar con tres bebés al mismo tiempo es difícil —rodé los ojos.
— ¿Empiezas a sentirte viejo? —me burle de él.
—No quise decir eso, fue más una afirmación de estar cansado —se defendió.
—Claro. —Reí en voz baja.
Caminamos hasta la manta para luego él empezar a tomar un jugo de coco que se encontraba en la canasta de nuestro pequeño picnic, mientras él toma de su bebida y trata de darle un puré de manzana a Fionn quien protesta por no comer, agarre a Valentina y empecé a jugar con ella, haciendo que diera saltitos pequeños sobre mi regazo, esto hizo que la pequeña llegará a sonreír hasta sacar un par de gritos que me hicieron sonreír y abrazarla hasta llenarla de besos; la pequeña a pesar de no ser celosa, le gusta que la contemplen demasiado como si fuera un oso, además, con Valentina, la situación no se vuelve lo triple de difícil ya que es la más tranquila y pasiva de sus dos hermanos, creería que ella en vez de pelear por jugar con su padre, prefiere mejor ver las peleas que se dan sus dos hermanos para terminar burlándose de ellos hasta llegar al punto de aplaudir.
—Di ma-má. —Pronuncié lento.
La pequeña solo se me quedó viendo con sus enormes ojos grises hasta girar su cabeza para ver a su padre, quien parece entretenerse en ver como de nuevo intento que ella me diga una palabra pero mi pequeña niña aún sigue escuchando mis palabras sin llegar a repetirlas.
—Di ma-má, Valentina —ella me puso atención ante la entonación de las palabras. —Ma-má. —Volví a decir lento la palabra.
—Mejor di papá, princesa —achique los ojos al escuchar a Xavier.
—No escuches a tu padre, Valentina. Tú debes de decir mamá —le dije tocando su nariz. —Dirá primero mamá. —Le advertí a Xavier.
—No creo —se negó a darme la razón.
— ¿Quieres apostar?—susurre.
La niña movía su cabeza de un lado hacía el otro al ver como entre su padre y yo llegamos a pelear y hasta hacer una apuesta. Pobre de mí si llegó a perder porque a pesar que siempre pase más tiempo con los niños, Xavier es quien termina recibiendo las sorpresas con ellos.
— ¿Qué quieres apostar? —Empezó a negociar con una sonrisa traviesa en el rostro.
No sé porque siempre me tardo en pensar sobre lo que puedo apostar, porque aunque esta vez no haya algo que diga que necesite en este instante así como una vacaciones, posiblemente Xavier sea el afortunado que termine ganando y sea él quien se le cumpla el deseo antes que yo, y eso será decepcionante porque como toda mujer, me gusta ganarle a mi esposo hasta con los juegos de mesa.
— ¿Qué apostarías tú? —lo miré con una sonrisa maliciosa en los labios.
—Sí gano, quiero que vayas a la reunión que se hará la próxima semana en Austria —enarqué la ceja.
—Tengo mucho trabajo... —elevó su ceja.
—Puedo hacer tu trabajo —recomendó sin reproche alguno.
— ¿Cuál es la razón por la que quieres que vaya a esa reunión? —sonrió.
—Ese mismo día llegará el embajador de Corea del Sur, así que no puedo mover ambas fechas —mencionó.
—Pero, ¿los niños? —Le pregunté.
—Vendrán conmigo, el embajador de Corea del Sur quiere conocerlos. —Hice un gesto de extrañez.
— ¿Sabes que desde que los niños caminan, no hay nada que los detenga? —asintió.
—Llevo un año con ellos y conozco como mantenerlos tranquilos, además he sido un padre responsable —arqueé la ceja con la idea de saber que si algún momento los niños no le dieron dolor de cabeza o intentaron salirse con la suya mientras él no se daba cuenta.
Suspiré porque sé que para Xavier este tipo de reuniones son muy importante para él y aunque no me sienta dispuesta a salir del país por dos o tres días, tendré que hacerlo para que Xavier no quedé mal con esas reuniones que ha terminado por organizar de una mala manera.
—Ahora dime, ¿qué apostaras tú? —Tengo una idea pero...
—Una noche, nosotros dos juntos. Bueno... solos. —Sentí mis mejillas arder.
Xavier soltó una sonrisa que hizo que me sienta más avergonzada con mi apuesta, pero en realidad si no trato alguna manera de estar con él a solas, no sé cuánto tiempo voy a durar más antes que nosotros nos hagamos más responsables de los niños.
—Y ¿los niños? —volvió la misma pregunta que le hice hace un momento.
—Se pueden quedar con nuestros padres —sugerí—, es que hace tiempo no nos dedicamos tiempo y es difícil que lleguemos a poner una fecha por el hecho que cuidamos tres bebés y tenemos muchas obligaciones con el reino —por su mirada llegué a saber que me comprende.
—Bien. —Se acercó a mí. —Trato hecho. —Beso mi sien. —Solo que te diré que por esta vez, quiero que ganes. —Puse los ojos en blanco.
—Como siempre, todo un presumido. —Me terminó por guiñar el ojo.
A las cinco de la tarde decidimos tomar todas las cosas de las cuales hemos llevado para hacer el picnic, sin embargo, aunque Xavier manejé su propio auto, no nos llegamos a librar de todos los guardias que vienen detrás de nosotros.
Una hora y media después llegamos al castillo, donde antes de cenar, le di un baño a los niños para luego alimentarlos junto con Xavier y así esperar que durmieran; el poco tiempo que nos quedó libre a Xavier y a mí, termino por ser una conversación larga de la cual nos llegó a tomar un par de horas hasta que decidimos dormirnos.
(...)
***
—Tiempo sin verte. —Sonreí al reconocer esa voz.
Hace mucho tiempo que no vengo a este lugar, las cosas siguen en su sitio como si no hubiera pasado tan solo un día cuando la última vez que me integre fue en el momento en que quedé en coma y observé como mi hermana se despedía de mí para irse al lado de la reina Valentina.
Por supuesto, me di una mirada y como siempre llevo un vestido blanco mientras mis pies se encuentran descalzos, es raro alegrarme de estar en este lugar cuando debería aborrecerme porque mis peores miedos los descubrí en este mundo en que muchas almas descansan en paz.
Camine despacio y encontré el mismo árbol y detrás de él, la silueta de una mujer ocultándose detrás del tronco, suspiré y unos recuerdos llegaron a mí; la primera vez que estuve en este lugar, los sueños extraños que muchas noches contemple al despertarme encontrando una respuesta del porqué los soñaba y por supuesto la misma voz risueña y femenina que me hacía dudar que si en verdad todo era un sueño o si al final todo era real.
Me acercó y pronto poniendo mis manos en la cintura, empiezo a dar unos golpes con mi pie en el suelo oscuro hasta que mi risa llega a salirse por sí sola y veo como mi querida cuñada, es la siguiente en reír mientras termina por apartarse del árbol y deja ver su figura joven.
— ¿A qué se debe este honor? —digo elevando una ceja.
—Hace cinco años no me visitas... —puse los ojos en blanco.
—Dijiste que ya no podría venir a este lugar —le recordé sus palabras.
—Puedes, pero solo en situaciones un poco prejuiciosas —reímos.
Stephene. No ha cambiado absolutamente nada, es como si el tiempo no se la hubiera llevado; sigue con esa sonrisa que a cualquiera puede alegrar o como en otras circunstancias si fuera un hombre, enamorar. Sus labios están intactos, sin una señal de estar secos o mordidos por alguna ansiedad, se mantienen con ese labial rojo que los hace resaltar en su piel blanca como la nieve y sin decir de sus ojos, igualitos que los de su padre y su hermano. Me asombra como ella puede verse hermosa, delicada, joven e inocente.
—No te llame antes para felicitarte por el nacimiento de mis sobrinos por el hecho de que veo que eso de tener trillizos es un trabajo muy triple para ti y mi hermano —asentí.
—Es divertido. Te adaptas en poco tiempo y... ¡Es increíble! —dije casi gritando—No sabes lo feliz que me siento al ser madre y tener a mi lado a mis pequeños y a Xavier. —Ella dejó ir una enorme sonrisa.
—Lo sé Kiara. Los trillizos son hermosos y ¡Dios! Kaleb es tan Xavier y mi padre que a veces me dan ganas de aplastarlo en mis brazos, Valentina es hermosa, risueña y amigable y Fionn... ¡Ese pequeño lo adoro! —Sus palabras son tan sinceras que se lo agradezco.
—Quisiera que llegaras a tenerlos aunque sea un momento en tus brazos —encogió sus brazos con mis palabras.
—Los amo Kiara. Son mis sobrinos pero, ellos nunca atravesaran este mundo por medio de sueños así como tú. Es mejor que su vida sea ordinaria porque a los tres los deseo ver crecer con amor y con alegría —elevé una ceja y mirándola con diversión.
—Lo dices como si mi vida no hubiera sido ordinaria —bufó con gracia.
—Bueno... Ya sabes que todo fue un plan para salvar a mi papá y a Xavier de Lucas. —Hice una mueca. —Aunque debo de reconocer que hiciste un gran trabajo y eso que has obtenido muchas cosas buenas en estos años —se acercó y me puso una mano en el hombro—, un buen matrimonio, un gran reinado y tres perfectos bebés que son la luz de tu vida así como lo es para Xavier —asentí.
Es difícil poder visualizar a Stephene en este lugar, quisiera que ella tuviera una vida como nosotros allá en la tierra. Sé por instinto que sería una gran princesa como también la diva del castillo; si el señor Arturo la hubiera visto nacer y crecer sé que sería la niña de sus ojos, porque son tan idénticos de temperamento que no dudo que llegarían a llevarse bien, por el simple hecho que Stephene tiene esa testarudez, voluntad y seriedad que su padre sigue teniendo hoy en día. Xavier y ella son idénticos solo físicamente porque en realidad, mi esposo se parece a su madre.
Mala suerte que existen cosas que no puedes regresar a la tierra y aunque Stephene se negará a decirme que la tierra es mejor lugar que el más allá, no llegaré a convencerla, por el hecho de que ella ya está acostumbrada a este lugar y sabe que éste es su hogar. De todos modos, no es tan malo, porque su madre ya está con ella y mi hermana quien le debe de estar haciendo de sus días los mejores.
— ¿Cómo está tu mamá y mi hermana? —le pregunte por las otras dos personas que tanto quiero en mi vida.
—Mi mamá se puso demasiado sentimental al ver el nacimiento de sus nietos y más cuando le pusiste a mi sobrina, su nombre —imaginé ese momento—; y Sofía... ¡se volvió loca al darse cuenta que es tía! —Se me encogió el corazón al escuchar eso. —No sabes lo mucho que ellas hubieran querido estar ahí para ti. —Suspiré triste.
—Ellas siempre están conmigo. Así como tú —le dije con un nudo en la garganta.
Stephene sonrió complacida de lo que dije, de todos modos, no le estoy mintiendo, es verdad que aunque ella tampoco este presente físicamente con nosotros, para mí ella es demasiado importante que me alegro de saber ahora sobre ella después que hace cinco años no tuve contacto con ella.
—Debes de regresar —reprimí una sonrisa triste al tener que despedirme de ella.
—Mala suerte que no puedo quedarme más tiempo —ella encogió los hombros.
—Te aseguro que no querrás estar aún aquí. Es aburrido tener que seguir viendo a los mortales como si nuestra misión fuera supervisarlos —hizo una mueca de horror.
—Es lo que parece que haces... O ¿me dirás que no? —crucé los brazos con una sonrisa.
Quizás no necesariamente lo que Stephene hizo conmigo haya tenido que ser una responsabilidad solo para salvar a su familia, sino que su propia voluntad es lo que hizo que me llamara para ayudarle, ya que ella sola no iba a poder lograr su objetivo.
—Cuida de Xavier y los niños —empezó a despedirse.
—Y tú de tu madre y de mi hermana —asintió.
Las cosas empezaron a empañarse tanto que de nuevo me sentí en aquella época en la cual además de querer seguir hablando con Stephene para resolver los problemas que Lucas nos ocasionaba, también tenía ese interés de descubrir ese mundo que aún no pertenecía. Cuando creí que terminaría por despertarme; hubo algo que me detuvo para aún seguir en contacto, fue entonces que apareció de nuevo la voz de Stephene diciéndome cosas que me desconcertó inmediato.
—Se me olvido decirte algo con respecto a mis sobrinos... —su rostro se tornó pensativo—posiblemente las cosas se vuelvan a repetir en un futuro. —Enarqué la ceja ante su noticia.
— ¿A qué te refieres? —le pregunté para que me dijera más.
—Solo debes de tener en cuenta que Kaleb tendrá muchos desacuerdos con mi padre, lo cual tendrás que estar en alerta con mi hermano para que él no se desvíe de sus responsabilidades —abrí la boca pero la cerré al no saber que decir—. Con Valentina, bueno, habrá cosas que ella experimentara para lograr sentirse incluida con los de su edad —Stephene en vez de darme noticias me estaba confundiendo. —Y Fionn, el pobre le tocara afrontar una decisión muy difícil sobre el amor. —Fue lo único que me dijo.
— ¿Qué me quieres decir con todo esto? —necesito saber antes que me llene de más dudas.
—No te puedo decir mucho... Pero tus hijos atravesaran cosas difíciles y solo ellos podrán encontrar el camino correcto —explicó con pocos detalles.
—Stephene... —Di por hecho terminada aquella conversación.
—Y te tengo una sorpresa —gruñí porque sé que no me lo terminará por decir.
— ¿Cuándo voy a saber de esa sorpresa? —le pregunté al ver que de nuevo todo se empezaba a nublar más.
—Muy pronto. Nos vemos Kiara, espero verte en otro momento. Te quiero mucho y dale muchos besos y abrazos a mis sobrinos de parte mía, de mi madre y de Sofía. —Empezó a desaparecer su imagen.
—Adiós Stephene. También le quiero.
***
Me desperté un poco soñolienta y aunque no haya escuchado algún ruido que me motivara cortar el sueño supongo que debe ser para no lograr pasarme el límite de minutos; ya que al observar la hora del reloj, puedo encontrar como son las 5:25 am y el sol aún no ha llegado al verse oscuro.
Antes de poder dormir otro poco más ya que a las 6:40 am los niños empiezan a llorar del hambre, acomodo la almohada y al caer de nuevo en ella, llego a sentir como si algo faltara en este instante, al darme la vuelta, descubro que no está Xavier. Me parece extraño que él no se encuentre dormido porque aquí es lo contrario cuando yo debo ser la que no esté en la cama.
Miro por toda la penumbra de la habitación y no encuentro tampoco su figura y al ver debajo de la puerta del baño si se encuentra la luz encendida, me confirma que no se encuentra ahí tampoco debido que sigue apagada.
Tiro la sábana y me levanto pero me detengo casi a medio camino cuando me doy cuenta que los niños quedaran solos y para mí mala suerte, no puedo llamar a Nadia a que se quede un momento con ellos porque sería muy desconsiderado de mi parte levantarla muy de mañana solo por buscar el paradero de Xavier.
Agarro mi albornoz antes de salir, para luego abrir la puerta y mirar de izquierda a derecha para ver si se encuentra alguien presente en el pasillo pero al no ver nada, no me queda de otra que caminar un poco y buscar a Renzo, quien sé que a estas horas debe de seguir su guardia por estos pasillos. Y no me equivoco cuando lo encuentro supervisando varias habitaciones, en donde al verme no dudo en hacerle mención si se puede quedar un momento con mis bebés y aunque su rostro me dice que hasta el día de ahora no ha tratado con el cuidado de bebés y más con los herederos de Nueva Erlanwood, al final termina aceptando para no hacerme sentir mal.
Lo bueno de ello, es que de Renzo puedo confiar por el hecho que es mejor amigo de Gavril y conocidos desde la niñez, así que cuando Gavril tuvo que dejar su lugar como solo guardián del castillo para convertirse en teniente; me sugirió varias personas de su tropa para mantenerme a salvo junto con Xavier y los niños. Y una de estas personas fue Renzo quien sin haber imaginado que este hombre de unos treinta años, con un semblante serio pero cordial, con unos enormes ojos cafés, cabello rubio y con un buen carácter; terminaría siendo el padre de Glenda y ex esposo de Eliz.
Es extraño que lo haya tenido que conocer de esta manera pero cuando leí su expediente no me imagine que lo que una vez pensé que el padre de Glenda no existía, termino siendo un comandante de la marina, quien apenas le daban vacaciones y podía dedicarle tiempo a su pequeña hija.
No sé si Gavril fue quien lo motivo a tomar este lugar para estar más cerca de su hija pero lo que sí comprendí es lo gran padre que ha sido para tomar una difícil decisión, ya que por lo que me había llegado a comentar Xavier también es que Renzo ha recibido varias medallas por disciplina y trabajo como también ha sido uno de los mejores comandantes de la época.
Lo triste quizás haya sido que Renzo fue reclutado muy pequeño al ejército del país, la mayor parte del tiempo la vivió en reformatorios militares y la única familia que tiene con vida es su hermana mayor. Su adolescencia fue normal aunque dura por los entrenamientos y para un verano de vacaciones llego a conocer a Eliz cuando apenas ella había llegado a cumplir los veinte años y él se mantenía con veintitrés años; como típica novela romance entre una chica y un soldado; llegaron a conocerse, ser amigos, novios, vivir juntos hasta que se comprometieron y casaron.
Y aunque ellos creyeron afrontar las llamadas de trabajo que Renzo tenía a menudo, al final eso solo causaron problemas en su matrimonio, y tres años después Eliz quedo embarazada de Glenda, el siguiente conflicto que resulto fue que Renzo se había ido a una misión de la cual no podía faltar, la cual tuvo que estar ausente por un año de su hogar, haciendo que no estuviera presente en el embarazo de Eliz y apenas llegará a ver nacer a Glenda.
Esto solo hizo que Eliz se enfureciera y llegara al punto de pedir el divorcio y aunque al principio Renzo no le daría su firma; no le quedo de otra que hacerlo al ver que no podía seguir dándole más preocupaciones a Eliz. Fue entonces que se repartieron los bienes y Renzo se mantuvo en contacto y a cargo de Glenda.
Y ¿cómo es que yo sé todo esto?
Sin esperármelo fue Eliz quien me lo comento todo un día que la vi discutir con Renzo cuando él lo único que quería era pasar un fin de semana junto con su hija.
Sé que en muchas ocasiones Eliz puede llegar a ser un tanto egoísta pero existen temas de los cuales no puedo entrometerme y hacerla razonar. Sé que sí Renzo dejo su enorme cargo de comandante de la marina para pasar a un cargo menor que es ser guardián del castillo es porque ya no quiere estar lejos de Glenda y en estas ocasiones lo comprendo demasiado por el hecho de que ser padres es lo mejor que a uno le puede llegar a suceder en la vida y con solo ver como Xavier quien a veces se va de viaje por unos cinco días a dos semanas y cuando llega de nuevo a casa, quien pasa en su primer plano son los niños, ya que como siempre me lo ha dejado claro, los niños y yo somos lo más importante de su vida.
—Solo será un momento —le dije al dejarlo junto con las cunas de los bebés.
Observé como él se le quedó mirando a Kaleb, Valentina y Fionn; los pequeños no dejan más que mover sus pies o sus deditos como si el sueño que llegara a estar teniendo se tratara de jugar. Al ver a Renzo, me di cuenta como su mirada seria ha cambiado pronto por una suave; haciendo que no dejé de ver a los bebés y sus ojos casi se cristalizaran como si recordará algo.
— ¿Renzo? —giró su rostro varias veces y se rasco los ojos.
—Lo siento su majestad, es que no he conocido muy de cerca a los príncipes y a la princesa —sonreí.
Y en verdad, es culpa de Xavier, quien no deja que cualquier guardia se acerque a los niños, por el hecho de que él temé que de nuevo alguien parte de las tropas del palacio lo defrauden y puedan hacerle daño a lo que más ama. Y en ese aspecto, tampoco lo culpo porque, después de todo lo que ocasiono Lucas, como llegará a establecer una nueva confianza Xavier, cuando algunos guardias se aliaron a su primo e hicieron varios ataques donde algunos de ellos podían haberme ocasionado la muerte.
—Son hermosos su majestad. Se parecen al rey y a usted —asentí ante aquella afirmación cierta.
— ¿Cuánto tiempo estuvo con Glenda cuando solo era una bebé? —mi pregunta le provocó una tensión que fue notoria.
—Un par de veces. En total, unas diez. —Dijo en tono melancólico.
— ¿Ha podido pasar tiempo con ella últimamente? —Suspiró decepcionado.
—Eliz no me permite estar con ella, es claro que mi presencia no le agrada pero no me deja acercarme mucho a mi hija y apenas la puedo ver unas horas. —Intenté no gruñir por lo desconsiderada que está siendo un poco Eliz.
—Puedo pedirle a Xavier que le dé unas vacaciones... —negó.
—El problema mi señora, no es el tiempo que usted me considere para pasar tiempo con mi única hija, el hecho es que por más que intenté y me proponga a estar con ella, Eliz querrá apartarla de mí. —Suspiré molesta.
Creo que sí nadie alienta a que Eliz reaccione lo más temprano posible, es más que certero que Glenda se conformara con el poco tiempo que su padre le dedica, lo cual irá perdiendo ese amor y cuando sea una adolescente pueda culpar a su padre por no estar con ella desde que nació.
—Intentaré hablar con Eliz —le comenté.
—No creo que sea necesario reina Kiara, conozco a Eliz y sé que cuando se guarda un resentimiento es para que se vuelva tan terca y orgullosa —reí al recordar como ella siempre fue conmigo antes de ser reina.
—Ya lo experimente y no fue nada divertido, créame. —Fue el siguiente en reír.
Al fin y al cabo, lo haría. No quiero que Glenda crezca sin el amor de su padre así que aunque me llevé otras maldiciones y quejas de Eliz, lo haré por la niña, quien siempre la he querido mucho desde que me hospede en el castillo.
Dejé a Renzo a cargo de mis hijos mientras fui por Xavier. A pesar que el castillo es grande para buscar una sola persona, he empezado a categorizar los lugares en donde mi esposo puede llegar a encontrarse o no, y aunque su oficina es el primer lugar en donde mi dirigí, con solo abrir la puerta llegue a saber que no se encontraba; así que proseguí por la biblioteca, el salón de té, la sala de junta, el jardín, el establo, pero aunque me empeñara a buscarlo más parece como si la tierra se lo hubiera tragado.
Fui hasta la cocina para ir a tomar un poco de agua donde apenas cruce entre la cocina y la panadería para ver como Robert se encuentra dándole unas recomendaciones a Xavier en el momento en que observaba como él giraba un pastel y empezaba a ponerle turrón de varios colores junto con unas velitas pequeñas.
Me sorprendí tanto que agradecí que no tuviera el vaso en mano porque sin lugar a dudas, de la impresión de ver a mi esposo cocinado, el objeto se hubiera terminado por deslizar de mis manos hasta llegar a caerse y romperse en mil trocitos.
Me acerque a Xavier quien aún no ha notado mi presencia para seguir escuchando como Robert le dice que puede ponerle otro decorativo al pastel; así que apenas llegue y me acerque a ambos, cuando se llevaron el susto de su vida y empezaron a reír.
—Buenos días su majestad. —Robert me hizo una reverencia.
—Buenos días Robert—puse mis manos en mis caderas—. Buenos días esposo mío —Xavier no tardo en reírse como un niño inocente que acaba de caer de una trampa.
—Buenos días cielo. —Susurró.
—Los dejo solos. —Dijo Robert. — ¡Ah! Su majestad, ya tiene su pastel; espero que a la reina Kiara le guste el sabor —anunció.
—Gracias Robert. —Xavier le agradeció al cocinero y también pastelero exclusivo del castillo.
—Y les deseo un feliz cumpleaños a los príncipes y la princesa —le agradecí al mismo tiempo que Xavier a Robert, por sus palabras.
Cuando nos quedamos solos, me acerqué a Xavier quien no deja de ver el pastel para admirarlo con orgullo como si hubiera ganado un premio mayor. Por su rostro me hace saber que él lo ha cocinado, así que mientras le doy un masaje cariñoso en los hombros, termine por abrazarlo detrás de su espalda.
— ¿Desde cuándo sabes hacer pasteles? —le pregunte a lo que él rió.
—Soy nuevo en esto, es mi primera vez que cocino uno —comentó.
—Pero ¿cuántas veces tuviste que prepararte? —él sé quedó pensando.
—Hace cuatro meses que vengo practicando, Robert y los demás me han ayudado. Aunque siempre se me olvidaba comentarte que ellos me ayudaron para una ocasión que quise regalarle a mi madre unos pastelillos hechos por mí cuando tenía diecisiete —sonrió.
—Me alegro de escuchar eso aunque no me sorprende que a veces se te olvide comentarme cosas de tu pasado. —Le respondí.
—Lo siento. —Negué.
—No hay nada que perdonar. —Dejé un beso en su mejilla.
Miré el pastel y me di cuenta lo muy formando y apetecible que se encuentra, no me quiero imaginar las horas en las cuales se tardó haciendo el pastel de cumpleaños de nuestros hijos como también de los meses que tuvo que practicar para que le quedará esa maravilla; ya que Xavier al ser un inexperto en cocina, no me quiero imaginar las primeras decepciones que llego a tener para lograr obtener un gran pastel.
—Le hubieras puesto una candela con la forma de un 1 —reí al ver como se encontraban tres candelas arriba de los nombres de nuestros bebés.
—No sé me ocurrió —reí.
Se dio la vuelta para luego comenzar a besarme, sus labios que saben a azúcar, miel, chocolate y harina hicieron que recordará aquel momento en que al cumplir mis dieciocho años, Neil y él intentaron hacerme un pastel, haciendo que al final terminara por quemarse porque le llegaron a poner mucha temperatura al horno.
— ¡Es increíble! Nuestros pequeños ya tienen un año —puedo ver ese brillo en sus ojos.
—Como ha pasado el tiempo, ¿no? —murmuré.
—Siento como si apenas ayer me llegaste a dar la noticia que estabas embarazada —lo abracé.
—Y que nos dieron la noticia que serían trillizos —ambos soltamos una risa.
—Quien diría que al final al contar las tres estrellas llegaría a suceder —puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—Para que veas que yo no te mentí —lo reprendí.
—Amor, jamás me has mentido.
De nuevo sus labios se unieron con los míos, solo que esta vez el beso fue mucho más lento y con sabor a vainilla.
—Xav, no quiero interrumpir tu momento romántico pero he dejado los niños con Renzo —le comenté.
— ¿Con Renzo? —no sé esperaba esa noticia.
—Sí, es que es temprano para despertar a Nadia y no la voy a molestar solo por venir a buscarte —le expliqué.
—Tienes razón. —Hizo una mueca. —Solo guardo el pastel y nos vamos, ¿sí? —asentí.
Observé como guardaba el pastel en una caja para luego dejarlo en la refrigeradora; quizás ver a mi esposo con manos a la obra que no sean para escribir decretos, leer archivos y construir proyectos sino para hacer pasteles hace que me tiente a querer seguir observándolo pero con los niños aun durmiendo y con los pocos minutos que me quedan para descansar prefiero disfrutarlo con Xavier a su lado y dormida.
De todos modos, aún me siento motivada que ganaré la apuesta; así que seguiré cruzando los dedos para que suceda.
(...)
—Ven aquí Kaleb, quédate quieto —mi papá intentó tomarse una nueva foto con Kaleb.
Contando las veces que mi padre ha querido fotografiarse con su nieto quizás ya deben ser unas ocho; ya que cada vez que mi padre intenta hacer que Kaleb mire hacia el lente de la cámara, al final en el momento del flash, mi hijo terminaba cruzando la cabeza y mirando hacia el sonido de la música de la fiesta de cumpleaños de él y sus hermanos.
Para que al final mi padre llegará a tomarse una foto con él, tuve que ponerme detrás y en el centro de la cámara para mostrarle una pequeña paleta de dulce roja a Kaleb que le llamo pronto su atención y más con mi voz. De esta manera es como el niño no dejó de dirigir su mirada hacia otro lugar que no fuera en la paleta de la cual sigo moviéndola de un lado hacia el otro.
Cuando el flash llego a presenciarse, Kaleb dio un pequeño salto del susto hasta que quito su mirada de mí para comenzar a pestañar repetidas veces por aquella luz fuerte que ha reflejado sus ojos.
—Gracias hija —escuché que dijo mi padre cuando tomó su cámara pero se llevó a Kaleb.
Seguí observando como el transcurso de la fiesta proseguía, mi familia y la de Xavier siguen tomándose fotos con Kaleb, Valentina y Fionn que casi los niños parecen seguirse incomodando al tener que estar tranquilos y ver la cámara hasta que el flash se presenta.
Pocos son los niños que se encuentran en la fiesta que son considerados los primos de nuestros hijos; los pequeños parecen disfrutar de los dulces y de los juegos que casi no dejan de correr de un lado hacia el otro y por supuesto, el payaso parece entretenerlos más aunque me he dado cuenta que cuando acerca a Fionn, a él le parece temerle los gestos que hace el payaso haciendo que se esconda en el cuello de las personas que lo están cargando.
Camino hasta donde se encuentra Fionn para poder mantenerlo lejos del payaso antes que llegue a llorar, así que al agarrarlo de los brazos de una de las tías de Xavier, empiezo a jugar con él con sus manitas hasta que llego a encontrar a mi hermano junto con Melody quien su enorme barriga confirma ya sus ocho meses de embarazo.
—Ven aquí Fionn —Johann toma a su sobrino en brazos para hacerle muecas quien mi pequeño de pronto empieza a reír.
—Como esta mi sobrina —paso mi mano sobre el vientre de Melody.
—Muy bien, solo que no deja de pedirme comida a cada momento—reí al recordar que pase por lo mismo.
—Solo falta un mes, Johann. —Le dije con emoción.
— ¡Lo sé! Ya quiero conocer a mi niña —mi hermano miro con ojos de amor a Melody.
—Y ¿ya tienen un nombre para ella? —les pregunte interesada.
—Sí, la llamaremos Stephene. —Agite mi cabeza al creer que escuché mal.
— ¿Stephene? —ambos asintieron.
— ¿No te gusta? —pregunto mi hermano.
—Me encanta. —Les sonreí como afirmación.
De alguna u otra manera Stephene sabe hacer sus cosas a su tiempo y como siempre me termina sorprendiendo con sus decisiones. Hubiera querido decirle a ella lo que una vez dijo acerca que no quería que nadie llevará su nombre para así reírme de sus propias palabras que terminaron por llevárselas el viento pero en verdad, será muy bueno que haya una Stephene en la familia y más porque sé que por el carácter de mi hermano, dará mucha guerra.
¡Tú y tus sorpresas cuñadita!
Observo como Xavier se va acercando hacía nosotros con Valentina en brazos, la pequeña quien lleva un hermoso vestido lila, agarra del cabello a su padre y empieza a jugar con él.
—Deberías comenzar a poner fecha a tu apuesta —enarqué la ceja.
— ¿Por qué lo dices? —le dije asombrada.
—Vamos Aurora, dile a tu mamá, lo que me dijiste —me quede mirando a mi niña quien pronto presto su atención a mí.
Se quedó callada por varios minutos que casi estuve a punto de mirar con seriedad a Xavier por la insistencia que quizás le provocó que la pequeña tuviera, pero pronto me dejo atónita al escuchar esas cuatro palabras.
—Ma-má.
— ¿Cómo? —dije sin pensarlo.
—Ma-má. —Se me salió por si sola una sonrisa.
¡Mi pequeña acaba de decir sus primeras palabras! Y ha sido mamá.
— ¿Tú lo escuchaste? —Xavier susurro un sí.
—Ya vez las suertes que tengo con mis hijos —empezó a burlarse de mí.
—Presumido. —Le dije otra vez.
Xavier se acercó a mí y me dejo un pequeño beso en la boca mientras que la niña volvió a decir la misma palabra tres veces de manera seguida, casi se me salen las lágrimas al escucharla pero la mejor sorpresa fue ver como mi pequeña las dijo en el día de su cumpleaños.
¿Qué otras sorpresas me puedo esperar más?
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Holis!!!
Lo sé dos semanas sin publicar algún extra como si mi paradero hubiera sido de desaparecida, pero he tenido algunos conflictos con seguir escribiendo y a la vez terminar mis obligaciones universitarias a tiempo.
Por eso, es que les tengo este nuevo extra que espero de todo corazón les vaya a gustar!
Que tengan una bonita semana :)
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